From now on... -Capitulo 3-

22:25 *Mony-san* 0 Comments

Capitulo 3. "Contradictions..."

Un whisky se convirtió en la botella más placentera que había tomado en toda su vida. Una y otra vez las mismas palabras se repetían como teléfono descompuesto, como algo torturante que provocarían sangrar sus oídos. No recordaba incluso que había pasado después de ello y aunque aún estaba consciente de lo que pasaba a su alrededor, no había querido simplemente escucharle más.

Incluso Shou, ya fuera por la vergüenza o simplemente por querer desahogarse, se encontraba igual, o un poco más borracho que el mismo Saga.

- No me gusta, estoy seguro, no quiero que me guste, tengo miedo de perder su amistad…

Que importaba ya lo que dijera, lo que estuviera tratando de explicarle en los tal vez tres sentidos libres de conciencia que le quedaban. De alguna manera odiaba a Shou, de alguna manera había olvidado sacarle algunas cosas que el había querido saber sobre el pelinegro, algunas cosas triviales.

Estuvo dispuesto a irse, a perderse en las calles si fuese posible. Su coche se encontraba en el pequeño estacionamiento a unos cuantos pasos del establecimiento y por ende, y razones obvias el coche del vocal estaba en el mismo lugar. Un taxi ahora no le vendría mal, incluso estaría mejor el no ir a su casa y perderse por cualquier lugar que no le hiciera pensar. Con Reita sería el mejor momento.

- Le hable hacia un momento. – Le saco de sus pensamientos – dijo que llegaría. –

- ¿Akira? – sí, estaba ebrio.

- ¿Reita san? – Hecho una risa – no él, ah, ya llego. -

Simplemente el verle levantarse tan rápido con desequilibrio le obligo a ponerse de pie con la misma velocidad, deteniéndose ambos para no caer. Sabía que sus ojos le engañaban y que aquel que estaba justamente enfrente mirándole a los ojos con una mueca de desagrado no era nadie más que una simple ilusión y que aquello que le sostenía por la cintura no era nada más que una jugada del alcohol.

* … * … * … * … * … * … * … * … * … * … * …

Eran las dos de la mañana, y él se encontraba rodando sobre su colchón sin poder dormir. Sus ojos habían estado mirando por sobre la oscuridad, lo blanco del techo, reprimiéndose, perdiéndose en lo que Naoki le había tratado de decir. No era estúpido y sabía que era lo que pasaba y por eso se odiaba. Por supuesto que el vocalista había sido más que claro, pero el simplemente quería negarse a creerlo.

El no sentía nada, pero estaba consciente de absolutamente todo lo que sucedía a su alrededor, y por supuesto con Saga. Sabia la manera del “querer” que por simple que sonara era algo que realmente pesaba. Odiaba que su bajista le quisiera de esa manera destruyendo la amistad que él le había brindado.

¿Qué acaso nadie entendía que ese manera de esconderle algo tan especial no dolía? ¿Qué se había sentido usado por alguien, que por más que el mismo se abrió a expresar su sentir, le dijeran que eran estupideces?

Aún tenía ese rencor que causo esa sonrisa burlista del bajista.

Confiaba plenamente en el castaño, en que el por ningún motivo diría lo que le platicara, los secretos que hasta este momento se tenían guardados.

“Me gusta una persona, déspota, con un carácter simplemente frustrante, incluso le odio de alguna manera pero no puedo evitar amar” Si, en ese momento le hubiese gustado saber que el bajista era gay y que indirectamente esa había sido una declaración.

Pero aquel “Salgo con un hombre” había arruinado absolutamente todo lo que rondaba su cabeza. Porque si, el había tenido la esperanza de que Saga le aclarara miles de cosas antes de todo aquello, le habría aceptado como fuera.

Y para no dar más vueltas a su cabeza, sobre el mismo asunto… sabía que había estado celoso, que se había sentido traicionado y que habían ambos tirado a la basura una amistad que habían tardado en formar.

Estaba decidido desde aquel momento en mandar todo al diablo, en arrojar por la borda esos sentimientos que de momento le hacían flaquear, pero apenas, justo hacia poco se había enterado que sería más que difícil hacerlo si no le odiase de alguna manera. ¡Y por eso le odiaba! Por eso y sin ningún motivo aparente, se sentía asqueado de haber sido su amigo.

Y que ganaba con aquello, que era lo que precisamente ganaba con odiar a esa mísera persona que aun tenia bien sujeta parte de su corazón.

Insistentemente el celular comenzó a sonar.

Shou no era con la persona que hubiese querido hablar en estos momentos, incluso no quería escuchar la voz de absolutamente nadie si no era la de Naoki. Unas risas resonaron en su cabeza al contestar la llamada.

- ¿Dónde estás pedazo de imbécil? – Si, estaba enojado y más que eso, odiaba escuchar esa risita de fondo en su celular - ¿Con quién estas? – por más obvio que sonara, lo sabía.

No tardo ni cinco minutos en ponerse lo primero tenis que encontrara, una playera y salir disparado hacia donde el vocal le había dicho. Sabía que Shou no aguantaba más de la mitad de una botella e incluso podía imaginarse el espectáculo que este estaría dando, pero, por más que quisiese alegrarse al escuchar al otro, la costumbre no le permitía hacerlo.

Manejo con precaución pero con velocidad, las calles estaban desiertas por la hora y eso le permitía mover el vehículo con libertad. No tardó en llegar a donde se le dijo, a donde todos sabían que estaría. No pudo aguantar preocuparse al ver a Shou en aquel estado, pocas veces le miraba así. Trago saliva sin cambiar sus facciones, aquellas que mantuvieron una mueca de disgusto al ver al bajista cerca del vocal.

Estaban ebrios y sabía que no recordarían absolutamente nada de lo que ocurriese esa noche.

Tomo a un sorprendido Saga por la cintura que a su vez tenia bien sujeto al vocalista.

- ¿Tora? – su voz le revolvió el estómago de una manera muy diferente a la de siempre.

- Cállate imbécil.

Una sonrisa de Saga se formó en sus labios. Cuanto hacia que no había escuchado esa manera tan directa de hablar, tan calmada y a la vez con aquel tono de regaño con el que siempre le hablaba, y aunque se podía dar cuenta de que aún no había alguna posibilidad de hablarlo, estaba más que conforme del pequeño momento que le escucharía antes de llegar a casa.

Le empujo dentro del coche junto a Shou sintiendo los ronquidos del vocal por sobre su pecho.

Su mirada insistente por el retrovisor le perforaba la cabeza. Por más borracho que estuviera notaba ese deje de molestia en el guitarrista.

- No le haré nada… - susurro girando su cara para sorpresa de Tora, no mirándole, perdiendo esos cristalinos ojos mirando hacia la fría calle – yo sería el que debería de estar preocupado. –

- ¿A qué te refieres?

¿Y porque no hablar de una vez por todas? Porque no aclarar todo antes de que definitivamente se volviera loco por los malos tratos del pelinegro. Estaba harto, tanto que dolía en cada milímetro de su cabeza.

- Tú piensas que si me acerco a ellos es porque les haré algo ¿no? – Tora le escucho atento aun sin despegar su mirada del frente - Pues estas más que equivocado, yo no tengo el por qué hacerlo, son mis amigos, solo eso... -

- ¿Debería de creerte? – sarcasmo.

Un silencio les envolvió por completo. No era incomodo ni mucho menos lo contrario, simplemente era como si el otro no viniese presente en el vehículo. Shou dormía plácidamente así que no se daba cuenta de su alrededor. Tora solo se limitaba a manejar y Saga solo a mirar por la ventana, ido, sin decir o incluso moverse, seguir hablando sería imposible.

Llegaron a casa del vocal.

Tora no perdió el tiempo, sabía que no tendría la paciencia para lidiar con el vocal si es que este se despertaba, prefería mil veces el silencio del otro a gritarle a Shou a que se callara. Bajo de carro, abriendo la puerta trasera para así despertar al vocal, ayudarle a salir y entrar a la casa.

Y no es que Saga en estos momentos pudiese soportar el estar cerca al pelinegro o incluso respirar el mismo oxigeno dentro de aquel coche. Bajo inmediatamente mareándose, ganándose una mirada molesta por parte del más alto.

No tardo en abrir la puerta de la casa del vocal gracias a las llaves que guardaba en su chaqueta, en entrar e inmediatamente arrastrarle a la cama arrojándolo para que Shou solo se acomodara y siguiera dormido.

- Me quedare con Shou, yo me encargo, gracias por traernos.

- ¿Qué? ¿Acaso estas estúpido como para pensar que te dejare con el sabiendo que viene más alcoholizado que el puto vaso de vino que se ha de haber tomado? – Comenzó a caminar hacia la salida.

- ¿Perdón? – Dijo ofendido

- Vamos, te llevare a casa.

- ¡Por quien me estas tomando!

- Por nadie – dijo aparentemente sin importancia – Solo no puedo ni imaginarme que haría alguien como tú al ver a Shou tan perdido. –

- ¿Alguien como yo? ¡¿Alguien como yo?!

Esta era la primera vez que Tora trago saliva con dificultad al ver la mirada que el castaño le regalaba. Tan molesta, triste, con un toque que no pudo distinguir a causa de la falta de luz a su alrededor.

- Estoy harto, me tienes hasta la… - apretó sus puños con fuerza volviendo a hablar – Ya no aguanto nada de lo que me dices, ya no lo soporto… -

¿Verle así era lo que precisamente quería? Saga no estaba llorando, simplemente su voz y facciones se notaban cansadas. Tora era consciente de todo lo que decía, de todo aquel veneno que sus labios soltaban por voluntad propia. Pero, no era que le preocupara el que le fuera pasar a Shou, le preocupaba que era lo que Saga pudiera mostrarle, lo que el vocal si pudiera obtener.

- Quiero que todo sea como antes… – dijo rendido el bajista - Que seamos los amigos que éramos hace tiempo… -

- Takashi.

- Odio esta situación ¿sabes?, odio como no tienes idea que seas así conmigo, que me trates tan mal solo porque dije como es que yo soy en realidad. No quería ocultártelo, solo no quería que me odiaras cuando te dijera que… - desvió su mirada al suelo – cuando te lo dijera todo. –

¿Qué podía decirle en estos momentos? Este Saga no era el mismo de siempre, este estaba casi rogándole por una oportunidad más, estaba casi queriendo desmayarse para que le escuchara sin interrumpir, y lo hizo. Le jalo afuera, cerró la puerta detrás y le guió una vez más al carro sin ninguna replica. Observo como Saga entraba con esfuerzos una vez más a la parte trasera y como cerraba sus ojos con cansancio. Suspiro.

Ese era su Saga.

No tardó en llegar a su casa, en despertarle para que bajara. Su estado torpe le impidió abrir la puerta, incluso el tirar las llaves al suelo, y a regañadientes se dispuso a ayudarle a entrar. Le acompaño hasta dentro quedándose en la puerta, Saga solo le miro.

- Perdón por no decírtelo a ti. – Hablo el castaño una vez más – de verdad que lo siento. –

- No importa ya…

- Claro que importa – insistió – no lo soporto, no viniendo de ti. –

- Esta bien Saga, no volverá a suceder, solo ve a dormir.

Para su sorpresa obedeció, le miro irse despacio a su habitación perderse en la oscuridad de ella y no salir. Espero por unos momentos hasta que convencido a que dormiría se dispuso a salir de la casa. ¿Qué había sido aquello? Porque Saga le decía todo esto en el estado en que se encontraba. Aun así, sabiendo que Saga no recordaría al día siguiente, nada de lo que había dicho, una sonrisa boba se formó en sus labios, al llegar a casa e incluso una vez que despertó.

* … * … * … * … * … * … * … * … * … * … * …

- ¿Nervioso?

- En lo absoluto. – bufo.

- ¿Seguro, seguro?

-  Naoki. Sé que no recordara nada de lo que dijo…

Si, como a cada mañana había ido antes de entrar a la sala de ensayos con su amigo y confidente. Naoki reía y lo hacía en su cara y aunque quisiese golpearlo no había razones suficientes como para hacerlo. Pero muy diferente a esto, sabía que algo como esto sucedería.

- ¿Quién no recordara nada?

Ambos rodaron los ojos. No es que aquel no entendiera nada de lo que estaban hablando, sino que simplemente le gustaba molestar, sabia a lo que se referían los otros dos, incluso el más que nadie también estaba consciente  sobre la situación, no por nada también estaba sentado junto a ellos.

- A pesar de que aún es temprano, ya comienzas a joder el día, Keiyuu…

- Oh vamos, ustedes dos son unos amargados, mejor iré a con Yasuno.

Ambos rieron ante el comportamiento infantil. Ese vocalista de Kra era una persona más que confiable, era además de compañero de banda uno de los pocos amigos fieles del guitarrista. Naoki desvió la mirada hacia cualquier otra parte y Tora solo se dispuso a terminar del tabaco que reposaba entre sus dedos una vez que el más bajo partió.

- Cinco minutos. – dijo el bajista.

- No cuentes el tiempo Nao.  – Contesto el pelinegro con frustración.

- Si, definitivamente estas nervioso.

Tora solo sonrió al ver la expresión burlista del otro. ¿A quién engañaba? Por supuesto que estaba nervioso, hacia pocas horas había escuchado una pequeña declaración que le dejaba muy en claro que todo lo que decía no era más que ofensivo y que por obvias razones dañaban a su bajista, pero también estaba nervioso porque no sabía cómo actuar si es que Saga lo recordaba o no.

- Es hora de trabajar, tigre.

- Ah, ya vas a empezar, me largo.

Naoki sonrió de oreja a oreja a lo que el guitarrista le había contado, no era más que obvio el que Tora necesitara que esa patética relación que había tenido con el bajista Alicio, de odio mutuo, cambiara a la anterior. No era de sabios o adivinos saber que ambos lo necesitaban, que debían de tomar el tiempo suficiente para aclarar esa pequeña y estúpida cosa que los había arrastrado a “odiarse” como lo hacían. Un “suerte” salió de sus labios y aunque Tora no le escucho estaba deseoso por verles una vez más jugueteando como antes.

Tora había caminado con lentitud, arrojando la colilla de cigarro al primer basurero que encontrara. Sus pasos se aceleraron una vez visualizar a Hiroto. Pero nunca se imaginó no ver a nadie más dentro hasta después de unos agonizantes quince minutos, por los cuales ambos guitarristas tuvieron que pasar.

No había recibido ninguna mirada del bajista cuando llegaba, ninguna incluso en todo el rato que había durado el ensayo, solo noto la atención a cada palabra dicha por el vocal. Había notado que Saga no despegaba sus acarameladas pupilas de Shou, que incluso le miraba con un deje de molestia. Así hasta que la hora del descanso llego.

Vio a todos salir y ni una maldita palabra. Eso le daba a entender ahora, que nada había cambiado en cuestión a su plática de la madrugada pasada. Suspiro con cansancio arrojándose al suelo, sentándose con los audífonos puestos. ¿Qué hubiese sucedido si él hubiera iniciado una conversación? Estaba ahora seguro que el más bajo se estaría burlando con los demás al haber sido tan patético.

Cerró los ojos por unos momentos, tal vez un minuto o dos, solo al poco rato sintió un golpe en su estómago obligándole a ponerse alerta y quitar los audífonos.

- Levántate de ahí – dijo frió – Ni siquiera has salido a comer algo. –

Su mirada se tornó sorprendida, demostrando esa confusión en sus ojos. Saga había llegado lanzándole unos palillos, agachándose un poco para darle en las manos aquel vaso con algo de ramen instantáneo. Tora le siguió mirando sin comprender, con la boca prácticamente abierta.

- Solo come y no digas nada. – insistió una vez más dando el vaso con fideos.

- ¿Pe-pero qué?

El bajista estaba completamente nervioso y por más que quisiese ocultarlo era tan notable. Se había separado de los otros tres caminando hacia algún lugar de toda la maldita compañía donde le pudiesen calentar algo de agua para aquellos fideos instantáneos. Incluso estaba más que nervioso al haber arrojado los palillos para llamar su atención. Pero el ver su sorpresa, el ver como lentamente sin renegar comenzaba a comer le causo una sensación de alegría, de alivio.

- No sabía que más traer, además yo realmente tenía hambre. – dijo el bajista.

- ¿Lo recuerdas verdad? – Saga asintió al saber de qué se refería.

- Por si aún no lo puedes procesar, lo repito. – esta vez muy a su pesar, le miro directamente, tragándose ese orgullo que siempre le acompañaba en sus cinco sentidos – lo siento. –

Aun era increíble para Saga el estarce escuchando así mismo. No sabía o realmente no quería ser consciente de lo que estaba haciendo o de lo que comenzaba a experimentar una vez más con el simple hecho de mirarle. Justo segundos después había recibido una llamada como las de siempre, contestando por el teléfono un “Tengo que terminar algo importante antes de salir” y aunque le habían rogado a que solo se vieran un momento, con fastidio había contestado un simple “no”.

Tora no podía creer todo lo que miraba o escuchaba. Incluso los fideos que comía le provocaban atragantar. La pequeña conversación de la que fue cómplice le provoco un deje de alegría, aquella manera fría en Saga al contestar le había maravillado. Pero una extraña curiosidad aumento al no escuchar el nombre de la persona detrás del teléfono, al escuchar un “También te quiero” justo antes de verle colgar. Y a pesar de que Saga había preferido estar ahí, tumbado a su lado, el pelinegro no pudo evitar sentirse traicionado una vez más…



Gracias por siempre leerme...

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