HEAVEN TONIGHT ~Capitulo único ~

21:11 *Mony-san* 0 Comments

Una linda tarde de viernes, después de una nueva y agotadora semana de trabajo.

Shinji y Takashi se encontraban en la casa del más alto para descansar un poco. De paso darse un tiempo, que hacía días que apenas podían verse. Era duro su ritmo de vida, pero siempre encontraban la forma para estar juntos. Aunque claro Takashi seguía viviendo en lo de sus padres, mientras que Tora vivía solo. Pero el bajista solía quedarse en lo de su pareja cuando no los acosaban demasiado.

El castaño bajista estaba medio adormilado en el sillón, acostado sobre su pareja de forma cariñosa, mirando tele. Las manos del mayor estaban en la cintura de Saga.

- ¿Por qué no me atendiste el teléfono la otra vez? - Pregunto repentino el pelinegro.

- Estaba durmiendo Shin, no podía atenderte. Sabes cómo me dejan de trabajo cuando quieren, me agotaron. - afirmo el bajista sin interés, sabiendo que de alguna forma Tora se lo cobraría.

- Está bien, sabes que a mí no me molesta, por supuesto se lo duros que son contigo, pero la gente no lo sabe lindo. No te costaba nada aunque sea decirme hola y mandarme a la muralla china. – rio amargamente el mayor.

- Si lo saben, saben cuánto trabajamos Shinji, deberán entenderlo, aparte si no lo saben, al menos lo sospechan

- Sí, pero ahora también deben andar sospechando que nos llevamos mal. - agrego el pelinegro, beso la mejilla suavemente del menor - En el Tokio Galaxy nos comportamos distantes y donde estuvimos juntos, lo recortamos. - Tora se preocupaba a veces por la opinión de la fans, aunque su relación no era conocida, lo que menos quería generar es que piensen que se llevan mal entre ellos.

- Es obvio amor, somos demasiados evidentes, entre mis tontas sonrisas al mirarte y tu cara de pervertido, no podíamos dejar esas escenas. - rio el castaño, mientras Tora le pegaba en el brazo suave - Ya sabes no toda la gente puede vernos como pareja, hay personas que son homófonas, nos odiarían. Eso sería arriesgarse - hablo seriamente el bajo

- Sin embargo coqueteaste con Shou, Hiroto y con todo lo…

- ¡HEY AMANO! Eso se llama Fanservice. Lo nuestro no es Fanservice, los dos lo sabemos.

- Okey, no te enojes

- Es que eres pesado Amano. - el castaño había levantado la voz y sabia que no era el momento para discutir, pero a veces los celos del mayor le resultaban intratables.

- Pero también puedo ser mimoso si lo prefieres. - el menor no respondió, rodo los ojos en señal de molestia, no es que no quisiera hacerlo con Tora pero estaba cansado - Ya se, estas con sueno y cansado, pero hagamos una apuesta, ¿te parece? - pregunto el mayor.

- ¿Qué? ¿Para? - pregunto desconcertado el menor.

- Si acabas antes que yo… vas a la radio conmigo el próximo lunes. - el bajista lo miro incrédulo.

- ¡Estás loco Amano! ¿Eh? - pregunto sin entender.

- Bueno estas frio y sin muchas ganas, no creo que te cueste. ¿Aceptas? - el pelinegro tendió su mano derecha para cerrar la apuesta

- Okey. - cerro el castaño su mano - Pero si  gano no me jodes mas ¿okey? - el bajista lo decía enojado, pero sabía que perdería como en la guerra.

- Listo.

Tora solo se acercó prudente a la mejilla de su pareja depositando un dulce beso que no provoco nada. El bajista miraba la tele, como no queriendo prestar atención. El cálido aliento del pelinegro viajo hasta su oído y dejo un suave suspiro que intento estremecer las entrañas de su pareja, pero que a simple vista no había sido nada para el inmóvil castaño.

La boca avasallante de Tora busco el cuello para depositar besos que pronto se convirtieron en mordidas que el bajista las recibió como si fueran caricias. Sus ojos se mantenían aun abiertos mirando sin mirar. Sintiendo como su pareja enterraba sus dientes en su piel, marcándolo, pero el intentando jugar a la estatua. Si quiere celeste que le cueste, pensaba el menor.

Tora siguió su camino, tomándolo de la mano, para hacerlo girar y que lo mirase. El castaño se resistió pero termino quedado de frente a Tora. Este no dudo en besarlo con delicadeza, de a poco sus labios devoraron los cerezas de Saga, pero el bajista seguía siendo un muñeco. Aunque su cuerpo comenzaba a reaccionar, intentaba no hacérselo saber al mayor.

- Taka… siempre me pareciste un muñeco. - dijo susurrante el mayor sobre los labios del castaño.

- ¿Así? ¿Encima te ríes de mí? - exclamo enojado.

- ¿Reírme? ¿Me reí acaso? - pregunto el mayor mirándolo, encontrándose con los ojos brillosos de su pareja, sabía que estaba resistiendo pero que caería pronto en sus garras - Sos un muñeco… sos… - le quito la remera - demasiado hermoso. - dijo ronco sobre el pecho del bajista que se dejo caer sobre el sofá.

- ¡Aja! Tus trucos viejos Amano. – pronuncio con su voz quebrada debido a las caricias que la lengua de Tora le daba en el pecho - Siempre tan cursi… si te vie…ran! - gimió.

- Tan fácil que eres Sakamoto. - dijo riendo mientras se dedicaba a enrojecer cada parte blanca de la piel de su pareja, dejándole marcas notables.

El pelinegro guitarrista aun estaba completamente vestido,  buscaba la forma de despertar a aquel que se resistía bajo su cuerpo. Pero aunque le mordiera, lo lamiera, aun no despertaba lo que él conocía como la “furia de Saga” estaba realmente frio. No se frustraba… sabia que pronto saldría, que el bajista no duraría mucho tiempo. Las manos del mayor se colaron en el pantalón y comenzaron a masajear por sobre la tela el miembro.

Un suspiro se escapo de los labios rojizos de Saga. Lo beso mientras seguía acariciando, en unos segundos el beso se volvió feroz, como esos que el bajista adoraba dar… y los labios de Tora agradecidos de recibir esas mordidas que lo dejaba obnubilado.

- Deja de… resistirte. - dijo en sus labios. Siguiendo el ritmo que el bajista le impuso, pasional sin dejar de besarlo y morderlos.

- Me aguantare cuanto pueda. - contesto firme, aunque su voz era agitada.

- Tanto como para no quitarme la ropa. - dijo juguetón el mayor, mostrándole su remera.

- Hazlo solo Amano - dijo empujándolo, intentando quitárselo de encima. Sabía que había perdido la primera batalla, pero si Tora seguía dándole esos masajes no resistiría ni una sola vuelta.

- Me gustas así de sacado. - dijo acercándose una vez más, mientras tomaba la mano del bajista para guiarla hasta su remera - Sé que deseas quitármela - el castaño dudo, pero se lo quito tocando con la yema de sus dedos la piel caliente de su amante - ¿Piensas hacer algo más? - pregunto pero a cambio recibió un empujón - Te lo dije Takashi, eres mi muñeco.

Tora se levanto y tomo el cuerpo inerte de Saga, cargándolo, con las piernas de Saga alrededor de su cadera, sus miembros calientes se chocaron entre las telas, gimieron al mismo tiempo. El pelinegro respiro fuerte cerca de la boca de su amante. Lo llevo a la cama a la fuerza, el bajista parecía un chico colgado de él, lo que provocaba que con sus movimientos se excitaran.

El mayor lo recostó suavemente, cayendo sobre él con sutileza, sin dejar de besarlo lo volvió a recorrer pero esta vez se dirigió rápidamente al miembro del menor. Lo lamio sobre la tela del bóxer, provocando que la saliva le rozara junto con la tela, Saga gimió incontenible, mientras maldecía.

El guitarrista sabía que lo tenía, quito los pantalones del bajista, mientras seguía succionando el miembro sobre la tela, sentía como su boca abarcaba el miembro y empezaba a crecer rápidamente. Quito el bóxer, libero el miembro del castaño que reboto entre sus manos. Pero no le hizo nada más que masajear en un solo movimiento repetitivo, observando como el castaño aún se rehusaba a actuar. Para el pelinegro era el paraíso ver como su amante se retorcía para intentar a su cuerpo no reaccionar antes sus caricias, como se mordía los labios para no soltar los gemidos. El mayor sonreía con malicia frente a la imagen distorsionada del castaño.

- Piensas calentarme. - gimió entre sus palabras - de esa forma - dijo apenas cortante - estás loco.   

- Y ¿Cómo prefieres que lo haga muñeca? - dijo jocoso el mayor.

- ¡AMANO! - la fuerza de sus manos estaban nulas, puesto que el almohadón cayó cerca de Tora apenas rozándolo.

- Dime como te gustaría… qué prefieres esto. - apretó la punta del miembro, provocando que la boca del castaño gimiera descontroladamente - o mejor aun - Tora acerco su boca al miembro apenas rozándolo con sus labios - dime como te gusta mas. -

- ¡Déjate de joder! - el castaño no quería perder mas - Tu boca Amano, tu boca… - suplico casi perdiendo el sentido.

- Mmm con lo que me gustas, me provocas. - dijo el guitarrista sonriendo, lamiendo la punta del miembro, mientras lo masajeaba y comenzaba a rozarlo con sus labios. Le calentaba ver como Saga dejaba de estar como muñeco, puesto que sus manos estaban en la nuca del pelinegro.

Tora se dejo llevar, metió en su boca el miembro y siguió los movimientos que Saga le indicaba, empezó lento para volverse en cuestión de segundos rápidos, su boca ensalivaba absolutamente todo el miembro. Cuando sintió que Saga estaba a punto de explotar se libero. 

- ¡Hey! - reclamo el más bajo.

- Hey ¿Qué? - exclamo el pelinegro levantándose, sintiendo como sus pantalones estaban a punto de reventar.

- ¿Por qué me dejas así? - la voz del castaño sonó en tono de reproche, observaba como Tora se había levantado y se dio vuelta, mirar la espalda desnuda de su pareja le estaba provocando, pero no sabía que le pasaba. A cambio el mayor no contestaba. Eso preocupo al castaño que se levanto de la cama y se dirigió al cuerpo del otro, para ver que le ocurría - ¿Dime qué te pasa? - antes de que el castaño pudiera reaccionar, Tora hizo caer sus pantalones, quedándose desnudo. Saga retrocedió unos centímetros y observo el desnudo cuerpo de su pareja, seguido por unas gotitas de sudor. Estaba enloqueciendo - No me hagas esto Shinji - dijo Saga mirando las nalgas de su amante.

- Hacer ¿Qué? - pregunto finalmente el otro.

- Esto… - el castaño balbuceo lo que para el otro fue una puteada.

- Pero si no sentís nada, cual es el problema. - decía el pelinegro sin darse vuelta aun, acariciando con sus manos su miembro, necesitaba un poco de atención, aquello se estaba volviendo un calvario si Saga no reaccionaba.

- Si claro… - exclamo dirigiéndose al frente del pelinegro - ¡lo acepto! Perdí pero… Déjame hacerte mío. - dijo mirándolo con sus ojos completamente ciego.

- ¿Porque? Si Gane debería tomarte como yo más quisiera.

- Pero… estas demasiado… - el castaño no controlaba lo que decía y era incoherente en su forma de hablar - está bien… hazme lo que quieras… soy tu muñeca Tora. - dijo finalmente

El más alto sonrió. Sabía que ya casi lo tenía completamente ganado, aunque Saga se haya dado por vencido antes… él quería ganar todas las batallas. Tora no se dio cuenta cuando Saga tomo su miembro y comenzó a lamerlo con firmeza, con la destreza que destacaba su lengua, recorriendo toda la extensión de su miembro, sin dejar de acariciarlo con la punta de la lengua toda la piel que lo abarcaba. Metiéndolo en su boca, dándole masajes reconfortantes… eso no estaba en los planes del mayor, que con esas caricias caería ante la guerra que parecía ganada.

- Espera… - pidió el mayor como pudo, la boca del bajista lo estaba tomando con insistencia, y ver los ojos del menor, junto con la deliciosa boca cereza abarcarlo no era bueno.

- ¿No te gusta? - pregunto iluso el menor.

- No… ¡No es eso! pero… ahh… dejal…o ¿sí? - pidió el pelinegro.

- Pero… bueno. - exclamo el bajista, que antes de que el mayor pudiera objetar lo empujo sobre la cama y cayó sobre con e violencia - De mi no te salvaras Amano. Me declaraste la guerra y no la pienso perder. - el mayor apenas pudo responder, el respingo que dio al sentir sus miembros chocarse bruscamente lo dejo ciego, sin duda Saga no se la haría fácil, pero le gustaba los retos… ama los retos. Mejor dicho lo amaba a él.

El castaño bajista aprisiono con sus piernas el cuerpo del más alto y llevándose dos dedos a su boca, chupándolos con maestría, los dirigió a su propia entrada, sus gemidos comenzaron a invadir la habitación. Aquella imagen más el roce de sus cuerpos solo provocaban que el mayor delirara. Saga estaba acostumbrada, así que no necesitaba mucho tiempo de preparación, en cuestión de segundos coloco el miembro caliente de Tora en su entrada y se auto penetró.

Tora sintió aquella embestida como si se tratara de una corriente eléctrica, penetrando solo de una vez, sus ojos se perdieron en sus parpados, se sentía tan cálido y a la vez tan estrecho que parecía asfixiarlo.

Tora tomo las caderas de su pareja afirmando su miembro aun más profundo. El mayor sentía como comenzaba a tomar forma en el interior de su amante. Y antes de lo que él pensó, Saga comenzó un vaivén donde subía y bajaba por su miembro con soltura, el rostro del bajista era de dolor y placer. Sabía que era cuestión de acostumbrarse.

Cuando logro la firmeza, sus movimientos se volvieron frenéticos, tanto que simplemente movía sus caderas provocando que Tora solo viera la contorsión que sus piernas le  provocaban.

- Ahh ahh ¿te gusta? - pregunto el bajista ante la mirada perdida de su amante.

- ¡Maldito! - grito el mayor con la poca fuerza que le quedaba, debido al placer ciego que el bajista le proporcionaba.

- Mmm donde quedan… ah ahahh tus modales uhhh Amano. - gemía descontrolado el castaño.

El alto guitarrista opto por callar, puesto que su poca respiración se perdía en aquellas acciones que el bajista hacia. El movimiento preciso de sus caderas golpeando, sintiendo como sus propios testículos golpeaban contra los de su pareja, lo enloquecía. Para él ya no existía nada más que Saga sobre su cuerpo, llenándolo de un éxtasis que él creía jamás haber conocido. Apenas lograba contener la intensidad con la que el bajista se embestía así mismo. Cuando el torbellino del castaño pareció calmarse simplemente cayó sobre su pecho. La respiración agitada de su amante lo dejo en trance.

Esta vez Tora opto por embestirlo delicadamente, con sus brazos envolvía el cuerpo liviano del bajista quien buscaba el aire que había perdido. El pelinegro comenzó un vaivén donde el castaño solo sentía como centímetro a centímetro lo penetraba y luego salía de el casi por completo. Saga beso el pecho de su amante, mientras disfrutaba de esas penetraciones que parecían caricias.

El guitarrista se percato de las defensas bajas de su pareja y opto por darse vuelta, para que este quedara debajo de él

- Así me gustas más. - afirmo el pelinegro mientras le robaba un beso ardiente de los labios cerezas, Saga no entendió.

- ¿Cómo así? – pregunto.

- Debajo de mí - dijo el mayor - me gusta amarte… me gusta verte. - completo finalmente, mirando los ojos del castaño con un brillo extraño.

Esta vez Tora se fundió en el hombro de su pareja y comenzó a embestirlo con delicadeza, que fue aumentando de velocidad a medida que lo sentía conveniente, no entendía como Saga lo podía dejar tan caliente, pero al mismo tiempo poder controlarse. Ver el rostro sudado y agitado lo volvía loco. No quería terminar jamás mirándolo. Saga gemía levemente, lo justo y lo necesario repitiendo su nombre.

Cuando Saga mantenía sus ojos cerrados susurrando palabras que el mayor apenas entendía, y pegaba más su cuerpo, sintiendo como cada embestida los volvía uno. No se imagino que en un repentino movimiento no sintió nada más. Sus ojos se abrieron encontrándose a un  Tora excitado, mirándolo con sus manos sobre su miembro sin dejar de masturbarse.

- ¿Qué haces? - pregunto el castaño acomodándose para verlo, se mordió el labio por inercia.

- Date vuelta. - ordeno el mayor mirándolo decidido. 

- ¿Porque haces esto?

- Eres mi muñeca Takashi… haces lo que te digo.

El bajista se dio vuelta quedando de espaldas al cuerpo de Tora. Este se acercó y refregó su miembro por toda la entrada del bajista, mientras le levantaba las piernas, tocándoselas suave disfrutando de ese contacto. Acariciando su entrepierna, acariciando cada centímetro de piel. Hasta acomodarlo en cuatro sobre la cama. Tora lo volvió a penetrar en esa posición. El castaño lo único que sentía era que en cualquier momento se vendría. No quería, pero su cuerpo no resistía a las atenciones que aquel pelinegro le daba.

Tora tomo la muñeca del bajista aprisionándola en la espalda de este, mientras que su otra mano se encargo del miembro erecto del bajista que palpitaba de atención. Saga apenas podía moverse. Solo sentía como el miembro duro del guitarrista se enterraba en sus entrañas, dejándolo casi bizco del placer, mientras esas manos se encargaban de tocar su miembro a los compas de las embestidas. La excitación lo atravesaba como un rayo.

Las estocadas violentas del mayor no solo las sentía por su cuerpo sino que todo parecía moverse. Sostenerse con sus rodillas se estaba volviendo un calvario, una dulce tortura cargada de placer.

Pero antes de lo previsto, antes de que su cuerpo pudiera liberarse Tora dejo su miembro a punto de explotar. Y se separo de su cuerpo. Dejo de embestirlo y acercándose a sus oídos, dejándole su cansada respiración pronuncio ronco.

- Hazme tuyo Takashi.

Saga no podía creer. Tora se lo estaba pidiendo. Se quedo estático, y solo vio como el mayor se tiraba a su lado, de frente, mirándolo. Los ojos claros del pelinegro parecían brillantes. Apenas lograba concentrarse y entender el pedido de su pareja. Se puso sobre él. Lo miro algo dudoso, no quería lastimarlo, aquello había dejado su corazón palpitando a mil revoluciones por segundo.

- Hazlo sin prepararme. - pidió el mayor deteniendo los dedos del castaño.

- Shin no quiero lastimarte. - dijo sutilmente el más bajo.

- No lo harás, solo hazlo quiero sentirse… quiero que acabes conmigo. - dijo el mayor advirtiendo que ninguno de los dos resistiría mucho tiempo.

Así el bajista penetro la entrada de pelinegro que se encontraba sumamente estrecho. Tora se quejo, su rostro demostraba el dolor que casi hizo arrepentir al castaño. Pero antes de abandonar. Tora empujo sus caderas más adentro. Saga coloco sus manos en las piernas carnosas del pelinegro, para acomodarse aun más. El guitarrista gemía despacio, respiraba hondo. Saga sentía que aquella presión del cuerpo de Tora iba a dejarlo como un principiante, no podría soportar, el calor corporal parecía rondar los 50 grados centígrados. Y sus pieles húmedas solo generaban un colapso calorífico.

- Penétrame… Vamos Takashi… ¡Vamos! - gimió el mayor, sintiendo que estaba preparado.

El bajista supo al instante que por mucho que él quisiera llevar la delantera, Tora le estaba ganando por lejos, ya poco le importaba ganar o no… solo ver la piel rojiza de su pareja debajo de su cuerpo, no podía frenar las revoluciones de ideas que su mente solo invadía.

Sus estocadas llegaron a las entrañas del guitarrista suaves, pero precisas, haciendo sentir cada centímetro de su miembro, cada penetración era ruda, persistente. Tora tocaba su propio miembro, al observar el rostro de satisfacción de su amante. El placer que invadía el rostro del castaño era único. Jamás se lo borraría. Saga perdía el control de su propia respiración, gemía en cada estocada y solo logro sentir como su miembro comenzaba a humedecerse, dando por sentado que pronto se vendría.  Tora vio como las desesperadas estocadas del castaño se hicieron más violentas, el final estaba cerca.

- Taka ah ah. - gimió el guitarrista - ¿Donde quieres acabar?

- ¿Eh? - pregunto sin entender, sin dejar de penetrar, el placer estaba por ser liberado.

- ¿Donde quieres acabar… mi boca? Ah ahhhh - el pelinegro cerró los ojos, sabía que el miembro de Saga comenzaba a crecer en su interior.

- En tu boca… - respondió agitado el castaño, sacando su miembro del interior del pelinegro, acercándose a la boca de este.

Tora lo observo libidinoso y lamio la punta rojiza del miembro de Saga, el guitarra  comenzó a masturbarse intensamente a medida que lengua paseaba por la punta del castaño. Segundos, solo eso basto para que Saga liberara toda su esencia en los labios húmedos del pelinegro. Quien los recibió gustoso. El bajista agitado apenas podía pronunciar una palabra.

Tora abrió la boca provocativamente no solo recibiendo el gustoso sabor de su pareja sino también viniéndose en su vientre, mojándose por completo. Hacía bastante tiempo que no acababa tan abundado. Tora se lamio los labios provocativamente.

- Si que eres sucio Shin - afirmo el castaño sin poder creer lo que hacia.

- Tu siempre me ganas… - exclamo dejando un espacio para recuperar la respiración - ¡Pero esta vez gane yo! - grito apenas.

- Eres un hijo… - el castaño estuvo a punto de putearlo cuando el otro le tapo los labios con sus manos húmedas, mojadas por su esencia.

- ¡Estarás conmigo en la radio! - afirmo el pelinegro feliz, riéndose del rostro de Saga.

- ¡Hiciste trampa! - le golpeo el pecho, acomodándose sobre él, para golpearlo.

- ¡Auch! Hey - el mayor se retorcía de los golpes que recibía, como pudo tomo las manos del bajista y lo atrajo a su cuerpo, abrazándolo, Saga dejo de luchar.

- Te amo Shin - dijo finalmente.

- Hace un momento no decías lo mismo. - dijo el otro riendo.

- ¡Sos eh! - lo miro a los ojos, estaba feliz de estar con él. Sabía que jamás podría contra el humor del mayor que no lo perdía nunca.

- También te amo Taka… mucho te amo. - dijo acariciando su pelo y besándolo.

El más alto busco las frazadas para arroparse. Se quedaron en minutos dormidos.


~ F I N ~ 






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