Neko's Love — Capitulo 8

23:22 *Mony-san* 0 Comments

 Capítulo 8.
History -Parte 1...

La yema de sus dedos tocaba con delicadeza la parte inferior de sus labios. Su cuerpo estaba completamente nervioso y sus manos sudando como nunca antes lo habían hecho. ¿Qué había hecho mal? Porque con solo recordar a flor de piel lo que había pasado hace tan solo unos minutos no podía dejar de sentirse de esa manera tan estúpida por una tontería como aquellas. ¡Por favor! Esto era algo tan patético que no había experimentado desde la primera vez que había sido besado por alguien.

Y es que recordar aquella ternura, esa delicadeza y miedo que había reflejado el castaño, estaba seguro lo vendría volviendo loco. No obstante de encontrarse a miles de metros sobre el suelo y a más de mil kilómetro de aquella presencia, estaba seguro no le podría mirar de la misma manera una vez verlo a la cara. Era un completo error lo que su cabeza dibujaba. Lo que no sabía era que a partir de ese momento por las semanas en las que estaría fuera de casa, su corazón y cabeza se convirtieran en aliados y le harían sentir esa necesidad de regresar de una vez por todas.

Lo único que pudo hacer fue dormir durante su largo viaje y perderse hasta llegar a su destino, crear una nueva apariencia que requeridamente era obligatoria para poder presentarse frente a su padre. Sacar su teléfono una vez llegar y tratar a sus trabajadores como siempre lo hacía.

- Shiroyama san, un gusto volver a verlo. – sus pupilas recorrieron todo el cuerpo del hombre de traje. – Su padre me ha mandado a esperarle y a ponerme a su disposición, ¿Lo llevo a casa? – El pelirosa negó con una sonrisa.

- Iremos a cambiar un poco de apariencia. – Tomo las puntas de su propio cabello – si el jefe me ve de esta manera me sermoneara. -

- Como usted ordene…

El pelirosa no fue consciente de la mirada curiosa que la persona ahora conduciendo aquel carro en color negro le daba, no se había dado cuenta que ahora mismo había dado una innecesaria “explicación” a uno de los trabajadores, ni mucho menos que aquella sonrisa que dibujaba podía ser vista hasta en el reflejo de la ventana.

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El olor que emanaba el otro era sumamente embriagante en aquellos momentos.

Sentir que sus brazos le rodeaban sosteniéndole fuertemente, que su respiración agitada chocaba con parte de sus orejas. Era difícil imaginar que lo que hacía latir su corazón de manera desbocada fuera a causa de aquel pelinegro que descartaba la idea de dejarle escabullirse o que escapara como siempre lo hacía.

- Suélteme… - pero a pesar de que lo pidió no lo hizo.

- ¿Cuántas veces tengo que disculparme contigo? – Susurro - ¿Cuántas veces tengo que prometerte el no volver a lastimarte como lo he hecho? Yo so… –

- No quiero escucharlo…

Tora no podía entender porque si estaba pidiendo perdón de la manera más vergonzosa aun asi el felino no daba su brazo a torcer, porque si estaba dejando su orgullo arrastrase por los suelos al casi soltar sus sentimientos el otro se negaba a siquiera dejarlo hablar. A pesar de que Saga estaba casi llorando una vez sentir sus brazos tomarle por la cintura, una vez sentir dejarse llevar por ese beso salvaje ahora cambiaba radicalmente de humor.

No podía negar que estaba completamente colorado y que a causa de eso mantenía la cabeza gacha y la mirada hacia otro lugar que no fuera el otro. Que no podía siquiera sentir un poco de cercanía sin que sus mejillas enrojecieran un poco más a cada segundo, o que su cuerpo se calentase de una manera terrorífica causándole un miedo inmediato.

- Si tan solo me dejaras explicarte un poco. – Hablo despacio el más alto – si me dejaras explicar que aquello no era lo que parecía, que yo no puedo pensar en nadie que no sea tu. –

- Yuu dijo…

- ¡Me vale una mierda lo que diga o piense Yuu! A mí solo me importa saber lo que tú piensas.

La mirada enfurecida de Saga logro intimidar un poco al pelinegro. Nunca en todo lo que tenían de conocerse había visto tanta mezcla de sentimientos en ellos, que esos hermosos ojos le reflejaran un “me estas mintiendo” como siempre se lo decía. Estaba rendido, Saga estaba a punto de ganarle la batalla.


||FLASH BACK||

Su corazón se estrujaba con el simple hecho de escuchar aquellos asquerosos sonidos, de ver como aquellas grandes manos recorrían la blancura de aquellas blancas y finas piernas. Esta vez pudo notar que aquellas zapatillas de tacón alto estaban a punto de salir de aquellos pies que se movían de arriba abajo, que a cada salto que daba sobre el cuerpo del otro un sonido chillón salía de aquellos labios pequeños y horrendos de la hermosa chica.

No era consciente aun de que aquello que miraba era una escena de sexo con ropa aun puesta.

A pesar de estar “prohibido” entrar a aquella habitación cuando hubiera visitas, tenía esa curiosidad de conocer a todas aquellas personas que eran llevadas con una fascinante sonrisa. Nunca se imaginó ver tantas expresiones en poco tiempo, que Tora sonriera, maldijera o que incluso pidiera “mas” por algo que a él se le hacía simplemente nauseabundo.

No entendía el por qué su corazón dolía o porque incluso su garganta se cerraba impidiéndole respirar. Las pequeñas lágrimas se escapaban traviesamente de sus ojos segundos después sin  siquiera inmutarse.

- No lo hagas. – esa voz le provoco saltar, temblar por el hecho de pensar que sería regañado por husmear de aquella descarada manera. – Saga, deja de comportarte como una niña y deja de llorar. –

Y ahí se dio cuenta que sus mejillas se encontraban mojadas por sus lágrimas, que incluso su pecho comenzaba a doler más de lo normal, porque ya era natural que en cada visita que el pelinegro recibiera, ese estrujamiento en su corazón le hiciera casi vomitar y liberarlo.

- ¡Cierra la maldita puerta! – grito Aoi poniendo mucho más nervioso al felino dándose cuenta de que ahora la mirada asustada de Tora estaba sobre ellos dos y que incluso la mujer acomodando su falda se coloraba prácticamente de toda la cara – ¡Esta también es mi casa! ¡¿Acaso no merezco el respeto de por lo menos dormir sin escuchar tus jodidos gemidos asquerosos?! -

- ¿S-Saga…? – ignoro sus palabras.

- No lo toques – la mirada retante de Aoi puso alerta al más alto impidiendo poner un solo dedo en los cabellos castaños del otro, Saga simplemente salió huyendo a la recamara de su amo, ocultándose, tapando sus orejas para no escuchar los gritos.

¿Lagrimas? ¿Acaso lo que había visto en los ojos de Saga eran lagrimas provocadas por una más de sus estupideces? Sus sentimientos hacia el felino eran extraños, incluso con tenerlo cerca sentía esa necesidad de arrástrale a si y abrasarle con fuerza. Pero esas eran mariconadas, por ese motivo enfermo trataba de borrar hasta el más mínimo recuerdo tierno o cariñoso que pudiera recordar en algún momento del día. Cada mujer, cada escultural cuerpo le impedía recordar esa “bonita” cara del otro, esa ligera y ronca voz, incluso hasta cada gracioso berrinche.

- ¿Shinji san? – La vos de la chica termino con elevar el enojo de ambos – S-Shi… -

- ¡Vete de una puta vez!

Ambos se miraron una vez más con furia en sus pupilas, incluso odiaban el simple hecho de sincronizar sus palabras cuando estuviesen enojados.

- Deja de traer a tus amigas zorras a mi casa, deja de hacerle daño a los demás. – Trato de sonar sereno – a mí me vale una mierda en donde metas tu asqueroso pene, pero por lo menos no lo hagas donde los demás puedan verte y eso dañe su estado emocional. –

- ¿Acaso eso te afecta a ti, porque nadie viene a casa contigo? – una sonrisa socarrona se dibujó  en sus labios – ¿o es porque incluso la persona a la que tanto quieres tiene el deseo de sentarse en este “asqueroso pene”? –

- Tus palabras no me afectan para nada Shinji – elevo una ceja – solo compórtate como la persona que eres y deja de joder a los demás, y para finalizar esta platica espero te haya quedado claro que no quiero a nadie en mi casa y que si vuelvo a ver de esa manera a Saga por tu culpa te las vera conmigo. –

- ¿Me estas amenazando? – una sonrisa se dibujó en sus labios una vez más.

- ¡Que puta parte no comprendiste, claramente es una amenaza!

Verle irse hacia la recamara dejándole solo fuera de la habitación había sido el reto más grande de su vida. Esto era personal o por lo menos asi lo había entendido el mal alto. Esto comenzaba a ser tan excitante con el hecho de molestar a su hermano molestando a ese felino. Sabía que Aoi se terminaría hartando y que el ganaría hasta ese maldito reto que el mismo Aoi ni siquiera por enterado estaba. Dándose cuenta mucho tiempo después que con el haberse dejado llevar a hablarle o tener una amistad un poco íntima y personal con el felino solo para molestar había caído completamente encantado por todos los sentidos.

||END FLASH BACK||


- Tu siempre mientes – hablo por fin el Neko – tu siempre dices “cambiare” y nunca lo haces. No sé si este arto o cansado, o si simplemente ya no puedo con esto. – Agacho la mirada – me rindo…-

- Saga.

- Yuu dice que no debería de sentir lo que siento, dice que no mereces que te lo diga todo. – Tallo sus ojos – dice que tu no sabrás valorarlo si no cambias. –

- ¡Pero he cambiado!

Saga negaba moviendo su cabeza rudamente, tratando de zafarse de aquel agarre que el otro hacía en sus hombros. Tora necesitaba escuchar eso que Aoi había prohíbo ser pronunciado, necesitaba escuchar que el felino sentía exactamente lo que él hace poco había descubierto en sí mismo. No pudo aguantarse, no estaba dispuesto a dejarle ir sin poder aclarar todo esto de una vez por toda. Impidiendo a que se escapara una vez más recurrió a aquellos besos asfixiantes que lograban dejar embobado al otro.

- Por ti he cambiado desde la primera vez que te robe un beso…

Los ojos del Neko se cristalizaron hermosamente ganándose uno de esos abrazos que tanto amaba. No desobedecería a Aoi, no diría abiertamente lo que su cuerpo y corazón sentían pero si daría una última oportunidad más a aquella persona que susurraba lindas palabras sobre su odio.

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¿Lo que estaba escuchando eran palabras de “amor”? Acaso esas dos personas que gritaban sin siquiera importarle que hubiera alguien rondando las afueras de las habitaciones, ¿tenían sentimientos de amor mutuo? Su corazón dolía pero latía con intensidad. El escuchar y malinterpretar las palabras de Tora al decir “primer beso” junto a “he cambiado por ti” provocaron un miedo horrendo en su cuerpo.

¿Qué pasaría si Aoi al llegar de viaje siendo Uruha quien le había dado un ligero besos en los labios pensaba que era de lo peor? O se comportaba extraño al haber sido tal vez asqueroso. Correr directo a la cama del pelirosa fue lo que se le ocurrió en esos instantes, suspirando al sentir su aroma impregnado en cada lugar de esas cuatro paredes.

Aún estaba completamente colorado, aun delineaba sus labios con la lengua para no desaparecer la suavidad de aquellos ajenos. No recordó cuando fue que al centrase había caído dormido sobre la cama sin prepararse para dormir, cuando las horas habían pasado y no había ninguna iluminación en la casa más que la de la luna que entraba por puerta corrediza del jardín.

Sintió un movimiento ligero que le despertó asustándole de inmediato.

- Uruha, despierta… - el felino se estiro de manera graciosa al escuchar la voz del pelinegro, sacándole una risita divertida – No quería despertarte pero, alguien quiere hablar contigo. –

- ¿Conmigo? – ladeo la cabeza adormilado.

- Solo coge el teléfono, una vez que termines llévalo a mi habitación yo colgare por ti.

Esta era la primera vez que tomaba un teléfono para charlar con alguien asi como la primera vez que quedaba completamente cohibido al no saber que decir por la vergüenza.

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Había estado dando vueltas por toda la sala de la casa sin saber realmente que hacer. La primera junta de las muchas que tendría el resto de esas semanas, había terminado. Por supuesto que esta exhausto y más que eso con unas enormes ganas de dormir por aquello de las diferencias de horarios. Si hacia cálculos mentales entendería que todos en Japón estarían en medio de la siesta larga de la noche, pero, la necesidad crecía a cada segundo, la curiosidad le imploraba a que tomara el teléfono y despertara a quien fuera para simplemente saber cómo se encontraba todo…

El impulso fue el ganador.

Subió rápidamente las escaleras de la casa y a paso rápido se dirigió al cuarto de visitas que le habían asignado sus padres. Sin siquiera dudarlo tomo el teléfono y sentado sobre la cama tecleo los números rápidamente. Un timbre, o tal vez mas de tres hasta que aquella voz adormilada contesto al otro lado de la línea.

- Shinji, soy yo…

Y como si algo hubiese sucedido escucho la agitación de Tora a través del teléfono. Este se había levantado rápidamente, sentado y espantado el sueño. Era tarde, incluso a lo que podía notar todos se habían quedado dormidos sin siquiera darse cuenta. Suspiro.

- ¿Sucedió algo? ¿Llegaste bien?

- No es nada. – sonrió ladino levantándose y comenzando a caminar por la habitación. – estoy preocupado. – a pesar de que el más alto era su hermano, no sabía cómo continuar con una plática justo como esta, incluso no sabía ni cómo diablos explicarle porque había hecho algo que tal vez no le importaba.

- Marque a tu celular por la tarde pero no contestabas, tal vez porque haya era muy temprano o tarde, no lo sé.

- Apague el celular – explico – sé que no debo hacerlo, pero las llamadas de Akira me estresan, no estaba de humor como para escuchar sus pendejadas.

- ¿Perdón? – Tora se levantó rápidamente de la cama sorprendido, incluso despertando a la persona que plácidamente durmiendo se había asustado, Saga le miraba sin entender nada. Y es que el pelinegro pensaba que sería regañado, corrido o incluso desheredado por parte de Aoi, sabía muy bien aquella labia del rubio para poder engatusar y engañar al jefe. – Sé que seguramente te dijo lo que hice y… -

- No me importa. – Comento Aoi sereno – Tú estás a cargo, tú tienes tus razones. –

- Pero…

- No quiero hablar de trabajo – dijo por fin dejándose caer a la cama – dime como están todos, tú, Saga… U-Uruha. –

- ¿Que pasa Shiroyama? – pregunto con una risita adentrando curiosidad en el Neko que estaba a su lado, haciéndole una seña para que pusiera atención, puso el alta voz. – Tú no eres así. -

¿Cómo decirle que su cabeza daba vueltas con el simple hecho de recordar a cada momento la suavidad de aquellos gruesos labios de su castaño Neko? Como explicar que no tenía la suficiente fuerza para tener una conversación con aquel que era “el amor de su vida” Akira, si ni estaba dispuesto a ponerle atención. Se estaba volviendo loco por no arreglar las cosas, por decirle a Uruha que no lo volviera a hacer, por decirle que eso estaba mal porque él tenía una “pareja”

¿Pero acaso el rubio lo tomaba como su pareja? Aun no quería darse cuenta que simplemente estaban jugando con sus sentimientos porque era uno de los máximos empresarios dentro del ambiente musical.

- ¿Cómo esta Uruha?
Había ido al grano directamente.

- Bien, supongo que durmiendo. – contesto sin más.

- ¡Cómo que “supones”! – Elevo la voz – te dije que cuidaras de ellos mientras yo regresaba Saga ¿Dónde está Saga? –

- Aquí… - contesto rápidamente escuchando un “mierda” del otro lado el teléfono.

- Tranquilízate Aoi – rio escandalosamente el más alto – iré a ver si Uruha duerme, está en tu recamara. –

“En tú recamara”. Escuchar eso provoco que su corazón latiera rápidamente. Eso quería decir que Uruha lo estaba esperando ¿no? Pero lo que hizo que su cuerpo estallara y mandara todo ese calor a sus mejillas fue el “Uruha, despierta” o incluso más aquella vocecita adormilada que respondía con un “¿Conmigo?”. Hubiese querido ver su expresión, esta vez ser él quien descubriera la manera felina de Uruha al despertar. Simplemente trato de actuar de la misma manera de siempre.

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Su corazón bailaba dentro de su pecho, pisaba tan fuerte que dolía. Aquel “hola” que escucho detrás del teléfono termino por despertarlo, por hacerlo hincar sobre la cama y ver como Tora sin siquiera decir nada simplemente desaparecía de su vista. Quería decirle que necesitaba aunque fuera verle un momento, que Tora era una persona buena pero que necesitaba que su amo estuviera en casa. No podía mentir que a pesar de estar tan poco tiempo extrañaba sus gritos y parloteos. Que sentía la necesidad de una vez mas salir de “paseo” a la compañía, o que incluso seria mas respetuoso cuando viera a Kai una vez mas.

Mas sin encambio lo único que pudo hacer fue separar sus labios y morderlos al instante.

-¿Te desperté? – No, quería gritarle que no, que estaba feliz de haber recibido la llamada. – ¿Estas portándote bien con Shinji? Sé que solo llevo un día fuera, pero quería saber si las cosas iban bien. –

¿Que si iban bien? ¡Por el amor de Dios! ¿Porque ahora que tenía la oportunidad de decirle a Uruha que no volviera a despedirse de aquella manera y que no se hiciera ideas equivocadas, mentía? No iba a negar diciendo que estaba feliz de por lo menos ser escuchado por el Neko, pero no podía sentirse tan estúpido por una simple llamada.

- ¿C-Cuando regresaras?

Esa voz dulce termino por dominar a Aoi.

- En un par de días. – suspiro. Un silencio incomodo se formó horrendamente por unos instantes – Sabes, antes de llegar con mi padre le hice algo nuevo a mi cabello. –

- ¿De verdad? – Comento sorprendido aligerando su nerviosismo – Pero el rosa me gustaba. Te veías muy guapo. –

- ¿Tú crees? - Por supuesto que esa manera de elogiarle le encantaban, en este momento comenzaba a pensar que Uruha era encantador y no solo porque lo fuera físicamente, sino que, aquellas palabras alimentaban su ego enérgicamente. Si no fuera por Uruha quien se encontraba a miles de kilómetros de distancia, saldría huyendo del simple hecho de ver la sonrisa triunfadora y enfermiza de Aoi

- No ¡Digo!... – su cara se coloro completamente – S-Saga lo dijo hace poco. – mentiras.

- Y tú, ¿tú qué piensas? - A donde precisamente quería llegar como para estar haciendo ese tipo de preguntas vergonzosas para ambos. – después me le dirás. – Cambio la conversación – pronto iré a casa así que pórtate bien y obedece a Tora. –

- Si…

- Cuídate Uru.

- ¡Y-Yuu! – y antes de que colgara el teléfono el Neko interrumpió abruptamente, lo que iba a decir no solo era por fastidiar, no era nada más que para poder esperar. - ¿c-cuando llamaras? –

- ¿Q-Quieres que llame seguido? – no escucho nada más que un simple “hum” afirmación por parte del castaño – Que te parece mañana a las ocho de la noche ¿sí? –

- ¡E-Estaré esperando!

El adiós de esa noche fue dicho con una simple expresión en ambos rostro. Y como si estuviesen completamente coordinados a pesar de la distancia, una sonrisa se dibujó en ambos labios, una felicidad desconocida que ocasiona que ambos escondieran su rostro contra las sabanas y las almohadadas. Así por varias noches seguidas.

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Al entrar silenciosamente a su recamara, se dio cuenta que Saga se había quedado dormido una vez más, ronroneando a lo bajo al parecer teniendo un buen sueño. No espero más a ver qué era lo que estaba en esa carpeta que Aoi le había dejado sobre la cama, aquella que no pudo leer cuando estaba arreglando las cosas con Saga. No espero a salir rápidamente de la recamara e ir a la sala y prender una de las lámparas de las mesas junto a los sillones. Tal fue la sorpresa de ver ese formulario con variedad de preguntas.

Imaginarse que aquella hoja era respuesta de que Aoi se había dado por vencido. Estaba sorprendido, pero más que eso feliz por todo lo que la hoja detrás de los formatos decía. Sabía que Aoi le quería, que no solo por ser su hermano sino hasta por ser el mejor amigo que nunca fue. Las ganas de gritar llenaron sus pulmones y pecho. Las lágrimas traviesas se escapaban lentamente cada que sus ojos seguían delineando aquella caligrafía perfecta del pelirosa.

- Eres un idiota Shiroyama.

Arrugo un poco la hoja cubriéndose el rostro. Sus hombros solo daban pequeños brinquitos. Ahora estaba tan ansioso de ver a Yuu, tenían la necesidad de por primera vez en la vida abrasarle como cuando eran pequeños. Odiaba su prepotencia pero más que eso, amaba que fuera la persona elegida para ser su hermano mayor. Había ganado sí, pero más que ganar lo que siempre quiso desde el momento que lo vio, más que ganar el trofeo que para el siempre seria Saga, gano lo que pensaba hace años había perdido.
Querido Shinji:
“Sé que me dirás idiota pero tómalo como un obsequio. Saga necesita de ti así que cuídale mucho. Prométele a tu hermano que trabajaras duro y que te burlaras en mi cara por haberme ganado. Ganaste Tora.
Ganaste el que yo te dijera que te quiero más de lo que antes lo hacía.
¿Cómo no podría yo amar a mi pequeño hermano menor…?

Aoi estaba cambiando, un cambio tan radical que voltearía de cabeza la vida de todos.



Gracias por siempre leerme...

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