Tu, mi destino ~Capitulo único~
Era una de esas veces en las que es
necesario para cada ser humano el salir y buscar alimento alguno. Para el
pelinegro a pesar de tener la necesidad de comer le era algo tedioso, tener que
caminar por el centro comercial, que buscar algo que le gustara o antojara o
hasta salir y entrar al coche.
Su trabajo a pesar de ser algo bastante
fácil y muy querido por él, le dejaba exhausto.
Era maestro de música, enseñando
guitarra en una de las más prestigiadas escuelas de todo Tokio, teniendo unos
alumnos ejemplares de los cuales estaba orgulloso.
Ahora mismo se encontraba caminando
entre los tantos locales que se encuentran fuera de los centros comerciales,
con lentes oscuros, unos jeans del mismo color y una chamarra de cuero que le escondía
bastante bien aquella camisa negra. Todo era tan algo sin importancia para
él, que si las personas pasaban caminando, que si las chicas cuchicheaban
cualquier cosa al según ellas verse tan atractivo, simplemente no tenia nada
que ver con él.
Hasta que le vio…
Había caminado por los estantes donde
se venden alimentos para mascotas ya que era un tipo de atajo para llegar a la
comida enlatada. Iba tan distraído con el celular que sin darse cuenta había
chocado con alguien. Estuvo a punto de gruñir pero simplemente no puedo.
- Disculpe, fue mi culpa… - hizo una
reverencia
- N-No, no hay problema.
Takehito se había agachado despacio a
ayudar a levantar lo que el otro traía en manos, que al haber chocado habían
dado directo al suelo. Ahora mismo agradecía traer aquellas gafas, su mirada
estaba clavaba en aquel castaño que con desesperación y pena levantaba sus
cosas. Él le había sido tan distinto,
lo había visto distinto a los demás con solo mirarle una vez, con solo escuchar
aquella vocecita al disculparse.
- Creo que esta roto… - se quejo,
observando la lata de alimento para mascota – y era la ultima que quedaba… -
hizo un puchero.
- Creo que por mi culpa se ha roto. –
Dijo el pelinegro – por lo menos déjame ayudarte a buscar otro. –
- No, esta bien, conseguiré una
después, gracias… - hizo una reverencia tomando las cosas que Takehito le daba,
volviéndolas a poner en el canasto que llevaba en manos.
El pelinegro aun idiotizado le observo
irse, él ni siquiera lo había mirado,
no había levantado su mirada para nada. Takehito se quedo parado mirando por
donde aquel chico se había ido. Saco su celular y observo la hora. Era tarde y
si no se apresuraba no llegaría a las clases de la tarde asi que tomando
cualquier cosa de los mostradores, pago y se fue a casa.
* * * * * * * * * * * * * * * * *
Una vez mas, desganado había llegado
hasta el colegio donde por supuesto varias de sus alumnas le esperaban
desesperadas. Sonrió, aquellas chicas si que eran persistentes, en fin, unas
simples colegialas en edad de la punzada.
-¡Profesor! Llego tres minutos tarde…
Unas de las chicas, algo linda
-reconociéndolo- le fulmino con la mirada. Este le apunto con su dedo índice
tratando de regañarle, pero como era de suponerse Takehito solo rio, la abrazo
por los hombros haciendo lo mismo con la otra que estaba a su lado izquierdo,
caminando hacia la sala que utilizaban para clase de guitarra.
- Profesor hay rumores de que un nuevo
profesor llegara al colegio ¿usted sabe algo?
- No, pero no entiendo porque otro si
no es necesario uno más. – contesto Takehito.
- Yo escuche… - un chico levanto la
mano mientras hablaba – que dará clases de bajo – dijo sonriente – ¡y si es
profesora me cambio de materia! –
-¡Oye Masao kun! Me cambiarias a mi, al
mejor profesor de guitarra por una maestra de buen cuerpo y linda cara y además
que toque ¿el bajo?
- Si~
- Dios… por lo menos aun tengo a mis
chicas ¿Verdad?
- Si profesor, nosotras no lo cambiaríamos
por una vieja zo…
- ¡Chicas! Esos modales.
Después de varias risas sinceras,
Takehito había comenzado con su clase llevándola a cabo esta vez con su fiel
acústica, dejando anonadados a sus alumnos con los simples rasgueos que daba,
escuchando con una simple sonrisa como sus alumnas se decían entre ellas lo
bello de la melodía.
Había estado tocando con el simple
hecho de dejarles en claro que él era el que mejor tocaba entre todos los
maestros, que nadie vendría aun siendo una chica linda a quitarle a cualquiera
de sus alumnos con sus encantos, y mucho menos si tocaba el bajo, aquel
instrumento que para si, no transmitía absolutamente nada.
Después de terminar con su canción la
puerta que había permanecido abierta fue tocada, provocando que levantara su
vista no creyendo absolutamente nada de lo que veía.
* * * * * * * * * * * * * * *
Hoy era el día en que se presentaría a
su nuevo trabajo, pero todo parecía que le saldría mal. Al haber llegado al
centro comercial a buscar el alimento para su gato alguien venia a tirársela y
todo por eso había tenido que comprar otra marca, preocupado de que a su
mascota no la comiera.
Pero, aquel accidente lo había dejado
bastante nervioso. Cuando había chocado con aquella persona primero sintió la
necesidad de gritarle para que se fijara por donde iba, pero después aquella
sensación que tuvo con solo de mirarle unos pocos segundos lo había dejado
bastante asustado, aquella voz tan grabe suyo le había provocado escalofríos no
volviéndolo a mirar incluso cuando este se disculpaba.
Sabia que era estúpido el haber quedado
cautivado con aquella voz.
Y sabía que era sumamente imposible
volverle a encontrar en una ciudad tan grande como en la que habitaba, pero aun
asi todo podía ser posible, ¿No?
Había llegado incluso diez minutos
antes de la hora acordada con el simple hecho de conocer los pasillos por los
que ahora caminaría a diario, no había llevado su instrumento porque no había
la necesidad de ello ya que por lo visto hay le prestarían o comprarían uno a
su antojo.
- Dígame Intetsu san – dijo el director
– ¿Cuanto tiempo tiene de experiencia en lo que toca? -
- Desde que era niño… – respondió con
una sonrisa – mis padres me llevaban a una escuela fuera de Japón en donde el
taller importante era la música… –
Ambos comenzaron a caminar por los
lugares del colegio mientras su plática se extendía. Intetsu se sentía
realmente contento al conseguir un nuevo trabajo en un sitio que comenzaba a
conocer. Al haber llegado de otro lugar fuera de Tokio no sabía muy bien sobre
escuelas o lugares donde le pudieran dar el trabajo, pero a causa de papeles
que le hacen ver como profesional fue más fácil de lo que pensó.
- Entonces asi termino por escoger
música… - dijo el director.
- Asi es, pero después escogí el bajo
que el uno de los instrumentos que la mayoría de las personas incluso no
quieren ni tocar, aunque para mi es muy bella la melodía que puede salir si
realmente te gusta.
- Interesante…
Siguieron caminando pero esta vez sin
decir ninguna palabra. Intetsu pudo distinguir que caminaba por el lugar donde
estaban los salones, en algunas se escuchaban las baterías bastante fuerte a
pesar de tener las puertas cerradas y en otras las guitarras eléctricas donde
vaya que las melodías eran buenas.
Pasaban a cada salón para presentarse
como nuevo instructor de bajo, conociendo a los que serian sus compañeros de
trabajo hasta que justo después de unos pasos se comenzaba a distinguir una
melodía acústica, una que hasta al mismo director dejo anonadado.
El director le había pedido que
guardara silencio, que incluso si era posible no respirara. Ahora entendía que
hasta al mismo director le encantaba escuchar lo que aquella guitarra y su
dueño hacían, incluso los alumnos estaban tan entretenidos y sorprendidos que
no se habían percatado de su presencia.
Hasta que aquella magia se vio obligada a detenerse justo cuando el director toco a
la puerta.
Si a esto se le llamaba destino,
quisieron que el destino se cruzara con ellos a cada rato, incluso si ninguno
de los dos creía en el, este era el preciso momento para decirle a todo el
mundo que existía.
Sus miradas se cruzaron…
Takehito no creía en lo absoluto lo que
veía. Aquel alto chico de cabello castaño y algo rizado, con ahora unos
pantalones y botas ambos de color negro, con esa camisa gris de rayas le dejo
totalmente callado, sin expresión alguna e incluso hasta nervioso, como era
posible que hasta el atuendo le viera hiciera ver tan diferente pero
irreconocible.
Intestu quedo tontamente igual, no
podía creer que ese hombre sentado sobre el escritorio con las piernas cruzadas
fuera el que había visto anteriormente, el que precisamente ahora le había
dejado tan idiota con aquella canción, tan tonto por solo cruzar aquellos ojos
color negro con los suyos, tan profundos, tan sorprendidos.
- ¿Intetsu san? – le llamo por segunda
ocasión.
- ¿Eh? D-Disculpe yo… lo siento… - bajo
su mirada – estaba distraído… -
- Bien, no importa, como le decía él es
Takehito san nuestro profesor de guitarra, Profesor él es Intetsu san, el nuevo
profesor de bajo.
- U-Un gusto…
- El gusto es mio, Intetsu san…
Sus manos se vieron obligadas a
juntarse, ambos habían tenido una pequeña reacción ante esto, apartándolas
rápidamente, Takehito al bolso de su pantalón e Intetsu entrelazándola con
propia mano. El pelinegro nunca creyó que la dichosa maestra que le decían los
alumnos fuera precisamente él, e Intetsu nunca creyó encontrarlo después de ese
pequeño accidente de hace tan solo unas horas.
- ¡Wow! Takehito sensei, ¿Puedo
cambiarme a clases de bajo? Si él es el profesor incluso tocaba hasta la
batería…
- ¡Hana! Mas respeto a tus superiores…
- regaño Takehito – discúlpela no sabe lo que dice. –
- N-No hay problema, con su permiso…
Intetsu había salido casi corriendo de
la sala, el director no dejaba de reír de su expresión, era tan divertido que
una persona se sintiera nerviosa con una adolecente, pero lo que en realidad el
director no supo es que no había sido por la alumna sino por el profesor.
Takehito seguía igual de sorprendido,
¿Cómo era posible que se encontrara con la persona que le había parecido
bastante diferente a todas? Con aquella que le había dejado ese algo de intriga al querer saber un
poco mas de él.
- Profesor, ¿Apoco el nuevo profe no es
guapo?
- No se, dímelo tu…
- ¿Puedo cambiarme de clase?
- No, no puedes.
- Usted es tan malo, sensei~ –
dramatizo.
- Sigamos con la clase…
* * * * * * * * * * * * * * * * * *
Había llegado a casa algo cansado, vaya
siempre llegaba igual a causa de sus rebeldes alumnas.
¡¿Como se les había ocurrido estarle
preguntando si era guapo?! Si por supuesto no les diría que estaba como quería
el muy maldito, que lo había dejado sin habla. Preguntando a cada rato si el
profesor les permitiría conocerlos si el también sentía la necesidad de
conocerlo un poco mas.
Si, comenzaba a odiar a todo aquel que
le dijera lo guapo que era Intetsu, y más asi mismo por sentirse tan patético
al no ser nada suyo.
Pero apoyaría a sus preguntonas alumnas
con el simple hecho de sacarles algo relacionado con él, cualquier cosa podía
ayudarle y asi poder saber si había alguna manera de llevarse por lo menos como
amigos.
Asi había pasado una semana, con un
plan estaba seguro funcionaria…
* * * * * * * * * * * * *
Había llagado temprano, incluso quince
minutos antes de comenzar con las clases algo que a todos les pareció realmente
raro, comenzando con las interrogaciones
o hasta las burlas, las cual el propio Takehito tenia que soportar por tener
tal confianza con todos.
- El sensei se callo de la cama ¿Verdad?
- No, es solo que el despertador sonó antes…
- Naa~ eso es mentira – comenzaron a
reír.
- Bueno ya, esta bien ¿No creen? Porque
mejor no me dicen que es lo que han sabido de su profesor estrella, por el que
ustedes tan malos me quieren cambiar.
Y ahí fue donde comenzó su plan. Sabía
que todas le dirían lo que habían investigado
y asi fue se entero de que cosas le gustaban, de a donde le gustaba viajar, de
done venia, que tenia un gato al cual quería mucho y hasta de su comida
favorita.
Era increíble hasta para el mismo estar
escuchando tanta palabrería, de estar tan atento en lo que le decían y hasta de
estar tan interesado del castaño, pero lo que le provoco una sonrisa radiante
fue lo que escucho casi al final, no pudo creer que aquel fuera de esa manera.
- Lo malo es que también escuche que no
le gustan las chicas… - hizo un puchero.
- ¿Eh? Ósea como…
- Si sensei, que a él le gustan los
chicos, que desperdicio~
- Oye no hables de esa manera, además
has dicho “Dicen” asi que no estés tan segura.
- No sensei, dije “escuche” y ese es
porque él lo dijo…
Sonrió tan tranquilamente y a la vez
con algo de maldad lo que provoco que sus alumnos se hicieran a un lado, casi
corriendo al instante que esa sonrisa les dijo que se fueran al salón y lo
esperaran ahí.
Había visto al causante de su ahora
sonrisa acercarse con bastantes y entrometidas chicas.
Intetsu no estaba tan a gusto rodeado
de tanta alumna, ¡Estas parecían más periodista que alumnas! Que cuantos años
tenía, que cual era su color favorito, que si estaba casado o salía con
alguien, que si alguna vez las acompañaba a bailar, todo esto comenzaba a ser
frustrante.
- ¿Ustedes no tiene cosas que hacer? –
Se paro justo enfrente de todas intimidándolas con la mirada – Están atosigando
a su profesor –
- Pero Takehito sensei~
- Nada, ¡A su salón!
Suspiro observando como aquellas
corrían a sus respectivos salones, riendo bajo de hasta ver a varias chicas de
batería hacer sufrir a Intetsu, girándose después a ver al avergonzado castaño.
Intestu se había quedado estático, era obvio que Takehito le intimidada con su
simple y excepcional presencia, poniéndole nervioso con solo esa sonrisa suya.
Ambos comenzaron a caminar despacio.
- Ya te acostumbraras. - dijo – De
principio a si son con todos pero después te dejaran en paz. –
- Supongo que hasta entonces tengo que
soportarlo – ambos rieron nerviosos.
- No pensé que después de haber dejado
a tu gato sin comida nos encontráramos aquí…
- ¿Gato? ¿Como supiste que tenía un
gato?
Takehito se agacho cerrando lo ojos
algo nervioso. Como era posible que llegara a regarla tan rápido y más justo
cuando lo tenía enfrente, pero rápidamente trato de encontrar una escusa.
- Bueno es que… estaba comprando
alimento de gato… ¿No?
- A si… justamente eso… – No sabia
porque pero justo en ese momento había tenido las esperanzas de haber escuchado
algo mas.
- Bien, este… entonces tengo que irme a
dar clase, nos vemos después… - Intetsu asintió.
Ninguno podía decir nada, incluso el
oxigeno se había hecho difícil de aspirar, ambos querían hablar un poco mas o
por lo menos intentarlo. Era tan tonto ver como al caminar por lugares
distintos aun giraran sus rostros para sonreírse y mirarse, como queriendo
detener al otro con tal de estar un poco mas justos.
- ¡O-Oye! – los dos rieron al haber
hablado justo al mismo tiempo y mas por haber tratado de decir la misma
palabra.
- Dime… - sonrió el pelinegro.
- Eh, yo… bueno…
- ¿Te gustaría y a tomar un café? –
pregunto al ver que el otro comenzaba a ponerse nervioso.
- S-Si, claro.
- Entonces porque no saliendo nos vemos
en el café de enfrente a la escuela, ¡Digo! Asi, bueno platicaríamos de como te
quites a las niñas de encima…
- Por… por supuesto, nos vemos
entonces.
Ambos con una sonrisa boba caminaron
hacia sus salones, teniendo una clase algo bastante buena, con una animo mucho
mejor que del que ya estaban, incluso bromeando en ratos con todos los alumnos,
esperando con que terminaran rápido y asi salir de una buena vez.
* * * * * * * * * * *
Takehito había salido rápido hacia el
café inmutándose que el castaño ya había llegado. Se rio de el mismo al haberse
acomodado la camisa y su negro cabello, riendo de que se estuviera comportando
como un niño al tener su primera cita y mas si esta no era una.
Camino despacio suspirando repetidas
veces.
- ¿Tienes mucho esperando?
- No, acabo de llegar – desvió su
mirada.
Takehito había tomado asiento justo
frente al otro, ordenando cada uno lo que iban a tomar y comer, y como el
pelinegro suponía, Intetsu había ordenado un pequeño pastelito de fresa. Y era
esta la razón por la cual lo había hecho, todas decían que al sensei de bajo le
gustaban los postres y que mejor que llevarlo a un lugar donde los vendieran y
asi Intetsu no estar más nervioso de lo que ya estaba.
- Y dime, porque te gusta la música…
- Bueno, como explicarlo… supongo que
es porque el la cosa mas importante para mi, incluso si me pusieran a escoger
entre cualquier otra cosa con las música, creo que escogería por supuesto mi
bajo – ambos rieron – y a ti…
- Creo que coincidimos en la misma
respuesta.
Eran tan parecidos que incluso las
horas se habían pasado tan rápido, no habían dejado de reír en ninguna ocasión
y por supuesto no habían dejado de mirase ni una milésima de segundo. Intetsu por
más que no quisiera irse, era el momento, a diferencia del guitarrista este
vivía algo lejos asi que tuvo que despedirse.
- Creo que es hora de que me vaya, mi
casa no esta tan cerca.
- ¿Quieres que te lleve?
- No, creo que seria abusar mucho… -
dijo nervioso – Tal vez te esperen en casa. –
- Tienes razón, tal vez ya me estén
esperando.
¿Porqué con eso Intetsu se había
sentido tan desganado? Como si toda esperanza se hubiera visto obligada a caer
al suelo. No soporto incluso que Takehito le dijera que su novia o esposa lo
esperaban en casa. Como había sido posible que se hubiera dado una esperanza a
que el guitarrista le hiciera caso. Era realmente patético.
- Me voy, entonces…
- Pero mi guitarra puede esperar en
casa, ella es la única que me espera.
- ¿Eh? ¿Tu guitarra?
- Pues quien pensabas… - rio divertido
– anda, vamos te llevare a tu casa. –
Intetsu sintió que todo regresaba a la
normalidad por un momento y pensaba que moriría delante del guitarrista si este
le decía que vivía con alguien. Ambos había estado platicando de lo mismo, no
es que fueran entrometidos pero querían saber si había una posibilidad para
salir con el otro.
- Entonces… ¿De verdad no sales con
nadie? – Takehito negó – No puedo creerlo. –
- ¿Porque? Incluso a mi me sorprende
que tu tampoco salgas con alguien si eres bas… - por poco y la volvía a regar,
estuvo a punto de dejarse al descubierto con esa sola palabra que dejo a
Intetsu intrigado.
- Soy bastante que… - el auto se detuvo
justo en un semáforo.
- N-Nada, olvídalo. – rio nervioso
- Incluso yo si pienso que eras
bastante atractivo y le gustarías a cualquiera…
- ¡¿Qué?! – vaya sorpresa.
- Nada, olvídalo… - giro su rostro
indignado hacia la ventana – Puedes detenerte fuera de la casa color crema, esa
es mi casa… -
Takehito aun sorprendido obedeció,
aparcando justo donde Intetsu le había ordenado, aun trataba de entender lo que
Intetsu había susurrado que aunque lo había dicho bastante claro aun no se la
creía. Trato de enderezarse para despedir a su acompañante, de salir para
acompañarle como era debido, pero justo cuando estuvo a punto de abrir la
puerta del coche el otro le detuvo.
- Takehito san ¿Crees en el destino?...
- Discu…
Había sido interrumpido. Aquella única
palabra se había visto callada por los labios del bajista. Takehito simplemente
se volvió a quedar sin aire, sin habla, aquellos labios que se movían
suavemente sobre los suyos le habían dejado en completo shock.
Intetsu había detenido al otro posando
sus manos en sus mejillas, jalándolo hacia su cuerpo para poder besar esos
labios suyos. Nunca su hubiera imaginado que tuviera el valor para besarlo,
para dejarle bien en claro cuales eran sus sentimientos, siendo correspondido
unos momentos después con la misma intensidad, sintiendo la lengua del otro
dentro de su boca jugando con la de él, enredándolas en una manera demandante,
abrazándose sin querer soltar justo hasta el oxigeno se escaseo en sus
pulmones.
Esto, incluso para Intetsu era mucho.
El bajista había salido del coche y
entrado a casa sin decir ni una sola palabra, dejando al guitarrista más que
ido por su comportamiento.
* * * * * * * * * * * * * *
Había pasado más de un mes en donde el
bajista evitaba todo contacto con Takehito, miradas e incluso contactos de piel
que tuvieran al caminar por un lado. El pelinegro al pasar de los días sentía
que su ansiedad aumentaba a cada segundo, tenía la necesidad de volver a besar
los labios del bajista, de sentir sus brazos como la última vez, pero incluso
si se quería acercar Intetsu casi corría a cualquier parte.
Ahora mismo era sábado y estaba sin
hacer nada, aburrido quemándose la cabeza de solo recordar a cada segundo aquel
beso. Se levanto de sillón en donde estaba y profirió salir un rato a tomar
aire fresco y para de una vez ir a por unas cervezas. Tal vez el ir en el coche
no era precisamente “tomar aire fresco” pero la pesadez en su cuerpo y el
cansancio como siempre no se lo permitían.
Había llegado al centro comercial
pasando de largo a los refrigeradores donde rápidamente con tal de irse a casa
tomo un six pack de cerveza, pasando por los pasillos de la comida instantánea
y tomar algo de ramen igualmente instantáneo, pasando los otros dos pasillos
para encontrarse con algo o mejor dicho con alguien que precisamente compraba
el mismo producto que la vez interior.
¿Que hacer? Que tenia que decirle para
dejarle en claro que no aguantaba mas sin verle, sin hablarle, sin que por lo
menos esa mirada suya se cruzara de ves en cuando a mirarle. Podía ver como
Intetsu llevaba su dedo índice a los
labios, como lo curveaba dando a entender que estaba pensando, buscando la
misma latita de comida para gatos.
Con un suspiro tomo valor, dejando en
cualquier parte sus preciadas cervezas y la comida para acercarse por la
espalda de aquel que seguía mirando dudoso todo aquel producto.
Intetsu seguía pensando, buscaba
exactamente la misma lata de siempre aquella que por ser una buena marca era la
mejor para su querido gato, pero nada, no había podido encontrarlo asi que
buscaba algo parecido. Aun recordaba su a saña, aun recordaba como su valor le
había ayudado a por lo menos probar los labios del guitarrista si sabia que no
lo podía tener a todo él. Aun incluso sin hablarle y evitarle se sentía feliz,
nunca antes había hecho algo parecido y gracias a eso los chicos que le
gustaban ni enterados estaban.
Con una sonrisa en sus labios de puso
de puntitas para alcanzar una bolsita que estaba en la parte mas alta y al
bajar sus talones y poner compostura se encontró con unos brazos que le rodearon
la cintura por la espalda.
Alguna alumna pensó que seria, pero no,
todo lo descarto cuando ese perfume que aun
tenia grabado cruzo por su nariz. Se puso nervioso, ¡Se tensó! Pero tal
vez podía ser alguien mas ¿no? tal vez era alguien que le confundía con alguien
más.
- Ahora mismo creo en el destino…
Aquella voz ronca era inolvidable,
ahora tenia bien en cuenta que quien le tenia abrazado de forma bastante
protectora era el guitarrista, aquel que ahora le giraba de manera lenta era
nada mas y nada menos que de la persona que sorprendentemente se enamoro, de
aquel que nunca pensó que le correspondiera.
- T-Takehito…
- Porque huyes de mi… ¿Acaso hice algo
que te molestara?
Sus labios estaban a escasos
centímetros del otro, aun asi Takehito no tenia la intención de besarle por lo
menos en que el castaño le respondiera. Pero nada, incluso Intetsu al estar aun
en shock por el abrazo no podía contestarle nada. Tal vez Intetsu había jugado
cuando le robo el beso y todo los que hacia después fuera por arrepentimiento,
pero de lo que ahora estaba seguro es que no le dejaría ir.
- ¿Intetsu? – Repitió – Hice algo ma… -
- ¡Si! –
interrumpió.
- Vayamos a hablar
a otro lado, por favor…
- No tenemos nada
que hablar…
Takehito le había
arrastrado saliendo como si nada del establecimiento al no haber comprado. Lo
llevo hasta el estacionamiento justo donde su coche aguardaba, empujando al
bajista a una de las puertas para acorralarlo entre ella y su cuerpo. Intetsu
estaba tragando saliva a cada momento, el tener tan cerca al otro le ponía
sumamente nervioso, tenía tan cerca a Takehito que incluso sus latidos del
corazón y la respiración aumentaron.
- No recuerdo
haberte hecho algo – dijo con algo de desesperación, acercando sus labios a los
del otro – ¿Que fue lo que hice? – susurro.
- Déjame ir…
- No hasta que me
contestes.
- No tengo nada
que decir… - agacho su mirada.
- Porque estas tan
enojado conmigo, ¡Porque diablos me evitas!
- ¡¿Quieres saber
porque?! – Le encaro - ¡Quieres que te diga que fue porque me enamoraste como un
idiota desde la primera vez que te vi!… para que después me dejaras ir sin
hacer nada…
- ¡Tu saliste
corriendo!
- ¡¿Querías que me
quedara para que después dijeras que era un error lo que yo pensaba y sentía?! ¡¿Que me dijeras que los hombres no te van y
yo solo tuviera que disculparme por habértelo dicho?! Yo no soy asi…
- Pero que acaso
no te diste cuenta que correspondí a tu beso.
- Cualquiera lo
habría hecho si lo hacia como lo hice contigo…
- Yo no, yo si tu
a mi no me gustaras te habría empujado y tu hubiera sacado a patadas pero no lo
hice, ¿Y sabes porque?... Porque tú me gustas, porque desde que te vi me
gustaste, me fuiste diferente a toda la demás gente… porque incluso eres mi
tipo.
- No te creo…
Los ojos de
Intetsu se habían cristalizado. Nunca antes había escuchado tal declaración o
algo parecido de sus exparejas, estaba tan feliz que incluso quería lanzarse a
besarlo. Pero había una duda, que tal si el guitarrista solo lo decía para
después burlarse e irse y dejarlo solo, que tal si solo lo decía para jugar por
un rato. Pero aun asi…
- Y si te digo que
te amo ¿Me creerás?
- Incluso si no me
quisieras lo haría… - susurro - Yo a comparación de ti, si te amo…
- ¿Te has dado cuenta
de la declaración que me has hecho?
Intestu había
levantado su mirada para ver al sonriente guitarrista que al instante comenzó a
besarle, a abrazarle por la cintura mientras sus manos volaban a su cuello. Se
aferro a él, enredando sus dedos en su negro cabello, ambos cerrando los ojos
para llegar a sentir esa sensación tan maravillosa.
Takehito no tenia
la intención de soltarlo, quería seguir saciándose de él, de sus besos, de
aquellas caricias que hacia a su nuca y cabello, de seguir sintiendo esa lengua
que se enredaba con la suya, pero lo estaba forzando de mas, Intetsu trataba de
separase a causa de la falta de oxigeno y al parecer también por las vocecitas
que comenzaban a escuchar.
- Te quiero, me
gustas ¡Me encantas! – después de susurrarle, aquellas ultimas dos palabras las
había gritado provocando que las personas que subían a sus vehículos rieran
divertidos.
- E-Están
mirándonos… - articulo palabra jadeando.
- No me importa –
le jalo mas, pegándolo a su cuerpo – Pero si quieres vayamos a otro lado donde
no puedan ni vernos ni escucharnos. – relamió sus labios con voz sensual,
plantando un beso fugaz en los labios del castaño.
- Solo si Takehito
sensei me vuelve a repetir lo que dijo… - se abrazó a su cuello.
- ¿Qué? ¿Qué te
amo y me traes tan loco que si no nos vamos ahora seré capas de comerte aquí
mismo con o sin personas mirándonos?
- Si… - contesto
sonrojado.
- Te amo…
Un beso más se
interpuso entre ellos, subiendo al coche del pelinegro lo más rápido posible
antes de que ambos se volvieran a abrazar otra vez. Incluso sus dedos habían
permanecido entrelazados en todo el trayecto de camino a casa del guitarrista,
donde una ves llegaron tuvieron todo el tiempo para demostrarse cuanto era lo
que realmente se querían, aprovechando parte de la tarde y noche para llevar a
cabo besos, caricias, susurros y un verdadero amor que apenas tenia comienzo.
Dejando en claro que si era su destino estar justos…
Entonces no lo desaprovecharían.
~ F I N ~
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