Vampire Love II ~Capitulo 13~
Capitulo 13
~Quinta Noche~
Shou había reído con felicidad, con esos labios
curveados tontamente, y Tora aprovechado a abrazar a Saga por la espalda,
susurrando un despierta a su oído. Les vio besarse despacio, moviendo sus
labios tan lentamente que no hizo otra cosa mas que girar su rostro y mirar
hacia donde los otros dos se habían ido.
Escuchaba los leves jadeos de Saga, como Tora
arrastraba los pies para querer acercarse más a su cuerpo. Shou había optado
por apartarse de ahí, irse algo lejos para darles su espacio. Tora seguía
besando los labios del castaño y antes de que este se diera cuenta de lo que
hacía prefirió abrazarse a él. Shou observaba, desde la lejanía, podía ver la
felicidad marcada en los ojos del pelinegro en ese momento. La sorpresa de Saga
también la veía, veía la manera delicada en que el castaño delineaba sus
propios labios con su lengua.
- Yo… yo no quería… - Shou echo una risita al escuchar
estas palabras por parte de Saga, como retrocedía, como trataba de apartar su
mirada de la de Tora.
- Pero lo hiciste… - Hablo el pelinegro.
Shou camino detrás de ellos cuando Saga comenzó a
caminar a su casa, después de todo estaban a las afueras de su jardín. Este
perfectamente sabía que el pelinegro venía detrás de él. Shou al verles entra a
la casa, al verles entrar a la habitación escondido de cualquier persona que
fuera humana, mirando por las ventanas de fuera del pasillo hacia el jardín
trasero. Sabía que estaba mal, que él no debía de escuchar conversaciones
ajenas.
- Quien era él
– escucho de repente al aguzar su oído. Suspiro.
- ¿Y que es lo
que quería? Porque me enredo en su asunto… ni siquiera lo conozco. Dime que es
lo que no se de ti…
- No hay
necesidad de saber de mí. Poco a poco lo sabrás a su momento.
- ¡Pero este
es el momento! ¿Que me ocultas? Que es lo que él puede decirme si yo voy a buscarle.
- Lo diré
todo.
Shou cerró los ojos, Sabia que Tora tenía que pasar
por una situación como estas. Pensaba lo mismo talvez que Tora, vamos Uruha
tenía una lengua tan larga por lo cual había provocado que las cosas para el
pelinegro se hicieran cada vez mas difíciles.
- Pero antes de todo quiero que me beses… - Alcanzo a
oír - hazlo como lo hiciste antes y como hace unos momentos, por favor… -
Lo que siguió fue completamente silencio para Shou, no
pudo escuchar completamente nada, tal vez, Saga había cumplido con el pedimento
de Tora y ahora mismo se estarían besando. Suspiro. A pesar de la situación en
la que se encontraba no podía dejar de pensar en una sola cosa, en que Reita de
alguna manera u otra había regresado, tal vez estropeando un poco sus planes,
los planes suyos y de Tora, pero estaba contento. Momento después escucho un
ligero golpe que le decía que cualquiera de los dos había chocado con cualquier
mueble de la recamara.
- Lo siento. Yo
te he hecho daño y no me amas… - Shou sonrió de lado al escuchar las
palabras del pelinegro.
- Yo si… no te
disculpes.
- Te diré la
verdad – Shou se enderezo recargándose en la pared – Yo llevo sabiendo de ti desde que tenías diecinueve
años, te conozco lo suficiente porque te he observado, nunca imagine enamorarme
de un humano con tan solo mirarlo. Tú eras tan feliz con tu familia, sonreías y
eso me asqueaba, me enojaba por no ser yo quien te provocara esas risas, Yo no
sabía cómo tenerte, como hacerle para que te volvieras loco, frio, para que
odiaras la vida –
- Y
aprovechaste ¿mi tristeza?
- Yo provoque
tu tristeza…
Shou no pudo evitar sentirse un poco mal por lo que
vendría, porque sabía de antemano que Saga no le perdonaría, ni aunque el mismo
Tora le viajara la luna o las mismas estrellas, no seria tan fácil. Tenia la
necesidad, no, tenía la obligación de detenerles, de decirle a Saga por todo lo
que había pasado Tora, por todo lo que había sufrido, pero no podía.
- Sé que hice mal, y antes de terminar de decirte todo
quiero que sepas que por primera vez en todos estos años me arrepiento… - Tora había suspirado con nerviosismo – y
que sepas que… eres el primero al que amo y que si me odias puedes irte y
olvidar todo. –
Pero, ¿Acaso había necesidad de mentir? De que Tora le
dijera que era el primero, entonces, ¿Aoi que había sido para el? Acaso el no
había sido el hombre que le dio una nueva vida, el que había cambiado toda su
personalidad porque le tenia embrujado. En realidad no sabía como detener a
Saga.
- ¿Porque me dices todo esto? Te arrepientes ahora de
haber sido yo al que convertiste, ¿de haber estado conmigo?
- ¡No, nunca me arrepentiré de eso! Yo a partir de
aquella noche nunca dejare de amarte, recuerda eso…
- ¿Entonces porque? No entiendo nada…
- Yo, con tu familia en mi camino no podía tenerte, no
podía hacerte ver la vida de otra manera. Yo… Yo acabe con lo que más querías.
– Saga abrió los ojos – No fue accidente, yo… me alimente de ellos hasta
matarlos. Yo no sabía… no sabía qué hacer. -
- Es broma, ¿verdad? - Saga se levantó de golpe – dime
que es una broma… - sus lágrimas comenzaron a salir.
Saga estaba en total shock, porque todo lo que quería
se tenía que ir, porque ahora que comenzaba a sentir algo Tora llegaba y le
confesaba algo como esto, se sentía usado, pero mas que eso, se sentía un
objeto con el cual Tora tal vez quería jugar.
- Takashi… - se acercó.
- ¡¡No me toques!!
- Perdóname, no sabía que hacia… ¡Perdóname maldición!
- ¡¿Perdonarte?! ¡Maldición! Me quitaste todo… todo lo
que quería…
El castaño seguía llorando, quería matarse, quería
matar a aquel maldito que estaba frente a él. Tenía las manos en su cabeza,
jalando un poco sus castaños cabellos, se acercaba a Tora y con la mano extendida,
no podía, no, realmente no quería hacerlo pero cuando reacciono, su mano ya se
había impactado en la mejilla del otro, dándole una fuerte bofetada.
La sangre escurría por su mejilla, las uñas del
castaño habían alcanzado a rasgar un poco. Pero Tora sabía que se merecía esto
y más, que merecía morir a sus manos. Solo sintió como Saga le volvía a pegar
en la otra mejilla, como después de eso se dejaba caer de rodillas llorando
desconsoladamente, tan lastimado, como se levantaba de golpe y lo miraba con
sus ojos completamente teñidos de color rojo.
- Por mi puedes morirte… – apretó los dientes,
mordiéndose con sus propios colmillos – porque si no lo haces… yo te matare, ¡¡Me
desharé de ti como la basura que eres!! –
- Takashi por favor…
- Que harás… ¡Que me dirás ahora para creerte! –
Comenzó a temblar – ¿sabes una cosa…? te odio ¡Te detesto!
Shou perfectamente pudo escuchar el estruendo del
vidrio de la ventana, haciéndolo reaccionar rápido, ocultándose ante el hombre
que corriendo se apresuraba a verificar el sitio. Su cuerpo estaba
completamente estático sin moverse o decir algo, solo a los pocos momentos se entero de que el hombre no saldría de la
recamara, de que al pronunciar palabra alguna delante del pelinegro podía ser
su fin.
Por lo tanto Tora se había quedado solo en aquella
habitación tirando todo, rompiendo lo que se le cruzara en su camino. La puerta
se abrió y ni le importo si lo veían, si se daban cuenta que él no era del todo
normal o que si sus colmillos quedaba al descubierto.
- ¿Usted quién es? – aquel señor con traje se acercó
para sacarlo de lo que se suponía era la habitación de su señor pero prefirió
nunca haberlo hecho – ¡S-Salga de aquí! –
Tora giro su mirada hacia aquel que pertenecía a la
servidumbre, tanto había sido su enojo que lo tomo del cuello y prácticamente
se deshizo de su cabeza, arrancándola poco a poco, provocando que la sangre
saliera a chorros salpicando todo. Pero se vio detenido, justo cuando le
quitaría el brazo a aquel ya cadáver le detuvieron, Shou casi le cargaba para
apartarlo de aquel descuartizado cuerpo.
- ¡Cálmate Tora!
- Lo perdí ¡Lo perdí todo, maldición!… todo Shou, fui
tan estúpido. – Hablaba atropelladamente – yo no pensé que me enamoraría una
vez mas, que Takashi fuera el indicado, que… - apretó sus puños.
- Tranquilo, no quiero ser yo quien te calme, por
favor déjalo ya…
Shou solto poco a poco al pelinegro, nunca pensó verlo
tan destrozado, con aquella actitud tan psicópata, pero él ya sabía que todo
esto tenía que pasar tarde o temprano. Pero ahora lo difícil venía desde aquí,
como le haría Tora para que Saga volviera a confiar en él, para que se diera
cuenta que todo lo hacía por amor y que él era realmente asi, un asesino, su
manera de obtener lo que quería.
- Necesito encontrarlo ¡búscalo! Ayúdame…
- Lo buscaremos, te ayudare, pero tú eres el que lo
conoce, tu sabes a donde podría ir.
- No lo sé…
- ¡¿Cómo lo buscaremos entonces?! – Grito el castaño -
Si Uruha lo encuentra antes que nosotros, él… él te lo quitara…
- ¡No digas eso! primero lo mato…
- Vayamos a buscarlo, anda… - Shou trato de animarle,
extendiendo su mano y ayudando a que caminaran, ambos - tenemos pocas horas
antes de que amanezca, después no podremos hacer nada. -
Tora asintió apretando la mano de Shou, saliendo por
el mismo lugar de donde su castaño lo había hecho anteriormente, brinco por la
ventana buscando de algún modo el aroma ya tan conocido de Saga. Shou brinco
igualmente después de él, yéndose por el lado contrario a donde el pelinegro.
Busco para todos lados, los jardines de la gran casa,
a los alrededores y hasta el pequeño parque que estaba cerca. No lo encontraba
¡Diablos! No reconocía su aroma en el aire tan calmado y frio de aquella noche
y faltaba poco tiempo para que el sol saliera, se tumbó derrotado en el pasto
cerrando los ojos y tratando de recordar los lugares que había visto aquella
vez en el pensamiento de Saga. Pero, una sonrisa se formo en sus labios, si
había algo que nunca olvidaría seria ese aroma que tanto quería, mantuvo sus
ojos cerrados, con indiferencia.
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CAPITULO 8
“Un
amor, Un aliado”
Reita se había ido de caza junto a Uruha. Estaba más
que claro abundaba la felicidad misma saliendo de hasta sus poros, no podía
ocultar esa sensación, aquella que le había hecho estremecerse con tan solo
experimentar ese pequeño “rechazo” pudoroso de Shou, con tan solo aquella
maldita manera de llamarle por “usted”. Había necesitado un maldito y jodido
beso, pero Shou venia a joderle con un “pueden vernos” ¡¡Que más daba si les
veían!! En fin, por Uruha no se preocupaba y por Tora, bueno, ahora sabía que
había una manera de hacerle sufrir.
- Estas muy contento, Reita. – le fulmino con la
mirada, con una sonrisita traviesa en los labios.
- ¿Lo estoy? – rio.
- Creo que la comida de hoy si fue digna de ti… - rio
juguetonamente – no te mentiré, pero ese chiquillo se me antojaba. -
- ¿Lo crees?
- Me estas ignorando ¿verdad?
- Si.
- Hijo de…
Reita había esperado comenzar una de sus peleas
diaria, vamos, que de divertido tenia la noche si no jodia de alguna manera al
castaño. Pero, le puso atención justo cuando el propio Uruha cortaba sus
palabras abruptamente sintiendo un aroma algo conocido, reacciono. Saga se
acercaba de manera rápida, con una furia inimaginable y Uruha no podía dejar de
sentirse con suerte. Reita de sobremanera sabia y conocía muy bien al chico al
que le había puesto el ojo Uruha, pero de antemano sabia que solo perdía su
tiempo.
- Déjame solo, necesito hacerme cargo de este asunto…
- la sonrisa de Uruha era de lo mas maldita, tanto, que a Reita le había
parecido linda, solo atino a asentir, en fin, este no era su problema.
Antes de alejarse solo observo como Uruha de un solo
movimiento detenía a Saga por los hombros. Y ahora que lo pensaba, si Saga
estaba solo, se suponía que el plan de Tora de algún momento a otro se había
alterado o el mismo Saga le había rechazado. Aprovecho todo y perdiéndose por
la oscuridad de la noche comenzó a olfatear, a buscar el aroma de su castaño
por cualquier lugar.
No le había importado los minutos o las horas si es que
las hubiera necesitado. Su mas importante asunto en estos momentos era aquel
que caminaba con algo de cansancio, buscando sabe que cosa, aquel que se había
dejado caer derrotado al pasto, sentado, aspirando el aire lentamente para
cerrar sus ojos. Era tan hermoso.
- Como me encanta encontrarme a personas como tú… - susurro
al estar lo bastantemente cerca.
Aquella voz le hizo abrir los ojos abruptamente, no
por la sorpresa sino por la cercanía, Shou estuvo a punto de levantarse pero se
le prohibió, aquel cuerpo estaba encima suyo acorralándolo e impidiendo
cualquier movimiento. Shou trataba de moverse pero no podía.
- R-Reita… - verdaderamente la cercanía y su aroma le
volvían loco
- Hola Shou.
Reita agacho su rostro chocando su aliento con el del
castaño, provocando que este se acostara sobre el pasto de a poco. Sus miradas
no se separaban. Shou sentía cada vez más cosas dentro de su cuerpo, porque
Reita era tan asi, tan maravilloso, tan provocativo, tan… hermoso. Su cuerpo
teñido en aquel hermoso pálido blanco, su piel tan fría, sus ojos siempre en un
bello rojo carmín, su tacto tan… único.
- Yo, ehh… yo tengo que buscar algo… disculpe… - se había
sentido tan tonto, su seguridad estaba por los suelos, desvió la mirada.
- ¿Entonces no me buscabas a mí? – sonrió divertido.
- Yo buscaba a Takashi, perdón…
- Oh, al chico de Tora – el otro asintió mirando hacia
un lado – Lo acabo de ver hace unos momentos –
- ¿De verdad? ¿Dónde? – Shou se levantó un poco sin
siquiera darse cuenta de la cercanía con Reita – Sé que en estos momentos soy
su enemigo, pero solo por esta vez podemos olvidar eso. -
- Lo dije una vez ya, ¿no? – Shou le miro confuso – No
soy tu enemigo ni el aliado de Uruha, lo que pase entre él y Tora no me
importa, asi que si quieres saber dónde está yo te puedo decir. –
- ¿De verdad?
- ¿Quieres saber dónde? – Repitió el rubio mientras el
otro asentía – Te lo diré, no, es más, te llevare con él pero solo si me
regalas lo que antes te pedí – sonrió - … un beso…
Shou en ese momento se tensó de sobre manera cuando
sus labios fueron atrapados por los del rubio, no supo que hacer o cómo
reaccionar. Seguía tendido en el pasto y Reita no dejaba de besarlo. Por más
que quisiera quitarse al rubio no podía porque el mismo había tenido la
necesidad de probar esos labios una vez más. Como había querido sentir una sensación
como esta desde hace tantos años, desde hace solo cuatro noches.
Y para Reita también era algo excepcional, Shou le
correspondía de una y mi maneras, eso era lo maravilloso, lo quería y aunque
Shou lo sabia, aquella manera verdadera de amarle la había sabía ocultar
bastante bien, solo había necesitado saber hasta qué grado podía Shou ocultar sus
sentimientos.
- Akira… - dijo Reita.
- ¿Eh?
- Mi nombre era Akira Suzuki…
- P-Porque me lo dices a mí… digo yo no…
- Se lo que sientes Shou y sabes que siento lo mismo
por ti…
Shou no cabía en su asombro, había escuchado de Aoi
que un vampiro como ellos, como Reita al ser hijo de verdaderos vampiros solo le
decía su verdadero nombre a aquella o aquel con la cual quería que asi le
llamase, aquel con el cual querían pasar su existencia. Porque eso quería
Reita, quería pasar todos los siglos que le quedaban con Shou, él desde que le
vio sabiendo que humano, supo que seria el indicado.
- Te amo Shou…
- Y-Yo no… no… - ¿que contestar? Como diablos
reaccionar ante los labios del rubio.
Reita de un movimiento rápido había mordido su cuello,
se saciaba de su sabor, mientras Shou solo suspiraba. Pero entonces, ¿porque si
Shou aun no tenia todo en claro no le detenía? ¿Porque gemía ante los
movimientos del rubio?
- ¿Acaso tu no sientes lo mismo? – Se relamió sus
labio limpiando la sangre, esperando la respuesta de Shou que en ningún momento
contesto, bajo la mirada – Vamos te prometí que te llevaría con tu amigo. –
¿Acaso podía ser más estúpido? ¡Porque diablos no le decía
a Reita lo que sentía! Se vio obligado a levantarse siendo jalado por el rubio.
Ambos caminaron a una distancia considerable uno del otro. Shou sí que se
sentía nervioso, el ambiente para él era bastante tenso más sin en cambio solo
observaba como el Reita caminada como si nada con una aparente sonrisa en sus
labios.
La mano de Reita choco con la de Shou atrapándola para
entrelazar sus dedos.
- Dime Shou, porque tanto interés en ese chico. -
apretó su mano, cambiando radicalmente el tema.
- Eh yo… bueno es que Tora lo está buscando.
- ¿Y te ha mandado a ti? Se supone que él es el que lo
debería de buscar, no tú…
- Yo solo hago un favor… - agacho su mirada.
- Entonces hazme un favor a mí y no te acerques a
Uruha. Él no dejara que se lo lleven tan fácil, y si te hace algo no me
gustaría hacerle algo yo a él…
- ¿Uruha?… - bufo despacio - yo no hare algo que a
usted le cause problemas, solo quiero saber dónde está.
- Y dije que te llevaría y eso hago, solo no te
acerques mucho ¿ok? – Suspiro – Si es que aun te tengo, no me gustaría perderte
tan pronto. -
Se detuvo por un momento acariciando la mejilla de
Shou, porque no se daba cuenta que no quería exponerlo hacia su amigo castaño, porque aunque Uruha se viera
algo débil en verdad si se lo proponía lograría matar a mas de uno. Shou solo
cerró los ojos y por un momento iba a suspirar el nombre del causante pero se
apartó bruscamente.
- Porque hace esto… se supone que debes ser fiel y por
ende mi enemigo, no debería de ayudarme ni mucho menos pensar en hacerlo, usted
es aliado de Uruha y como diría Tora, ustedes deben de ser iguales.
- Eso no tiene nada que ver conmigo, él quiere cosas
diferentes a mí, si él mata a mí no me importa y si lo matan sería un placer
presenciarlo… ¿porque no lo entiendes? solo necesitaba encontrarte una vez más…
- No me mienta…
- Si te mintiera ¿tú crees que te llevaría a nuestro escondite?
No seas estúpido Shou, y deja de llamarme de esa manera, detesto que lo hagas, me
llamo Akira, ¿tan difícil es hablarme de tu?
- Lo siento… - agacho su mirada – disculpa no pensé
que fuera de esa manera…
- Terminemos de una vez por todas, te ayudare si es
que lo quieres, saquemos al chico y deja que Tora se encargue de lo demás. –
Shou lo miro ilusionado – No será fácil pero lo hare por ti… solo quiero que
después de esto tu vengas conmigo, porque sé que asi también lo quieres.
- Eso no sería justo… - negó rápidamente - ¿Te
arriesgarías por alguien como yo solo para que vaya a donde tú quieras? Creo
que eso no tiene sentido.
- Lo tiene para mí y lo sabes. Te quiero conmigo, no
quiero que alguien más venga y te lleve…
- Eso no sería posible – dijo sonrojado.
- ¿No? – Sonrió tomándolo por las caderas, era tan
fácil leer sus expresiones – ¿porque? ¿Acaso ya tienes una respuesta? ¿Has
elegido ya? – Shou asintió – A quien debo matar para volver a ser el único – jugó.
- Solo que te mates a ti mismo, Akira…
Su vida regresaría en este mismo instante si es que se
pudiera, por fin lo había dicho, por fin Reita se había salido con la suya,
tanto tiempo que Shou quiso decirle pero nunca pudo por estar Uruha de por
medio, nunca pudo por temor a enterarse que Reita fuera igual al otro, por eso
necesito saber más, por eso había hecho que el otro se sincerara y le hiciera
confiar, para asi darle la oportunidad que ambos querían.
Reita lo elevo un poco al cargarlo por la cintura
mientras chocaban sus labios, Shou solo se aferró a él como nunca.
- Ve a buscar a Tora, te esperare aquí… – su sonrisa
era deslumbrante – solo no tardes mucho, Uruha me espera y no lo haremos
esperar mas. –
- Gracias, de verdad gracias… Akira
Reita solo le sonrió antes de darle un último beso
para verle partir en busca de su amigo, todo salía tal cual su plan, ¡Su plan!,
aquí lo único que importaba a Reita era Shou y dejar de una vez por todas a
Uruha, pero ahora que lo pensaba ayudaría a Tora, no solo porque el otro se lo
pidiera sino por su propia conveniencia, ¿Acaso no era una buena idea el que
alguien mas se ensuciara las manos? En fin, su plan estaba completo, había
obtenido a Shou y no importaba nada más...
- ¡Ahh! – Grito Shou unos metros después – No me digas
Shou, soy Kohara Kazamasa – y con una sonrisa sincera desapareció en la
oscuridad.
- Solo no tardes cariño.
Antes de que Shou pudiera escuchar esto último el ya
llevaba unos metros avanzados, tenía que encontrar rápido a Tora antes de que
Uruha le lavara la cabeza a Saga con estupideces y lo pusiera más en contra.
Pero también confiaba en que sus visiones fueran asertivas y Uruha no las
alterara porque siendo asi, Tora podía perderlo y él no le ayudaría para nada y
solo arriesgaría a Reita. Todo el esfuerzo de todos tenía que valer la pena ¿no?
Algo muy alejado pudo divisar al pelinegro hincando en el suelo mirando al
cielo, en ese momento se sintió tan tonto al no poder hacer nada para
detenerle. Para poderle transmitir un poco de su alegría.
- ¡Tora!
- Shou… ¡¿Shou lo encontraste?!
Shou negó con la cabeza lentamente y en ese preciso
momento Tora tomo a aquella chica que mantenía en sus brazos jalándole el
cabello, arrancando su cabeza mientras un gruñido salía con desesperación.
Llevo sus manos a su rostro cubriendo la molestia y tristeza por ninguno
haberlo encontrado. Shou se acercó lentamente, conocía bastante bien a su amigo
para darse cuenta que sus instinto solo le podía causar la rabia y desespero,
lo tomo de las manos.
- No crees que si sigues haciendo esto, ¿Saga se
enojaría? – Tora lo miro enojado – Vamos, hay alguien que nos llevara con él,
date prisa, Uruha lo tiene…
Se levanto rápidamente ante sus
palabras siendo arrastrado rápidamente por su amigo. Camino lo más rápido que
pudo junto a Shou, caminando hasta las afueras justo donde este se había
encontrado con el rubio, observando con detenimiento como Reita esperaba recargado
en un árbol mirando hacia cualquier parte, esperándole con paciencia.
Shou sonrió había sonreído espléndidamente
al cruzar miradas y Tora solo había sentido un asco recorrer su estomago, poniéndose
en guardia ante lo que viniera.
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