Neko's Love — Capitulo 7

21:53 *Mony-san* 1 Comments

Capitulo 7
"Feelings"

La hoja repleta de letras y números que tenía al frente era lo único necesario para completar el registro. Kai le observaba detalladamente, Saga, se había desaparecido a quien sabe dónde y Uruha, el solo se había apartado unos pasos con la mirada gacha, con aquellas orejitas castañas completamente caídas. Por supuesto que él estaba dispuesto a firmar inmediatamente, a no desaprovechar la oportunidad que Kai le daba de ser el dueño de Uruha.

- Yo… - Aoi desvió su mirada hacia atrás sin mover parte de su cuerpo, bajando la voz, llamando la atención completa del castaño veterinario.

- ¿Ahora dudaras?

Uruha les miro cuando escucho aquella interrogante. No era lo que más quería en estos momentos, pero si era lo que más añoraba. Necesitaba el también estar seguro que no sería un simple intruso, que no sería solo un felino recogido de cualquier calle. Su notoria tristeza fue vista por los otros dos.

No dudo, no dudaría más, Esto era lo que él quería, ¿no?

- Puedo quedarme con… - Kai negó.

- Lee por favor muy bien los términos, yo no puedo cambiarlos solo por ser el dueño de la tienda. Hay leyes que como tú, yo también debo cumplir.

La sensación desesperante, la manera de como movía aquel lapicero ponía nerviosos a los demás. Había pensado desde el momento en que se adueñó de Uruha el rápidamente hacer esto que estaba a punto de ocurrir, de simplemente firmar dos hojas para que Uruha pasara a ser de su propiedad. Buscar a Saga con la mirada fue lo primero que hizo, mas sin en cambio aquella sonrisa del castaño alto le dio la satisfacción que necesitaba.

- Uruha. – El mencionado elevo la mirada completamente cohibida desviándola a los segundos, tragando saliva fuertemente – Si firmo esto, serás legítimamente mío – explico – Tu, ¿Quieres…? –

La manera de asentir rápidamente logro dejar sorprendido al pelirosa, Uruha era encantador, era, lo único que podía llamar su atención desde el momento en que le vio, desde que le defendió de aquel animal que casi le golpeaba. No dudo en echar a la borda algunas que otras cosas, en dejar plasmada su laboriosa firma sobre aquellos papeles de color blanco.

- No te arrepentirás…

La voz de Kai sonó completamente enfermiza, reactivando un “clic” en ambas neuronas de aquellos nuevos “amo y mascota” al entregar una copia de aquellas firmas junto a una original que Aoi debería de firmar después de acomodar sus ideas.

- Crees que…

- Sigues dudando. – Interrumpió Kai afirmando sus palabras – No es propio de los Shiroyama dudar de esta manera. –

- No es duda, se perfectamente lo que hago y lo que tengo que hacer. – Se defendió – Es solo que realmente no sé cómo lo tomaran. ¿Puedo confiar en ti? –

- Incondicionalmente.

- ¿Uru, podrías ir a con Saga?

Sin dudar mucho, Uruha asintió rápidamente al escuchar como su amo le llamaba. La sonrisa de Kai le daba desconfianza, la verdad era que a partir de este momento no aguantaba dejar salir a flote sus instintos felinos, a pesar de la felicidad que se desbocaba estaba completamente celoso de la manera suave con la que Aoi hablaba con el tal Kai, sus pupilas se dilataban de solo ver esa sonrisa idiota que el castaño veterinario regalaba. Era completamente asqueante…

…………………………………………………………..

Su cabeza se encontraba menos enredada, sus sentimientos se agolpaban una vez más desde el momento en que había cruzado palabras con su hermano. Estaba ansioso, necesitaba llegar a casa y hacer algunos arreglos en la sala, la habitación, la cocina… se detuvo en seco.

Realmente estaba entusiasmado, pero estaba casi sintiendo miedo del simple hecho de ver como sus manos temblaban a los momentos después de darse cuenta de su comportamiento. Él no era así, nunca había hecho nada para desearle un buen viaje de negocios a su hermano y mucho menos si su único hermano era Aoi.

Una sonrisa boba dibujo sus delgados labios, una que se borró inmediatamente.

- ¿Tanta alegría te provoca el verme?

Y ahí, al frente se encontraba una de las personas que más odiaba después de Kazuki –aunque con este solo fuera superficialmente-. Por esta persona le enfadaba trabajar por las mañanas, aparecer por la compañía a reuniones importante que realmente no tenían nada que ver con su persona. Por esa maldita presencia del rubio, odiaba de sobremanera que Aoi como Saga llegaran a la compañía.

- ¿Te habían dicho que tienes la sonrisa más sexy? – Se acercó – Me alegra provocar una de esas sonrisas. – el pelinegro chasqueo los dientes.

- En primera, - se alejó – Nunca me veras sonreír por personas como tú, y es segunda, no invadas mi espacio personal, aléjate Akira. –

El rubio frunció el ceño. Odiaba tanto ese maldito comportamiento de Tora, y más el de Aoi, pero vaya, no es que por eso el mismo Akira dejaría de insistir al pelinegro, o siquiera dejaría de tener unas cuantas aventuras con el pelirosa. Ambos hermanos le eran inalcanzables, hermosos, solo que sabía que ninguno de los dos abrirían las piernas como el tanto anhelaba, porque ellos no permitirían que nadie, en lo absoluto, les engatusara y terminaran perdiendo todo como siempre les pasaba.

Eran listos, y por eso era que ambos formaban una barrera que no podía romper nadie.

Pero Reita no era de las personas que se dieran por vencidos de buenas a primeras, si una persona le gustase, la misma persona la que tenía que tener en su cama despertando al otro día con dolor hasta en las caderas. Tora le encantaba, incluso estaba seguro, si el más alto le pedía abrirle las piernas, Akira pero por supuesto que aceptaría, estaba enamorado, pero su “amor” era algo, extraño.

- Vayamos a comer – dijo de repente el rubio una vez el pelinegro comenzar a caminar. – Me gustaría hablar contigo Shinji. –

- No me llames por mi nombre, soy tu jefe.

- Pero me gustas.

La mirada altiva del más alto provoco al rubio retroceder unos pasos. ¿Quién diablos se creía Reita para llegar a decirle esas palabras? Siguió caminando una vez dejar al otro sin ninguna palabra por mencionar, acelerando el paso una vez ver a algunos integrantes de la compañía a unos metros.

- ¡S-Shinji! – Insistió – de verdad que yo… -

- No lo has notado ya, Akira. Él no tiene intenciones de hablar contigo.

Sus palabras fueron sorprendentes para los otros dos. No cabían en la cuenta que de buenas a primeras aquellas personas se aparecieran a sus espaldas con una mirada de total rechazo, no hacia uno de los jefes sino, hacia aquel otro que simplemente le quitaba el tiempo.

- Oh vaya… - dijo sonriente el rubio – Ahora los amigos vienen a saber de qué estamos hablando para ir a con el chisme a su jefecito. –

La sonrisa de los otros dos fue ladina, su ceja ligeramente alzada, con ambos brazos cruzados.

- ¿Crees que somos como tú? ¿Que por el simple hecho de tener idiotizado a Aoi vamos ir a decirle algo que de seguro no le importara? – Sonrió sarcástico – no juegues con nosotros, Akira. –

- Cuida tus palabras Byou, recuerda a quien le estás hablando. – Por supuesto que el rubio estaba enojado, no dejaría que una persona como el vocalista le hablara de aquella manera.

- Tenerte respeto ¿A ti? – Hablo el otro – no me jodas, no tengo porque hablarte o tratarte como te dé la gana, a mí me corren pero alguien más vendrá a buscarme, pero a ti te corren y ten por seguro nadie vendrá lambiéndote los pies para que te asocies con él. –

- Eres un hijo de…

- Vete de aquí Suzuki. – hablo por fin el pelinegro.

Que hacer o decir ante esto. Sabía que el castaño tenía la razón, que por más que le doliera él tenía este trabajo gracias a los dos hermanos, odiaba a todos, odia a Aoi, a Tora, a toda persona que se metiera con él. No hizo nada más que dar media vuelta y bufando, alejarse del pasillo caminando por el lado contrario.

Esta se la pagarían, y jugaría un juego que les dolería a todos cuando participarán.

- Deberías de aprender a ser más duro con tus empleados. – dijo de repente.

- Kazuki… - regaño el vocal.

- Si sigues de esta manera no alcanzaras ni la cuarta parte de lo que es Aoi.

Tora sonrió una vez que las pisadas del guitarrista se alejaban, una vez que Byou negaba moviendo la cabeza algo alterado, ver las expresiones del pelinegro le daban mal espina. No podía ayudar, no a aquellos dos que eran igual de orgullosos, no podía decir nada sin que los dos dijeran un “No me importa lo que le pase”.

- Tora, perdónale el no…

- Tiene toda la razón. – Dijo para sorpresa del otro, dejándole con los ojos bien abiertos – No soy ni la quinta parte de lo que es Yuu, pero no me importa ya. –

El simple hecho de decir esas palabras provocaron que su cuerpo se sintiera mucho más liviano, que incluso su cabeza le mandara unas descargas a su pecho diciéndole que había sido lo mejor dicho hasta el momento. Tenían razón, tal vez no era ni la quinta parte de lo que era Aoi, tal vez no tenían el mismo carácter, pero eso no dejaba de hacerlos hermanos, ambos sabían que eran tan parecidos, que incluso ahora mismo podían estar llegando a pensar con preocupación que era lo que sucedería una vez aquel de cabellos rosas se fuera a los Ángeles y le dejara toda responsabilidad.

Tora se alejó con una sonrisa, dejando al vocalista de SCREW con una sorpresa más que clara en su mirada, en prácticamente toda la cara.

- Él está cambiando gradualmente…

- ¡¿Eh?! ¡¿Que no te habías ido ya?!

- Oh vamos Byou~ - hizo pucheros – Por más que lo niegue, el chico me sigue importando. –

- Los odio a los dos. – Comento de repente el vocal – Pero Tora te odia más. –

Los chillidos de Kazuki se escuchaban retumbar los oídos de Byou, caminando hacia su sala de ensayos ambos, a pesar del juego, pensado en aquellas palabras dichas por el más alto. El vocal no era entrometido, no le gustaba ser la persona que saliera corriendo como cualquier chica a contar la “nueva novedad” ¡Pero estaba feliz! Tanto, que no dudo en sacar aquel celular y tras teclear algunas palabras, enviarlo al número que solo algunas personas lograban obtener.

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Todo estaba listo ya, incluso una sonrisa se dibujó en sus labios cuando el veterinario le explicaba cómo sería el nuevo trámite. Había sido más fácil de lo que creía y realmente estaba agradecido de que su amigo tuviera a su lado una persona como el castaño del hoyuelo, su sonrisa cristalina, su personalidad infantil, y que decir de su trato hacia los demás. Adoraba que tuviera mucho afecto a Saga, pero más que eso, el que se preocupara por todos.

Los dos felinos simplemente les miraban desde la lejanía, uno con nostalgia y felicidad, y el otro con un puchero que dejaba relucir adorables aquellos gruesos labios.

- Kai sama es una buena persona. – Ladeo su cabeza – me cuido bastante antes de ir a vivir a casa de Yuu. –

- No me gusta. – bufo despacio desviando su mirada – No me gusta para nada. –

Saga comprendía muy bien la manera del “No me gusta” que Uruha susurraba a cada momento. Era idéntico como lo que el comenzaba a sentir cuando las mujeres de Tora llegaban a casa, no le gustaban para nada. Y aunque aún no entendía muy bien aquella sensación, simplemente estaba consiente que aquello como una vez se lo explico Aoi, eran celos territoriales. Pero vaya, no era que Aoi pudiera explicar el tipo de celos que Saga sentía, sino que, no estaba dispuesto a hablar de cursilerías con Saga sin sentirse realmente avergonzado.

- Es hora de irnos. – finalmente el pelirosa elevo la voz llamando a los felinos, quienes como lo que eran, rápidamente corrieron a su llamado. – Despídanse de Kai. –

- Nos vemos luego chicos. – Sonrió – cuídate mucho Saga, no dudes en venir a visitarme más seguido. – El mencionado asintió efusivamente con una sonrisa – Y tu Uruha, espero poder llevarnos bien, cuídate mucho. –

Los brazos de Kai rodearon el cuerpo de Saga una vez despeinar sus cabellos. Pero, su humor se esfumo por completo cuando se acercaba y con toda la confianza se iba sobre Aoi, abrazándole, diciéndole que tuviera una excelente viaje y que pese a todo no se preocupara de nada.

Su reacción fue expuesta una vez que Kai decidido, con intenciones de acercarse a abrazarle, era rechazado por una mirada de completo odio y miedo, encubriéndola con una ligera reverencia. El veterinario sonrió, sabía que sucedía y era normal, así que simplemente con una sonrisa termino de despedirse.

Ninguno tuvo el valor de siquiera mirarse, Saga estuvo perdido todo el camino a casa y los otros dos, simplemente desviaban la mirada hacia cualquier lugar que no provocara un contacto accidental en sus miradas. Aoi ahora entendía el por qué Uruha había reaccionado una vez decir que “quería que fuera solamente suyo” y no era para menos, si con esas palabras se podían malinterpretar a más. Suponiendo que Uruha estuviese avergonzado y molesto, cosa que en verdad era mentira.

La llegada a casa no fue la mejor, incluso todos bajaron huyendo de todos a perderse en cualquier lugar. No esperaban que fueran recibidos, que al abrir la puerta un agradable aroma y calidez se desprendiera de cada esquina de las seguidas paredes. Aoi se sorprendió por enésima vez en el día, y Saga como Uruha sin comprenderlo muy bien, entraron como si la fragancia les hechizara.

- Te iras en unas horas ¿no?

¡Estaba avergonzado! Y más que eso, con las mejillas completamente coloradas. Nunca se imaginó la manera de reaccionar en Aoi y mucho menos que Saga, caminara hasta donde él estaba casi olfateándole con miedo.

- Tu… bueno. – Que decir o que hacer – Parecería que te alegrara el que me fuera de aquí. – termino.

- ¡No!  Digo…

- L-Lo sé. – Desvió la mirada – a pesar de todo soy tu hermano ¿no?

- No es eso… - suspiro el pelinegro. – Es solo que “intento” desearte un buen viaje. “intento” decirte que puedes confiar en mí. “Intento…”

- Lo entendí, lo entendí. – sonrió.

Un momento incomodo se tornó en todo el lugar, incluso viendo afectado a ambos felinos. No tardaron en toser, en caminar a cualquier lugar de la casa arreglando lo necesario para sentarse a comer antes de que el pelinegro emprendiera su viaje.

Uruha seguía refunfuñando, Saga seguía huyendo a cualquier contacto milimétrico que tuviera con Tora, y Aoi, el simplemente aparentando con su misma personalidad y temperamento sonreía de felicidad a sus adentros. Los minutos pasaron y la comida comenzó, dejando lo bastante separados a los cuatro de cada uno.

No quería decirle “adiós”. El simplemente quería escuchar un “vallamos a dormir”.
Quería sentir el calor que las sabanas le impregnaban, quería sentir esa sensación que Aoi le transmitía al quedarse dormido a su lado, y ahora ya no se podría. Ver a Aoi despedirse de Saga, despeinarle sus cabellos, sonreírle de la manera más encantadora le enfurecía.

- Tienes que obedecerle a Shinji. – El Neko negó rotundamente – Si Shinji me da alguna queja, olvídate de ir a comprar la chamarra que viste en la tienda la semana pasada. – Aoi era tan calculador que no quedo más que Saga asintiera con pena. – Buen chico. –

Se acercó lentamente a su nuevo castaño, sonriendo de una manera triste, algo diferente a lo que quiso transmitir. No estaba seguro de si dejarle o no, ¡Apenas estaban conociéndose! y ya tenía que irse. Peino sus cabellos hasta la punta, acariciándolos como su se tratase de un pequeño perro. Uruha hizo pucheros.

- No quería dejarte tan pronto cuando apenas te estas acostumbrando a nosotros, - Uruha negó – pero trata de llevarte bien con Shinji y Saga, háganse buenos amigos. –

- Yo… - Uruha desvió la mirada avergonzado. El pelirosa sonrió

Los otros dos abrieron los ojos y los desviaron al instante. Uruha nunca había sentido aquello que le revolvió el estómago, aquello que provoco el pequeño beso en su mejilla que el pelirosa le había dado. Aoi huyo al instante sin decir ninguna palabra, haciéndole una seña a Tora para que le siguiera.

Y no era como si Uruha fuera a quedarse tocando su mejilla con delicadeza, no era como si fuera a soltar un suspiro y dejarse caer de rodillas. Actuó fugaz ante sus instintos, corriendo hacia donde los hermanos se encontraban. Tal fue la sorpresa de Aoi al girarse ante el llamado del Neko, de quedarse estático sintiendo aquellos gruesos labios sobre los suyos, no se movieron, pero aquella presión que ejercieron causó una sensación que experimentaron maravillosamente.

- Que te vaya bien, Yuu…

Y ante ese susurro sobre sus labios solo vio como Uruha corría de regreso dentro de la casa directo a su habitación. Uruha no sabía que lo que había hecho provocaría cambios en el comportamiento de ambos. Aoi, el simplemente sin creerlo llevo la yema de sus dedos a su labio inferior, mirando a Tora, con una mirada completamente cristalizada reflejando un “¿Qué debo hacer?”.

- Estas perdido. – rio descaradamente el más alto.

- ¡S-Shinji!

- Ten un buen viaje.

Esa fue la ligera despedida del más alto, dando un golpecito a su hombre después de una caricia a su espada. Aoi solo pudo ver como el más alto entraba a la casa con una sonrisa.

Ambos suspiraron pesado casi al mismo tiempo, uno subiendo a taxi y el otro cerrando a puerta. ¿Qué pasaría cuando Aoi regresara a casa? O como es que iba a poder pensar con caridad después de o que había pasado. ¿Qué haría Tora una vez encontrarse con Saga, una vez encontrarse entre aquellas paredes, de frente?  Que era lo que debería de hacer cuando al entrar a su habitación se encontrara con aquella carpeta sobre su cama, junto a la nota que escrita por Yuu, le cambiaria lo que hasta ahora era e comienzo de una vida no perfecta, pero si la mejor.

………………………………………….

Sus mejillas coloradas sin siquiera darse cuenta, su corazón latiendo bajo la piel de su pecho.

Olfatear la fina y ligera colonia sobre las hermosas sabanas estampadas, ¿Qué era lo que estaba haciendo?

Tenía que odiarle, debería de pensar que aquella persona era la peor del mundo, pero simplemente no podía. Estaba seguro que aquello que sentía era algo que tenía que ver con el querer a las personas, con gustarle precisamente todo de él. ¿Qué era lo que le volvía loco? ¡Porque era que no podía odiar a Tora de la manera más fuerte que su corazón le permitiera!

- Por todo, perdóname…

El escuchar ese timbre ronco en su voz, ligero, triste, con un toque de pena y arrepentimiento era lo que más odiaba y amaba a la vez. Correr a sus brazos no era una opción sino una necesidad. Besar aquellos sorprendidos labios cuales respondieron instantáneamente con hambre a su deseo fue lo que había extrañado en aquel pequeño enojo que tontamente se había convertido en extrañeza y debilidad.


Gracias por siempre leerme...

1 comentario:

  1. :O Uru, kawaii~ Lo besó ♥
    Pero...por qué Aoi se tuvo que ir? Regresa rápido! Baka! xD Uru te necesita!
    TT^TT -llora-
    Quiero más de ToraxSaga *w*
    Gracias por actualizar :D

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