Opportunity - Capitulo 2

20:50 *Mony-san* 0 Comments

Cuarto encuentro

La tarde se tornaba de lo más aburrida. Todos estaban dispersos a su respectivo trabajo,  no había un poco de tiempo para conversar como amigos. Todo era relacionado a la banda, entrevistas, nuevas canciones, sonidos, programas de radio, instrumentos, diseños de ropa, cambios de imagen. A decir verdad, ellos mismos se habían dado a la tarea de hacer todo esto para tener un poco de distracción y olvidar los asuntos personales. En cuanto a ellos, su trato era idéntico a como antes, laboral, claro estaba. Y esto era algo que ninguno de los dos soportaba.

El vocalista les observaba con atención sin que los otros lo notaran, y es que llevaban así dos semanas desde que el guitarrista había regresado de su “recuperación”. Le observaba ido, con unos suspiros repetidos a cada minuto e incluso había olvidado cuidar un poco su aspecto cosa que no era algo normal. Y qué decir del castaño bajista. Este estaba igual de deprimido o peor que la primera vez.

¿Qué había pasado con ambos? ¿Cómo era que hasta con su humor podían coincidir de esta manera? Suspirando con cansancio dio por finalizada repentinamente la sesión del día, pidiendo a todos que fueran a descansar lo antes posible.

- Amano, quédate por favor – pidió el vocal – tenemos que acordar unos puntos de la banda. –

Shou observo como era que el bajista se tensaba, y como sin ninguna discusión salía de la sala despidiéndose únicamente con la mano. Este había estado buscando una oportunidad desde hace días para poder hablar y solucionarlo de una vez por todas. No aguantaba la indiferencia, y es que estaba tan acostumbrado a él que todo le parecía el fin del mundo. Se mantuvo un momento fuera en silencio.

- ¿Tienes un cigarro? Deje mi cajetilla en casa.

- Shinji, ¿Qué pasa contigo? – la pregunta descoloco al más alto. Sabía muy bien que sus expresiones hablaban por si solas, pero el que Shou estuviese tan preocupado, con su mano sobre sus hombros abrazándole, decía que tal vez sin darse cuenta, estaba más que deprimido. – No están bien ¿verdad? Saga ha estado mal ulti…-

- ¿Hablaremos de trabajo o de mi vida privada? – interrumpió.

- Si quiero hablarlo es porque ambos me preocupan. Eres mi amigo, vaya, los dos son como mis hermanos. Saga necesita hablarlo contigo, deben solucionar esto. Él no está bien.

- Lo que pase con él, no me importa.

- ¿Te das cuenta cómo es que estás hablando? Tú, que siempre te desviviste por ese estúpido, ¿cómo para qué de buenas a primeras vengas y casi digas que lo odias?

Tora se quedó callado por un momento. Razonándolo mejor, se dio cuenta que las interrogantes de Shou estaban equivocadas o por lo menos lo último era imposible que lo hiciera. No podía salir corriendo y decirles a todos que la persona que lo tenía vuelto loco hacia tan solo unas semanas ya no le interesaba, o que ya no sentía nada, porque sería mentirles. Pero si quería que eso pasara por el bien de ambos, tenía que comenzar a hacerlo poco a poco así se tardara años.

- No es que lo odie. – Suspiro despacio – simplemente no lo mismo que antes – Shou le observo con atención sin decir una palabra, sabía que si ahora hablaba terminaría por molestar más al otro y se largaría así sin más. – El me importa aun. –

- Siento que eso es una mentira. – Tora le miro confuso – Si él te importara, por más que el mismo Saga te pidiera que no lo hicieras, lo harías. Puedo asegurarte que él está igual o peor de loco por ti, pero si tú mismo no pides explicaciones, no sabrás nada de sus sentimientos. –

- No quiero saberlo…

- Por supuesto que si quieres.

Tora chasqueo los dientes despeinando su cabello.

Saga se sentía tan mal por escuchar todo fuera de la sala. Su cabeza estaba hacia abajo, con la mirada fija al piso. Sabía que todo esto era su culpa pero todo lo demás le hacía ver ese rayo de luz al fondo del túnel. Sabía que a pesar de que Tora le ignoraba, no podía dejar de mirarle o incluso sabía que le ponía aun tan nervioso el simple hecho de acercarse de espaldas. Como el silencio reino una vez más el lugar prefirió salir de ahí antes de que lo pillaran espiando. Ya sabría que hacer después para poder hablar con el pelinegro.


Quinto encuentro

Si todo se resolviera con un simple “lo siento” ya hubiese perdonado no está, si no, miles de cosas que muchas personas han hecho mal. Pero, ¿Cómo era posible que con solo escuchar una disculpa salir de sus labios me obligara a casi girar por completo y correr hacia el aceptándolas e inmediatamente abrazarle?…

El bajista había encontrado el momento adecuado para salir disparado de su casa y correr hacia casi el otro lado de la ciudad. Había recibido una llamada extraña. Le había preocupado en cierto modo, pero también alegrado por la ayuda que estaba recibiendo. Había estado a punto de ir a dormir cuando su celular sonó, y al contestar inmediatamente escuchado la dirección del lugar finalizando con un “Shinji no puede caminar muy bien”.

- Rápido, rápido…

Manejaba rápidamente mientras mordía sus uñas. Los semáforos parecían que estaban en su contra pues el estar en rojo le hacían sentirse detenido por horas. Su sonrisa se había borrado, pues a este paso no llegaría rápidamente al lugar, que por cierto, como pensaba era un bar, uno muy conocido. Bajando de su coche por lo menos dos cuadras después ya que estaba completamente llena la calle de carros estacionados. Rápidamente camino dentro buscando con su mirada.

Suspiro con decepción al ver la escena casi frente a él. ¿Quién era la persona sentada a su lado? ¿Por qué se le acercaba con tanta confianza? Pero más importante, ¿Por qué el guitarrista no le apartaba cuando sus manos le tocaban su rostro?

Tora estaba ido, no sabía que pasaba a su alrededor, solo recordaba que alguien había llegado y había invitado una copa a él y a su acompañante –el cual ya no estaba- y se había sentado con ambos. No disfrutada todo esto, a decir verdad, el contacto que estaba experimentando no le agradaba en lo absoluto, pero tampoco sabía cómo apartarle.

- ¿Te han dicho que eres muy guapo? – Tora sintió escalofríos cuando aquellas palabras las susurraban en su oído.

- Yo podría decírselo todos los días.

Tora se quedó pasmado al ver cómo es que Saga llegaba y alejaba la mano de su acompañante y como con lentitud le levantaba del brazo pidiendo que se fuera. Saga, sin saber si eran celos o rabia, había casi empujado a la persona posicionándose junto al guitarrista, sin hablarle o mirarle siquiera.

- Vamos, te llevare a casa.

- Puedo irme solo.

Saga agacho su mirada guardando silencio. ¿Qué podía hacer? Tora seguía igual de cortante y todo esto no le ayudaba para nada. Suspiro despacio sin hacer ademanes y lentamente se levantó para marcharse. El guitarrista miro horrorizado como Saga no insistía mientras que dispuesto a irse se alejaba de su lado. Por inercia le detuvo tomándole de la mano.

El simple tacto provoco que sintiera tantas cosas en su interior. Sus miradas se habían conectado y sus labios no dejaban escapar ningún sonido. Querían hablar, decirse algo pero tal vez los nervios de ambos les traicionaban. Tora se levantó de su asiento cayendo sobre el inmediatamente.

- ¿E-Estas bien?...

- Por supuesto que no lo estoy.

Si algo amaba el guitarrista del otro, era su generosidad. Sin siquiera haberlo pedido, el bajista se encontraba ayudándole para que se pusiera de pie con más facilidad, pidiéndole que rodeara su cuello con su brazo para poder ayudarle a caminar. ¿Qué era todo esto? ¿Cómo su corazón podía latir tan rápido a tal grado que el bajista lo notara? La piel blanca de Saga se había colorado ligeramente. Ambos salieron del establecimiento sintiendo el aire fresco sobre su rostro. Tora inmediatamente se hizo a un lado desconcertando al otro.

- Puedo caminar solo, esperare un taxi aquí.

- Puedo llevarte.

- Esperare un taxi.

- Si yo estuviera en tu lugar, a ti no te hubiese importado lo que yo dijera y me hubieses arrastrado contigo. – Regaño – Déjame hacer lo mismo que tu harías, por favor. –

El guitarrista chasqueo los dientes y le dio paso a Saga para que comenzara a caminar. La mirada y sonrisa de alivio que puso el bajista, lograron una vez más que Tora tragara saliva y que comenzara a arrepentirse. Saga estaba un poco contento y un poco preocupado. Ya tenía la oportunidad que había estado queriendo por días pero ahora no sabía cómo iniciar una conversación que llegara al punto clave de todo esto.

Una vez estar fuera del auto, Tora espero un momento mirando a la nada. ¿Qué podía hacer ahora? No podía decir que “siempre ya no” pero tampoco podía subir así sin más.

- Creo que de verdad tomare un taxi.

- Amano, por favor. – Su voz sonó molesta por un momento – no puedes caminar muy bien, te conozco y sé que incluso en cualquier lugar vomitaras –

- Lo hare dentro de tu coche.

- Es mejor a que lo hagas en alguno desconocido – Tora sonrió sarcástico.

- ¿Qué es lo que quieres?

- Sube al auto por favor.

Y sin más, tuvo que hacerlo, pues Saga estaba encendiendo el motor.


Sexto encuentro

Ambos miraban al frente sin decir alguna palabra, era incomodo, sí, pero de alguna manera esta era una de las cosas que más disfrutaban ambos. El silencio lograba que Saga formulara miles de preguntas y descartara las inservibles. Y en el caso del más alto, lograba que su cabeza se aclarara poco a poco. Ninguno se miraba, solo escuchaban el sonido del aire acondicionado dentro del vehículo.

- ¿Que hacías en un lugar público tomando como si estuvieses en casa?

- Nada realmente – contesto sin más – además no estaba solo. –

- De eso pude darme cuenta. – rodo los ojos.

Su voz sonaba molesta a lo que mejor ambos no quisieron hablar más si es que no querían comenzar con una pelea. La llegada a casa fue normal, Saga había estacionado el coche y apagado el motor quedándose sentado por un momento, con la cabeza gacha. Tora  simplemente se dispuso a salir rápidamente ante la escena. Una vez más el aire dio de frente logrando que se balanceara de un lado a otro, sintiendo la mano del bajista en su espalda.

- Dame las llaves, yo abriré. – Tora obedeció y una vez estar dentro fue rápidamente a su recamara.

- Gracias, puedes dejar las llaves en la mesa, cuando salgas no olvides cerrar la puerta. – Y sin más se perdió en la oscuridad de la recamara.

Saga sabía que nada de esto era fácil y que el orgullo del otro era más grande que el suyo propio. Espero unos minutos y camino lentamente a la cocina, lleno un vaso con agua agregándole un poco de cubos de hielo y sin más fue a la recamara. La luz estaba apagada pero las cortinas se encontraban abiertas dejando entrar la luz de la calle. Tora se encontraba de costado, dándole la espalda.

- Sé que estas despierto… - ningún sonido proveniente del otro - ¿Crees que sea el mejor momento para pedirte disculpas? – Saga coloco el vaso de agua sobre la mesita de junto  y tomo asiento sobre la cama, recargando un poco su espalda sobre la del otro, sintiendo esa respiración un poco acelerada. Por supuesto que aún estaba despierto - ¿Sabes? Todos estos días me ayudaron a pensar mucho. A decir verdad tenía miedo. Miedo a que tal vez todo lo que decías pudiera ser una mentira. Todo era tan pintado en color rosa que era angustiante. Sé que tú siempre eres sincero con lo que dices, pero yo estaba realmente asustado. Aun no sé qué respondería si me volvieses a decir lo que sientes, pero si de algo estoy ahora seguro es que tengo sentimientos por ti, unos tan grandes que me han hecho tener insomnio por varios días. No sabes cómo me sentí aquella vez que fui a buscarte a casa de tus padres, estaba tan contento de encontrarte con bien, pero regrese a casa con los ojos completamente hinchados por tu culpa… -

Tora abrió la boca por un momento pero no dijo nada, prefirió dejarlo que terminara de decir todo aquello. Estaba tan feliz de escucharlo, de que por primera vez en mucho tiempo se sincerara justo como lo estaba haciendo. Quería girar su cuerpo y mirarle de frente. Estaba repitiéndose en su cabeza que no hiciera caso a todo eso que escuchaba, que le dejara dormir y que al despertar todo esto hubiese sido un sueño. Pero no, el contacto sobre su espalda era tan cálido que incluso le impedía cerrar los ojos.

- Me siento tan culpable… - escucho un suspiro – Si yo no hubiese sido tan malo para ti, tu ahora no estuviese así, sin hablarme, sin mirarme… ¿Entiendes cuan doloroso es?

Saga guardo silencio por unos minutos y Tora siguió sin decir alguna palabra. ¿Por qué si estaban tan cerca ahora ninguno actuaba? Los sentimientos de ambos eran los mismos. El castaño se dio por vencido y decidido se intentó levantar de la cama. Tora había sido rápido como siempre, había impedido que se fuera jalándole de la mano sentándolo sobre la cama una vez más. El bajista sintió como el otro se arrodillaba sobre el colchón y como sus manos le abrazaban por la cintura, sintió su respiración sobre su nuca, sus labios pegados sobre ella susurrando cosas que no podía escuchar con claridad.

- Perdóname por no darme cuenta rápido…

Saga agacho su cabeza dejando caer su cuerpo hacia atrás, Tora le había detenido en un abrazo mucho más fuerte recargándole sobre su pecho. Saga apretaba las manos del otro, necesitaba que ese abrazo se hiciera más y más fuerte. No quería que le soltara, no por ahora. Tora suspiraba mientras Saga intentaba no sollozar. Esto era doloroso para ambos pero más que eso, la felicidad comenzaba a inundar su interior.

- ¿Está bien una persona como yo? – la voz de saga resonó en los tímpanos del otro.

- ¿Acaso puede haber alguien mejor que tú?

La risa de ambos hizo que las dudas se esfumaran en un segundo. Ambos se soltaron mientras el vaso de agua olvidado fuera recibido por las manos del guitarrista. La noche se esfumo en miles de pláticas, pues ambos se quedaron despiertos hasta que el guitarrista fue vencido por el sueño y el alcohol. El otro se había quedado observando a aquella persona que dormida lucia tan sonriente como hacía mucho no lo hacía. Saga salió de la casa del guitarrista dos horas antes de que este despertara.

No estaba asustado en lo más minino ahora. El que el guitarrista hubiese tenido más alcohol que sangre en el cuerpo no era algo que impediría que este estuviese cuerdo en todo el rato que estuvieron hablando. Sabía que era de esas personas que recordaba cada detalle.

Se dirigió a casa inmediatamente y durmió lo poco que pudo antes de ir a ducharse, arreglarse y salir disparado a la compañía. Si de algo estaba ahora seguro, era que ya nada sería igual a como era antes.


Séptimo encuentro 

Tora despertó palmeando la otra almohada. De antemano sabía que Saga era de las personas que saldrían huyendo una vez confesado miles de cosas. Realmente no estaba enojado por no poder ser lo primero que hubiese querido mirar al despertar, estaba aliviado de que todo hasta cierto punto se hubiese aclarado entre ellos. Salió de la cama directamente a ducharse con agua fría, para así a los diez minutos estar en camino al trabajo.

- Buenos días.

Su actitud era la misma de siempre, así que ninguno noto algún cambio, cosa que provoco una mirada atemorizante en Saga. El guitarrista sonrió para sus adentros. Sin que nadie pudiera notar sus intenciones se acercó al castaño sonriéndole y moviendo sus labios.

“Buenos días”.

- B-Buenas… - Saga no pudo ver su mirada pues aquellas gafas obscuras se lo impidieron.

Tora camino hacia la persona que hablaba sobre algunas cosas relacionadas a fechas de lanzamiento y conciertos próximos. Espero un poco a que este pudiera darle toda su atención y agradecerle por haberle ayudado, porque estaba convencido que aquella persona había avisado a Saga para que fuera a buscarle.

- Gracias. – dijo despacio para que nadie escuchara.

- Oh, supongo todo salió bien, ¿lo hablaron? – Tora asintió – Me alegro. –

Después de esto ambos se centraron en sus deberes antes de dar por finalizado el día. Todos habían quedado en un acuerdo sobre las nuevas canciones, la gira, y lo necesario para llevar esto en perfectas condiciones. Tora salió disparado una vez que Saga hacia lo mismo. Todos les miraron un poco extrañados pero sonrieron al final.

- Ya están mejor, ¿verdad? – dijo el baterista.

- Creo que nosotros éramos los más preocupados.

Tora siguió al bajista hasta llegar al estacionamiento impidiendo que este entrara a su coche. Tomándole de la mano lo posiciono sobre la puerta poniéndose frente a él. Saga estaba nervioso, a comparación de la noche pasada ahora Tora tenía un poco más de control en sus acciones y por lo tanto sabía muy bien cómo actuar para cohibirle. La cercanía que experimento con su rostro fue demasiada, pues su cara se coloro una vez más en un rosa pálido.

- Te fuiste sin despedirte.

- N-No, es solo que no quería que despertaras… - desvió la mirada.

- Ayer me mirabas tan directamente. – Saga dio un respingo cuando el guitarrista le tomaba por el mentón elevándolo un poco – ¿Te has arrepentido ya? –

- ¡Por supuesto que no! Es solo que…

- ¿Qué? – sus labios se juntaron lentamente. Tora le beso con tanta delicadeza que sentía se derretiría en cualquier instante. Sus labios se movían despacio y su cuerpo se pegaba un poco más arrinconándolo hasta no poder moverse. Sintió como las manos del guitarrista tomaban las suyas para llevarlas a su cuello pidiéndole que le abrazara para inmediatamente tomarlo por la cintura. Se separaron un poco para respirar. - ¿Entonces? –

- Es solo que, aun me pones nervioso…

Tora sonrió de lado mientras le abrazaba. Un fugaz beso entre ambos para poner en claro el punto en que se encontraban. Ambos nunca se habían imaginado en esta situación pero estaban agradecidos de experimentarlo ahora mismo.

- ¿Te parece si vamos a comer? – Saga asintió – Podría ser nuestra primera cita –

- Nadie dijo que quisiera tener una cita contigo.

- Anoche dijiste que querías pasar todos tus días a mi lado.

- ¡Eso es mentira! – le codeo.

- Incluso te pusiste celoso cuando alguien decía que yo era muy guapo. “Yo también puedo decírselo todos los días”, dijiste.

-¡Solo lo dije para que se fuera!

- Vaya, que pena – La manos de guitarrista dejaron de abrazarle por un momento, mas sin en cambio se lo impidió jalándole y besándole despacio.

- Hoy te vez más guapo de lo normal.

Tora sonrió ante este comentario. Le abrazo tan fuertemente transmitiéndole su agradecimiento, no solo por esto si no por hacerlo tan feliz, por sentirse tan querido solo con unas pocas palabras pero más que eso, por haberle aceptado sin importar que…

- Shinji ¿Aun tengo una oportunidad?  
¿Realmente puedo creer en ti? 

- Quiero estar a tu lado hasta el final, hasta que ya no puedas más.  
Diez años, veinte o tal vez cincuenta. 

- ¿Qué te parece “siempre”? 

- Creo que esa es una palabra que encaja muy bien con nosotros. 

Esa sonrisa había sido la más perfecta que hubiese visto nunca.



[Capitulo 01] ::: [xx]


Gracias por siempre leerme...

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