La simpleza de un si ~Capitulo único ~

15:29 *Mony-san* 0 Comments

Tarde no tan desafortunada...
Era de esos días donde ni las más mínimas ganas de salir tenia, una donde al caminar solo optaba por patear la primera piedrita que se cruzara en su camino y para terminar de fregarle la vida era Enero, una época o mejor dicho mes donde el clima parecía dar vueltas, donde a pesar de salir el sol su piel no soportaba el frio que aun quedaba del invierno. 

Odiaba los malditos repentinos cambio de clima y gracias a eso tenia gripe.

Bufaba, maldecía a cada segundo el llevar una estorbosa bufanda, el llevar una sudadera con gorro y guantes gracias a los escalofríos, tanto que hasta la maldita mochila se le hacia helada. No supo cuanto fue lo que tardo de camino, cuantos fueron los minutos que había caminado para llegar a la tonta escuela y a pesar de estar en la preparatoria aun hacia sus berrinches. 

Frunció los labios al escuchar el timbre en plena entrada de la escuela, corriendo lo que su cuerpo le permitiera para entrar al salón antes de que la maestra llegara. Y si, este no era su día. Obtuvo regaño por la “linda” maestra y burla por sus compañeros, sentándose hasta el final de la fila para no aturdirse con la clase de historia.

- ¡Ogata-kun! – Regaño – A parte de llegar tarde, se queda dormido. -

- No estoy durmiendo. – Contesto despacio – No me siento bien, tengo gripe… -

La maestra solo alzo la ceja no creyéndole sobre su malestar y a pesar de que se le veía mal no le hacia caso. No tardó ni cinco minutos para cuando comenzó a tallarse lo ojos y llevar sus manos a la cabeza, haciendo muecas extrañas y recostando su rostro sobre sus brazos.

- Si se siente mal salga de mi clase – hablo la maestra cortando su explicación - no lo quiero aquí haciendo nada y quejándose a cada rato, vaya a la enfermería. –

- Si, si… gracias…

Salió del salón despacio, restregando sus ojos. Camino por los silenciosos pasillos dando unos fuertes y repetitivos estornudos. Llego a la enfermería a donde por supuesto la enfermera estaba a punto de salir a cualquier lugar, se quito la bufanda y el par de guantes, sonrió leve.

- Hola – sonrió la mujer moviendo su mano para que entrara – no me lo digas, últimamente estos tiempos provocan resfriados. – busco de entre su bata un termómetro que no tardo en meterlo en la boca del rubio – ¿Como te llamas? -

- Hiroto~ - dijo con dificultad a causa del termómetro.

- Bien Hiroto, estaba a punto de salir asi que ¿Me esperarías un momento? – Asintió – deja el termómetro hasta que llegue y sin sacarlo de la boca – advirtió – No tardo. –

Y antes de que Hiroto contestara, la enfermera había salido corriendo con unas hojas en mano. Recorrió todo con calma, caminando como si no conociera la enfermería. Suspiro, yendo a la silla giratoria que utilizaba la enfermera, no hacia frio pero por aburrimiento se puso el gorro de la sudadera tapándose los ojos y a pesar de que le quedaba grande, le gustaba. Giró la silla, mientras mordía la punta del vidrio jugándolo con la lengua. 

- No crees que si sigues girando te marearas… 

Se detuvo en seco, alcanzando al instante la punta de la mesa para no caerse, alzando su rostro y sin quitar el gorro miro a aquel que le hablaba, quedándose estático sin saber que contestar. Aquella grave y fuerte voz a pesar de haberle encontrado en plena travesura se escucho serena y divertida. Se quito el termómetro rápidamente.

- Eh yo, bueno…

- No, no hables. – regaño interrumpiendo al otro – si la Sensei te ve sin el termómetro se enfadara contigo. –

Hiroto solo observo en cámara lenta como era que aquel chico alto le quitaba el vidrio de las manos, levantándole por el mentón su rostro para meterle el vidrio a la boca. Abrió sus ojos en total sorpresa, poniéndose rojo al instante. Aquella cercanía no le había parecido para nada buena, estaba completamente nervioso por la atención de un extraño, el otro sonrió, poniéndolo mucho más colorado.

- Estas todo rojo. – rio despacio subiendo un poco su mano hasta su mejilla.

- ¡Gripe! Tengo gripe… - dijo nervioso.

- Oh, ya veo… - dejo el contacto con suavidad - Bueno yo solo vine a preguntar algo a la Sensei pero veo que salió. – No supo que mas decir, solo dio la media vuelta y camino hacia la puerta, se detuvo – No quites el termómetro, espero te recuperes pronto... –

Le miro salir o mejor dicho no le despego la mirada hasta que desapareció por la puerta, descubrió su cabeza mostrando esa cabellera rubia, quedando totalmente anonadado, con la boca prácticamente abierta. Si mal no recordaba aquel chico debía ser el “mas lindo” de la escuela, aquel que estaba un año mas adelante, aquel que pertenecía incluso al grupito mas popular del que todas las chicas de la escuela hablaban. No sabia su nombre porque no le importaba eso de hablarle a mas gente que no fuera a si mismo y a sus compañeros, claro por puro compromiso.

Aun asi no se la creía, aquella manera en como había tocado su rostro a decir verdad, era lo que no creía. Pero tenia que olvidarlo, esas cosas no sucederían dos veces y mucho menos si era una persona antisocial y el otro una persona por quien todas y todos morían.


Inocentes coincidencias...
Se había salido el día anterior de la escuela cuando la Sensei le diagnostico un refriado algo fastidioso para si mismo, el cual se quitaría con algo de descanso, pero claro, a la muy mala se le había olvidado darle el dichoso papel con el que le marcaba el permiso para faltar los tres días que ella suponía serian mas que suficientes. Asi que gracias a su culpa tenia que ir por el y para terminar de joderle una vez mas otro día, tenia que llegar con uniforme para que le dejaran entrar. Comenzaba a odiar a la mujer que se decía llamar enfermera.

Como el día anterior, llevaba su bufanda y gorro puestos, con un pedazo de papel en mano que ahora se había convertido en más que una simple necesidad, limpiando su roja nariz a causa de la constipación. Entro a la escuela casi escabulléndose por no llevar la mochila, entrando lo más rápido posible a la enfermería, encontrándose con aquella sonrisa tan singular de la Sensei. 

- Hiroto-kun ¿Ya se siente mejor que hoy vino a clases? – El nombrado negó rápidamente con los ojos entrecerrados - ¿No? entonces que hace aquí… -

Después de una leve explicación, Hiroto salió con una semi-sonrisa gracias a que faltaría a clases por tres días seguidos y de que aprovecharía esos días para estar recostado en su caliente y bonita cama. Salió despacio y mostrando su preciado permiso a cada profesor que tenían planeado regañarle por saltarse las clases. Deteniéndose por un momento en uno de los pasillos para estornudar.

- ¿Sigues enfermo?

Giro despacio, sorprendiéndose una vez más por escuchar la misma voz del día anterior. Mirándole con nerviosismo como era que aquel chico alto se acercaba con cautela, como le tocaba la frente con la misma sutileza con la que le hablaba. No supo como actuar mas que retroceder despacio, incluso amando al refriado que le ocultaba aquel sonrojo que el más alto le provocaba.

- Estoy bien, gracias… - contesto despacio.

- Estas muy enfermo ¿verdad? – Hablo una tercera voz – ¿Porque estas aquí si te sientes tan mal? – aquel chico alto de cabello oscuro apareció justo detrás del otro mirándole con una sonrisa comprensiva. Hiroto solo negó.

- No, yo estaba por ir…

- Y tu Shou... – Interrumpió abruptamente - eso que le sigues para todos lados porque no le acompañas a la enfermería. –

- ¡Quieres callarte, Shinji!

¿Seguirle? A que diablos se referían esos dos, porque aquel que respondía al nombre Shinji decía que el otro le seguía. Incluso eso le causo un sonrojo inmenso, uno que ni el resfriado pudo ocultarle. Hiroto solo miraba nervioso como era que el otro trataba de excusarse, como era que negaba el hecho de seguirle y decir que su amigo mentía, de incluso de ver como era que le pegaba por decir algo que no debía de haber dicho.

No escucho más, no quería escuchar más. No era iluso pero no quería escuchar las risas del pelinegro ni las negaciones del castaño. Les dejo solos pero antes de salir por completo de la escuela fue detenido al sentir que alguien le tomaba de la mano.

- Yo… no le hagas caso a lo que dijo, el solo estaba jugando… - solto su mano rápidamente.

- No importa. – Contesto despacio tan fingidamente desinteresado – tengo que irme, aun me duele la cabeza. – camino una vez mas para irse.

- ¿Quieres que te acompañe a casa? – le detuvo una vez mas con sus palabras – ¡Digo!, es que realmente te vez enfermo y pues, para mi no seria un problema acompañarte… si es que tu quieres ¿verdad? – rasco su cabeza en modo de nerviosismo – si no quieres esta bien, comprendo que… -

- No es problema, pero prefiero ir solo…

- Bien entiendo… espero y te recuperes pronto, Hiroto. – dio vuelta caminando hacia dentro de la escuela. Hiroto solo se quedo pensando por unos momentos.

- Oye, espera. – Ahora fue el rubio quien le detuvo – Como es que sabes mi nombre si no nos conocíamos. –

Shou abrió más sus ojos en total sorpresa.

- Yo bueno, es que… eh, tengo que irme…

No lo pudo detener, ni incluso tratar de alcanzarlo. Sabía que estaba siendo histérico y que tal vez el que aquel chico supiera su nombre era normal, pero por más que lo pensara y sacara sus propias conclusiones hacia el mismo caso, no encontraba ninguna explicación a que su nombre fuera conocido. La verdad no recordaba haberlo dicho más que a la propia enfermera, tal vez ella había sido la que se lo dijera o tal vez no, en fin, no importaba, solo lo importante aquí era que aun su cabeza trabajaba con el pequeño acoso. Con aquel “le sigues” que el otro chico había confesado.


Sentimientos inesperados...
Sus merecidos tres días de descanso habían pasado de lo mas pacíficos, los mas relajantes y por supuesto los mas necesitados. Ahora mismo seguía caminando a paso lento hacia la escuela, pateando la primera piedra que se atravesara en su camino, vamos, era de esas pequeñas manías que tenía desde niño. Hoy también era de esos días en los que pensaba y pensaba, en lo que hasta en momentos podía chocar con las personas, la verdad una duda giraba en torno a la misma respuesta, en la que aun no encontraba una maldita conclusión que le dijera que nada de lo que pensaba tenia sentido o que era algo sin importancia.

- ¡Oye! Oye… - gritaron a sus espaldas – Hiroto ¿Verdad? – si, era el mismo chico pelinegro que acompañaba anteriormente al chico castaño.

- ¿Eh, si? – contesto simple, la verdad era raro que alguien le hablara.

- Kohara me dijo que si podías esperarlo en el parque que esta aquí a la vuelta, bueno es que es algo penosos ¿sabes? Aun no entiendo porque no solo viene y te lo dice y terminamos de problemas verdad, es tan problemático venir a decírtelo yo cuando no tengo nada que ver ¿Cierto? – Y además hablaba mucho, el rubio alzo una ceja.

- ¿Kohara? no sé de que hablas, la verdad no te entendí… - confeso.

- Da lo mismo, solo espéralo en donde te dije, lo demás me da igual, ¡Adiós! – y con la mano alzada camino hacia el frente dando vuelta a la esquina de la escuela.

Si, había entendido todo, el parque, lo penoso que era aquel “Kohara” pero si mal no recordaba debería de llamarse “Shou”. Tal vez seria una disculpa por lo anterior, por dejar que se hiciera ilusiones a lo que el otro le decía sobre el “seguirle a todos lados” o tal vez estaba interesado en su estado de salud. Si, tal vez era eso.

No divagó y por supuesto que no se quemaría las neuronas por pensar en el mismo asunto. Llego a la escuela a buena hora, tomando sus clases de lo mas normal al sentirse mucho mejor de su resfriado. Saliendo a la hora de descanso, quedándose en la ventana que daba a las canchas observando a aquel que estaba divertido con el futbol. 

Aquel que al verle observándole desde la lejanía le sonrió dulce algo que le provoco un ardor en sus mejillas. Ocultándose al darse la vuelta, sintiendo como su corazón de alguna manera latía un poco mas de lo normal. No podía, era absurdo que con solo una linda sonrisa se pusiera de esa manera. Regresando a su clase a los minutos siguientes siendo los mas cortos de su vida.

El timbre sonó después de un par de horas finalizando las clases del día, no sabia si ir a donde el otro le había pedido aun no sabiendo quien rayos seria Kohara, pensando en que tal vez seria el mismo que conocía, aun asi y con su libreta y libros en mano gracias a sus lindas faltas y porque tenia que ponerse al corriente tenia que llevar. Suspiro, accediendo a ir al parque cerca de la escuela, frunciendo sus labios al sentir la curiosidad de saber si era quien pensaba.

Camino despacio palmeando de un lado a otro las libretas, llegando rápido a donde el otro le esperaba, mirando que efectivamente era en quien pensaba. Sus nervios aumentaron cuando fue descubierto, cuando el más alto le sonrió con felicidad.

- ¡Koha-chan~!- gritaron, aquel gritito algo chillón que tomo la atención de ambos.

Nunca pensó que el acto que había visto le hiciera sentir mal, que se hubiera sentido tan engañado y humillado por alguien que apenas iba prácticamente a conocer. Aquel beso que la chica le había dado al castaño le había provocado un asco inimaginable. Se había quedado estático y mucho mas cuando vio que Kohara, Shou o como se llamara el castaño le correspondía de la misma manera, con un efusivo beso en la mejilla.

- ¿Hiroto? – Pregunto sacándolo de sus pensamientos frunciendo el ceño al ver como era que retrocedía despacio.

Negó con la mano, dejándolo completamente desorbitado, si Shou quería quedarse con su novia la cual estaba en su misma clase y restregárselo en la cara, estaba bien, pero nunca se imagino que dolería, que con solo verlo feliz al verla llegar, le causara un dolor en el estomago. A cada paso del castaño Hiroto volvía a retroceder.

- ¿Pasa algo? – pregunto al estar cerca.

- No, es solo que… - trato de que su malestar no se notara – si querías estar con tu novia a solas me lo hubieras mandado decir. –

- ¿Eh? No, no pien…

- Está bien, será mejor que me vaya.

Camino negando a cada pedimento del otro. Para que quedarse si sabia que dolía, para que negar ahora diciendo que lo que el otro hiciera no le importaba. Dolía ¡si! pero a todas las chicas les dolería verlo con alguien mas, que alguna otra chica o hasta chico acaparara su atención por completo. Que estuviera preocupado por alguien mas que no fuera el.

Shou aun confuso regreso con su ahora acompañante, alzando los hombros al igual que ella, solo despidiéndose una vez mas con un beso en la mejilla, avisando que se verían en casa en pocas horas, animándolo ella a que dejara de preocuparse por algo sin sentido.

- Hiroto es algo extraño – dijo la chica – siempre se la pasa solo en su mundo, es raro. –

- Eso es lo que me gusta de él… 

Y con eso y sin nada más que decir, la chica se fue, dejando al otro suspirando, observando el camino por donde el otro se había ido. Si no estaba equivocado aquel enojo del rubio era porque tal vez estaría celoso, pero aquella manera de hablarle al decir que no importaba aun le dejaba dudas, si su hermana no estaba equivocada, ¡Si! su hermana, y no le mentía en decir que Hiroto era un chico que no le importaba nada mas que el mismo, entonces tenia mucho por hacer.

Y si tenia que buscarlo, explicarle y decirle completamente todo, lo haría, y aunque no le escuchara le diría lo que sentía.


Confesiones guardadas...
Tuvo que esperar un día más para verle. Pero para que quería verle si se suponía que tal vez estaría con su novia, y además aunque ahora estuviera seguro de que el castaño le gustaba, era mas que obvio que este estando con una chica tan linda le hiciera caso y mas sabiendo que era tan callado, que no convivía con alguien que no fuera si mismo, era imposible que pudiera lograr captar la atención del otro.

Camino como siempre, ya no pensando en lo mismo, cambiando sus pensamientos en ver que era lo que haría al llegar a casa o que película podría ver junto a su pequeño perro. Llevaba aquel aparato que amaba con el alma, aquel que le provocaba hacer muecas o gritar internamente un “le di” aquel maldito aparatito que en veces le provocaba casi llorar al haberse terminado la pila en mitad de un juego.

- Siempre tan despistado… - la voz ahora si retumbo en sus oídos, quedándose de espaldas al no querer mirarle de frente – pero ¿sabes? Eso es lo que me encanta de ti. –

No supo que hacer, vamos, eso era algo que nunca espero escuchar del otro. Siguió en la misma posición, estático y sin saber que responder. Solo sintió la mano del otro tomarle por la suya, entrelazando sus dedos con los suyos, jalándole hacia donde el día anterior se verían, quitándole la mochila y arrojarla hacia cualquier otro lado donde no les estorbara.

Solo sintió como el castaño le arrinconaba en el tronco de un árbol, como aun al mantener sus dedos unidos le abrazaba. Sus ojos estaban bien abiertos, sonrojándose cada vez más ante la cercanía del otro. Solto su mano, levándola directamente a su babilla.

- Esto fue lo primero que vi de ti, tan de cerca. – susurro despacio.

- ¿Q-Que…? – trataba de desviar su rostro pero no se le permitía.

- Ese sonrojo que tienes es encantador…

Le empujo despacio, si ese era un especie de coqueteo estaba equivocado si pensaba caería asi como asi, si pensaba que le podía hacer sentir todo lo que sentía ahora tan solo con unas simples palabras como aquellas, estaba totalmente equivocado.

- No es lindo que digas eso, y más si tienes novia. – dijo frio, apartándole de su cuerpo.

- No es mi novia, es mi hermana. – rio divertido alzando una ceja, buscando con insistencia su mirada. 

- Si claro, y yo soy rubio natural. – sarcasmo.

- No, pero naturalmente estas celoso… - le volvió a acorralar al poner ambas manos sobre su cintura, pegándose mas, observando la mirada furiosa del otro.

- Nadie esta celoso. – alzo la ceja, su maldito ego le dominaba – y si me permites, acabo de perder la primera hora de clases por tu culpa. –

- Me gustas…

- Si claro, y a mí me gusta tu hermana.

Le volvió a empujar, tomando su mochila con enojo, caminando rápido antes de perderse la segunda clase. Pero una vez más fue detenido, la mano del mas alto le había jalado hacia atrás con brusquedad, y antes de que pudiera maldecirle por lo brusco que había sido sus labios fueron presos por los del otro, masajeándolos con lentitud. Quiso corresponder, quiso besarle de igual manera, tal vez esta seria la única y la última vez que lo haría. Pero no señor, con Hiroto nadie jugaba. Se zafo rápidamente dándole una bofetada, tomando su camino y dejando al otro adolorido pero con una radiante sonrisa.


Dulce terquedad...
Shou no dejaría de insistirle a Hiroto. Nunca antes había sentido aquella sensación de estar persiguiendo a alguien, de querer saber cada una de las cosas de una persona y claro, por supuesto nunca antes después de un beso quiso un segundo. Si Hiroto no le quería ver, estaba bien, no se aparecería en su camino pero si sabría de su existencia. Haría todo lo que estuviera en sus manos para ganarse al rubio, para decirle a cada momento aquellas palabras que tenía guardadas desde hace mucho.

El día anterior había logrado un gran avance, había podido abrazarle y besarle tan solo por unos segundos, pero ahora no le hacia caso, incluso cuando había caminado a su lado, su existencia había pasado a ser nula. Shou podía ser igual de despistado que el otro, pero no lo era cuando alguien le interesaba y más cuando se trataba de Hiroto.

- Solo ponlo sobre su banco y ya, por favor~ has eso por mi ¿Si? – pidió, extendiendo aquel simple pero lindo presente.

- ¿Estas seguro? Digo, ¿crees que a un hombre le gustaría esto? – alzo una ceja poniendo su mirada totalmente confusa y burlista.

- Solo ponla, maldita sea… - metió su mano dentro de la bolsa de su pantalón – y también deja esto encima. – le dio una pequeña tarjeta.

- Bien… - rodo los ojos y a pedimento de su hermano hizo lo que le pidió.

Hiroto por supuesto que los observaba desde la ventana del salón, justo desde el segundo piso, por supuesto que se veía cada movimiento que ellos hacían. ¿Su hermana? ¡Si, claro! Y él era un ovni. Estaba mas que claro que aquella maldita chiquilla y para joderle su compañera de clases era su novia, ¡Dios! se notaba, sino entonces porque le daba esa clase de regalitos. Chasqueo los dientes, saliendo rápido e ir a tomar algo, en fin, era hora de su descanso y no lo desperdiciaría mirando toda aquella aura rosita que los otros tenían a su alrededor.

La hora del descanso estaba apunto de terminar y como siempre lo hacia, fue a su salón antes de que todos entraran, se acercó a su mesa con confusión, que diablos hacia eso en su banco, porque si no era para él, lo dejaban en su lugar. Si la chica no lo quería entonces porque no solo lo tiraba o regalaba. Tal vez habían peleado, tal vez lo que decía la tarjeta era algo que ella no quería saber. La abrió, en fin estaba en su banca y comenzó a leer. 

Si hice mal al besarte, te pido perdón…
Sé que esto es algo tan poco para ti porque junto a ella tú eres más hermoso. 
No mentí ante mis palabras, de verdad me gustas Hiroto, tanto que es insoportable…

Kohara Kazamasa “Shou”

Al diablo con todas sus malditas palabras cursis, ¡¡Como se le ocurría escribirle tal cosa!! y mas dejarla sobre su pupitre. Que pasaría si alguien la viera, si alguien hubiera leído que un hombre le pretendía, aunque claro, eso era lo que menos le importaba porque en vez de hablar de él, le tendrían envidia ¿no? imaginarse que aquel castaño de ojos grandes, alto y bastante guapo, estuviera consigo seria sensacional.

Pero entonces, ¿No se suponía que aquella rosa roja era para la chica? ¿No se suponía que Shou tenía novia? Si no era asi, entonces ¿Ella si era su hermana? Su cabeza comenzó a trabajar, camino hacia la puerta del salón y con el pie abrió aquel bote de basura, y justo cuando tiraría la flor una voz llamo su atención. 

- ¿No crees que es malo de tu parte tirar los regalos que los demás te dan?- hablo la culpable de todos sus malestares de cabeza. – Kohara esta tratando de llamar tu atención y créeme que muchas o muchos quisieran estar en tu lugar. -

- No sé de que me hablas. – respondió simple, cerrando el bote.

- Hiroto-kun… - suspiro – Tu le gustas y no estará tranquilo hasta que tu no le hagas caso, incluso el me preguntaba todo lo que yo sabia sobre ti, yo fui la que le dijo que estabas enfermo y también por mi fue a la enfermería. Él no es de preocuparse por alguien que… -

- No debería de hacerlo. – interrumpió.

- Lo hace por que te quiere de verdad, porque en pocas palabras lo traes loco, incluso sabe mas de ti, que tu mismo. Por lo menos agradece su tonto regalo, ahora mismo esta sentado en las bancas del jardín.

No dijo más y ante sus propios ojos la chica se marcho a su asiento. Entonces el que estaba equivocado era el mismo, entonces Shou había hablado en serio sobre lo de si gustarse o no. Apretó la flor con fuerza y con una sonrisa en los labios salió corriendo del salón antes de que el profesor llegara. Bajo las escaleras rápidamente, saliendo por las canchas hasta llegar al jardín. Le vio levantarse de la banquita, e ir al lugar contrario de donde él había venido.

- Eh… ¡Shou! – Elevo un poco la voz haciendo que el otro girara rápidamente – ¿Podríamos hablar un momento? -

- Hiroto… están por comenzar las clases, digo, a ti no te gusta saltártelas y… 

- No importa… ¿Podemos? – Shou asintió rápidamente.

Hiroto se acercó a donde el castaño, sentándose en la banca justo al lado suyo, si es porque la mayor de las veces aquel jardín estaba vacío ya varios profesores les hubiesen gritado que se fueran a sus clases. Tardaron un poco antes de que comenzaran a hablar, antes de que Hiroto le mostrara aquella flor que aun llevaba en sus manos. Shou se sonrojo. 

- Supongo que gracias… - dijo observado el lindo rojo en las mejillas del otro – pero… -

- ¿Pero?

- ¿No crees que es algo cursi el escribir esas cosas y darme una rosa? – rio despacio.

- Solo quería ser atento, pero si no te gusto no lo volveré a hacer.

- No es eso, tonto… la verdad me gustó, pero trata de no ser tan cursi. 

- Si te digo que te quiero y que desde hace mucho me gustas ¿Es cursi? – Hiroto asintió avergonzado – Tu… ¿Yo no te gusto aunque sea un poco? –

- Tu le gustarías a cualquiera… - dijo nervioso.

- Hiroto… - este le miro, topándose en seco con los labios del otro, correspondiendo rápidamente ante los besos que el otro le daba. Sintió su mano tomarlo fijamente por la cadera y después de ese contacto Shou solo sonrió - ¿Me acompañarías a un lugar? –

- ¿Ahora? – El otro asintió – si pero, digo, mis cosas y las tuyas están aun en… -

- No te preocupes, ahora lo arreglamos. 

Hiroto solo observo como el castaño sacaba su celular y tecleaba rápidamente, como en momentos giraba su rostro para poder robarle un corto beso y aunque el no quisiera correspondía por igual. No tardaron mucho para cuando observo como el amigo del otro y su hermana aparecían con sus cosas, como antes de que llegaran lo besaba efusivamente. 

- Mucho amor~ – dijo burlista - ¿Están saliendo? -

- A ti que te importa – contesto Shou - y ahora váyanse que nosotros nos vamos. -

Los otros dos sonrieron y sin hablarse se fueron cada uno por su parte. Hiroto aun estaba shockeado, si mal no recordaba en ningún momento el otro le había pedido salir y mucho menos él había aceptado a algo parecido, solo habían sido unos besos y eso no era nada con lo que el castaño se pudiera dar tanta importancia.


Un simple si...
Ahora entendía todo, el por qué todos decían que Shou era sensacional, el por qué en veces la gente le miraba mal al tener la atención del castaño y por supuesto como era que este sabia todo hasta incluso su nombre completo, horarios y hasta la dirección de su casa.

Shou le había llevado a una heladería que acababan de abrir en el centro de la ciudad, el castaño le tomaba de la mano, aferrándose a ella, entrelazando sus dedos justo frente a toda la gente. No le importaba, pero la cercanía de ambos era algo muy diferente a lo que aun eran, amigos, si es que se podía decir amigos.
Caminaron un poco mas, Hiroto había optado por mirar mal al castaño, aun era temprano y el aire fresco de la tarde comenzaba a calarle un poco. La nieve no era mala idea pero tal vez más tarde le sacaría unos cuantos estornudos, y el que muy apenas y se comenzaba a recuperar.

- No crees que es mala idea haberme invitado una nieve… - rio bajito, caminando lento a un lado del otro.

- Es verdad, aun no te recuperas del todo ¿Verdad? Lo siento. Si enfermas otra vez prometo cuidarte. – Apretó su mano con delicadeza – También me disculpo por sacarte de clases ahora que comenzabas a asistir. -

- No importa… - ambos guardaron silencio por un momento - Oye Shou no me lo tomes a mal pero ¿Puedo pedirte algo? -

- Lo que quieras. – sonrió.

- ¿Podrías soltar mi mano? Es raro que vayamos cami… 

- ¿Por qué somos hombres?

- No, eso no me importa, por mi la gente puede hablar o decir lo que quiera, si no que, bueno… digo nosotros solo somos amigos y… - suspiro despacio el otro solo le miraba haciendo muecas extrañas no entendiéndole nada – salgamos… -

- ¿A otro lugar? – termino la frase con una pregunta, Hiroto solo negó rápidamente con una sonrisa en los labios.

- Puedes ser guapo, incluso muy lindo y ser bastante directo… - sonrió ante la sonrisita nerviosa del otro –… Pero aun eres lento… - con su propio helado mancho los labios del castaño, abrazándose por su cuello, lamiendo parte del sabor a chocolate y adentrando su lengua lentamente para compartir lo delicioso que comenzaba a ponerse el beso. Sintió las manos de Shou por sus caderas para pegarle a su cuerpo. Se separo despacio, abriendo los ojos lentamente apartándose con un beso fugaz – Tú y yo tengamos una relación… -

- ¿Novios? – pregunto el mas alto ilusionado.

- Novios se escucha muy raro, pero si… ¿Que dices?

- Si… - dijo simple pero con una sonrisa en los labios, caminando a cualquier lugar que les permitiera un rato de tranquilidad. – Hiroto, ¿Sabes? últimamente sonríes mas… -

- Lo dice el que tiene la culpa… 

Pensar que era tan apartado de los demás, de ser una persona no tan llamativa y ahora lo tenia todo, y cuando decía todo era referente a Shou, a esa persona que drásticamente le cambiaria la vida y que gracias a ella, evidentemente sonreía mas de lo normal.

Porque a partir de aquí, un simple “si”,
era prácticamente el comienzo...
~ F I N ~ 


Gracias por siempre leerme...

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