Just say... Capitulo 4

23:14 *Mony-san* 0 Comments

 Capitulo 4. Hiding a surprise -Parte 2-

Estaba que se lo cargaban los mil demonios, y no era para más. Shou no se había dignado a dejarle salir cuando se lo suplico y ahora le jodia el tener que esperar un poco más. Había mandado un mensaje quince minutos antes de que los ensayos, si es que se podía llamar ensayo, terminaran, incluso no tomo todas sus cosas para salir lo antes posible de ahí.

Estaba harto de la situación, harto de que por ningún motivo tuviera una alternativa para no perder su reservación. No era por lo que había o iba a pagar, sino que, lo que a el realmente le importaba era que por lo menos Reita se sorprendiera y terminara con una recibir una de sus esplendidas sonrisas.

Podía estar cien por ciento seguro que el otro bajista no recordaba el día, se había dado cuenta en su anterior llamada, aun así, le perdonaba, vaya, no es como si Reita tuviera una memoria que todos quisiesen tener. Aun así, estaba con la autoestima hasta los suelos.

- ¿Necesitas compañía?

- Necesito que me dejes solo y te largues, Naoyuki.

Si, estaba bien, el batero no tenía nada de culpa. Si, si necesitaba compañía, aunque no precisamente la suya. Ignoro el brincoteo del otro, sus suplicas, sus palabras, solo se dedicó a caminar mientras Nao le seguía detrás con una estúpida sonrisa. Esa sonrisa le frustraba, le amargaba más su día, incluso no sonrió como siempre lo hacía una vez que veía al Gazetto recargado en su coche esperándole pacientemente.

Y Reita no podía verle más embobado porque simplemente ya no podía. Aquella manera de caminar, como siempre, le hechizaba, el simple hecho de no poder ver los ojos de Saga gracias a las gafas le daban unas ganas de ir corriendo, arrebatárselas, tirarlas al suelo y acorralarle para besarle desenfrenadamente. Pero, había algo que simplemente no le gusto, aquella manera despreocupada y labios fruncidos le avisaban que el otro estaba enojado, más que enojado.

- Reita san~ Saga estuvo muy amargado hoy, que por que te iba a…

- Quieres callarte, Naoyuki. – una vez más, le callaba – Ya no tiene importancia. –

- Pero…

- He dicho que ya no importa.

El rubio le miro algo anonadado. Incluso Saga no se le había acercado como siempre a robarle un pequeño beso. Había caminado rápidamente y al abrir la puerta rápidamente subía y la cerraba, haciéndole una seña desde adentro a que se apurara.

- Está más insoportable de lo normal… - susurro el baterista algo serio.

- Puedo darme cuenta de ello, pero incluso ni siquiera me miro.

- Lo vez – sonrió – si sigue comportándose así terminaras por aburrirte, Reita, espero te vaya bien.

Nao no dijo nada más, se limitó a buscar su vehículo y salir de ahí lo antes posible.

¿Aburrirse de Saga? Por supuesto que eran estupideces, el conocía al verdadero Saga, todas y cada una de sus facetas, había tenido que lidiar con enojos, berrinches, celos ¿y ahora le venía a desear suerte? Sacudió su cabeza una vez que observaba como Saga chasqueaba los dientes, y sin más entro junto al otro.

- ¿Cómo estuvo tu día? – pregunto una vez arrancar.

- Vaya estupidez – bufo – por lo visto se nota que me fue de maravilla. –

- No seas sarcástico Taka. – sonrió nervioso.

- ¿Es que acaso no puedes ver que estoy que mato a Shou? Le pedí por única vez que me dejara salir temprano, incluso estuve a punto de rogarle a Kai que lo hiciera contigo.

- Estaba en ensayos.

- ¡¿Y acaso no me puedes dar un minuto solamente?!

Reita freno ante esto. Dios, ¿Qué no le ponía atención? Que no le daba el tiempo suficiente para poder hablar o estar juntos. ¿Qué le pasaba? Le miro desaprobatoriamente logrando que el otro se quitara los lentes y le mirara de igual forma, tan intimidante.

- Te doy todo el tiempo del mundo Takashi – dijo entre dientes – ¿y ahora me vienes a reclamar algo que se supone querías hacer mientras mandaba al diablo el trabajo? –

Saga le miro con el entrecejo fruncido, como era posible que el rubio Incluso no recordara que puto día era. Respiraba con dificultad, y su cuerpo temblaba, ya no soportaba más.

- Llévame a casa. – pidió el castaño.

- Iremos a casa a que descanses.

- He dicho que me lleves a mi casa…

- P-Pero…

- ¡Entiende de una puta vez que quiero estar solo joder!

- Te estás dando cuenta cómo es que me estás hablando.

Reita por un momento le miro sorprendido, sinceramente no se esperaba una escena como estas, y a decir verdad ni se imaginaba que el enojo del castaño se convirtiese en rabia. Trato de tomar la mano del Alicio, de jalarle y abrazarle como siempre lo hacía, pero, hay estaba su terquedad, simplemente Saga le había empujado a un lado.

Y no era para más. Saga estaba que se mataba por dentro, que sus neuronas explotaban por todo lo que su cuerpo estaba sintiendo. Sabía que le había gritado al otro, que le estaba negando un momento a solas ¿Y así tenía el derecho de quejarse por que el otro no le daba un minuto de su tiempo? ¿Así siquiera podía reclamarle? No, realmente Reita no se merecía esto. Aun así no podía evitarlo.

Reita intento una vez más, acariciar su rostro, poder besarle siquiera para poder controlar su rabia, pero como hacia un momento Saga una vez más, le empujaba, desviando el rostro completamente enojado. El castaño solo observo con miedo como era que el rubio arrancaba pasando el límite de velocidad.

No tardaron en llegar a lo que era su casa, a que Reita sin siquiera mirarle le hiciera señas para que saliera del carro. Estaba enojado, no podía aguantar sentirse así, si todo su gran esfuerzo a hacerle aquella cena se había ido a la basura.

Saga solo miro como era que Reita completamente furico tomaba su celular.

- Sal de mi casa… - comento frio – No va a ir… ¡No me importa, por mi puedes tirar todo a la maldita basura! –

- ¿A-Akira? – Saga le miro anonadado, si, algunas veces le había visto completamente enojado, pero ahora, simplemente le daba miedo.

- ¿Tu qué es lo que esperas? – Le miro con el entrecejo fruncido – querías venir a casa ¿no? Entonces qué esperas para bajarte… -

Su mirada se tornó completamente cristalina. Le había dolido, tanto como le había dolido al otro. Pero ninguno podía evitarlo, ninguno hasta el momento había hecho una buena estrategia para su “sorpresa”. Sin dudarlo más, el castaño bajo del coche dejando al otro completamente shockeado, sin saber nada que hacer o decir, si, el mismo lo había echado a perder.

El manejar directo a su vivienda, se había hecho tan lejano, como si viviera kilometro lejos a las afueras de Japón. Había hecho el tiempo necesario para que Aoi hiciera lo que le había dicho, para que se largaran, cuál fue su sorpresa que al abrir la puerta ambos pelinegros le esperaban sentados en la sala, completamente preocupados.

- Akira, ¿Qué fue lo que sucedió?

- Nada. – Dijo sarcástico - ¡Completamente nada! –

Reita miro a su alrededor, sintiéndose una completa basura al ver la mesa arreglada, con la cena en algunas charolas muy bien tapadas. Estuvo a punto de correr y tirar todo, de pisarlo si es que fuera posible. Pero se vio interrumpido, Tora, le había agarrado de la muñeca negando con la cabeza repetidas veces.

- Yo hice lo mismo que tu…  - susurro el más alto – y créeme que cuando Aoi lo vio, me dijo que nunca me perdonaría una estupidez como aquella... –

- Las cosas no se solucionaran así, Suzuki – intervino Aoi – tu deber era insistirle a que viniera contigo, a quitarle lo enojado como fuera posible, a si es que fuera posible, rogarle porque por solo un momento escuchara lo que tenía que decirte… -

- ¡Ustedes no entienden nada! – Grito jalándose – Ustedes no saben cómo me siento, hice todo esto, algo que nunca pensé hacer por alguien y el solo… solo me manda al diablo… -

- ¡¿Y no deberías de estar acostumbrado ya?! – Grito Tora – Sabes perfectamente que Saga es la persona más terca del mundo y aun así lo aceptaste. –

- Pero me dolió…

- Sin este tipo de situaciones, si no te duele aunque sea una poco, es porque lo que ustedes tienen no se llama relación… ¿Acaso crees que Tora y yo no pasamos por cosas mucho peores que las tuyas? Debes de tener en mente que sin peleas no son una pareja.

Reita se quedó callado, con la mirada dolida directamente hacia el suelo. Tenía un nudo formado en su garganta atormentándole por asfixiarle y provocarle que se largara a llorar, pero no podía, no por lo menos delante de aquellos dos.

Tenían la razón, estaban hablándole con la verdad, ¿Qué sería de una pareja sin peleas? Sin ellas no podían saber con seguridad que era lo que les gustaba o no, que era lo que les preocupaba o no. Tenía que darles la razón porque sabía que la tenían, pero era inevitable no sentirse mal por lo anterior.

- Quiero estar solo…

Tora y Aoi asintieron con una sonrisa, observando como el otro entraba a su habitación y sin haber la necesidad de cerrar la puerta se arrojaba a la cama. Tora tomo la mano de Aoi para guiarse fuera de la casa y guiñendole el ojo solo se limitaron a salir y subir rápidamente a su vehículo.

- ¿Cuándo dije que no te perdonaría una estupidez como esa? – pregunto sonriente el guitarrista Gazetto observando detenidamente la sonrisa del otro y su mirada directamente hacia el frente.

- Lo dijiste casi llorando la vez que trate de impresionarte con una cena.

- Vaya niño el que eras, a pesar de que lo decía en broma, tú fuiste el que casi lloraba.

- ¡Claro que no! – Rio el Alicio –Fue tan real. –

- Pero estas acostumbrado ya, ¿no?

- Como no estar acostumbrado…

Ambos siguieron con una sonrisa su camino. Cual fue la extrañes del de GazettE al ver que el otro tomaba un camino equivocado del que se suponía era su casa. No se sorprendió de la sonrisa traviesa que tenía su pareja y mucho menos le importo ya cuando veía que se estacionaba y de un momento a otro le tomaba del cabello, le jalaba y le plantaba uno de aquellos besos que le encantaban, que provocaban un aceleramiento en su corazón como si estallase dentro de su cuerpo. Ambos se separaron completamente agitados.

- Q-Que fue eso… - pronuncio Aoi con una sonrisa.

- Un castigo por decirme niño. – arqueo la ceja juguetonamente – Y ahora, vamos a darle un empujoncito a esta situación que me saca de quicio.

- ¿Perdón?

- Ayudare solo a que Saga reaccione.

- Pero no es nuestro asunto.

- Pero desde hacía mucho le debo una, y este es el momento perfecto para saldar cuentas.

Por más que quiso preguntar o intentarlo por lo menos, Tora ya había salido del carro haciéndole una seña para que saliera y le acompañara. Sabía que aunque insistiera, aunque le rogara a que le dijera y borrara su ahora tormentosa duda, sabía que con nada del mundo le haría hablar.

Ambos una vez juntos en la acera comenzaron a caminar despacio hacia la casa del bajista Alicio, Tora sabía perfectamente cómo controlar la situación, vaya, de algo había servido aquella amistad de años que tenían, y estaba prácticamente seguro que lo conocía lo suficiente como para darse cuanta que era uno de aquellos berrinches estúpidos y problemáticos que en veces solía hacer.

El pelinegro insistió varias veces tocando a la puerta, chasqueando los dientes al no ser atendido por nadie dentro.

- Abre la maldita puerta Sakamoto.

El bajista sintió que se alegraba su momento. Ahí estaba el maldito que tenía la culpa de todo, el que se había tardado en llegar y por su culpa no había podido salvar su cena. Corrió a abrir, ay al verle sintió unas enormes ganas de lanzarse.

Si, Tora le conocía bastante bien. No había esperado ni un segundo para al ver sus ojos completamente furicos correr y esconderse detrás del otro pelinegro, con una sonrisa arrogante la cual el bajista hizo que lo odiara más.

- ¡Por tu culpa maldito! – Grito Saga mientras Aoi trataba de alejar a su pelinegro – Por tu culpa perdí mi reservación, pelee con Akira y ahora no querrá verme… -

- ¿Por mi culpa? – Rio.

- Si tú te hubieses apurado a llegar esto no hubiese estado pasando… - Saga había bajado el nivel de su voz a tal grado que Tora comenzaba a arrepentirse de haberse burlado de el – le trate mal, él no tenía la culpa de nada. –

Saga se había hecho a un lado, entrando y dejando la puerta abierta para que los otros dos le imitaran. Aoi sintió como que él era una persona “X” ahí, el sinceramente no entendía la manera en la que los otros dos se comprendían. Tora tuvo que abrazarle por la espalda entrelazando sus dedos a su cintura, adentrándose a ambos para ir hacia donde el bajista se había ido a tumbar al sillón.

- Tú fuiste el que no quiso ir a con Reita a ver lo que hizo para ti. – pronuncio una vez estar sentados, Saga le miro son comprender absolutamente nada.

- ¿Akira hizo qué? – su mirada se cristalizó.

- Te hizo creer que no lo recordaba, incluso se sintió mal por mentirte, pero el hizo lo posible para prepararte una sorpresa. – dijo finalmente Aoi.

- ¿Sorpresa, a mí?

Por un momento Saga se sintió la basura más grande del universo, ¿Cómo había podido dudar ante la memoria de su Rubio?, pero lo más importante, como había sido tan estúpido como para hablarle de aquella manera.

- Lo trate tan mal… - se sinceró el bajista – él no se lo merecía. –

- Y le dolió eso, más que nada. – Dijo Tora – ¿Porque no vas y te disculpas? –

- ¿Y qué quieres que le diga, idiota?

- Lo que sientes, solo eso…

Ante aquellas últimas palabras de Aoi, Saga solo asintió avergonzado, no era difícil decir lo que sentía ni mucho menos, solo que, realmente no sabía cómo hacerlo para que el rubio le perdonase. No tardo en despedirse de los otros dos y al segundo, ansioso, salir de casa para casi corriendo entrar a su carro e ir lo más rápido posible a casa del Gazetto.

Su sorpresa fue inmensa al llegar. Después de varios minutos de tortura ante los semáforos pudo llegar, sacar las llaves que él tenía gracias a su pareja. Sonriendo como un verdadero estúpido al ver tan bien arreglada la vajilla, al olfatear el aun olor de la comida. No pudo evitar dejar salir una lagrima de felicidad al sentirse lo suficientemente importante para el otro como para que Reita se hubiese puesto a hacer algo como esto solo para él.

Entro a la habitación justo como los otros le habían dicho; “se encerró y se largó a dormir”. Entro a la oscuridad de ella, sonriendo aún más al ver como el otro evidentemente estaba dormido aun con el ceño fruncido. No pudo evitar subir a la cama, acostarse a un lado del otro y abrazarle. Susurrando tantas disculpas que lograron despertar al bajista.

- ¿Takashi? – pregunto aun adormilado abriendo y cerrando los ojos para poder ver con claridad y darse cuenta que no era su imaginación.

- Perdóname amor, de verdad que lo siento…

Reita no pudo evitar sonreír como verdadero estúpido, abrazando cada vez más fuerte a otro. ¿Perdonarle? Él no tenía nada que perdonarle, todo, absolutamente todo se lo perdonaría. No pudo evitar robarle un beso tierno, uno que de segundos se tornó un poco más acalorado.

- La cena… - susurro el rubio ante las caricias que el otro le daba a su espalda.

- Te lo agradezco y juro que comeré todo, pero ahora quiero estar contigo, tenerte a ti…

Reita estuvo a punto de hablar pero el castaño le acalló, sus labios fueron presos en un beso magnifico e intenso, en uno tan necesitado que rápidamente correspondió. Sus manos viajaron a sus caderas en un abrazo celoso, girándole para que quedase sobre su cuerpo. Mantuvieron sus ojos completamente cerrados hasta que el contacto se desvaneció lentamente, dejando un beso suave tras otro, separándose para verse directo a los ojos.

- Sé que no es el momento, que tengo que seguir disculpándome mucho más por lo que te dije, por cómo te trate, pero desde hace bastante que necesito tu cuerpo… - susurro el castaño – en todo este mes me demostraste que vas en serio, pero te deseo tanto. -

- Quería que tú dieras el primer paso. – Sonrió avergonzado el rubio – quería saber cuándo estarías completamente listo. -

Sus labios esta vez fueron buscados por los del castaño, adentrando su lengua al instante. Las manos de Reita viajaron hacia sus nalgas, apretando y pegándole más a su cuerpo, las subió lentamente llevándolas bajo esa chaqueta negra y camisa que llevaba, tocando su abdomen con tal lentitud con la que pudo apreciar sus jadeos dentro del beso.

- Akira…

- Te necesito tanto amor… – Besó su cuello despacio.

- Yo desde la primera vez que te vi…

No se reprimió ni opuso resistencia. ¿A quién le importaba si sus gritos los escuchaban los vecinos? A quién diablos le importaba si gemían como el mismo demonio si todos sabían que eran pareja y realmente se querían.

Su necesidad se vio obligada a cada segundo, a cada que recibía aquellos besos que el rubio le daba al acorralarle en cualquier lugar. Recordaba aquella vez cuando comenzaron a salir, cuando Reita le había dicho algo como “te respeto, así que lo dejaremos todo a su tiempo” había algunas veces en que el castaño había pensado que no había “nada de nada” entre ellos porque Akira no le deseaba, porque simplemente no podía tener relaciones con el al nunca haberlos tenido.

Le giro despacio dejándolo bajo su cuerpo sacándolo de sus pensamientos absurdos., dando aquellos pequeños y ligeros besos a sus labios, aquellos que sabía le encantaban al otro. Le sentó despacio sobre su cuerpo, quitando su maldita camisa que tanto le comenzaba a estorbar, ordenando con la mirada al otro que no le quitara los ojos de encima sintiendo como al poco tiempo las manos del castaño le pedían que se acercara más. Sus cabellos se vieron jalados hacia adelante permitiéndoles un beso totalmente asfixiante y delicioso. Adentro su lengua despacio, sintiendo la de Saga chocar con la suya, jugándola sin descanso.

- ¿Estás seguro que quieres que llegue hasta el final…? – pregunto entre el beso, llevando sus manos al botón del pantalón del castaño para desabrocharlo – porque puedo detenerme ahora… -

- Que palabra de te deseo, no comprendes… – hecho un gritito ofendido - ¿Estas nervioso? – Elevo sus manos para abrazarle por el cuello mientras el otro negaba con una sonrisa divertida.

Reita comenzaba a quitar su camisa despacio, tocándole del mismo modo mientras dejaba que el otro besara su pecho, que le excitara al sentir aquella lengua jugar con sus pezones. Solo jadeaba, solo movía sus caderas de un lado a otro logrando sacar algunos gemidos delos labios del otro.

Saga tocaba todo lo que hace tiempo había deseado. Aquellas piernas, sus caderas, su cintura, su pecho, moviendo sus manos por debajo de su cuerpo para apretar sus nalgas. Su lengua seguía jugando, lamiendo como si toda aquella suave piel fuera como una paleta, tan deliciosa, tan dulce.

El castaño llevo sus manos al pantalón del otro, desabrochándole rápidamente para meter sus manos y masajear aquella hombría. Necesitaba  escucharle, necesitaba escuchar su nombre entre cada gemido del rubio.

- No me toques así, que me prendes…

- Entonces muévete y métela ya Akira…

Saga cambio posiciones poniéndose sobre el más alto y jugar con su lengua hasta la parte más baja de su abdomen, quitando de una vez por todas, su pantalón, arrojándolo a donde no le estorbase. No espero ninguna milésima de segundo para cuando sus dedos jugaban con su glande tomándole con suma delicadeza.

Esta era una de las cosas que tanto había necesitado por ver y sentir, le comenzaba a encantar aquella manera delicada de tocarle. Sus pensamientos ocupaban solo aquello para cuando se vio interrumpido por sí mismo, por aquel gemido tan ronco que había gritado cuando la lengua del otro jugaba contra su sexo. Su vista se nublo al instante, dejándose llevar por las succiones, por los gemidos ahogados que el otro daba sobre su miembro y para cuando reacciono, cuando aquella manera de chupar y succionar llego a su límite, Saga ya se encontraba lamiendo sus labios de manera sensual.

Jugueteo. Su manera tan infantil de mirarle le prendió mucho más, girándolo sobre la cama rudamente. Mirándole con lujuria, riendo bajo al ver el sonrojo de su pareja. Reita se adelantó a quitarle cualquier prenda que le estorbase dejándolo completamente desnudo a la par.

- Espero no te arrepientas de haber aceptado. – Dijo sensual el Gazetto – nunca la he sentido más grande en toda mi vida, mira que tu cuerpo me prende, llego a mi limite… -

- Ahhh Akira…

Una mano se movía tan rápidamente bombeándole, y la otra tocando su bajo abdomen. Se relamía los labios, necesitaba estar dentro ya, necesitaba hacerlo gritar de locura, escuchar su nombre entre los jadeos que aquellos labios. Llevo de a uno sus dedos a sus propios labios sin dejar de observarle. Adentrando el primero a la estrecha entrada.

- Ahh Dios…

Sin dejar de mover sus ahora dos dedos en el interior del otro bajo con su lengua, jugando la punta de su pene con ella, tratando de adentrarla a la pequeña abertura.

Saga mordía su muñeca, había tratado de ocultar su rostro de la mirada persistente que el otro le regalaba, ahogando sus gemidos en su propia piel para retener el orgasmo que simplemente eso le causaba. ¿Cuánto había sido la resistencia? Ciertamente no lo sabía, para cuando trato de sacar una conclusión aquel orgasmo esperado había llegado provocándole correrse sobre la lengua y mano del otro.

- Métela ya, se duró conmigo Aki…

Como decirle no. Como negarse a un pedimento de esos que avergonzaban al propio Saga. Se movió despacio y levantándole una de sus piernas para poder acomodarse entre ellas. Adentrando rudamente su duro miembro hasta tocar esa parte de su interior que sabía de sobremanera le provocaría delirar.

Saga a cada estocada gemía con desesperación, perforando leve con las uñas la espalda del otro. Le abrazaba por el cuello, besando como le fuera posible sus mejillas, sus labios, su barbilla, su cuello, dejando entre cada contacto un suspiro sobre la piel ajena. Sentía que en poco tiempo explotaría, su próstata era tocada a cada segundo, a cada penetración que su pareja y amante le daba. Sentía su mano bombearle, masturbándole y sabía que terminaría de inmediato corriéndose en su mano.

- Akira… mas, dios, más rápido…

Era insoportable, aquella agilidad de su pareja era esplendida. Su espalda sintió aquella corriente y su bajo vientre solo alcanzo a contraerse para cuando sin salir de su interior Akira le tomaba fuertemente por la cintura levantándole para cambiar posiciones, sentándose mientras Saga sentado sobre él se aferraba a su cuello.

- Si lo quieres rápido… si quieres que te dé más fuerte, muévete tú mismo… - sonrió lascivamente ante el sonrojo del castaño.

Ahora él encargo de tomarlo por las caderas, de elevarlo un poco y Saga entendiendo la indirecta comenzó a moverse rápidamente auto-penetrándose sintiendo que aquella glande le perforaría más de lo que pudiese imaginarse. Sus gemidos grabes comenzaban a volver loco al rubio, a sentir aquella sensación que nunca antes había experimentado con nadie más.

- Ahh, ya no… - gimió ahogado – ya no aguanto más… -

Reita siguió moviéndolo, elevando sus propias caderas hasta llegar a sentir como el otro terminaba por eyacular sobre sus vientres y el al sentir la estreches,  en su interior, soltando un sonoro gemido.

Ambos cayeron al colchón completamente cansados, satisfechos, Reita no podía dejar de borrar su sonrisa estúpida y Saga de ocultar su mirada donde le fuera posible. Por supuesto que rubio se burló ante la vergüenza ajena, por supuesto que le molesto bajando sus manos para apretarle fuertemente su flácido sexo.

- ¡O-Oye! – dijo completamente rojo.

- Te haría el amor a cada segundo… - Saga suspiro ante aquel susurro en su oído, gimió despacio y se retorció al sentir su lengua delinear su lóbulo al hablar – Te amo… -

El castaño sintió desfallecer ante aquel abrazo que el otro le dio, ante los innumerables besos que pudo sentir desde su oído hasta su cuello, terminando en sus labios. Pudo sentir la ternura en su lengua al enredarse con la suya, la verdad de sus palabras al mirarle a los ojos. Sonrió.

- Yo también, más que a nada…

Reita no pudo borrar aquella sonrisa en cada momento ni mucho menos al dormir. Saga había caído rendido, pensando una sola cosa, agradecía la cena, todo lo que había pasado, pero más agradecía que gracias  a eso había podido descubrir una personalidad más en el otro, había podido tener su cuerpo solo para él, saborearle y sin duda la reservación o cena ahora era lo que menos importaba.

~ F I N ~

Gracias por siempre leerme...

0 comentarios: