From now on... -Capitulo 2-

22:23 *Mony-san* 0 Comments

Capitulo 2. Fears...

Se sentía tan bien regalarle algo de su propio chocolate. Contestarle con aquella frialdad con la que el más alto le trataba. Incluso su ansiedad se había esfumado dejándole satisfecho al regresar a los camerinos. No se haría preguntas diciendo algún: “¿Quién diablos se cree?” porque sabía que el pelinegro tenía una personalidad egocéntrica y cada palabrita que le dijeran la tomaría como el comienzo a una nueva pelea.

Llego con una sonrisa plasmada en su rostro provocando que Shou levantara una ceja.

- ¿Qué ha pasado? – pregunto curioso.

- ¿Qué quieres que pase? – Se alzó de hombros – solo fui y le dije lo que querías, solo eso. –

Algo le decía al vocal que ese maldito bajista le estaba mintiendo, que aquella sonrisa satisfecha le delataban a muchísimas palabras que por obvias razones pudo haber dicho. Saga solo rodo los ojos cuando el vocal le restregaba la mirada a cada segundo. Solo pudo cambiar sus facciones a una mueca de desagrado dejando conforme al otro.

Su llegada a la salida, camerino, o como le dijera en este momento a aquel cuarto completo de humo toxico, provoco una mirada de felicidad en  Shou y una, aunque escondida, mirada fija del bajista.

Como hubiese querido decirle un “eres un puto maldito” en esos momentos, pero no amargaría la sonrisa feliz que el vocal por algunas razones mantenía en sus labios.

- Vayamos a tomar algo cuando salgamos. – comento acomodando su cabello, mirando de frente a los otros dos – Asi podemos platicar y tal vez ustedes dos pue… -

- ¡No!

El grito coordinado de ambos logro que se miraran con rabia, con los ojo completamente entrecerrados provocando una descarga eléctrica entre cada pupila. ¿Ni eso se podía borrar de sus lindas costumbres? Cuando seria el día en que no pensaran y actuaran por igual, como antes lo hacían. Un chasqueo de dientes descoloco a ambos. Una vez más, lo habían hecho al mismo tiempo.

- Esto me repugna. – susurro Tora.

- ¿No te sabes otra palabra? – siseo Saga.

- ¿Para referirme a ti? – Negó leve - ¿Acaso hay otra que te describa mejor? –

- Eres un completo imbécil…

Y a pesar de que por alguna manera aquello si le había calado hasta los huevos, cubrió su enojo con una espléndida sonrisa, caminando hacia un lado de Shou y tomar aquel celular que se encontraba sobre la mesita. Tora solo le miro con enfado, coraje, con un toque de muerte plasmado en sus ojos completamente rojos. Lo mataría, algún día mataría a ese malnacido que justo ahora le ignoraba.

- Afuera… - Tora le miro sin comprender – Tenemos que hablar. – y sin decir o replicar ninguna palabra, solo se dispuso a seguir al vocalista fuera del camerino.

- ¿Qué quieres?

- En primera, no me hables a mí de esa manera – elevo su dedo – y en segunda, nadie soporta tu manera hostil de tratar a Saga, hasta a mí me duele lo que le dices.

- No me escuches y con eso bastara.

- ¿Crees que es fácil? Estas comportándote justamente como odias hacerlo.

Su cuerpo se quedó algo petrificado con aquello. Era cierto, Shou tenía toda la razón, si algo no soportaba Tora, eran aquellas niñerías que un adulto hacia solo por enojo o por simple juego, le frustraba, le comían los sesos a tal grado de quererlos degollar en ese mismo instante. Incluso no puso la atención necesaria cuando el vocal le jalaba hacia quien sabe dónde, reaccionando cuando la luz de un flash le dejaba casi ciego.

Robóticamente estaba posando.

La mirada de Nao como de Hiroto por un momento se descolocaron, cerrándose con una sonrisa cuando Tora comenzaba a practicar esas poses que por algún momento volvía locas a las fans. No iban a negar que la sonrisa triste de la persona de a un lado, que recién llegada veía las tomas, les dejara más que confundidos.

Y es que para el Tora era una persona distinta frente a una cámara, sabia actuar y justo ahora apreciaba ese “don” que el pelinegro tenia. Sus movimientos de caderas, sus manos pegarse a su rostro para ocultar algo de él dando un toque misterioso, esa manera de mover sus pies, o aquellos parados que resaltaban su altura y estética, pero que decir de esa maravillosa sonrisa.

Su mirada se pegó al suelo en ese mismo instante.

No negaría que el más alto fuera guapo, que incluso en algún momento le atrajo de sobre manera, pero justo ahora, extrañaba su compañía, sus risas, sus comentarios estúpidos, y sus días compartidos mirando cualquier película o videojuegos.

Ya no era un niño y lo sabía.

Tenía esos sentimientos pero simplemente no podía hacer nada con ellos.

Había jurado no rogar por su amistad nunca más.

- ¿En qué piensas? – su voz le sobresalto mas no lo dio a expresar.

- Nada, en lo absoluto.

- Salgamos esta noche.

- Ya te dije que no saldré con To…

- No – le interrumpió con una sonrisa nerviosa – Solo iremos tu y yo. –

- ¿Perdón?

- Bueno – rasco su cabeza – Pensé que sería buena idea que solo por una noche saliéramos a tomar algo y asi platicar de algunas cosas. –

Lo pensó, unos segundos le bastaron para decidir y decir un claro no, pero, aquella mirada que Tora le dio en unos momentos le provoco una sonrisa. Shou era el mejor amigo del pelinegro, y en eso podría haber algún beneficio. Asintió gustoso.

- ¿A las ocho? – confirmo el bajista.

- P-Por supuesto…

La sonrisa de Shou se ensancho cuando el otro aceptaba. Y la de Saga fue de completa felicidad cuando Tora al haber escuchado, jadeaba de terror al tener miedo de lo obvio. ¿Quitarle la amistad de su mejor amigo? No era un objetivo, pero si era algo con lo que se divertiría haciendo.

* …. * …. * .... * …. * …. * …. * …. * …. * …. * …. *

Su estómago se revolvió por el simple hecho de verles salir juntos de aquella compañía. Ellos habían ido en la parte trasera de la Van y el solo para observarles por el retrovisor había seleccionado la parte delantera, tal había sido su sorpresa que el vocal como Saga había ido a dar hasta la parte del fondo de aquel largo trasporte, bufo.

Ya estaba harto de todo esto, de que el castaño pusiera a todas las personas de alrededor en su contra, que les dijera mentiras para que el fuera simplemente el malo de la historia.

- Shou vallamos a cenar. – dijo sin flaquear llamando la atención de todos, hasta del conductor.

- Tengo planes con Saga, pero vamos mañana.

Elevo una ceja completamente furioso.

- ¿Prefieres a ese más que a tu amigo?

- Todos son mis amigos – contesto indignado – solo que hay cosas que quiero platicar con él, a solas. – los demás asintieron.

¿A solas? A solas la puta madre de todos. Se giró indignado en su lugar sin despegar la mirada del retrovisor –una vez más-, tal siendo su sorpresa ver la expresión triste y suspirante de la persona al fondo, sus temblorosas manos aferradas a aquel celular, presionándolo contra sus piernas, sus ojos ligeramente rojos mordiendo su labio con frustración.

Un “¿Que te sucede?” quiso salir de sus labios ahora completamente secos, pero simplemente, resignado, giro su mirada a la ventana. No iba a evitar preocuparse por él ni ahora ni nunca.

Llegaron a su primer destino, bajando primeramente el baterista, despidiéndose de todos por un día al parecer agradable y bien trabajado. Completo silencio les inundo. El segundo en bajar fue Hiroto despidiéndose animadamente con ambos brazos al aire estirando su cuerpo.

Saga por supuesto que se había dado cuenta de la mirada preocupadiza en Tora, el a comparación del pelinegro si podía mirarle por el espejo, si podía  ver como a cada segundo suspiraba con cansancio y no precisamente por que fuera esa la razón.

Sin lugar a dudas le conocía lo suficiente como para saber que precisamente esa mirada ida, no había sido más que su culpa…

Sin querer, una sonrisa sincera se formó en sus labios.

El tiempo de bajar fue esta vez de Tora, agarrando muy bien su mochilita y bolso bajándose incluso sin despedirse. El castaño bajista no perdió el tiempo para con algo de aparente fastidio bajar la ventana, Shou posaba recargado en el vehículo con los ojos cerrados y audífonos puestos. Sus miradas se cruzaron por primera vez en tanto tiempo, con un deje de nostalgia y aunque la sonrisa de Saga seguía siendo la misma ida de siempre, Tora no pudo evitar abrir la boca y cerrarla al instante al no saber que decir.

El pelinegro torció la boca, si no cerraba ahora la puerta de la Van, no soportaría el quedarse callado. Sus manos se movieron lanzándola, cerrando y girando rápidamente.

- Estoy bien, lo juro…

Quiso rezarle madres en ese momento, decirle o gritarle que eso era algo que a él ya no le importaba, pero el vehículo había arrancado dejándolo con las palabras en la boca. Se regañó mentalmente al suspirar de completo alivio, casi queriéndose matar al descubrir su propia sonrisa. Su cabeza le decía que era pecado, que se iría al infierno si seguía preocupándose por aquel traidor, pero su corazón simplemente dio un vuelco al ver aquella sonrisa.

* …. * …. * …. * …. * …. * …. * …. * …. * …. * .…

No es que estuviera mal el haberle contestado de aquella manera, de hacerle saber lo que por supuesto el otro necesitaba. No mentiría diciendo que en esos precisos momentos sonrió como un completo imbécil, que la sorpresa plasmada en el guitarrista había sido la causante de ella.

- ¿En qué piensas?

y es que no se había dado cuenta que la persona a su lado le miraba con una sonrisa divertida, con los audífonos colgando de su cuello. Shou le miraba, le inspeccionaba con aquellas pupilas completamente llenas de curiosidad, de cosas que el simplemente no pudo comprender. Quería contestarle, responder que estaba de alguna manera feliz por lo que se había atrevido a decir y descubrir, pero no sabía cómo, no quería precisamente un “yo sabía que seguías queriendo a Tora” no lo permitiría, no haría el ridículo con algo que por supuestamente ya no había.

Y como si el celular fuera ese timbre que salva a los estudiantes de una pregunta difícil de responder, su celular comenzó a parpadear con la luz de un mensaje, vibrando con insistencia. Suspirando mostro el celular ganando una afirmativa de Shou.

- Solo recibía mensajes, ¿lo ves? – Sonrió nervioso leyendo el aparato – Supongo tengo algunas cosas que hacer antes de ir a donde acordamos… - suspiro cerrando la pantalla de su celular.

- Supongo…

Ese suspiro, esa manera de evitar su mirada fue completamente desconocida. Saga había quedado con la boca abierta, Shou simplemente después de sus palabras le había ignorado, le había evitado y antes de bajar de la Van, simplemente le había sonreído como despedida. No hizo líos en su cabeza, no hizo mucho menos suposiciones, incluso todo aquello había sido olvidado al llegar a casa, al ver precisamente a aquella persona esperando fuera, con una sonrisa, con una tan hermosa que le provocaban miles de cosas en su cabeza.

No espero a acelerar el paso, a corresponder el abrazo que el otro le daba. Le dio risa el simple hecho de observarle, de mirar cómo era que ocultaba su cabellera bajo aquella cachucha y gorro de la sudadera oscura. Rio incluso cuando le miro sin aquella típica cosa que por supuesto nunca debía de olvidar.

- Tardaste más de lo normal.

- ¿Lo crees? – el otro asintió.

Su voz no provocaba algo que él hubiese querido, incluso, reconociéndolo, su sonrisa no era un acto que el amara de sobre manera. Tenía que hacerse a la idea de que aquella persona era la única que correspondería, pero más que eso, era un agradecimiento por el aliento que le daba y le había dado. No tardo en abrir la puerta y darle el paso al otro, en ser prácticamente arrastrado hacia adentro después junto al golpe de la puerta al cerrarse. Había sido acorralado, había sido preso de un abrazo que simplemente no le hizo sentir lo que quería.

Había observado con detenimiento como el otro se deshacía de la sudadera y demás cosas que le estorbasen, como aquel cabello rubio completamente lacio quedaba al descubierto. Ahora podía ver su cara una vez más sin aquella estúpida cosa que siempre llevaba puesta. No negaría que era de lo más perfecto y que simplemente aquella parte de su rostro le gustaba.

- Espera Reita, por lo menos déjame respirar… - rio nervioso ante la vergüenza del otro.

- No lo pude evitar, por el trabajo no te había visto en días.

¿Ya habían sido días? Saga sonrió con confusión, con algo más que simplemente extrañeza. Recordaba que si habían dejado de verse, de que incluso los dos estaban repletos de trabajo, pero de ello a…

Sin lugar a dudas y a pesar de que no llevaban ni un mes de ser una pareja, para el bajista Alicio esto comenzaba a ser algo fastidioso, tedioso de sobrellevar como si nada estuviese pasando, como si aquello que le faltaba el Gazetto le hiciera la persona menos indicada para dárselo a demostrar.

* … * … * … * … * … * … * … * … * … * … * …

- Soy un completo imbécil…

Si, se repetía a cada momento sus palabras, sus mismas recriminaciones hacia su persona. Por supuesto que lo era, por supuesto que había tenido los segundos necesarios para mandar al diablo a aquel hijo de puta que por supuesto se había burlado, y más, en su propia cara, de frente, directo como le agradaban las personas.

Pero Saga ya no le agradaba, ese maldito ya no era alguien que le importara incluso porque fuera directo, o porque no le dijeras las cosas a sus espaldas o porque estuviera triste…

- ¿Ahora qué sucedió?

Su amistad era reservada, tanto que ellos estaban seguros a que simplemente ambos, sabían de su amistad y encuentros repentinos. Y es que Tora le tenía confianza, una tan grande como para permitirle interrogar, llegar a casa como si fuera la suya o incluso sermonearle justo como en unos momentos lo haría.

Porque a pesar de su comportamiento, aquel peli castaño era una persona demasiado madura.

- Lo mismo de siempre, Naoki.

El vocalista rio despacio cruzándose de piernas, mirando al blanco techo con expresión satisfecha. Hacia tan solo unos minutos había recibido una llamada de Tora y sabía que tenía que apurarse si quería ayudarle aunque no serviría de mucho, sabía que el guitarrista nunca le obedecería.

- ¿Y qué es lo que quieres que haga? – solto como si nada – Nunca me escuchas, soy yo el que solo tiene que escuchar las penas ajenas. –

La cerveza de Tora rodaba entre sus dedos, calentándola con el propio calor corporal que emanaban de ellos. Naoki tenía razón, no era como si Tora le fuese a obedecer, pero si era a la única que le contaría cada uno de los detalles de cualquier cosa sin importancia. Bufo, levantándose siendo observado atentamente, sintiendo esa sonrisita de burla en el otro, sintiendo sus pupilas estudiándole por completo.

- De verdad que si eres un completo imbécil.

- ¡Lo sé!

- No, es que no me estas escuchando ni entendiendo. Mírame – Tora obedeció poniéndole sorprendentemente toda la atención necesaria – Un completo imbécil cayendo en el juego de una persona a la cual tu… - hizo una mueca - ¿Cómo te lo explicare para que lo entiendas? –

Tora frunció el ceño, mirando sin comprender absolutamente nada. Naoki se había quedado callado, pensando en las palabras correctas y no meterle más royo al asunto. Y es que era increíble para el vocalista que Tora fuera tan estúpido como para no haberlo notado, como para incluso no sentir aquellas miradas insistentes que se le habían dado tiempo atrás.

- Dilo ya. – Ordeno – Asi, como va. –

- Si lo digo me echaras, asi que busco las palabras correctas para incluso no salir muerto de aquí.

- ¿Es tan grave? – pregunto extrañado, Naoki rio escandalosamente.

- Para mí no es algo grave, incluso me es algo lindo de su parte, pero para ti, bueno, supongo no te agradara en lo absoluto y es que aun no entiendo cómo es que nunca lo pudiste notar.

Si, efectivamente no estaba entendiendo nada de ese maldito bajista.

- Primeramente, Saga es uno de tus mejores amigos…

- Era. – interrumpió.

- Bien, lo era. – Rio – incluso pasaban el tiempo necesario para convivir más entres ustedes que con los demás. No entiendo porque le odias incluso el por qué le molestas con lo mismo de siempre. Si yo fuera el, ya te hubiese partido la cara.

- Pero no lo eres.

- A eso es a lo que me refiero. – Le apunto – Él era tan atento a ti, siempre era con el que sentía apoyo moral, tu siempre fuiste ese amigo que todos quisiesen tener y no es porque yo lo diga, sino porque él lo dijo, te quiere tanto que incluso te perdonaría todo. – Elevo las manos - Cualquiera en sus cinco sentidos ya te hubiese matado por las pendejadas que dices, hasta a mí en veces me eres odioso. –

- ¿Tanto asi? – Naoki asintió despacio. Bajo su mirada al suelo pensándolo mejor.  Como el otro se lo decía, hasta ahora no entendía el por qué Saga no le reclamaba o el por qué incluso simplemente le ignoraba y aunque quisiese saberlo no se atrevería a preguntárselo – Pero, ¿y a que viene todo esto? –

- A que eres un completo imbécil… - suspiro con cansancio.

- ¡Naoki, esto es serio!

- ¡Compréndelo! Te lo estoy diciendo todo… – rendido – Una persona no hablaría de alguien asi, solo porque fueses su amigo. No entiendo como no te das o te diste cuenta desde antes Tora. Saga no es de plástico ni mucho menos de piedra, por supuesto que le duele lo que le dices. Si una persona te quiere tanto como el, por más que trate de esconderlo, en lo más profundo de su cuerpo se está perdiendo en un maldito bosque oscuro, él te quiere aunque no lo demuestre ahora. –

- Mariconadas…

- ¡Contigo no se puede! – Se levantó completamente rendido, haciendo un típico drama de esos que le salen muy bien - ¿Ya vez porque te digo que no lo entiendes? ¡¡No me estas escuchando!! Eres tan imbécil, tan estúpido, un tonto, ¡ya no me hables! –

Y Naoki estaba seguro que Tora era el que fingía hacerse el ciego, el que se negaba a comprender aquellas miradas que él desde un principio había obtenido. Mas sin en cambio aunque quisiera hacerle entrar en razón, aunque quisiese explicarle mejor lo que él y todos los demás habían notado, el pelinegro, se negaría a escuchar lo que era prácticamente la verdadera razón de sus desplantes y odio.

* … * … * … * … * … * … * … * … * … * … * …

Las horas habían pasado, incluso ahora respiraba con un poco más de libertad. No era que lo necesitara, que aquel tiempo libre que se había dado para ir a tomar fuera algo  que le satisficiera, pero había jurado ir a hacerlo. Había pedido al otro que se fuera, que él tenía planes para esa noche y que por esa misma razón no podían tener un mínimo minuto para pasarla juntos.

Y ahora estaba sentado con una sonrisa liviana en sus labios, esperando a que en los próximos cinco minutos se apareciera la persona por la cual ahora se encontraba en esa situación de esperar con paciencia. Sabía que no llegaría más de tres minutos tarde. Y como lo supuso, aquella personita más que bien arreglada se sentó al frente con una espléndida sonrisa.

- Hola Saga.

Y el nombrado simplemente levanto la mano en modo de saludo, como siempre. Había recibido un mensaje una hora antes de las ocho con la dirección de a donde se debía de dirigir, no había sido tan difícil dar al que era el bar favorito del vocalista, y era porque precisamente le gustaba la tranquilidad y privacidad de él.

Y los segundos se convirtieron en minutos, en un par de horas. Los tragos que habían comenzado con uno, ya eran más de seis. Y el alcohol no era tan alto como en cualquier bar, justamente ahora estaba en esos mismos cinco sentido con los cuales habían llegado. Las risas no se hicieron esperar, incluso las preguntas tampoco, lo que no entendía el bajista era para que de ello, o para el saber ciertas cosas que a él no le agradaban.

- No sé para qué me preguntas a mí, algo que por obvias razones  tú deberías de saber. – sí, se estaba impacientando de lo mismo, de aquellas preguntitas que claro que si sabia y que incluso estaba seguro era el único que los sabia a la perfección.

Shou se mordió el labio. Vaya, no era fácil lo que quería saber o preguntar, Saga era de esas personas que le mandaría al diablo cuando le preguntaban algo que por supuesto no quería decir y ahora no era una excepción, estaba seguro le mandaría al infierno mismo, le golpearía y le sacaría a patadas del lugar, bien, no tan asi pero estaba seguro que alguna de ellas le pasaría.

- Bueno, es que, pensé que tú me podrías ayudar. – Dijo por fin – Me gusta una persona y tú eres la indicada para hacerlo. – Saga elevo una ceja.

- ¿Y qué tengo que ver en todo esto? No es como si supiera que putas regalarle a una niña mimada…

Si, precisamente por ello es que había venido a pedirle un consejo al bajista. ¡Porque los dos eran tan parecidos! Porque hasta incluso en la manera de hablar nadie les igualaba, tan coordinados, con aquella mirada aburrida justo como la de ahora.

- Pues es que no sé cómo explicarlo muy bien, sé que me dirás loco y que incluso te sorprenderá, ¡y no es porque si tú lo dijeras ahora yo también lo dijera! – Saga elevo la ceja sin comprender una vez más – Me gusta un… hombre. – cerro los ojos.

- Vaya…

- ¿No te sorprende? – Saga negó – ¿No, te burlaras? – una vez más, el bajista negó.

Sin duda, era el indicado. Un silencio algo incómodo para el vocal se formó entre los dos, solo podía ver como el bajista le daba su tiempo, y es que el más que nadie sabía lo difícil que era el decir algo como aquello, pero, ¡A el que diablos le importaba todo esto!

- ¿Me ayudaras? – dijo de pronto Shou.

- ¿Qué quieres que te diga? Eres mi amigo y tengo que ayudarte porque tú lo hiciste conmigo. ¿Es Hiroto verdad?

- ¿Hiro que?

- Hiroto es el que te gusta ¿no?

- ¡¿Q-Que?! ¡No! Por supuesto que no es él. – Desvió su mirada avergonzada, completamente roja de los pómulos – ¿Me ayudaras si te digo quién es, a que me decida si decirle o no? –

- Ya te dije que sí maldición, asi que se directo.

Lo segundos esta vez fueron alrededor de siete minutos. Shou se había quedado callado, tomando lentamente de aquella bebida transparente, sudando frio, chasqueando los dientes en momentos. No estaba seguro que esto fuera algo que realmente sintiera o incluso algo que le dijera que aquello que embargaba su corazón ya no fuera la misma amistad o cariño de siempre. Mordió su labio.

- ¿Qué pasaría si te dijera que comienzo a sentir cosas por Tora?

Su boca tuvo que escupir de regreso al vaso aquel wiski que bebía. Era imposible, algo sumamente más que imposible. No porque fuera Shou ni mucho menos porque fuera Tora. Lo que era imposible fue que a pesar de lo superado, de los días y meses, aquella simple interrogante que el vocal le dijera hubiese causado una puñalada en su estómago, en su pecho.

¿Qué responder a aquello? Como decir que eso en vez de sorpresa le estaba haciendo tal daño hasta asquearle, como decir que precisamente ahora estaba asustado por lo que comenzaba a sentir gracias a lo que le había preguntado.

Si, sin duda alguna había estado enamorado, y si, sin pensarlo ahora, sentía que todo aquello que había superado estaba reviviendo por esa pregunta que no estaba nada aclarada. Inconscientemente no tenía miedo de él mismo, sino del vocalista…


Gracias por siempre leerme...

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