From now on... -Capitulo 05-

11:01 *Mony-san* 0 Comments

Capítulo 5. "Emotions"

Bajo del coche hecho una fiera, chasqueando los dientes cuando el vehículo del frente aceleraba en el asfalto. Trono sus dedos, apretó sus puños como cuando presenciaba que el bajista Gazetto salía de casa, con aquella sonrisa divertida. No solo toco a la puerta ¡Quería tumbarla a golpes! No tardando en ser recibido de la peor manera.

Saga había abierto con una expresión dolida, de total miedo, sorprendiéndose al ver que se trataba de otra persona distinta al rubio, girando a los segundos el rostro por la bofetada que había recibido. ¿Pero porque? ¡Porque diablos le pasaba esto a él si no se lo merecía! Reita no había dudado en hacer de él lo que quisiese, y Tora no había dudado en llegar a abofetearle por algo que él no sabía que había hecho.

— T-Tora…

Verle en una bata completamente azul obscuro, descalzo. Con sus ojos completamente rojos y labios secos, con sus cabellos hechos un asco, húmedos y sus manos abrazando su cuerpo con temor. ¿Qué había hecho? Porque tenía que verle llorar si el simplemente sin pensarlo… le golpeaba.

— ¿S-Saga? — y cayó en cuenta que lo que había hecho estaba mal, y que aquella persona al frente había pasado por algo para nada lindo — Mandaste un mensaje diciendo que estabas mal, que lo dejáramos para otro día, que… — lo noto — ¿Qué hacia Reita aquí? ¿Qué fue lo que te paso? —

Saga negó con una sonrisa triste. Por supuesto que no engañaría a Tora aunque lo quisiera. El guitarrista no era estúpido, y por más que lo ocultara sabía que estaba siendo inspeccionado por la mirada del más alto. Tora noto las marcas en el cuello, el jaloneo que su castaño y corto cabellos a pesar de la humedad daban a relucir, aquella manera de sostenerse en pie.

— ¿Qué fue lo que te hizo? — su manera fría al decirlo provoco estremecer al castaño.

— Nada…

El guitarrista le miro con atención, percatándose de lo obvio. Se sintió tan mal de haber actuado salvajemente, de haber llegado y pegarle sin si quiera haberlo querido. Frunció el ceño cuando una sonrisa triste relucía en los labios del bajista, cuando sin pensarlo se hacía a un lado para que pasara.

— Tal vez, Reita es la persona con la que estas saliendo ¿no?

Porque engañarle más, porque engañarse a si mismo pidiendo a sus neuronas que ocultaran todos los secreto. Ya no mentiría, no dejaría de decirle la verdad a Tora si es que el quería saberla. Asintió recordando cómo era que Reita le sometía, como el sin poder hacer algo se dejaba manipular como un muñeco de trapo. Las palabras de Reita perforaban, pero más que eso, provocaban que su cuerpo se quedara estático al no saber cómo contraatacar, al darle la razón a todo lo que dijera.

— Si…

Verle con las lágrimas agolpando sus ojos antes de contestar, bajar la cabeza al corroborar su suposición. Tanta ternura fue la que causo todo aquello, tanta necesidad de abrazarle y estrecharle fueron las ganas que le impulsaron a hacerlo, sintiendo el temblor en su cuerpo y la calidez que le trasmitía. Ahora estaba seguro que Saga era sin duda una persona que le obligaba a hacer cosas que terminaba por odiar.

……………………………………………………

El silencio de aquella casa, el olor a esa colonia esparcida por todas partes. El tiempo había pasado tan lento, como años. Todo lo que había a su alrededor, ahora con luz y muy bien notable, tenía muchos cambios, no los muebles ni mucho menos que el lugar estuviera limpio. Era acogedor, era tan sensacional sentirse de esa manera como antes, tan bien recibido aunque el pelinegro no se lo dijera. Tenía miedo, nervios, estaba asustado a perder una vez más todo esto si actuaba de la peor manera, otra vez.

Habían salido rápidamente para no ver a Reita si es que regresaba, solo esperando a que se pusiera algo de ropa, nada formal, simplemente la más cómoda. Sorprendentemente Tora le había ayudado a buscar algunas prendas y secar su cabello. No sabía porque actuaba el otro de esa manera, solo sintió que lo hacía para remediar lo sucedido hacia unos minutos.

Llegar a casa del guitarrista, sentarse y esperar a que regresara, era algo frustrante, incomodo. Ver como Tora se movía de un lado a otro sirviéndole un poco de comida, alguna bebida y regresar a dársela prácticamente en las manos, fue misterioso. La dejo de lado.

— No tienes por qué sentirte culpable. — Susurro Saga bebiendo un poco del vaso — solo di que me lo merecía, te deje plantado. —

— No es eso. — se recargo en el respaldo del sillón justo frente al castaño — Si te lo digo no me entenderás, incluso para serte sincero, ni yo sé porque reaccione así, me dio coraje, solo eso. — le miro atentamente.

Ya no era tan raro ver las acciones de Saga cuando él decía algo parecido. No se sorprendía incluso de ver las claras expresiones confusas, sus mejillas rojizas o los nervios que le ocasionaba. No lo odiaba, al contrario, odiaba amar ese tipo de cosas en él, ¿pero qué le sucedía? Porque si él no era alguien como el bajista seguía estando feliz por lo que le causaba, por tenerle cerca como antes sin que nadie le mirase. ¿Por qué odiaba de sobremanera ahora aún más a Reita?

— ¿No vas a peguntar porque me dio coraje? — pregunto el pelinegro tratando de ver más en el otro — ¿No me vas a suplicar a que te lo diga todo? — Saga negó.

— Ya nada es igual.

— ¿Porque estas tan seguro?

— Tú no eres igual ya. Me sorprendiste mucho con tu reacción pero no quiero saber qué es lo que piensas ahora de mí al saberlo todo. — Negó — Tú nunca me contabas nada, yo era el que te lo decía todo. —

— ¿Qué no te lo contaba?

No quería pelear, por eso mismo su voz había salido serena, poniéndose a la defensiva pero con tranquilidad. Por supuesto que él era egoísta, lo estaba siendo solo con Saga. Tenía la necesidad de saberlo todo sobre él, de incluso la más mísera cosa, aun así, él no era capaz para contar realmente sobre si mismo si el otro no lo descubría por sí solo. Se levantó decidido, con todas las intenciones de actuar.

Saga solo le observo con detenimiento, como era que con lentitud se levantaba de su asiento y caminando hacia él, se sentaba a un lado y sin siquiera dudarlo rodeaba sus hombros con un brazo. Suspiro.

— Dime que fue lo que paso.

Saga ahora estaba seguro que Reita como Tora, podían llegar a manipularle pero con distintos métodos. No podía mentirle, pero tampoco podía decirle que las palabras de Reita dolían, que le dolía el hecho que hasta su misma pareja, sabiendo lo que sintió hace tanto, le recalcara el motivo por el cual Tora nunca le haría caso, dejándole en blanco, rindiéndose a unas palabras “tan sabias” como las que el bajista rubio le decía.

¿Cómo olvidar el momento en que acepto al rubio? ¡Como podía ahora hacerle para que nada de esto hubiese pasado! Hubiese preferido quedarse solo, observar al guitarrista desde la lejanía, no haberle contado nada y ni mucho menos lo que estaba por decir. De alguna manera eso tal vez dolería menos.


||| Flash Back |||

Si por un momento hubiese pensado que esto estaría mal, hubiese querido nacer una vez más, en otra ciudad, en otro país o en otro planeta. No haber sido el bajista que era y ni mucho menos haber tenido el amigo que tenía. Había estado consiente de sus inclinaciones mucho más antes de haberse formado la banda, había estado saliendo con bastantes justo cuando el grupo se levantaba.

Pero todo era difícil, incluso no estaba consciente de que lo que su corazón experimentaba no era nada más que amor, un estúpido e imposible amor.

Verle desde hace meses, tal vez años, era difícil de sobrellevar si no estaba dispuesto a darlo a relucir. Le encantaba escucharle, mirarle, ayudarle a cualquier cosa que necesitara, estar aunque fuera un poco tiempo del mucho que pasaban ocupados, incluso estaba agradecido de haber conocido a una persona como él. Siempre escuchando a Tora desde un momento a otro decirle un “Vayamos a cenar”, sorprendiéndole por el trato tan diferente unos días antes.

— ¿A las ocho? — pregunto el pelinegro antes de subir a su coche.

— Ni un minuto tarde, Amano.

La sonrisa de ambos se deslumbro al ver la del otro, sintiendo esa calidez que cada una de ellas transmitía en su cuerpo. No iba a negar que desde hacía poco estaba perdido, que ese pelinegro le trajera completamente loco como para cumplir con todos sus caprichos. Saga no era de las personitas a las cuales les gustara salir a cenar simplemente para platicar, no era de aquellos que se sentara en la mesa de centro a beber una cerveza. Pero la costumbre le volvió diferente.

Tora le hizo cambiar y ser una persona completamente distinta.

Las siete y treinta era la hora justa para salir de casa y apresurarse a ir al lugar donde habían quedado, sorprendiéndose por ser testigo de la puntualidad del pelinegro. No iba a negar que una vez más estaba confundido por la sorpresa que los ojos del más alto resaltaban, que con el simple hecho de verle llegar se perdiera a visualizar cada una de sus vestimentas, sonriendo, girando su cara para que no observara su tal vez mirada lasciva.

— Un minuto tarde, Takashi. — sonrió divertido pidiendo que se sentara.

— Vaya, en veces odio tu perfeccionismo.

— Si no hay perfeccionismo, no obtengo mi centro de atención. — Le miro atento — tu deberías de entender eso, hay algo de ello en ti. —

Saga elevo una ceja si comprender nada. Y si esa vez le hubiese entendido a sus palabras indirectamente directas, ahora mismo, su cabeza no le estaría diciendo que él no era el adecuado para la persona que tenía enfrente.

Los minutos pasaron convirtiéndose en un par de horas. No sabían o mejor dicho, el pelinegro no sabía cómo llegar a un punto donde aprovechara a de una vez por todas dejar salir lo que quería explotar su cabeza, ser lo más específico posible para que el castaño comprendiera, y sabía que si no iba a lo directo nunca lograría decirlo con claridad. Aunque nunca pensó que la idea le fuera robada en cuestión de segundos.

— ¿Te gusta alguien? — Saga estaba lo suficientemente sobrio como para que Tora no tomara a juego sus palabras. El otro se alzó de hombros.

— No sé, dime tú que es lo que piensas.

— Shou dice que….

— No quiero saber qué es lo que dice Shou, además, él no tiene nada que ver aquí. — Interrumpió — ¿Crees que hay alguien que me guste? A ti, ¿te gusta alguien? —

Saga le miro dudoso, las copas del pelinegro eran nulas en alcohol, sabía que no mentiría, pero tampoco estaba seguro a que le dijera la verdad. Había sido blanco de un contraataque. Tora no dejaría pasar este momento si es que se aclaraban algunas dudas que conservaba en su cabeza, Saga asintió.

— Me gusta una persona, déspota, con un carácter simplemente frustrante, incluso le odio de alguna manera pero no puedo evitar amar.

¿Acaso Saga no estaba consciente de que la ahora sonrisa del pelinegro era de felicidad? “eres tan déspota”, “Me frustras”, “te odio” ¿acaso Saga no sabía que esas palabras se las decía a él a cada segundo? Las dudas de Tora se despojaron al instante, ahora sabía que de alguna manera, si actuaba desde ahora con cautela, podía llegar a atrapar a ese bajista en cuestión de días, horas.

— Por supuesto que me gusta una persona. — dijo el pelinegro llamando la atención del otro — no te burles, pero me es hermosa, me vuelve loco en todos los sentidos, me… —

La decepción del bajista se dio a relucir en ese momento alarmando al guitarrista provocando que guardara silencio, al parecer no había podido dar una buena indirecta. Saga había malentendido sus palabras, incluso ahora pensaba que él, podía estar enamorado de una “hermosa” persona.

……………………………………………………………

Los días pasaron para Saga, aun recordaba aquella vez. Estaba consciente que sus reacciones habían obligado a que el guitarrista de un momento a otro se quedara callado sin terminar sus palabras, pero estaba harto, harto de que solo el sintiera tantas cosas sin tener nada a cambio de la persona responsable. Por supuesto que seguía con su rutina, acompañándole, hablándole, jugando con el pelinegro como solían hacerlo, aunque nada en su interior era lo mismo.

Había podido darse cuenta que en cuestión de días, un bajista de la compañía le miraba más de lo normal, incluso le saludaba con unos ánimos sorprendentes. No era una mala persona, solo era algo de desconfianza la que le causaba.

Si saberlo, en cuestión de días, se habían hecho amigos…

— Me gustas. — Las palabras retumbaron en su cabeza obligándole a reír por el nervio — De verdad que me gustas desde hace mucho. — volvió a decir.

— Pero yo…

— Se lo que sientes. — Interrumpió el rubio — se incluso que ahora no tengo ninguna oportunidad de enamorarte, pero dame una sola oportunidad, déjame darte lo que él no te va a dar, nunca… -

Su sonrisa se entristeció. El rubio tenía razón, Tora nunca le diría que le gustaba, que le quería, que estaba vuelto loco justo como Reita se lo susurraba al abrazarle. ¿Por qué sentía que esas palabras eran tan verdaderas? Sin querer, ellas taladraron logrando que una palabra regresara a su memoria “hermosa”, por supuesto que las mujeres eran hermosas comparándolas con alguien como él.

— No eres para él, y mucho menos él es para ti.

— Lo pensare.

— No hay nada que pensar Takashi.

Sentir los labios de Reita fue sorpresivo, saborear la manera en como su boca se movía fue algo simplemente increíble. Tora nunca haría eso, nunca tendría el valor para besar a un hombre como él. Estaba consciente ahora de que el trato que estaba obteniendo ahora, solo el rubio se lo podía dar sin recibir nada a cambio.

||| End Flash Back |||


Tora le miraba con el ceño fruncido. Saga solamente le había contado la breve historia de cómo Reita se había acercado a él, de cómo le había engañado con unas estúpidas palabras. Pero como reclamar o gritar si Saga no ponía nombre a la persona de la que se supone había estado enamorado. Como reclamarle si ahora no estaba seguro que Saga siguiera sintiendo lo mismo de antes. Se odiaba.

El castaño suspiraba entre cada palabra, y es que Tora se había quedado pensativo justo cuando comenzaba a decirle como es que rendido había aceptado salir con el de GazettE. Guardo silencio un poco sintiéndose incomodo, pensando que esto tal vez era asqueante para el más alto, cosa que estaba equivocado.

— ¿Quién era la persona a la cual cambiaste por Reita? — el ser directo le iba bien.

— No cambie a nadie, además eso es algo que no te incumbe saber. — Se defendió — eso es pasado. —

— ¿Por qué si no quieres a Reita siguen con él?

— ¡¿Pero qué diablos estas…?!

— ¡¡Te conozco tanto!! — Se alteró, levantándose para encarar a lo alto al bajista — ¡¡Sé que no le quieres y permites que te haga daño!! —

— Tú no entiendes nada…

— Tu eres el que no quiere entender que yo soy el que te…

— ¡No me importa! ¡Sabía que entre tú y yo, no se podía arreglar nada!

El castaño se levantó decidido, caminando hacia la salida de la casa, poniéndose aquella sudadera que era del pelinegro. Tora estaba equivocado si pensaba que podría sacar más cosas de él en este momento, claro que quería contarle, quería llegar hasta el final importante de sus secretos. Pero esto ya era mucho, ya no soportaba seguir con más si Tora seguía portándose de esa manera egoísta.

— ¡Takashi espera! — más sin en cambio este no le hizo caso — ¡Joder contigo Sakamoto! — justamente ambos habían salido de la casa, pasos antes de llegar a la acera de la calle. El pelinegro tenia bien sujeta la muñeca del otro obligándole a que no se moviera, mas sin en cambio la mirada avellana del bajista se ensombreció.

— Si no me dejas ir ahora, juro que en mi vida vuelvo a dirigirte la palabra.

¿Quién manipulaba a quién?

¿Porque le había dejado ir sin una buena explicación? Tora se reprochó minutos después había dejado ir al otro por una simple y pequeña amenaza, sus ojos, esos bellos ojos le habían hecho una expresión desolada y furiosa a la vez.

No le quedo nada más que ver como el bajista subía a un taxi, regresar a entrar a casa y morder sus labios con desesperación una vez haberse lanzado a la cama. Había estado a punto de decir algo importante, algo que tal vez hubiese cambiado la vida de ambos, pero Saga lo había echado a perder. Ahora no sabía cómo tomaría valor para decirlas fuerte y claro una vez más.

Y el corazón de Saga latía desbocado. Esa necesidad de regresar a pedirle perdón al pelinegro se comenzaba a apoderar de su cuerpo. Aun sentía la respiración del más alto por sus cabellos, aun sentía su cercanía justo como si aún lo tuviese sentado a una lado como hacía pocos minutos. Aún tenía esa sensación de sentirse importante para el guitarrista.

No tardó en llegar a casa, en lanzar las sabanas de su sucia cama al suelo, pisarlas y voltear las almohadas para acostarse boca abajo. Comenzaba a odiar el aspirar su aroma junto con el de Reita, odiaba tener que recordar ahora que hace poco había pasado a una segunda etapa de “pareja” con el rubio. Suspiro. ¿Qué pasaría si Reita escuchara lo que tenía que decir? Que era lo que haría a partir de ahora que estaba más que seguro que la persona que había regresado a ser su amigo era la única que podía hacerle perder la conciencia, provocarle sonrisas estúpidas, comportarse tan nerviosamente como para salir huyendo como lo había hecho.

¿Qué pasaría si Tora se enterase que él era el que volvía loco en todos los sentidos?

Pensando en que tenía que hacer el siguiente día se quedó dormido, ignorando el hecho de que al despertar, lo que no se imaginó presenciar estaría ahí, en la puerta, tocando con enojo a que le abriera y le dejara entrar. Solo iba a poder ser capaz de pedirles a todos los santos que la próxima situación no se le saliera de las manos…


[Capitulo 04] ||| [Capitulo 06]


Gracias por siempre leerme...

0 comentarios: