Neko's Love ~Capitulo 1~

15:02 *Mony-san* 1 Comments

Capitulo 1  
~¿Ego?… un “gato” nuevo~
Caminar, caminar y caminar. ¿Acaso su amo no tenia otra cosa mas que hacer? Se estaba ya aburriendo, ¡él le estaba aburriendo! Sentía que si caminaba más sus piernas se romperían, pero, él nunca se cansaba, su maldito amo no se cansaba de caminar y buscar lo que quería comprar. Habían sido ya cinco tiendas, cinco malditas tiendas de las cuales solo en una había comprado unos cables para su amplificador. Frunció el seño, por lo visto ya iban a una sexta y ese estúpido no compraría nada.

Entraron topándose con ese fresco aire acondicionado, con una de las sonrisas del vendedor que rápidamente les atendió. Solo miraba como su amo bajaba una guitarra tras otra, como jugaba con las cuerdas al deslizar sus dedos. Aquella guitarra azul oscuro se miraba genial, tal el tipo que le gustaban al otro, tal como aquellas que tenia bien cuidadas en casa.

- ¿Le gusta? – Pregunto el vendedor con una sonrisa – es una guitarra bastante cara asi que podemos hacerle un presupuesto si es que la desea comprar, o tal vez podríamos hacerle un descuento… -

Frunció los labios en una mueca bastante graciosa, que si estaba seguro el otro la viera se hubiese largado a reír. Había visto aquella expresión en sus ojos obscuros, aquella manera con la que siempre miraba cuando estaba enojado. Cerró un ojo y desvió la mirada al escuchar su grave voz.

- ¿Esta tratando de decir que no puedo pagarla?

Observo como su amo le devolvía aquella guitarra al vendedor, como con una mirada ofendida le comenzaba a fulminar. Vaya, esta era una de las cosas que mas odiaba de su amo, que ese pequeño ego suyo le dominara por cualquier pequeñez. Solo momentos después fue arrastrado a la salida de la tienda para volver a caminar.

- Quien putas se cree… - hablo molesto – puedo pagarle hasta la risa. – el otro no contesto absolutamente nada quedándose mejor callado mientras caminaban.

El peli rosa caminaba bastante rápido, con las manos en las bolsas de su pantalón. Odia a la maldita gente que se dejaba influenciar por su apariencia. ¿Cuántas veces le había pasado esto ya? Realmente no quería ni recordarlo, la gente siempre era eso, le miraban y podían gritarle cuanta cosa fuera posible, le miraban la cartera y hasta había personas que le amaban a primera vista. Odiaba eso, pero le beneficiaba para no quedar como estúpido.

- Tengo sueño… - se detuvo en seco, provocando que el otro con una de sus tantas mirada serias se girara a observarle – Es que no dejas de caminar y caminar y me he cansado. Yuu-sama si me compras un… -

- Si te compro un helado ¿te callaras? – Interrumpió mirando al otro asentir – Eres un gato bastante fastidioso. – regaño.

- Soy un Neko – corrigió – y si no querías a uno fastidioso, para que me traes contigo… - dijo resentido, achicando sus ojos.

- Ya, calla, vamos a comprar el maldito helado.

Los dos caminaron, demonios, Yuu podía llegar a ser paciente, pero cuando su maldito gato no dejaba de joderle estaba seguro terminaría arrojando todo y terminaría por abandonarlo, no darle de comer y meterlo al agua fría, bueno, la verdad no era tan malo pero si lo reprendería con un cierto vocabulario de esos que dejaban asustado al otro.

- No te muevas de aquí. – ordeno mientras el otro negaba rápidamente con una sonrisa.

Dejo al Neko sentado en una silla, un Neko de pelaje castaño oscuro, con aquellas orejas del mismo color y su cola saliendo de esos pantalones revoloteándole al aire. Yuu podía llegar a burlarse de los Nekos, de esos gatos –como el creía pensar- no podían hacer nada por si mismos si no es que alguien les enseñaba, y les daba algo de atención y cariño. Vaya, atención se la daba, cariño cuando tenia tiempo pero eso si, todo lo que quisiera se le daba.

Comino hacia donde estaba el otro, sonriendo leve al verle jugar son su cola, jugando sus pies de un lado a otro como si fuese un niño. Quiso mirar que mas podría llegar a hacer, quiso ver sus berrinchitos esos que hacia cuando se desesperaba, ¡pero no! no tenia tiempo, eso tenia que ser después. Se sentó en la sillita del frente, extendiendo aquel cono rápidamente.

- Termínatelo rápido, que tengo cosas que hacer. – Dijo observando con una sonrisa como era que el otro se apuraba a terminar con ese helado de vainilla que le había traído – Saga, no me había dado cuenta que el cono es mas colorido que tu cabello… -

- ¿Te burlas de mi? – entrecerró los ojos mientras relamía sus labios.

- Si, ¿algún problema con eso? – Le vio entrecerrar los ojos una vez mas y decir cualquier cosa en susurro mientras seguía comiendo, sonriendo al ver lo tonto que era y ensuciaba la comisura de sus labios – Eres tan torpe. -

Quiso reclamarle y gritarle frente a todos que era un tonto, pero se detuvo al ver que Yuu con su dedo limpiaba la comisura de su labio y lo llevaba a su boca, comiendo la vainilla. Solo bufo al no poder decir nada, su amo solo saco su dedo haciendo un sonido con los labios, volviéndolo a llevar pero esta vez al helado.

- Me lo compraste a mí, si quieres uno solo ve y cómpralo. – giro su cuerpo terminando lo mas rápido posible el cono de galleta.

Sonrió por unos segundos, ahora se daba cuenta que su enojo se había esfumado, que Saga lograba por lo menos entretenerle con sus estúpidos berrinchitos, con aquella muecas tontas. Pero demonios, a pesar de que era su mascota nunca pasaban tiempos como este, nunca salían a pasear, nunca podía estar un momento mimándole por su trabajo, solo salían y lo hacia caminar horas, casi corriendo, buscando lo que el mismo necesitaba sin siquiera pedirle su opinión. Pero no era que no le pidiera opinión, sino que sabia que no podía lidiar con su ritmo de vida, además de que su estúpido gato se estaba distanciando por cierta personita problemática. ¡Demonios! como odiaba cuando le dejaba hablando solo, cuando le pedia algo y le contestaba con un “No” para irse a refugiar con aquel. Maldita sea, ahora se daba cuenta que tenia, no, que realmente necesitaba otra mascota, un perro, un zorro, un oso ¡lo que fuera! hasta un puto tiburón.

- Debes de aprender a ser compartido. – dijo frustrado por sus pensamientos, llevándose las manos a la nuca.

- Pero es mio…

- Saga.

- Bien…

El castaño extendió lo último que quedaba de su cono, mirando con tristeza como era que el otro se lo comía completamente todo. Maulló, ganándose una caricia de su amo, que más bien era como un pequeño golpecito a su cabeza. Yuu se levanto dispuesto a seguir caminando, a ir a otra tienda donde pudiera encontrar lo que andaba buscando pero un audible sonido y un jadeo de su felino le hizo girar con sumo enojo, iba a reprenderle pensando que al haber caminado tal vez había tirado cualquier cosa siendo un accidente pero, no, ese maullido fino y asustado no era suyo.

Saga había chocado si, pero no precisamente por que fuera su intención, algo, o mejor dicho alguien le había casi tirado encima las cosas de aquella charola. Yuu entrecerró los ojos con enojo mirando como era que Saga se sobaba parte de su brazo y como al “despistado” le caía algo realmente duro en la cabeza.

- Esa no es la manera de tratar a una mascota…

Su voz había salido seria pero con recelo, le era algo asqueroso que las personas por creerse eso, personas, fueran tan estúpidas, tontas e idiotas para comportarse de manera infantil y arrojar cualquier cosa a la cabeza de su mascota. Se acercó con seguridad mientras Saga se aferraba a su camisa por detrás, asomando su cabeza por un lado mirando al suelo y mirando al sujeto que era dueño de lo que se encontraba tirado.

- ¿Y eso a ti que? – Dijo enojado – tu cuida de tu animal y yo del mio. - Yuu frunció el ceño agachándose. ¿Animal? Dios, era mas animal el, al hablar de tal manera, le ignoro. - ¡Dije que te encargaras de lo tuyo y dejaras a lo mio! –

Trato de no escucharle, trato de que aquellas maldiciones que le daba no le afectaran en nada, toco las orejitas caídas del otro asustándole, levantándole por las mejillas para que le mirase. Vaya gato, nunca pensó que podría llegar a ver uno tan asustadizo, uno que con los ojos muy cerrados trataba de evitarle. Le miro por completo, diablos, su frente tenia un pequeño raspón que le dejaba salir algo de sangre.

- ¿Nunca te dijeron como cuidarles? - frunció el ceño. Era dedicado y eso lo demostraba el felino que tenia a su lado ya desde hace mucho, el cual rápidamente ayudo al otro para que se levantara, lastimándole al tocar su frente, ganándose un apretón en su cola por parte de su dueño – No seas curioso Saga, le duele. –

Aquel Neko, aquel que anteriormente se encontraba tirado, le miro anonadado. Yuu pero claro que lo descubrió al mirarle de soslayo.  Notó un poco mejor sus facciones, pudo descubrir que sus ojos eran color avellana y que sus labios eran de lo más lindos, su cabello castaño algo estropeado con el ligero mechón blanco en su lado derecho y en parte de su oreja, pudo notar perfectamente su vestimenta, aquella que era realmente anticuada, sin sentido, sin moda. Sonrió con algo de gracia que los otros no pudieron comprender.

- ¿Yuu-sama…? – dijo su Neko, frunciendo el ceño con algo de temor.

- Si no lo quieres, dime cuanto es lo que quieres por él.

Saga abrió los ojos tal y como el otro hombre, tal y como el felino que seguía completamente anonadado, estaban confundidos. Yuu seguía con una risa ladina esperando a que el otro, aquel hombre hablara de una vez por todas. Pensó que esto era lo más fácil, no tenia porque esperara horas en “la tienda” haciendo papeleo tras papeleo solo para adquirir otra mascota, lo demás, ya lo solucionaría después, ya luego se encargaría de que alguien le diera los papeles necesarios que le dijeran que era el dueño de ese felino castaño. Pero, veía al hombre muy pensativo, pensándoselo muy bien si aceptar o no, pero vamos, si asi lo trataba entonces para que diablos lo quería.

- No… él es tan lindo, seria estúpido venderlo ahora.

- ¿Ahora? – pregunto curioso, provocando que el otro hombre desviara su mirada.

- Puedo sacarle mucho más dinero de lo que puedas darme…

- ¿Seguro…? - Metió su mano al pantalón, sacando su billetera para asi sacar todo el efectivo que traía para comprar sus cosas. ¡Había dado en el punto clave! Ahora le importaba una mierda gastarse todo lo que traía, ¡¡Quién putas se creía para decirle “Mas de lo que puedas darme”!! El hombre abrió lo ojos, demonios, quien diablos podía ser tan estúpido como para traer tanto efectivo en sus bolsas. Yuu apunto al Neko con decisión, dejándose manipular por su ya conocido ego – El mio y esto tuyo, no puedes decir no… puedes ir y comprar otros “gatitos” los que quieras. -

Rápidamente extendió su mano sonriendo cínicamente. Era y sabia que seria imposible a que el hombre no aceptara, a que le dijera “no” al ver esa cantidad que por supuesto le fue arrebatada al instante. Giro un poco a ver a Saga, a ver al otro y sonreírles con suma victoria. Los dos solo bajaron la mirada rápidamente nerviosos. Saga solo negó con la cabeza.

- Anda Saga, llevémoslo a casa…

- Yuu-sama, ¿estas seguro?

- ¿Me estas contradiciendo?

- N-No…

Yuu sin decir nada mas se dispuso a caminar y a ser maldecido rápidamente por Saga quien como lo suponía rápidamente le siguió. Pero se detuvo por un momento, aquel que ahora le pertenecía no le seguía, se había quedado parado con la cabeza gacha sin decir ni una sola palabra, sin saber realmente que hacer. Giro, regresando frustrado, y con una mirada enojada como esas que le daba al otro, le miro.

El castaño solo agacho la cabeza pestañeando repetidas veces.

- ¿No piensas caminar?

- N-No…

Abrió los ojos con sorpresa. Nunca pensó que alguien le contestara o que le diera una negativa a sus palabras. Le iba a reprender por primera vez, estaba más que seguro de que tenía que regañarle, pero Saga se interpuso entre los dos, tomando las manos del otro castaño. Elevo una ceja.

- ¿Vienes con nosotros? – el otro negó rápidamente con la cabeza - ¿Por qué? – volvió a negar. Saga chasqueo los dientes, vamos, era de la misma poca paciencia que el dueño. Yuu solo les miraba con los brazos cruzados – Si no quieres ir con el, entonces ven conmigo –

- Es lo mismo… - susurro.

- Pero… - Saga se le acerco susurrando a su oído - bueno, si no estas cómodo, le diré a Yuu que te regrese con tu dueño -

Lo pensaba muy bien, funcia su ceño y los labios. Era buena la propuesta y realmente desde antes había buscado la manera de dejar a su amo solo, asintió despacio mirando al peli rosa, agachando la mirada para no mantener un contacto visual.

- ¡¡Bien!! – Sonrió triunfante – Vamos. – pero antes de que caminara siquiera dos pasos mas se vio obligado a tragar saliva. – ¿Y-Yuu-sama? –

- ¿Que le dijiste? – fulmino.

- Que si no estaba cómodo, le dejarías… ¿Ir?

- ¡P-Pero que!

Saga decidió caminar mas rápido antes de que Yuu le golpeara, y cuando fue perseguido, ya llevando unos cuantos pasos, el peli rosa se detuvo con un suspiro.

- ¿Ahora que? Dijiste que vendrías.

- No, digo si pero… mi collar, yo no camino solo…

Yuu suspiro, recordaba algo de eso, sobre que si no traían una cadena y muchas cosas mas, no podían salir de sus respectivos hogares, pero vamos, él era una persona que no cargaría con una de esas cadenitas solo porque la mascota fuera tonta y para eso tenia como ejemplo a Saga que siempre le seguía muy de cerca aunque aun le vigilaba, si había dejado eso de usar la dichosa cadenita era porque le jodia la maldita vida andar cargándola. Rodo los ojos tomándole de la mano.

- Ahh, e-este… - solo miro aquella mano que prácticamente le arrastraba.

- Solo camina.

Camino siendo jalado, aquella persona ni permiso o por lo menos decirle que viniera consigo le llevaba casi a rastras. Veía como sujetaba fuertemente su mano, estaba tenso, estaba completamente nervioso al esos actos ser nuevos para el, no dudo nada en sonrojarse, en que sintiera que sus mejillas prenderían fuego en cualquier momento, tratando de no mirar su espalda ni su raro cabello rojizo que daba a tintes de rosa.

Solo le siguió, solo se dejo guiar por ese completo desconocido que con dinero le había comprado como siempre lo hacían, sin siquiera conocerle. Apretó su mano con fuerza de solo pensar que seria tratado igual a como lo era antes.

Y estaba claro que había sentido la inseguridad del otro, que estaba aun asustado, que a lo mejor pensaba que era igual que aquel estúpido que le había pegado, si, tal vez era igual pero no recurría a la violencia. Miro a Saga quien iba delante de ellos dos, mirando hacia todos lados, asomando su cabeza a las tiendas que le diera tiempo antes de que Yuu le alcanzara.

- Hey, ven aquí Saga. – dijo deteniéndose, entrando y esperando en la puerta a que Saga le alcanzara – Esperen aquí y tu cuida de él – Yuu les dejo solos en la recepción del lugar, estaba mas que claro que le había pedido a Saga al apuntarle con el dedo, que cuidara de aquel castaño que se había ido rápidamente a sentar y sorprendentemente asi lo hizo.

- ¿Como te llamas? – pregunto arrodillándose, jugando su cola mientras esperaba la respuesta.

- Uruha… - susurro.

- ¿Porque te pegó?

- Fui torpe… tal vez.

- Yuu-sama dice que todos somos torpes. No veo la necesidad de que te haya pegado. – Uruha le miro sin entender, sabia que le habían pegado porque era torpe porque su amo… no, su antiguo amo le reprendía de esa manera cuando no hacia las cosas bien – Eres un verdadero tonto por permitirlo. – Regaño – Por cierto, soy Saga o bueno, asi me llama Yuu-sama. –

- Mucho gusto Saga, llevémonos bien… - sonrió por primera vez. Riendo de la duda del otro al pronunciar su nombre propio.

Yuu quien venia llegando con sus cosas en mano, los miro con una sonrisa, dándole uno de esos golpecitos que siempre daba a la cabeza de su Neko, acariciando su oreja después para perderse en los movimientos del castaño. Aquel cuerpo que tenía sus manos abrazando sus piernas, agachado al verle llegar y mirando hacia otro lado que no fuera él, le dio bastante dulzura. Escucho el ronroneo de Saga el cual provoco que el castaño volteara a mirarles al instante con algo de duda.

- Joven, sus cosas… - Yuu había tenido que dejar de mirar aquellos ojos avellana que se habían clavado a los suyo, para recibir unas bolsas que le daban.

- Anden, vayamos a casa…

Saga se levanto al instante rodeando a su amo, mirando una y otra vez lo que venia en las bolsas, buscando algo que le pudiera servir para después entretenerse. Uruha se había quedado una vez mas atrás, asustado y mirando hacia todos lado.

Era estúpido pero ahora llego a pansas que aquel hombre “Yuu-sama” como le había dicho Saga seria mucho más malo que el anterior amo, que este ni la mínima atención le daría aunque fuera para regañarle o para mandarle a hacer cosas que no quería.

- ¿Piensas quedarte atrás? – pregunto Aoi pasándole una de las tantas bolsas, el castaño miro a Saga y observo que venia bufando por el también ir cargando. La tomo – Camina delante y sigue a Saga, yo los veo detrás… -

Hizo caso y siguió al otro, siendo empujado por un golpe que Yuu le daba con la bolsa. Tomo la que traía entre ambas manos y comenzó a caminar. Era tanta gente la que pasaba a su lado, la que le miraba directamente que sentía enternecer, siempre había estado la mayor parte de su vida encerrado, antes de que lo compraran y por supuesto después de que lo compraran. Pero tal vez ahora seria diferente, a lo mejor él también podía llegar a ser igual de animado que el otro castaño, tal vez Yuu si le pudiese dar lo que el otro no le había dado, o por lo menos tener esa atención que hace poco había visto, poder también sentir esos cariños que Saga había recibido por sobre sus orejas. La verdad tal vez faltaría mucho para eso.

Yuu seguía caminando, correteando a los otros si disminuían su andar pegándoles con la bolsa en su trasero, marcándoles el paso que el necesitaba para llegar rápidamente a casa y terminar sus deberes para dormir, algo que ya no sabia si existía en sus horarios de trabajo, y eso que su trabajo lo hacia mayormente en casa.

- Me he cansado… - dijo deteniéndose.

- Ya pronto llegaremos. – le empujo.

- Pero Uruha también lo esta – el nombrado lo miro con miedo.

- ¿Uruha? – El otro apunto al castaño – Ahh, pues, Uruha ¿Tu estas cansado? – este negó rápidamente. – Lo vez, sigue caminando. –

- Hubieras traído el coche.

- Me estas diciendo que hacer.

- No…

- Bien, camina y sin darme madres…

Saga movió solo los labios dando un mental y claramente “Ah si, su puta madre”. El peli rosa le dio esta vez un golpe a su espalda con la bolsa mas pesada. Asi duraron lo suficiente hasta que un sorprendido Uruha quedo con la boca abierta, dudando en si pasar a aquel pequeño jardín que daba paso después a una gran casa. Saga corrió dramáticamente abriendo la puerta con una llave que el mismo Yuu le había lanzado y arrojando la bolsa a la primera mesa se acostó en el sillón más grande.

Uruha sintió uno de los brazos de su nuevo amo rodearle por la cintura, empujándole a que ya entrara y cuando lo hizo el otro le solto rápidamente.

- Tienes la libertad de hacer lo que quieras, solo no me molestes cuando trabajo… - dicho esto, desapareció por una puerta grande la cual dejo abierta y comenzó a sacar paquete tras paquete, cable tras cable, perdiéndose rápidamente en aquellos accesorios, en aquellas nuevas adquisiciones que había comprado en la tienda de música.

Ahora mismo, le daba risa de si mismo, había comprado ese pequeño Neko para ayudarle, era pequeño, si, sus facciones lo demostraban, si fuera una persona normal y si no tuviera esas orejas y cola estaría seguro tendría algunos veinticinco años, como Saga, diciendo que en sus años gatunos tendría alrededor de dos años y medio. Suspiro, se había dejado llevar una vez mas, quiso dejarle en claro a ese bastardo que podía hacer lo que le viniera en gana. No le daba tiempo de cuidar como debería a uno y ahora mucho menos lo haría con otro, pero no podía arrepentirse. En fin, Saga tal vez necesitaba algo de compañía cuando estaba solo.

Uruha se había quedado parado por la vergüenza de no conocer nada de su nuevo hogar, era triste, porque a pesar de todo quería a su pelinegro antiguo amo. Recorrió con la mirada el interior de la casa topándose con fotografías, con cosas que ni el mismo pensaba que existían, quiso caminar y tocar todo, era cuidadoso y sabía no tendría ningún accidente pero no podía.

- ¿Tienes hambre?

- ¿Ehh? – Saga comenzaba a dar vuelta de un lado a otro por la casa, buscando sabe que cosa.

- Que si ya has comido.

- Si, digo no… - hablo nervioso.

- Oh, vamos, Yuu… - susurro despacio el nombre – dijo que podías hacer lo que quisieras, si tienes hambre díselo. –

- Dijo que no le molestara cuando trabajara.

- No esta trabajando, solo esta mirando lo que compro. Pero en fin, yo le diré.

Con seguridad, Saga entro a la sala grande donde estaba el peli rosa. Uruha solo se quedo en donde se encontraba, esperando que los otros dos salieran hasta que un golpe sonoro le hizo cerrar los ojos “algo malo paso” fueron las palabras que sonaban en su cabeza y dudando si hacerlo o no, camino despacio asomando solo su cabeza hacia dentro.

- Te dije que no entraras. – Comento fastidioso – Nunca te fijas por donde diablos caminas y siempre tiras todo. –

- Lo siento. – recogió aquellos cables tirados poniéndolos sobre la mesa.

- ¿Que quieren? – Miró a aquel que se escondía tras la pared, pero que podía ver claramente por su cola, escondido como un niño pequeño – Saga, tu más que nadie, sabes que odio que molesten cua… -

- Pero tengo hambre y Uruha también. – este ultimo al escuchar su nombre detuvo su cola en seco – Si no me das, te acuso… -

- Y ahora me chantajeas – dijo dramáticamente.

- Por favor…

- Si, si, como sea, con tal de que no me jodas por un buen rato…

Camino casi sacando a patadas al otro de su sala, adentrándose a la cocina mientras Uruha ahora desde un lugar cercano le observaba hincado sobre una silla, moviendo su cola de un lado a otro, pegando su mentón sobre sus manos las cuales reposaban en la parte final del respaldo. Era raro, a Yuu se le hacia raro que alguien le mirase con insistencia, que no le apartaran la vista para nada, vamos, ni el mismo Saga lo hacia o por lo menos no con él.

Uruha le miraba, sus manos, la manera de cortar los ingredientes rápidamente y la manera un tanto despreocupada con la que se movía al buscar cualquier cosa para calentar la comida. Observaba como abría el refrigerador y como lo cerraba con el pie. Como no se ponía ningún mandil para cocinar y como era que prácticamente estaba tan atento a lo que hacia.

No tardo para cuando lo minutos pasaron, para cuando el mismo Aoi camino hacia el comedor sentándose a la mesa y solo comenzó a ingerir sin decir nada. Saga le miro comer frunciendo el ceño al no haber sido avisado para nada.

- Eres tan malo…

- Come y cállate. – regaño.

Uruha solo los seguía observando, como era que los otros se tenían tanta confianza.

- No piensas comer. – dijo llamando la atención del castaño.

Dudo mordiéndose el labio levemente, mirando como era que Aoi palmeaba el otro asiento a su lado. Se acercó despacio, mirándolos con desconfianza hasta que un jalón del amo le hizo maullar a escasos centímetro de su rostro.

Le topo, ese maullido había sido casi a dos milímetros de sus labios, había recibido el cuerpo del castaño sobre su pecho. Miro lo colorado que estaba, aquellas pálidas mejillas bombeando completamente su sangre al descubierto, si no es porque fuera un gato y porque ahora era su mascota diría que seria hermoso verlo a cada momento asi de sonrojado, pero aun asi, nada de eso le quitaba lo mono que era.

- Come si no quieres que me enoje…

Sus respiraciones chocaban, las pupilas del Neko estaban completamente dilatadas, sintiendo la necesidad de que esos labios le hicieran lo mismo que la hacia su antiguo dueño. Escucho un fugaz “¿lo harás?” y rápidamente asintió, tomando asiento. Era raro, tan raro que ahora desconocía el hecho de que pudiera comer en una mesa, de que ellos le dieran esa confianza de hacerlo si en realidad las mascotas no tenían el porqué, miro la comida y se le antojo tan deliciosa que delicadamente comenzó a ingerir. Para a los pocos segundos escuchar el timbre de la casa por toda ella. Yuu se levanto rápidamente con una sonrisa, casi volando hasta la puerta, regresando con aquel que había tocado.

Saga no pudo resistir parase, mirarle mal, con completo asco. Le odiaba, odiaba a aquella persona que había llegado a joderle siempre con lo mismo. Dejo la comida de lado, y sin ninguna palabra solo se dispuso a encerrarse en una de las recamaras. Uruha miro todo sin entender, Saga se había ido, y el amo estaba con una sonrisa sin siquiera haberse dado cuenta. Nada de esto tenia sentido o por lo menos no lo tuvo hasta que vio como su amo era abrazado por esa otra persona.





Gracias por siempre leerme...

1 comentario:

  1. ¡Genial! seguiré leyendo! Me gustan las historias como estas *w*
    -Corre a leer el siguiente------>>

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