Vampire Love III ~Capitulo 1~
CAPITULO 1
~Primera luna~
[06/02/1808]
Hoy era una de esas
noches realmente agobiantes. Había tenido una de las típicas y pequeñas ligeras
peleas sin sentido con su rubio amigo. Aun no entendía como era que a pesar de
tener los mismos planes en la cabeza, por tener esa ligera sed de sangre, o más
bien, solo acabar con un capricho de ambos, aun no lidiaran muy bien con sus
demás pensamientos.
Sinceramente Reita era
una persona reservada y hacia poco tiempo estaba mas insoportable de lo normal
¿desde cuando? ¡Lo recordaba! Desde aquella noche en que había llegado de dios
sabe donde, solo recordaba que a la noche siguiente, sentados en el sofá de la
sala, le daba una noticia un tanto buena y a la vez rabiosa.
“El maldito de Aoi se a
largado” Si, esas habían sido sus claras palabras, escupidas son tanto veneno,
rencor, odio, y sinceramente no sabia porque ni mucho menos le interesaba.
Recordaba que ese día
había hecho el peor escandalo, había mandado todo al suelo con tal de no
tragarse su maldito coraje y Reita solo le miraba. Pero vamos, podía ser la
mejor oportunidad que tal vez tendría en muchísimo tiempo, tal vez asi, podía
el controlar todos los dominios que el pelinegro tenía, podía muy bien
apoderarse de todo aquel que seguía y respetaba a Aoi.
Sus planes eran tan
maravillosos, tan hermosamente planeados en tan solo unos pocos minutos, tan
bellamente macabros que aquella sonrisa suya, aunque se viera de lo mas linda,
no tenia nada mas que puras y negras intenciones.
Reita se le había quedado
mirando, con una confusión notoria, con una sonrisa un tanto divertida además
de triste. Uruha no entendía, y nunca entendería que esos dominios eran
difíciles de dominar. No hasta bastantes años después ¡décadas!, decidido,
había salido a buscar algo con que calmar su hambre e idear una vez mas algún
plan para cuando regresara Aoi, porque
sabia que el muy maldito hijo de puta regresaría, y asi, al tener Uruha todo,
no le permitiría ni entrar a la ciudad.
- ¿Dónde iras? – Pregunto
el castaño confuso – Esa no es la dirección. –
- N-Necesito algo que
hacer. Yo te alcanzare en casa.
- Últimamente estas raro,
Reita. – frunció el ceño – Si necesitas algo yo podría acompañarte. -
- ¡No! – se apresuró a
decir.
- Bien, bien, no te
alteres – hizo ademanes – yo solo quería ayudar. Aun asi, si necesitas algo
sabes que puedo ayudarte en lo que necesites. –
- Solo necesito estar
solo.
- Por que siento que
estas tan putamente enojado con algo que yo no hice – elevo la voz –
últimamente me has estado reclamando por algo que yo ni se, ¡por algo que yo ni
siquiera se a que putas te refieres con que hice! –
Uruha comenzó a respirar
aceleradamente, apretando sus puños con un enojo notorio. ¿Qué le sucedía a
Reita? porque según el, estaba tan seguro que por su culpa se había largado,
pero ¿Quién se había ido? ¿A dónde se había ido? Estaba ya tan cansado de ese
comportamiento tonto en Reita, en que cada que le reclamara no le dijera ¡el
porqué de su reclamo! Estaba ya tan harto de recordar sus mismas palabras.
- ¿Qué fue lo que te hice? – pregunto bajando la voz.
- Te dije que lo olvidaras. – le fulmino.
- Me miras con rabia, cuando te hablo simplemente me
mandas al carajo. – su mirada se torno furiosa y altanera – ¿pero sabes una
cosa? Cualquier cosa que haya hecho, me alegra, porque yo no soy el que esta
con tu puto genio ni con esa maldita tristeza que te cargas desde no se cuando.
–
Aun alterado y con el ceño levemente fruncido cambio
rápidamente su rumbo, caminando del lado contrario a donde se encontraba el
rubio. Sabia de sobremanera que a Reita no le importaba en lo mas mínimo como
se sentía, pero vaya, no es que a Uruha realmente eso le importara, los dos
eran y siempre serian tan iguales y tan diferentes a la vez.
Tan tonto, tan sumido en sus pensamientos que ni
cuenta se había dado de su llegada a la ciudad, de que prácticamente estaba en
una de esas calles que hacia cualquier lugar podía ver casas grandes, no como
la suya, pero si muy bien acomodadas. Qué mas daba si se alimentaba de alguien
como esas gentes, en fin, lo que les importaba siempre era el dinero. Entrando
a los jardines tan descaradamente como siempre, importándole que su presencia
pudiera alertar a los demás camino hacia las pequeñas cabañas o pequeños
cuartos donde se quedaba la servidumbre.
Todo completamente oscuro, tanto que nadie le vería ni
lo reconocería, solo él podía ver, solo la claridad de sus ojos le permitía
visualizar a aquella mujer de cabellos largamente castaños, con una bata en
forma de vestido adornando su cuerpo. Porque decir que no se le antojos, la
mujer tenia un cuerpo verdaderamente envidiable y su esencia, el oler de su
sangre lo podía saborear con solo olfatearla.
- Despierta… - susurro delicadamente, tomando asiento
justo en la cama donde la mujer descansaba y como si su llamado fuera claro, la
mujer despertó.
Sus ojos eran rasgados, tan claros que eran hermosos,
Uruha pudo llegar a quedarse tonto de solo ver aquello, de ver como algo somnolienta
se levantaba lentamente, tallando sus ojos, tratando de acostumbrarse a la
oscuridad. Las manos de Uruha se posaron en la frente de la mujer,
despertándola al instante, provocando que sus ojos claros se tornaran
completamente blancos.
- Asi me gusta… - Uruha se acercaba lentamente,
recostándola y recostándose sobre su cuerpo. Sus manos volaron a sus delgadas caderas,
levantándola, pegándola a su cuerpo de un solo movimiento. Sus labios se
apoderaron de sus mejillas, de su barbilla y tan lento de sus labios,
masajeándolos, mordiéndolos tan despacio que comenzaron a sangrar.
Uruha se percato de una sola equivocación, la sangre
era verdaderamente deliciosa, mas no era la que realmente él había olido. Bajo
con su lengua hasta su cuello delineando rápidamente y mostrando sus colmillos
perforo. Escucho como al entrar en el, hacia un sonidito tenue, como si sus
huesos al succionar se fueran rompiendo. Bebía cada gota, cerraba los ojos para
poder sentirlo.
- ¿Mama?...
Aquella voz provoco que se detuviera y aun escurriendo
el líquido carmesí por la comisura de sus labios le miro sorprendido. ¡No se
había dado cuenta de una minúscula presencia en la otra cama! Sus ojos teñidos
en rojo se colorearon en un platinado, observando sorprendido al pequeño niño.
- ¿Tu quien eres? – Pregunto desafiante el menor,
quitando las cobijas de su cuerpo - ¿Qué le hiciste a mama? - sin en cambio
Uruha no respondió solo se quedo mirando aquellos ojos furicos, tan delicados y
achicados como los de la mujer.
Él era el que olía tan delicioso ¡su olfato esta vez
no lo engaño! Arrojo a la mujer sobre la cama sin ninguna delicadeza y como si
fuera un robot se acercó al pequeño, tiñendo una vez mas su ojos, tan brillosos
mas de lo normal. ¡¿Qué tenia?! Porque no podía controlar ese deseo de matarle
a él, a un hombre.
- Tan dulce… - susurro Uruha al aire, olfateando todo
a su pasar, acercándose lentamente hasta arrinconar al pequeño en la cabecera
de la cama.
El pequeño le trataba de empujar mas no gritaba, no
lloraba, sino al contrario, lo único que relejaba era el inmenso odio, tal vez,
eso era lo que provocaba que Uruha quisiera acercarse, tal vez eso era lo que
él quería creer.
- ¡Lárgate de mi casa! – y con lo primero que la mano
del niño topo, lo arrojo a su cara, provocando que Uruha retrocediera un poco
para tallarse los ojos. Cuando se recupero se burlo de el mismo observando al
pequeño – ¿Mama?... ¡Mama despierta! – le movía.
Sorprendentemente Uruha se quedo sobre la cama
ladeando la cabeza, observando la entretenida imagen.
- Esta dormida.
- ¿Eh?
- Ella. – Dijo Uruha apuntándola – esta dormida. –
- ¿No esta muerta? – Uruha negó aun con los ojos bien
abiertos - ¿No va a morir? –
- Si.
- ¡¡¿Mama morirá?!!
- Pero podemos revertirlo… - jugo Uruha – si me dejas
morderte, aquí… - apunto su propio cuello – podemos salvarla. –
- ¡¿De verdad?! – Uruha asintió con una hermosa y
engañosa sonrisa - ¡Esta bien! -
Uruha volvió a sonreír extendiéndole su mano, el
pequeño lo miro y rápidamente le tomo la mano. Uruha con agilidad le jalo,
sentándolo en sus piernas, delineando su cuello con el dedo. No podía creer que
la sangre de un humano le hiciera comportarse de una manera tan atenta, de
incluso no dormirle para que no le jodiera con gritos. El niño le provoco un
estremecimiento cuando su lengua delineo de abajo-arriba su cuello, provocando
que sus ojos rápidamente y sin que él lo hiciera cambiaran de color. ¿Qué era
esto? ¡Que tenia ese niño que le provocaba esta sensación¡ el simple hecho de
recordar que era un niño ¡un hombre! Le dio miedo.
- No puedo. – Se alejó, arrojándolo sobre la cama –
N-No puedo. – se llevo las manos a la cabeza. –
El niño se alteró y con los ojos cristalinos le miro.
Uruha no pudo hacerlo, no quería verle, no tenía sentimientos pero uno
apareció, no podía matarle, y como un rayo desapareció del lugar.
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¿Qué si había escapado? Ahora mismo se estaba burlando
de él mismo. Las carcajadas que le hacían parecer un verdadero demente,
apretaba el puente de su nariz en forma de molestia. ¿Qué putas era esto?
Porque si le daba gracia también sentía molestia. No podía creerlo, y
simplemente se decía que había sido un bajo instinto.
La noche pasada, de la semana anterior había llegado a
casa, subiendo rápidamente las escaleras no inmutándose que Reita aun no
llegaba. Se había encerrado había puesto el seguro de la puerta por dentro y
como todo un perdedor se había arrojado al colchón. Aun había tenido hambre, aun tenia esa sensación rasposa en su
garganta al no haber ingerido lo que realmente se le había antojado.
¿Y Ahora que hacia? Nada más que seguir burlándose de
él mismo, tumbado en el sillón volviendo a apretar el puente de su nariz por
milésima vez.
- ¿A donde vas? – dijo rápidamente sentándose para
hablar mordaz con el rubio.
- Hubo un entierro hace unas horas ¿Acaso no lo
hueles? – contesto frio – me gusta la sangre de las personas dolidas y estúpidas
– sarcasmo – aprovecha tu tiempo y lárgate a cazar algo, no solo te quedes
viendo la hora en la que me largo y regreso. Pareces demente burlándote del
aire. –
- ¿Crees que me importa estarte checando?
- ¿Crees que no me doy cuenta que puedes llegar a seguirme
porque según tu, te escondo algo?
- Lárgate.
- Púdrete.
Y esa había sido otra de sus cortas charlas antes de
ir a “cazar”. Reita siempre era asi con el, pero no le importaba porque Uruha
también asi lo era, pero. Ahora que lo recordaba el nunca había olido algo
parecido y eso que no vivían nada lejos de el panteón del pequeño “pueblo”.
Pero un muerto en esos tiempos era muy regular, a cada momento por el hambre
del rubio y su furia tan singular podía haber hasta tres o cuatro por semana.
Pero, Reita la noche anterior no se veía con apetito, se quedo pensando.
- Momento… - se reprendió a si mismo percatándose del
olor, levantándose y saliendo rápidamente de la casa. Y corriendo rápidamente
hasta su destino se quedo prácticamente embobado con lo que veía – lo sabia… -
susurro despacio, sonriendo con calidez.
Era tan lindo, aquel niño estaba velando la lapida,
con una flor blanca en mano, sentado en la tierra cabeceando.
Uruha sintió una opresión recorrer su cuerpo por
completo al ver una lagrima en el otro. Era tan hermoso, su dolor y tristeza le
envolvieron por completo, maravillándolo, prendiéndolo a un cien porciento.
- Pequeño… - mas sin en cambio no recibió respuesta
alguna.
Seis, siete minutos, no los conto, simplemente se había
hincado y tomado en brazos su cuerpo, abrazándolo como simplemente nunca lo
creyó hacer. Olía bastante y eran incontrolables las ganas que sentía de
tocarlo, pero cuando estuvo decidido, cuando simplemente observaba su blanco y
pálido cuello para morderle, le sorprendieron.
- No lo hagas… - suplico. Uruha le miro con confusión
y sorpresa – No quiero que me mates como a Mama… -
- Y-Yo…
Sus pequeños brazos le abrazaron, se aferraron a su
largo abrigo acurrucándose, dejando salir lágrima tras lágrima guardada. Estaba
sorprendido, se suponía que tenia que odiarle ¡que tenerle miedo! pero le
abrazaba, llora y se consolaba con tan solo aferrarse. Estaba realmente
sorprendido.
- La vida es asi… - solto de repente llamando la
atención del pequeño – cuando uno nace tiene que morir, a cualquiera le llega
su hora, un hombre no debe de llorar por algo tan patético… - Pero, ¿Por qué lo
decía? ¿Porque trataba de buscar un pretexto para que le creyera? – la vida de
un mortal es un asco… -
Simplemente y por su edad no comprendió nada de lo que
ese castaño le decía, no sabia que era la mortalidad o que era ser alguien tan
patético, sus lagrimas se habían esfumado al tratar de procesar todo aquello,
de pegar su mirada con aquella platinada hermosa, negó con la cabeza confuso.
Uruha sonrió de medio lado, acomodándose en la tierra,
sentándose y sentando al niño en sus piernas. No recordaba que odiaba que sus
oscuras ropas se ensuciasen o el hecho de estar a punto de dar una explicación
a un niño, a un mortal. Sus ojos se clavaron con los avellanas del otro,
logrando que una sonrisa delinearan sus labios mostrando sus colmillos casi al
instante. Pensó que huiría, pensó que el niño correría rápidamente por el mio,
pero no, le miraba atentamente.
- No sé que es un mortal. – Dijo – tampoco sé que es
patético. –
- Tú eres un mortal… - explico – una persona que nace,
crece y por ende muere. Un mortal siempre morirá cuando llegue su hora. –
- ¿Yo moriré? – Uruha asintió despacio – entonces tu
también. – El castaño negó con una sonrisa – no entiendo. –
- Tu eres un mortal porque envejeces, yo no, tu morirás,
yo no, tu eres alguien simplemente normal y sin chiste, yo no. Yo soy alguien
que nunca morirá, nunca envejecerá, son un vampiro. Tu comes frutas, carnes, y
muchas cosas mas yo me alimento de la sangre de las personas yo las mato para
sobrevivir… - aspiro hondo al ver la mueca de sorpresa en el pequeño.
-Por eso mataste a mama… - hablo para si mismo, se
quedaron en silencio unos momentos.
- ¿No me tienes miedo? – pregunto sorprendido con una
voz autoritaria, el niño se aferro a él.
- No. - contesto en su hombro abrasándose – Mama dice
que solo hay que tenerle miedo a la muerte, que no hay personas malas. –
- Si te dijera que yo soy la muerte y que soy alguien
malo, ¿me tendrías miedo?
- Si fueras malo, no estarías sonriendo…
Uruha parpadeo varias veces extrañado ¿acaso eso era
verdad? no, era imposible. Se levantó con el niño en manos, sintiendo sus
brazos aferrándose aun más. Camino unos poco pasos.
- Me llevaras a casa. – Uruha asintió despacio –
estaré solo… - hizo una mueca.
Uruha sonrió divertido agachando la cabeza,
desviándola para que el otro no le viera. Hasta ahora se había inmutado de su
cuerpo pequeño, de su corto y bien arreglado cabello castaño oscuro, de esos
ojos achicados y bien rasgados, sus labios algo voluptuosos y con una sonrisita
linda parecida a la de una pequeña ardilla. Rio.
- ¿De que te ríes? – pregunto ofendido el pequeño.
- ¿No te enseñaron a hablarle respetuosamente a tus
mayores? – Reprendió – deberías de decir “De que se ríe” y no “de que te ríes”
soy mayor que tú ¿recuerdas? –
- Pero eres mi
amigo ¿no? A los amigos les hablas con
confianza.
Una sorpresa mas en una noche, Uruha le miro conmovido
sin saber que hacer o responder, solo siguió caminado hasta llegar a su
destino, bajando al pequeño al suelo, siendo arrastrado hasta adentro por la
pequeña mano.
- Gracias por traerme a casa – movió su mano para que
Uruha se acercara pidiéndole que se agachara y el castaño asi lo hizo. Recibió
unos golpecitos cariñosos en su cabeza – ¿Vendrás mañana? –
- ¿Iras a ver a mama? – El pequeño asintió – Nos vemos
ahí, a partir de ahora yo te acompañare – Uruha solo miro la miradita
sorprendida del pequeño, aun roja por sus lagrimas pasadas, una semana después
y aun seguía llorando - ¿Cómo te llamas? –
- ¡Hiroto! Ogata Hiroto – la sonrisa del castaño alto
le sorprendió - ¿y tu? –
- Kouyou, Takashima Kouyou…
Hiroto le vio desaparecer en un abrir y cerrar de
ojos, era joven, bastante, pero a sus corta edad podía darse cuenta de la belleza ajena, de que a
pesar y saber que el otro era un hombre su belleza era inigualable, tan, única.
Solo suspiro antes de ir a cerrar la puerta sin darse cuenta que su suspiro y
boba mirada eran bien observadas por el castaño.
Uruha solo se había recargado en la pared de fuera de
la pequeña casa, suspirando pausadamente, cerrando sus ojos para poder ver una
vez mas esa miradita boba. ¿Qué tenia? Qué tenía Hiroto para provocarle esa
cosa que aun en su cabeza no tenía un nombre, que a pesar de querer probar su
sangre esa pequeña sensación de “no sé que” se había clavado en un abrir y
cerrar de ojos. Suspiro una vez mas alejándose rápidamente sin saber que pensar,
sin saber realmente que esas tres pequeñas palabras eran nada mas que un simple
pero fuerte y nuevo sentimiento.
[Capitulo 2] >>
hermoso ;W;
ResponderEliminarme encanto que Uruha poco a poco sacara esa personalidad tierna que solo tiene con el pequeño Hiroto >w<
esperare con ansias a que lo continúes *3*
Saku~
EliminarGracias por leer y por comentar ;;
Uruha tiene una personalidad tierna que solo Hiro le hará sacarla~
Espero que el próximo capitulo te guste y tratare de tenerlo lo mas rápido posible ^^
Nos vemos...
Mony!!! ahhhhh estoy feliz al fin la historia de Uru y Pon tiene luz y vida que emoción *O* ...ya va el primer capi y te juro que quiero leer YAAAAAAAAAAAAAAA! el capitulo 2 *3*
ResponderEliminarMe encanto este Uruha nada que ver con el de VL y VL II y a Hiro tan tierno pidiendole que no lo mate, que lo deje vivir. Uru ya empieza a sentir cosas por pon y eso me emociona.
Mony no demores con la actualización por favor!!! :'3
Abrazos ~MikuOff~
Regañeme~ ;;
EliminarPero aquí me tiene contestando con toda la alegría del mundo ^^
Por fin! Por fin~!! esperaba que nadie comentara y solo leyeran, pero me alegra saber que a ti y a Saku les gustase y se tomaran el tiempo de dejarme un comentario -llora-
Uru es tierno solo que nunca lo demuestra y Hiroto hará que Uruha se lo demuestre solo a el XD
Y espero no verme tan apresurada con Hiro y el pato, supongo voy algo rápido ¿no? pero es que no se Reita y Shou tardaron por lo menos algo de tiempo como para actuar ¿no? asdfds
Bien~!! Tratare de tener el siguiente capitulo pronto así que espéralo.
Graciaas por leer y comentar ^^
Hola!!tu sabes que me encantan tus fics!!,Vampire Love es tu obra maestra,lo puedo asegurar.
ResponderEliminarEsta historia de como es que Uruha se enamoro de Hiroto,es sorprendente,ahora ya se van descubriendo muchas cosas interesantes!!.
Sigue escribiendo tan bien!!!.
Sayo tu seguidora @Elah_visualkei
Amada~ muchas gracias.
EliminarMe alegro que te guste asdsaasdsas
Realmente tiene razón. Vampire Love fue mi obra maestra, la que mas quiero y la que mas extrañe cuando termino *A* pero creo que extrañare mas la segunda historia.
Sip~ esta es la historia de Uru y Pon, como se conocen y como terminan enamorados XDD
Gracias por leer y espero verte en el siguiente capitulo ^^