Never too late ~Capitulo 1~
Capítulo 1
El ensayo
diario se había dado por finalizado. Todos recogían sus cosas rápidamente, era
tarde, tal vez las nueve o diez, que importaba si lo único que todos querían
era salir del lugar e ir a sus casas a dormir.
El frio era
insoportable, estaba a punto de llegar la estación más fría del año, invierno,
todos a comparación de uno de ellos traían sus respectivos abrigos, pero porque
precisamente él nunca hacia caso a las noticias matutinas,
porque no había hecho caso a que en este preciso día podría llegar a nevar.
Como siempre se interesaba más en su salud que en la de el mismo, no le importó
quitarse el abrigo y dárselo a su compañero, no le importó incluso morir
después de una pulmonía.
- Te he dicho
tantas veces que escuches las noticias por la mañana – regaño.
- Perdóname
Aoi~ shi, pero nunca creo en eso del clima. – se cruzó de brazos.
Aoi le miraba
con una media sonrisa, aquellas pataletas de su amigo le daban una gracia
irremediable, como podía negarse incluso a acompañarlo a la entrada de la
compañía si este se lo pedía aun sabiendo que tenía que ver a ese que le había robado el corazón de su
amigo, el cual por supuesto nunca
tuvo, aquel corazón siempre le había pertenecido a él.
Sus ojos no
dejaban de mirar el tembloroso cuerpo del castaño, como hubiese querido
abrazarlo en ese momento con la simple ocurrencia de decirle que era para
calmar sus escalofríos y darle un poco de calor, pero no, simplemente su miedo
no se lo permitía.
- Gracias Yuu…
- sonrió, como negarle una de sus sonrisas a su amigo pelinegro, aquel que era
tan bueno, aquel que siempre le cuidaba, aquel que demostraba incluso más
cariño que su propia pareja, su amada pareja – Puedo esperar aquí, no creo que
tarde mucho… -
- No, eso si que
no, me espero hasta que vengan por ti, pero ¿desde cuando marcaste para que
viniera?
- Como una hora
– dijo cabizbajo – Tal vez tenía trabajo –
- No le
defiendas.
Frunció el
ceño, odiaba cuando el castaño hacia eso, siempre, siempre era lo mismo con él.
Uruha siempre defendía a aquel que decía ser su novio oficial, aquel que le importaba incluso más su banda que el
propio castaño. ¿Acaso Uruha no se daba cuenta que todo el entorno de Aoi se
llamaba “Takashima Kouyou”?
Uruha pudo
notar el enfado no tomándole importancia, incluso Aoi se comportaba asi con todos,
aunque claro, tenía días, semanas o incluso hasta meses en los que había notado
un comportamiento algo celoso en el moreno. Pero sus ideas desaparecieron
cuando vio como aquel hombre alto, de esbelto cuerpo y cabello corto algo
rizado se acercó con una sonrisa.
- Uru, disculpa
por llegar tan tarde pero es que el manager no nos soltaba – dramatizo – pronto
tenemos gira y teníamos que arreglar eso. –
- No importa
amor, lo bueno es que esta aquí.
Como quiso
romperle la cara, como quiso descuartizarlo cuando abrazaba a su Uruha, cuando
lo comenzó a besar y cuando por supuesto, le quitaba el abrigo. Aquel chico se
dio cuenta que esa ropa no era de su castaño y con algo de enfado se lo quito,
quitándose el suyo y colocándoselo a Uruha, apretando aquel abrigo negro
mientras se lo lanzaba al pelinegro Gazetto.
- Es tuyo, no
es asi? – se lo lanzo – Bueno pues ya no lo necesita, gracias… -
- Gracias Yuu…
nos vemos mañana.
- Claro, Uru…
descansa…
Como negarle
una sonrisa aun con el enfado, Uruha era tan bueno con él, era tan… diferente a
todos los demás, pero tenía un defecto… era tan ingenuo.
Observo con
detenimiento como aquellos dos se iban lentamente, como aquel engreído le tomaba de la mano y como
Uruha sonreía tan magníficamente. Si podía ver todos los días esa sonrisa lo
dejaría, dejaría de sentir todo aquello por el castaño con tal de verlo feliz,
incitando a aquellas palabras que una vez Kai le dijo “Si lo amas, déjalo ir”
tenía que hacerlo, por su bien, y por el bien del castaño.
Se fue con una
media sonrisa, satisfecho en cierto modo de sus pensamientos, tirando todo a la
borda, claro si es que podían tirarse tan fácilmente. Necesitaba un trago
urgente.
* * * * * * * *
* * *
Una paz
inundaba su cuerpo cuando estaba a su lado, él tenía todo lo que deseaba, era
tan lindo, tan cariñoso, tan autentico, un buen bajista, uno de los mejores
para él estando en una de las mejores bandas, le era tan parecido al pelinegro
solo omitiendo lo del instrumento que cada uno tocaba. Un buen cuerpo, un buen
estado de ánimo, todo de él le parecía bueno, absolutamente todo.
Pero había
algo, este comenzaba a distanciarse mucho, siempre tenía ensayos hasta tarde y
unas veces incluso no llegaba adormir y cuando lo hacía, solo llegaba y se
acostaba con él, simple sexo que el castaño tomaba como algo más grande, para
Uruha en realidad era como hacer el amor.
- Y dime Toshiya, como te fue hoy…
- pregunto el castaño ya en casa, sentándose en el sofá justo a un lado de su
pareja.
- Bien,
supongo… ensayos, regaños, juntas, y en próximo Tour… - contesto con pésimo cansancio.
- Estas
trabajando muy duro…
- Si, y
hablando de eso. Mañana no llegare, tenemos muchas cosas que hacer y terminare
hasta tarde y comenzaremos temprano…
Uruha se
acomodó sobre su pecho, abrazándose a su cintura mientras Toshiya rodeaba sus
hombros con el brazo. El castaño estaba maravillado con el bajista de Dir en
Grey, que era lo que tenía que le volvía loco, y lo más importante, como era
que a pesar de ser de diferente banda, compañía y estilo de musicalización
ambos se conocieran? Fácil, el alcohol se vende en cualquier bar.
- ¿Y donde te
quedaras? – pregunto curioso el castaño mirando tonto la sonrisa de su pareja.
- Con Kyo, es
el que vive más cerca.
- Te la has
pasado mucho con tu vocal, ¿no crees? – No eran celos sino algo asi como
curiosidad. Curiosidad que el otro se tomó como un acto para querer pelear.
- ¿Acaso tu no
crees que también pasas mucho con tu maldito guitarrista?
Uruha se
levantó de golpe, había visto esa mirada de rabia en el bajista que le daba
miedo, Toshiya podía llegar a ser un animal
cuando sus supuestos celos entraban a su cuerpo, pero lo que más le daba miedo
al guitarrista castaño era que pudiera salir golpeado o incluso hasta violado,
porque si, Toshiya incluso lo obligaba a tener relaciones con él simplemente
para dejarle bien en claro que era de su pertenencia.
- No... Yo no…
T-Toshiya, Aoi solo es mi amigo… - retrocedió
- ¿Quieres que
te crea tal pendejada? – Lo detuvo de los cabellos – No te das cuenta cómo te
mira, ¡Te traga con los ojos! –
- No, el solo
trata de ayudarme…
- Ayudarte a
que ¿Ah?
Toshiya lo había
arrastrado del cabello hacia la habitación, aquel castaño cabello lo tenía bien
sujeto entre sus dedos. Lo arrojo a la cama y como pudo le arranco la ropa
incluso rompiendo los botones de su camisa, lo besaba en una forma demandante,
introduciendo su lengua hasta el fondo de su boca atragantándolo.
Uruha sentía
como las manos del bajista se colaban por todo su cuerpo, apretaba su
entrepierna con ellas por sobre el pantalón. Toshiya le dejaría bien en claro
quién era él quien mandaba, quien solo podía tocar su cuerpo y quien solo podía
besarlo. Uruha lo volvía loco, loco en una manera erótica, como si de alguna
cualquiera se tratase. Su cuerpo, su piel, todo de él lograba excitarle de
sobre manera, solo eso, eso era lo único que le importaba.
- A quien
perteneces… - susurro cerca de los labios de Uruha, mas este no contesto - ¡¿A
quién putas le perteneces?! – grito abofeteándolo logrando dejar una pequeña
marca bajo su pómulo, una que se tornaría morada en pocas horas.
- A ti… -
susurro con lágrimas en los ojos cuando una vez más la mano del bajista se
impactaba en su rostro – Soy tuyo – dijo firme.
El bajista
sonrió, se divertía tanto tratarle de esta manera, este simplemente le lograba
excitar más, provocaba que su amiguito
se pusiera duro al instante. Se sentó sobre el castaño desabrochando su
pantalón, quitando el de Uruha salvajemente, perdiéndose en esa piel pálida. Lo
desnudo a los pocos segundos desnudándose él también. Esta era una de esas
veces en que el castaño no sentía ningún tipo de placer, tenía que dejarse
hacer lo que el bajista quisiera, incluso si no quería salir lastimado como
siempre tenía que gemir o por lo menos intentarlo.
- Ahh Shima… -
gimió al entrar por completo al cuerpo del castaño – Eres tan… estrecho. –
Uruha se cubrió
la boca con ambas manos, no podía gritar, no debía de hacerlo, Toshiya estaba
siendo más brusco, sentía que por sus muslos recorría un líquido algo caliente.
Estaba asustado, quería gritar, llorar, pedir ayuda, incluso gritarle a su
amigo pelinegro mas no pudo. Las envestidas que Toshiya le daba le partían el
trasero a cada segundo, uno de sus hombros sangraba, las mordidas que le daba
eran cada vez más fuertes.
Por cada vez
que el bajista se corría tenía que esperar unos pocos minutos para volver a
tomar fuerzas y volverlo a envestir. Uruha se veía obligado a correrse ya que
la mano de Toshiya de alguna manera
hacia magia, pero eso estaba bien, porque asi este pensaba que en verdad el
castaño lo disfrutaba.
- Eres el
mejor, ¿sabias? – Toshiya después de hacerlo mas de tres veces se dejó caer
sobre el cuerpo maltratado de Uruha dejándole chupetones que no se cubrirían
con un simple maquillaje – Tu cuerpo me excita. –
- Toshiya… yo…
te amo…
Porque era tan
estúpido, porque no se daba cuenta que su
bajista solo jugaba con él, con su
cuerpo. No tenían más de tres meses viviendo juntos y siempre era lo mismo,
incluso un mes antes de que Toshiya le pidiera vivir con él, era lo mismo.
Buscaba sus labios pero el otro se los negaba, incluso se levantó y se fue al
baño, quiso seguirlo pero su cuerpo no se lo permitió, no podía levantarse.
Después de
minutos Toshiya salió ya bañado, con unos jeans y una playera algo ancha, miro
a Uruha y rió con ironía, este estaba abrazado a sí mismo, sentía que su cuerpo
cada vez pesaba más, como siempre.
- Ven aquí… -
Uruha palmeo la cama mientras una sonrisa socarrona se plasmó en los labios del
bajista.
- ¿Tú crees que
me acostare contigo asi como estas? – Rodo los ojos – Me voy a con Kyo… no
llegare mañana. –
Uruha iba a
replicar, pero Toshiya no se lo permitió, antes de salir de la habitación este
se había despedido con un corto beso es sus labios, había agarrado las llaves
de su coche y sin más se había largado.
Pero en la
cabeza de Uruha siempre se repetía los mismo, aquel “me quiere” siempre le
hacia olvidarse de todo lo que el más alto le hacía, de los golpes, los gritos,
de todo, sus besos después de cualquier acto
le tranquilizaban, según él, sentía el amor en ellos.
¡Vaya! Uruha si
era además de ingenuo, bastante idiota.
* * * * * * * *
* * * * * *
Y como decirle
que en este momento el que se suponía era el hombre de su vida había ido
exactamente al mismo bar con otra persona que no era él. Como decirle a Uruha
que su maldito noviecito se estaba tirando a un maldito enano en medio del bar,
dando una grandiosa demostración.
Golpearlo sería
fácil, lo difícil aquí era que Uruha le creyera si este estaba más que embobado
con ese, nada que le dijeran malo aunque fuera verdad les creería, a nadie. Por
qué decir que Aoi no estaba que se lo cargaban los demonios, porque no decir
que quería matar a aquel que le había quitado el corazón de su castaño.
Se levantó
dispuesto a romperle la cara, pero como era de suponerse, su acompañante le
detuvo.
- No hay
necesidad de llegar a los golpes, incluso si yo mismo se lo digo a Uruha este
no entenderá – y tenía la razón.
- Pero que no
miras que está engañando a Uruha, ¡¿Qué acaso no te das cuenta lo que está
haciendo?!
- No es tu
problema…
- ¡REITA!
- Aoi, Uruha no
te escuchara, no insi…
El sonido del
celular le interrumpió al rubio bajista continuar con su discusión, era tarde,
incluso se le había hecho raro que alguien le llamara, solo una persona lo haría,
pero dudaba el que lo hiciera si se suponía que estaba cansado y lo había
dejado más que dormido en aquel departamento que compartían.
Contesto sin
mirar el remitente y antes de que le contestaran por la línea pronuncio el
nombre del que se suponía era quien le llamaba, pero no fue asi.
- Saga que
acaso no es… - Cortaron sus palabras. Aoi le miro nervioso cuando los ojos del
bajista se abrieron con sorpresa – Shima ¿estás bien? – trato de preguntar
calmado – Si ya voy, trata de no moverte mucho por favor. –
Aoi lo miraba
preocupado, que había pasado con Uruha para que Reita actuara de esa manera.
Incluso después de que ambos salieran del bar Aoi pidió explicaciones más sin
en cambio ninguna salió de los labios del bajista. Este había optado por
despedirse del pelinegro para ir a ayudar a su amigo, el cual por la llamada
dio a entender que estaba bastante mal.
- ¿Que paso?
- Nada, Uruha
solo se siente un poco mal eso es todo.
- ¡Yo voy
contigo! – grito Aoi al ver como Reita subía a su coche rápidamente.
- ¡He dicho que
no! a Uruha no le gustara que lo veas… asi.
- ¿Asi cómo?
Por dios Akira, dime que pasa.
Ignorado era la
palabra correcta, Akira se había ido sin dar ninguna explicación. Pero es que
en algo tenía razón, Uruha no hubiese querido que Aoi lo viera de esa manera en
que Toshiya lo dejaba. Reita sabia absolutamente todo, los tratos, los golpes,
todo, pero Uruha siempre le dejo bien en claro que eran sus problemas y que él
los arreglaría por su cuenta, por esto mismo no podía decir de la infidelidad
del bajista de DIRU, porque simplemente el otro además de no creerle, le
reprocharía el que se metiera en su feliz
vida.
Aoi por su
parte no se quedó con los brazos cruzados, hacia llamadas que por obvias
razones el castaño no le contestaba, muchos mensajes salían de su celular al
mismo destino. Pero no era suficiente, necesitaba saber si estaba bien,
necesitaba saber por qué Reita había salido corriendo.
Sabía
perfectamente la dirección de la casa que compartía Uruha con Toshiya y sin
alguna preocupación por que este lo viera en su casa se dispuso a ir, en fin,
este estaba bastante entretenido con su
amiguito.
Solo no se imaginó lo que vería, no se
imagina que su enojo se convirtiera en rabia y esa rabia en algo más fuerte…
nadie ni incluso el mismo podía tocar a Uruha en una manera tan salvaje.
¡Wow! Pobre Uru V__V date cuenta que Aoi es el ideal para ti!
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