Neko's Love — Capitulo 6

13:01 *Mony-san* 1 Comments

Capitulo 6 
"Memories" [Parte 2]

El irremediable enojo que su cuerpo cargaba era mucho más fuerte que aquello que sintió al verlo marcharse detrás del que si era su amo.

Aparentemente no habían ni pasado segundos, pero aunque en realidad su cabeza se había quedado en blanco por más de cinco minutos, ni se había inmutado que a su alrededor pasaba gente preguntándose si es que estaba acaso loco.

Por supuesto que aquellas palabras le habían hecho rabiar, y no por el tono, ni mucho menos por la burla, sino que, aquellas habían sido más que la verdad, una que desde hacía mucho le atormentaba. Pero pese a ello, había una de aquellas palabras que estaba más que superada, es más, ni siquiera le importaba ya. Solo, tenía un único objetivo desde aquella vez, no quería nada más que obtener aquel maravilloso “objeto” que su hermano ahora poseía.

Recordaba aquellos días en donde no le podía ni ver, donde hasta asco le daba el tener un hermano como el pelirosa y a pesar de que su madre era la misma persona, había un obstáculo en los lazos de sangre paternos que le hacía sentirse inferior.

Aoi era el hijo legítimo de los Shiroyama, uno de los más grandes empresarios de todo Japón y ahora del extranjero. Y Tora, él no era nadie más que el hijo de un simple guitarrista de bar.

Pero pese a aquello, el señor Shiroyama, su padre, no había sido más que eso, un padre en el que cabe a todo, podía confiar incondicionalmente y Aoi, no era más que el hermano que aunque odiaba, le amaba demasiado, un claro ejemplo a seguir.

Kazuki tenía razón, simplemente no se había equivocado en sus palabras, porque a pesar del cariño y amor, aún seguía teniendo ese rencor de que el único dueño de la disquera y producciones que ellos manejaban simplemente pertenecían a Aoi, en su totalidad.


||Flash Back||

Y por más que se lo repetía el mayor, por más que le decía que aquello era de ambos, aun no podía lidiar con que el fuera una persona mucho más importante. Una hermosa casa, más que eso, una residencia magnifica, ocultada de tanta gente entre aquellos ladrillos que cubrían parte de la entrada, dividida en tres colores para que aquella no pareciera lo grande que desde el interior del jardín se visualizaba.

Tenían más de los cuartos necesarios, eran incluso sus recamaras mucho más grandes que una sala misma de una pequeña casita familiar, pero pese a aquello eran unas personas tan sencillas como cualquier otra, pese a su carácter, que se había convertido en uno pésimo.

- Compren un gato… - dijo el castaño iluminando sus ojos – Cuando ustedes no tengan tiempo yo podre cuidarle y alimentarle. –

- Y porque diablos no te compras uno, Kazuki.

- Porque en mi departamento no permiten mascotas, Shinji…

Los ojos de Tora se achicaron en una mueca, ¡¡Eran amigos!! Tan unidos como aquellos dos de enfrente que solo se reían de ellos. Como es que a pesar de la amistad, habían llegado a un estado de odio sin que descubrieran el verdadero motivo. Sin que por enterados, en un próximo y no muy lejano futuro se separarían aquellos lazos que con creses y esfuerzos se habían equilibrado, enredándose como un nudo que cualquier tijera pudiera destrozar en dos.

- Quizás Kazuki tiene razón…

- ¡¿Qué?! – Tora elevo la voz – Como es que puedes tomar la palabra de este idiota, Aoi. –

- Podemos intentarlo, si simplemente no te agrada, lo regresamos a la tienda y listo.

- Pero…

- Nada de peros. – Sonrió – Ya está, vayamos a por uno. –

Su copa de vino fue colocada en la mesita de centro adecuadamente, con aquella delicadeza con la que ni el sonido del cristal chocaba con el vidrio que ahora le sostenía. La mirada de Tora se ensombreció. Odiaba eso, que incluso en una sola cosa en la que debían de conversarlo primero, tomara las decisiones por sí solo. Que con aquel porte ególatra se levantara del sillón y  jalara a aquel amigo que simplemente rodo los ojos, y que incluso su propio amigo con un saltito de felicidad les siguiera muy de cerca con una sonrisa.

- ¿Y por dónde empezamos? – se detuvo el pelirosa una vez salir de la casa, quitando la alarma de su coche para darle paso a los otros tres.

- Incluso aunque seas tan inteligente esto no se te da, Aoi. – regaño.

- No me hables asi estúpido Byou, soy tu jefe.

- No estamos en horas de trabajo. – sonrió juguetón.

¿Qué era aquello? Porque incluso si él era su hermano trataba mejor a los demás, les hablaba con tanto juego que incluso se sentía celoso. Aoi le giro a ver de soslayo inmutándose de aquella mirada desconcertada y furiosa, como la de siempre. No le había parecido mala idea aquello de tener una mascota, vaya, él estaba más que seguro que al más alto le encantaban los felinos y que tal vez con uno de ellos en casa se unirían un poco más.

Hasta que la tontería de Byou no le pareció mala idea.

- Tienes un contrato. – Regaño serio – Se supone que no debes de sostener una relación con absolutamente nadie. –

- Vamos Aoi, incluso a pesar de que llevo bastante tiempo con él, nunca te habías dado por enterado…

- Bueno si, pero, ¡No puedes!

- Ya, no seas pesado Shiroyama.                                                              

- ¡¿A quién le estás hablando con tanta confianza Kazuki?!

- Ya, me frustran, vamos a ir o no. – Interrumpió Tora con cansancio.

- Pero yo no quiero un Neko, ósea no sé cómo cuidar de él. – frustrado.

- Ya te dije que yo te ayudare, vendré todos los días y cuidare de él.

Aoi miro a aquel castaño con la ceja alzada, harto de sus comentarios estúpidos. Si, respetaba que Kazuki fuera el mejor amigo de Tora y que por ende fuera el guitarrista y líder de Byou, pero su actitud le fastidiaba, le sacaba de quicio a tal grado de ponerle su día de cabeza.

- No te quiero todos los días en mi casa, Kazuki, me frustras.

- Tan directo como siempre… - susurro Tora.

- No esperaba menos de él. – termino Byou.

Sin lugar a dudas ese era de los momentos en donde ya nadie podía opinar absolutamente nada, y aunque a Kazuki no le importaba el trato frio, mantenía una sonrisa en sus labios, incluso sorprendiendo a los demás. No tardaron en llegar a una zona de la ciudad algo elevada, una zona en donde Byou vivía.

No tardaron en llegar a donde el vocal les ordenaba, en bajar lentamente al ver las instalaciones de esa pequeña-gran veterinaria. Dejándolo a un más sorprendidos al ver a una persona de la misma altura de su amigo, con el pelo castaño obscuro a los hombros, ligeramente ondulado, con una linda sonrisa adornando sus labios.

- Qué diablos le vio a Byou… - susurro Tora a Aoi, quedando completamente sorprendidos.

- Esta ciego el pobre…

Kazuki sonrió, el a comparación de los otros dos ya le conocía, no habían hablado lo suficiente pero era una persona más que agradable, amable y por supuesto confiable. No esperaron a que Byou le hiciera una seña para acercase, para incluso quedar tontos cuando el vocal plantaba un enorme beso en los labios del otro dejándole una sonrisa tonta.

- Chicos, él es Yutaka, mi pareja.

- Un gusto.

La reverencia que hizo fue más que educada. Los hermanos estaban prácticamente con la boca abierta no creyendo absolutamente nada de lo que veían. Les hacía imposible que una persona con esas características como las de aquel Yutaka, estuviera saliendo con una persona completamente distinta a él. Byou era una buena persona, pero sus mañas eran algo, raras. Y el otro, simplemente con aquel hoyuelo en su mejilla, les parecía completamente tierno.

- Yuta, a Kazuki ya lo conoces. – El mencionado asintió – él es Tora y él es Aoi. –

- ¿Aoi? – Ladeo la cabeza – Él es tu… -

- ¿Jefe? – Yutaka asintió – Si, y uno de mis mejores amigos. –

- Kojima me ha hablado mucho de usted, realmente es un placer conocerlo.

Aoi simplemente sonrió con superioridad y Tora, simplemente desvió la mirada molesto. ¿Qué tenía que hacer para que la gente también le alagara de aquella manera? Para que le dieran el lugar que también le pertenecía. ¿Qué tenía que hacer para que incluso sus mismos amigos le respetaran justo como lo hacían con el otro? Simplemente se sentía ridículo en una discusión donde Aoi salía a relucir como el que “salvaba el día de todos con su simple presencia”.

- Bueno, pues como eres novio de Byou no me queda nada más que pedirte que me digas Aoi, llevémonos bien desde ahora, ¿vale?

- En ese caso, dime Kai…

- Dejen sus cursilerías, a lo que venimos…

¿Acaso el estorbaba? Porque era que a Tora le había ganado esa rabia que inconscientemente se escapaba, que incluso lo hacía quedar mal con los demás rompiendo con esos momentos agradables que se brindaban.

Notaron su enojo y por supuesto que Kai lo noto mucho más, no es que fuera entrometido o que incluso le gustara indagar mucho en las personas pero había algo en aquellos dos que le llamaba, que le decía que este trabajo de escoger una buena mascota sería algo realmente difícil.

- ¿Como que es lo que buscabas? – Pregunto Kai – Porque si has venido o Byou te ha traído es porque buscan algo, ¿no es asi? – su sonrisa tierna, sincera, nada más que linda, asusto de sobremanera al vocal.

- Espera, digo… - Byou interrumpió ganándose un ligero codazo por parte de Kai – Necesito hacer negociaciones con Kai, esperen un momento… -

Aoi como Tora se miraron algo desconcertados, a la lejanía podían escuchar un “no puedes” que Byou pronunciaba y un “Veras que estoy en lo correcto” por parte de Kai. Kazuki negaba, con una sonrisa, les conocía, no hizo nada más que perderse en la tienda observando algo que le llamara la atención.

- Disculpen, a Byou le gusta molestar a la gente. – dijo fuerte para que el nombrado escuchara su regaño – Estábamos en que querían un Neko para ambos ¿verdad? –

- ¡¿Eh?! No realmente, nosotros solo buscábamos un ga…

- SI, Aoi, entiendo perfectamente – interrumpió Kai – Acompáñenme, tengo algo perfecto para ustedes. –

- Pero Kai… - el vocal le llamo resignado.

- Tú calla Kojima.

La sonrisa de Aoi apareció a los segundos de escuchar aquello, ahora comprendió, Kai era una persona encantadora a simple vista, pero su carácter era especialmente controlador. No se hizo esperar, y algo hipnotizado por la ligera luz de los cristales largos y espaciosos llamo su atención. Sus miradas, ambas de Tora y Aoi se sorprendieron al ver lo que pasaba a sus lados.

Interminables de personas, momento, seres vivos con cola y orejas, descansaban dentro de aquello limpios y resplandecientes cristales, algunos dormidos, algunos simplemente mirándoles con atención. Tanto hembras como machos, tanto pequeños como grandes, con sus cabelleras castañas, rubias, pelirrojas o negras, con aquella piel nívea y blanca, con aquellos ojos simplemente felinos que de algún modo obligaron a que Aoi girara a ver a un ido pelinegro. Su hermano tenía unos ojos maravilloso, justo como los de su madre, sonrió.

Y Tora estaba sorprendido por la calidez, por la felicidad que a pesar de encerrados los felinos le trasmitían, su mirada viajaba a cada lugar, buscando algo que llamara su atención, encontrando algo apartado y que justamente Aoi veía con detenimiento.

Y cada uno de sus movimientos Kai los observaba con atención, con una sonrisa que se iba ensanchando a cada paso que daban. No se había equivocado, aquellos dos a pesar de su distanciamiento, se querían tanto que incluso un empujoncito no les caería nada mal.

Aoi seguía perdido, de alguna manera aquel “gato” a su parecer, que le observaba con detenimiento tenía unos ojos parecidos, tan hermosos como los que todos los días contemplaba, con aquellas dilatadas y húmedas pupilas como la personita de a un lado que por alguna casualidad también estaba intrigado en lo mismo.

Y sin preguntar nada, sin siquiera pedir alguna opinión abrió la puerta de cristal dejando salir al Neko, que quien cohibido simplemente se alejaba hacia atrás.

Byou simplemente negó, acercándose y abrazando a su pareja.

- Vamos, no te dañaran, sal un momento para que puedan verte.

El Neko negó desconfió de las palabras del castaño dueño, mas sin embargo estirándose justo como el felino que era, salió de aquellas paredes transparentes mirando muy de cerca a ambos.

Sus largas y bien formadas piernas, su cabello corto en un castaño ligero y esos ojos marrón claro, fueron algo que les dejo cautivado. Su nívea piel como la de los demás, tan cuidado y aseado como una verdadera persona.

Tora no puedo evitar tragar saliva una vez que el felino se le acerco, una vez que sintió su respiración por su pecho y cuello. Le olfateaba para conocerle, para indagar en el miedo que por supuesto no tenía. Aquella limpia sonrisa, tan sincera, no se le olvidaría nunca.

Y Aoi a pesar de que nunca lo diría, apreció una sensación de nostalgia al verles, al observar como Tora, dudando, acariciaba las orejas castañas del Neko. Si a Tora le gustaba entonces era perfecto.

- Me lo llevare… - susurro para sí mismo logrando sacar una sonrisa magnifica en el castaño dueño de aquella tienda.

- Nunca me equivoco…

Byou negó suspirando, odiaba que Kai hiciese aquello, peo si era como él decía, si era como las cosas ocurrirían, estaría preparado para ayudar a su jefe y amigo, para apoyarle en algunas circunstancias que como Kai le mencionaba “ni el mismo estaba preparado para ellas”. Era el turno de Tora en aquella ocasión…

“Solo un milagro, Byou, solo la llegada de alguien a su vida les hará cambiar por completo… ”

||End Flash Back||


Recordar aquello fue algo que simplemente le saco una sonrisa, Ahora, si no se sintiera como lo hacía, estaba más que seguro se reprocharía de no haber hecho nada para evitar aquella compra repentina. Pero la sensación que ahora le envolvía no era nada más que de arrepentimiento y soledad.

Había sobrellevado su odio hacia Aoi gracias a que Saga ocupaba parte de sus pensamientos, tiempo, y parte de su corazón. Había incluso hecho más grande su cariño por ese maldito de Aoi quien ahora con una sonrisa ladina le miraba desde la lejanía. Se inmuto de aquello, y aunque quiso sonreír de igual manera que el otro, simplemente agacho la mirada mordiendo parte de su labio, le miro.

- No sé tú, - dijo Aoi acercándose – Pero creo que Saga necesita que le pidas una disculpa. –

- No es algo que te… - sonrió, por supuesto que le importaba, el a comparación de Tora era el legítimo dueño.

- Dime tu qué opinas. ¿Está bien que deje por un tiempo el trabajo y te hagas cargo de todo?

- ¡¿Pero qué…?!

- Papá acaba de llamar… - se recargo en la pared mirando al frente – me necesita en los ángeles en tres días. Quién cuidara de Uruha, de Saga. ¿Podría encargarlos con Kazuki? Incluso Reita los cuidaría si se lo pidiera. –

- ¡¿Acaso estas estúpido?! No dejare que dejes a nadie con ninguno de ellos dos, no puedes Kazuki no, y ¡Reita mucho menos!

- Pero Saga no quiere verte.

- ¡Y lo sé, maldición!

Un silencio se formó entre los dos, uno donde sin dudarlo Aoi comenzó a desordenar los cabellos negros del otro. La llamada había sido una sorpresa, incluso nunca se imaginó que su padre pidiera la ayuda de ambos…


||Flash Back||

Saga había estado con la mirada ida una vez que habían salido de la sala. No habían pasado ni unos momentos para cuando al llegar a la oficina de su amo las llamadas comenzaran a frústrale. Aoi rechazaba cada una de ellas diciendo que atendieran y dijera que él las devolvería al salir de “la junta” y que incluso fuera quien fuera no le molestasen.

Un suspiro resonó en el lugar provocándolos reír.

Uruha estaba perdido observando todo, moviendo cada objeto que llamase su atención, incluso meneando la cola al ver el foquito verde del teléfono de oficina. Aoi le miraba expectante, con una sonrisita tonta en sus labios, ¿Qué tenía? Porque era que Uruha se le hacia una “personita” tan distinta y linda, tan fuera de lo común.

- ¿Estas a gusto conmigo? – pregunto Aoi serio no cambiando su faceta fría, Saga les miro detalladamente.

- ¿Eh? – Uruha ladeo la cabeza.

- Digo, sé que no soy un buen amo como ustedes quisieran – dijo en general también mirando a Saga – Pero mi trabajo me impide pasar el tiempo que ustedes necesitan... –

- Yo estoy bien. – contesto Saga con seguridad.

- ¿Les trato mal? – Uruha negó, Saga se alzó de hombros.

Incluso para el mismo Aoi fue algo incómodo seguir con las preguntas, Uruha se había cohibido y Saga simplemente había girado su mirada hacia cualquier lugar completamente avergonzado ante aquel silencio incomodo que se formó.

Y seguía en la mentalidad de recriminar aquello en sus propios pensamientos. ¿Qué Yuu era malo? Por supuesto que no, incluso ahora comenzaba a pensar que era alguien interesante y que incluso no encontraría a alguien igual. Sabía que apenas le comenzaba a conocer, cada una de esas facetas. Sin lugar a dudas era alguien tan misterioso e inalcanzable, que lo maravilloso de aquello se le hacía cada vez más atractivo.

“…Lindo.”

Y a pesar de que ambos solo pudieron escuchar aquello, no se limitaron a preguntar gracias al sonido insistente del teléfono que comenzaba a timbrar. La curiosidad le comió, le provoco delirar de muchas maneras pensando que era o quién diablos era lo “lindo” de lo que hablaba el castaño, hasta que aquella voz detrás del teléfono le desconcertó de sobremanera.

- ¿Papá? – Dijo confundido – Q-Que alegría escucharte. –

Y lo era, era tan genial escuchar la voz de su progenitor, que a pesar de la distancia, ahora le llamara a la compañía y no a la casa como cada fin de semana, como cada que el reloj marcaban las ocho de la noche en punto. No pudo evitar mostrar una sonrisa que dejo completamente embobados a los Nekos, que incluso sonrojó de sobremanera a Uruha.

Aquello lo quería ver cada día, cada minuto, quería ver esa hermosa sonrisa como la que mostraba ahora, que con ella le mirase, que esa curvatura de aquellos antójables labios fuera por su culpa. Sabía que con esto estaba comenzándose a hacer ideas tontas en la cabeza, pero, los felinos naturalmente eran celosos…

- Por supuesto que sí, pero, ¿Qué sucedió? –

Sus facciones cambiaron a una mueca preocupada, e incluso aquella manera de levantarse de su asiento fue completamente rara. Saga hizo lo mismo al igual que Uruha, suspirando de alivio una vez que Aoi hacia lo mismo.

- Solo dame tres días, me tendrás ahí en tres días, solo no me pidas que Shinji vaya conmigo, él debe de hacerse cargo de todo acá en mi ausencia, por favor… – pasaron unos segundos – de tu parte, nos vemos… -

El colgar el teléfono fue tan lento, tan silencioso que extraño a los demás.

- ¿Paso algo malo? – Uruha pero por supuesto que estaba preocupado, por supuesto que se arrojó al pelirosa dejándolo desconcertado. Aquellos ojos cristalinos, esos amieladas pupilas le derrotaron por completo dejando al descubierto ese lado amable, acariciando su rostro como nunca lo habían hecho con nadie.

¿Era la emoción de haber escuchado a su padre? O es que aquella mirada le mataría una y mil veces como hacía unos segundos lo había hecho.

- Me ausentare por unos días. – Contesto calmado – tengo que ir a los ángeles. –

- ¿I-Iré contigo? – se tensó caminando rápidamente hacia el pelirosa.

- No puedes Saga, sabes que no pueden viajar conmigo.

- ¿P-Pero con quien me quedare? Yo, no quiero quedarme solo en casa…

- No seas berrinchudo, – le pego a su nariz – No hay nadie en quien confié y pueda dejarles, solo Tora… -

- ¡¡No quiero!!  N-No podría…

- Es hora de hacer las paces – regaño – Tora puede ser un maldito, pero un maldito bastante gentil, sabes que él no quería hacerlo, sabes que de alguna manera fue tu culpa, si le hubieses detenido desde un principio eso no hubiera pasado y si te quedas con Kazuki volveré a discutir con él y no iré tranquilo y me estaré preocupando en el trabajo…

- Pero…

- Yo me quedare contigo.

Ambos desviaron su mirada hacia el castaño. Era increíble su manera de ver o relacionar los momentos en los que se encontraban y mucho más importante, increíble que en situaciones hasta al mismo Aoi le hiciese sonreír. Saga dudo por un momento. Si Uruha estaba con él y no se separaba para nada, ¿estaría bien que se quedaran con Tora?

Dormiría junto a Uruha y le haría el mínimo caso al pelinegro.

- Regresaras rápido ¿verdad? – Aoi sonrió.

- Por supuesto.

Su sorpresa fue verle asentir, entenderle y obedecerle. Sin lugar a dudas Uruha tenía algo que provocaba cambiarles drásticamente sus pensamientos…

|| End Flash Back ||


Entonces todo había sido gracias a ese pequeño castaño ¿Tenía que agradecer? ¿Tenía acaso que darle una lata de atún por su ayuda? Tora estaba sonriendo a cada palabra que el pelirosa le decía, a cada segundo que escuchaba sobre las pataletas de su castaño.

- Papá te mando saludos.

Y a pesar de que odiaba esa manera de decirlo, con aquella nostalgia con la que le hablaba, no pudo evitar asentir, sonreír y de un empujón con su hombro agredir al otro. Todo estaba superado, Aoi era el jefe y el simplemente también lo era, aun no entendía el porqué de aquel odio hacia alguien de su misma sangre, incluso aun no sabía que Aoi estaba consciente de ello.

- Lo se… - sonrió de lado, ¿acaso ya sería el momento de que solos, arreglaran su propio problema sin que nadie inmiscuyera? - ¿Puedo preguntar por qué haces esto? Porque si el trabajo es de los dos no quieres que yo me involucre en ellos y asi pueda ayudarte. –

- ¿Hacer qué?

- Yuu… - suspiro – Tú nunca me dejas ayudarte. -

- Porque busco tu bienestar y porque tu algún día te harás cargo de todo.

- ¿Porque a pesar de que me deberías de odiar, me ayudas tanto? Que es lo que tengo, como para merecer el hermano que eres.

- No lo sé, dímelo tú…

Los segundos que pasaron fueron un silencio agradable.

- ¿Qué harás ahora? – pregunto el pelinegro.

- Ser natural, a papá no le gustara verme con este tipo de cabello.

Sus pasos resonaron en el reluciente vitro piso, a oídos sordos Tora quiso pensar que aquello que salía de los labios del pelirosa no eran precisamente las palabras que hubiese querido escuchar. ¿Qué harás ahora? Por supuesto que Aoi sabía a qué se refería, muy diferente es que no le diera ese lujo de doblegarse frente a una de las personas que más quería.

*… * … * … * … * … * … * … * … *


Aoi no hizo más que caminar rápidamente a la oficina, tomar a sus Nekos y salir del lugar lo antes posible de ahí. Tenía una cita, una que una vez llegar, Saga, como si los recuerdos se agolparan bajo corriendo del coche, abrazando a aquel castaño que le recibió de una manera más que cariñosa, pegándole en la cabeza por la brusquedad, pero sonriéndole como siempre lo había hecho.

- Un gusto volver a verte, Aoi…

Uruha ladeo la cabeza al verle, buen, no era como si no le gustaran ese tipo de personas, porque de verdad que ese hombre a su parecer se veía que era alguien bueno. Su sonrisa le provoco una calidez y una añoranza de lanzarse a el más sin en cambio no dejo de ocultarse detrás del pelirosa.

- Hola, Kai. Cuanto tiempo.

- Ha sido bastante, ¿Saga no ha enfermado ninguna vez? – Aoi negó – Me alegro… -

Los ojos de Kai eran observadores como siempre, incluso aun cuando venían llegando, aquella rara cabellera del Neko llamo mucho su atención, y ahora que lo veía un poco mejor, por no decir perfectamente, le parecía algo sorprendente. Nunca se equivocaba y era por eso que tenía esta clase de trabajo que ayudaba a las personas a regresar o terminar con algunos momentos de su vida. Los Nekos eran una parte esencial para ello, ya que estos por sus preferencias, carismas y personalidades lograban cambiar a los dueños ya fueran para bien o para mal. Uruha no era la excepción.

- ¿Cómo te llamas? – pregunto directo, como siempre, tomando las orejas de Uruha asustándole.

- Se llama Uruha. – contesto Aoi.

- No, no quiero que tú me lo digas, quiero que él lo haga.

- Me llamo Uruha. – el Neko frunció el ceño, bien, si, de cierto modo se había molestado con Kai ¿Quién era el para hablarle a Aoi de aquella manera?

- No es verdad – negó Kai llamando su atención – Aoi nunca vino a conmigo a comprar algo más. –

- Lo estas intimidando. – regaño el pelirosa.

Uruha miro mal a Kai ganándose una sonrisa ladina. Kai sabía que andaba algo mal, que aquellos ojos del otro no eran para nada de felicidad, estaba cohibido y más que ello a la defensiva, nunca, en todo lo que había estado trabajando con ello, había recibido una mirada de rechazo en ninguna mascota.

- ¿Qué es lo que quieres que haga con el Aoi? – pregunto serio.

- Quiero una carta legal de registro, quiero que Uruha sea mío.

¿Estaba soñando? ¿Acaso Uruha había escuchado bien y por eso su corazón latía desbocado a cada segundo? Sus mejillas estaban completamente teñidas en rojo y sentía aquella calidez agolparse en ellas. Aquellas palabras anteriormente las había escuchado, su antiguo amo había dicho lo mismo, pero, porque ahora que Aoi las repetía con aquella seriedad, con aquella determinación que le caracterizaba, sentía que soñaba.

- Tuyo, eh~ - Kai noto el timbre, esa única palabra, porque no utilizar “me pertenezca” justo como con Saga, porque no solo decir “lo quiero” – Deberías de cuidar tus palabras. – Elevo la ceja apuntando a Uruha – Pero juro no te arrepentirás de tus palabras, Aoi. -

Aquella seriedad y felicidad de Kai descolocaron a ambos, Aoi pudo descubrir el sonrojo de Uruha y este la sorpresa de Aoi al mirarle. Sus pupilas se conectaron poniéndoles nervioso, sus labios se secaron por la necesidad de hablarse, pero simplemente el único sonido que se escuchaba era aquel que Saga hacia al mover cada cosa del lugar con curiosidad.

Sin duda alguna, Kai no se equivocaría nunca si sus ojos seguían con aquella mágica mirada que por sin ninguna vez le había fallado en lo absoluto…


Gracias por siempre leerme...

1 comentario:

  1. -Quiero una carta legal de registro, quiero que Uruha sea mío. O////O yo quiero conti...!!! La necesito >o<

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