Neko's Love ~Capitulo 2~
Capitulo 2
~ Personalidad ~
Se les quedo mirando con completa confusión, estaba más que
claro que esos dos tenían que ser algo. ¡Lo podía notar! Quien no se diera
cuenta era un completo imbécil. Se abrazaban, aquel otro extraño le tocaba
cualquier parte que se topara su mano con sumo descaro. Uruha solo tenia una
intriga y no era que le importara, solo que ver tantas cosas como esas, tantos
arrumacos como aquellos le daban un poco de vergüenza, se comenzaba a sonrojar
cuando veía como era que a su amo le tocaban con vulgaridad.
- ¿Otra mascota? – Pudo notar su voz ronca y esos ojos que
prácticamente le comían, bajo la mirada con nerviosismo – ¿Ya le has dicho a tu
hermano que compraste otra? -
- ¿Y tienes que hablar de él, precisamente ahora? – dijo Yuu
con una ligera voz recelosa.
- Bien, bien. – hecho una risita. – y ¿Cómo se llama? –
- Pregúntaselo. – y de un movimiento le aparto, caminando
hacia su sala y perdiéndose entre sus cosas con el ceño levemente fruncido.
Uruha había visto como su amo les dejaba solos a él y al
“extraño”, sabia que era demasiado histérico y que a pesar de no conocerlo, no
le daba buena espina. Pudo notar una sonrisa tan conocida como todas las demás
al momento de acercarse. Pudo ver como sus ojos ligeramente delineados en negro
se posaban en sus piernas con sumo descaro.
Acomodo la silla de junto, haciéndola a un lado del castaño
para estar mas cerca. No podía creer que cada vez estuviese sorprendiéndose de
cada persona o “animal” que encontraba en esa casa. ¡Está ves Yuu se había
pasado! Esta vez había comprado una adquisición muy buena, bastante buena a la
que por supuesto no desaprovecharía.
- ¿Cómo te llamas, lindo? – Pregunto no obteniendo respuesta.
Uruha había girado su rostro hacia el lado contrario, no
quería que le hablara, que se le acercara, ¡No quería que le tocara la pierna
como lo estaba haciendo ahora! Se tenso, “Ese” le estaba tocando con tanta
confianza, restregaba su mano por su pierna, subiéndola hasta lo más alto de
sus muslos. Le miro mal.
- No me toque… - dijo con los dientes apretados.
- Vaya, tu eres difícil. - ¿Qué no le tocara? ¡Estaba loco o
que! Claro que le tocaría, dios, nadie desaprovecharía en tocar unas piernas
como aquellas. Le jalo hacia si por el cuello de la camisa, apretando su
entrepierna con fuerza, masajeándola con brusquedad provocando que el castaño
temblara y le viera con miedo – Nadie me dice que no, ni tu mismo dueño. –
Uruha solo abrió los ojos con sorpresa, empujándolo, subió
sus piernas a la silla abrazándolas con sus manos, mirándole con los ojos
rojos. ¿Quién era esta persona?
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Demonio, demonios y mil veces demonios ¿Cuantas veces mas
tendría que invocar a los mismos demonios? ¿Cuantas veces el había dicho la
verdad y no le creía? Odiaba con toda su jodida alma a ese maldito que había
llegado como todos los días. Lo odiaba tanto que si por el fuera, le gustaría
ver como un maldito camión, tren o hasta una bicicleta lo atropellaran y se
muriese.
Se había arrojado a la cama con pesadez, con enojo, a el
verdaderamente le importaba una mierda con quien se metía Yuu, con quien
anduviera follando, pero lo único que quería era hacerle saber que una persona
como esa no le convenía, pero como siempre, no lo escuchaba. Pero, lo odiaba
más cuando se acercaba a esa otra persona.
Saga se levanto de la cama recordando una cosa, corriendo
hacia aquellos cajones donde su otro
amo le había dejado ese aparato para que le llamase. Y tecleando rápidamente el
primer y único número de la agenda, espero a que le contestaran.
- Tienes trabajo… - pregunto sin siquiera decir un “hola”
recibiendo rápidamente por la otra línea una negación rápida – Ha venido a
buscar a Yuu-sama… - el otro contesto un “voy en un momento” sabiendo muy bien
de quien hablaba el castaño.
Saga sabia que estaba haciendo mal, que el meter en
problemas al otro era algo malo, pero no lo quería, no quería que el otro
estuviese en la casa y ahora menos teniendo a… Uruha. Y lo recordó, saliendo
rápidamente de la habitación en busca de este.
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Yuu se había escabullido hacia su sala de música, aun
manteniendo el ceño fruncido. Como putas se le ocurría hablar de otro si ahora
estaban juntos. Estaba siendo pesado y mas que pesado un completo celoso sin
motivos, porque si, aunque no lo quisiera reconocer, esta algo celoso, pero
sabia que no porque se la habían pasado una sola noche de maravilla quería
decir que ya eran algo ¿verdad? pero él lo quería, aunque el otro quisiera a
otra persona que ni le hablaba, que ni bien le caía, Yuu aun asi, le quería.
Se estaba poniendo realmente histérico.
Comenzó a acomodar variedad de cables, arreglando hojas que
estaban regadas por cualquier lado, sabía de antemano que el otro no se iría,
que como siempre esperaría a que su conquista llegara. Pero no tardo mucho en
escuchar como era que de un momento a otro los platos caían al suelo
rompiéndose, como un maullido se escuchaba realmente fuerte, y como pudo
reaccionar rápidamente salió hacia el comedor.
Sus ojos se achicaron con enojo, mirando como era que Uruha
estaba apurado levantando los vidrios regados, como Saga miraba con enfado al
otro y como este ultimo solo sonreía con autosuficiencia. Cuando las miradas se
cruzaron con la suya, solo opto por recargarse en la pared, por mirara a todos
con la ceja alzada, esperando una explicación.
- ¿Quien fue? – Pregunto cruzándose de brazos – Los platos
no caminan solos… - repitió al no obtener respuesta por ninguno.
Uruha solo agacho la mirada levantando rápidamente los
vidrios. Saga había llegado justo en el momento donde “ese” trataba de jalar
una vez más a Uruha por la camisa. Había llegado jalándole, abrazando al
castaño y apartándolo de la silla rápidamente provocando que chocaran con el
mantel y le jalaran llevándose todo al suelo, observando la mirada enojada en
el otro.
- Solo fue un accidente, Aoi… - dijo con una sonrisa
abrazándose a su cuello. Mirando a los otros dos con superioridad.
- Si vas a venir a mi casa a causar “accidentes” Akira, será
mejor que te vayas, y ustedes… – dijo a los felinos – desaparezcan de mi vista.
– Saga le miro con reproche, jalando a Uruha hacia la sala, sentándose y
sentando al otro con enojo – Saga, cuando digo, “desaparece de mi vista” ¿no
quiere decir que no quiero verte la puta cara? –
Saga respiro aceleradamente aguantándose su coraje, esto era
lo que odiaba cuando Akira o Reita llegaba, siempre poniéndolo en su contra,
siempre buscando la manera de echarle la culpa y después el lavarse las manos
con un simple besito. Estuvo a punto de levantarse tomando de la mano a Uruha,
cuando la puerta de la casa dio dos certeros golpes, uno al abrir y el otro al
cerrar. A Reita le brillaron los ojos apartándose rápidamente del pelirosa, y
Saga solamente bufo con molestia volviéndose a arrojar al sillón con los brazos
cruzados.
- No escuchaste. – repitió Aoi – ¡lárgate de aquí! – Saga
negó con la cabeza. – ¡Si no…! –
- Shiroyama Yuu, si vuelves a gritar de esa manera, el que
se largara será tu. – Interrumpió entrando a la sala arrojando la maletita que
traía a uno de los sillones – Y ahora tu, ¿que putas haces aquí? -
Aoi le miro con cierto enojo, frunciendo los labios, solo a él se le ocurría hablar de esa manera.
Miro al rubio quien había sonreído espléndidamente aun habiendo tenido una
cierta ofensa.
- Solo vine a buscarte Shinji, necesitaba hablar contigo… –
Dijo en rubio con la voz calmada y alegre – pensé que si venia tu… -
- Sabes donde trabajo y por ende donde encontrarme. –
interrumpió el pelinegro – No era necesario que vinieras aquí si trabajamos en
la misma compañía, y no me digas “Shinji”, odio cuando tú me llamas asi. -
Reita frunció los labios con enojo, reprimiendo el pequeño
odio cuando vio como una sonrisa en el pelinegro se formaba al ver a Saga, como
una mirada enojada una vez mas se dirigía a su persona y a Aoi. Ese estúpido gato,
siempre era él, el que llamaba toda la atención.
- Que esperas Akira, vete de mi casa.
- Estas siendo bastante pesado Shinji. – reprendió Aoi –
Akira solo viene a bus… -
- ¡No me importa a lo que venga! – Elevo la voz
- ¡Siempre eres asi! – Grito por igual - ¡¿Acaso no te das
cuenta que Akira solo viene a buscarte porque es a ti al que siempre quiere ver?!
-
La mirada de Aoi se torno molesta una vez más, empañando sus
ojos con las posibles lagrimas. Aun no entendía por qué si Akira le rogaba a
cada día por una oportunidad, porque demonios Tora no lo aceptaba, o porque
mierdas no le permitía hacer el la lucha para que el rubio se fijara en el. No
creía que ante todo esto, el mismo rubio se estuviera rebajando una vez más.
- Esto lo arreglaremos entre tu y yo, como la familia que
somos, no quiero que Akira este aquí y punto. Cuando se vaya entonces podremos
hablar como las personas civilizadas que somos, con su permiso – Tomo la mano
de Saga observando con una sonrisa extrañada a Uruha – Y si esto es tuyo –
apunto a Uruha – también me lo llevo, no creo que puedas cuidarle con el estado
estúpido en el que estas. –
Aoi solo se había quedado con los ojos bien abiertos,
mirando a Akira, mirando hacia donde los otros se iban, pudo observar que Tora
casi arrastraba a Uruha a su habitación, como a cada segundo giraba a verle con
una mirada extrañada, con miedo, con algo que le pedía a gritos no dejar que se
lo llevara.
Uruha solo se había levantado con el jalón que el pelinegro
le había dado, ¿Quién diablos era el? ¡Porque se lo llevaba! El tenia que estar
con Yuu, él era su amo, y no podía ir a con alguien que no fuera su dueño.
Frunció el ceño mirándole con miedo, observando como el pelirosa solo le daba
una sonrisita triste.
- Y-Yuu-sama… - se zafó del agarre de Tora.
- Está bien, ve con ellos.
- Vamos… - pidió Tora tomándole de la mano y llevándoselo
consigo, estremeciendo a ambos castaños con el tono de voz con el que había
hablado.
Uruha se vio arrastrado a una gran habitación, una donde tal
vez hasta su antiguo y sorpresivo miedo se había esfumado. Su mirada se pego
ante las paredes, ante cada objeto, cada fotografía e infinidad de pequeños y
grandes posters. Sin dejar de poner atención a lo que veía se sentó en la
orilla de la cama con pena, poniendo ambas manos en sus rodillas. Sintió la
cama hundirse un poco mas cuando los otros dos cuerpo subieron al colchón, uno
tumbándose boca abajo y el otro solo sentándose sobre las almohadas.
- Oh, lo olvidaba… -
dijo el pelinegro levantándose de su posición, bajando de la cama hasta ponerse
frente a Uruha, hincándose y mirándolo de frente – disculpa lo de antes, Yuu
tiende a hacerme enojar muy rápidamente. ¿Cómo te llama? –
- Uruha… - susurro mirándole dudoso – asi me llamaba mi antiguo
amo… -
- Bien, Uruha, yo son Shinji, Amano Shinji. – Sonrió – por
desgracia el hermano de ese tonto con cabellos ¿rosas? – Hablo dudoso - Saga,
su cabello es ¿Rosa? – el mencionado solo levanto los hombros.
Uruha confundido solo le miro, pensando, procesando la
información. El pelinegro, Shinji, ¿de verdad era hermano de Yuu?, en verdad
ellos eran parientes. Pero tenían los nombres muy distintos, tan diferentes que
nadie les creería ni una palabra.
- Sus nombres son distintos… - susurro.
- Ahh, supongo que si, aunque en realidad lo somos de sangre
– explico – somos hijos de la misma madre aunque de diferente padre, esa es la
razón por la cual él es Shiroyama y yo Amano, aunque crecimos con el mismo
padre, pero en fin, ya lo entenderás al verlo por ti mismo. –
Uruha solo observo como el pelinegro se iba a con el
castaño, como le susurraba unas cosas al oído y como después le plantaba un
beso fugas en los labios. No dijo nada, solo atino a bajar la mirada, saliendo
de la habitación al momento que la puerta de la casa había sido abierta y
cerrada una vez más con un golpe.
Tora había sonreído ante el estado en el que se encontraba
Saga. Por supuesto que estaba asustado, pero mas que eso, algo preocupado. Era
tan notorio el estado del castaño que no dudo en hablarle bonito para calmarle.
- Hiciste bien en avisarme. – Acaricio su rostro – odio que
Akira venga a casa cuando tu estas solo. –
- Tú si me crees
¿verdad? – Tora asintió despacio – Yo, Akira es algo extraño sabes, la
noche pasada se metió a la habitación de Yuu y a mi me sacaron de ahí, Akira no
le conviene, es una persona idiota –
- Tienes celos de el ¿no es asi? – Saga negó rápidamente –
¿entonces porque no quieres que este cerca de Yuu? –
- Es asqueroso, lo odio…
- ¿Entonces no son celos? – volvió a negar – menos mal… -
Saga le miro curioso, ¿Menos mal? ¡Que diablos significaba
eso! solo se había quedado como tonto mirando los movimientos del pelinegro,
como se acercaba, como acariciaba sus orejas con ternura. Había ronroneado,
algo que le pareció sumamente lindo a Tora. Saga, el castaño era realmente
lindo.
Se recostó una vez mas en la cama, mirándole, acomodando su
codo sobre el colchón, recostando su cabeza en la palma de su mano, perdido,
sus ojos completamente clavados en ese cuerpo que movía los dedos
nerviosamente.
- Quédate conmigo. – pidió de repente.
- ¿E-Eh? – Saga abrió los ojos aun sin mirarle, bajándolos
hasta clavarlos en la sabana.
- Que te quedes conmigo. – Repitió – Cambia a Yuu por mí. –
- Eso es…
No termino su frase, Tora le había jalado del brazo hasta
recostarlo en el colchón, posicionándose sobre su cuerpo para no permitirle
huir. Le miraba tan intensamente que tuvo la necesidad de desviar la propia a
algún lugar fijo de la pared. Tragando saliva y tornándose completamente
colorado. Tora solo se acercó mas, posicionando las palmas de sus manos a cada
costado del rostro del castaño.
- No dejare que compartas tu habitación con… ¿Uruha? Como
sea, no permitiré tal cosa ni mucho menos dejare que Yuu te lleve a su recamara
– se acercó a sus labios – si no te quedas conmigo, la próxima vez que me
llames, tan solo no contestare. – chantajeo.
- ¡Pe…! – sus labios fueron presos en un intenso beso.
Tora podía escuchar a la perfección como era que Saga
comenzaba a jadear. Sentir como era que aquellos brazos de un momento a otro se
aferraban a su cuello. Era tan delirante, era tan como una de esas fantasías
que alguna vez soñó, tener a Saga tan sumiso, bajo su cuerpo, esto tenia que
ser un sueño, algo tan irreal que aun no se creía. Se separo lentamente
mirándole con una sonrisa.
-Yo si te cuidare, te llevare a donde desees, estaré para ti
a cada hora… - bajo su rostro un poco mas, besando su cuello, subiendo hasta el
lóbulo de su oído – te hare bastantes cosas de las cuales me pedirás mas. –
Saga si que se había sonrojado sobremanera. Esa
personalidad, esa manera de hablar del pelinegro realmente le volvía loco y
aunque este no supiera que el también tenia la necesidad de que le tocara,
ahora mismo tenia una buena oportunidad.
- Te hare el amor como nunca – volvió a hablar – te partiré
si es posible hasta en cuatro, te la meteré tan duro que juro no te levantaras
en semanas y tendré que cuidarte, que tocar ese cuerpo tuyo para ayudarte a
curar y ten… -
- S-Si, si, ya entendí… - interrumpió nervioso, abriendo sus
ojos a más no poder – ¿porque eres tan directo? –
- Porque tú amas a las personas directas, ¿no es asi? – Saga
trago saliva – te conozco tanto que incluso sé que ahora mismo no estas
pensando en responderme por la respuesta la tienes desde hace mucho. –
- Mentira…
- Sabes que no miento.
- Akira quiere contigo. – Dijo algo receloso – el, siempre
viene y a comparación de mi, el si tiene mucho que darte, el… es normal. –
Saga sabía que ese era el problema, que el rubio al no tener
cola ni orejas como las suyas, tenía más posibilidades de estar con el
pelinegro, de darle tantas cosas, de salir juntos sin que nadie les mirase
raros. No podía mentir y decir que no deseaba a aquel que estaba encima ¡porque
si lo hacia! Siempre teniendo tanta necesidad de que sus manos le tocaran hasta
un mísero cabello, que rosara sus manos aunque fuera por su hombro, y aunque lo
hacia, aunque tenia tantas muestras de cariño por su parte, aun no podía dejar
de ser tan desconfiado, tan estúpido como para seguir pensando que entre ellos
no podía haber nada.
Tora le tomo por el mentón, besándolo una vez mas hasta que
el oxigeno dejo jadeante y casi asfixiante al castaño.
- Akira me importa una puta mierda – dijo con una sonrisa –
Tu eres el que me gusta, tu eres a quien deseo, a quien le traigo ganas desde
hace mucho – Saga le miro mal, dudoso por sus palabras, ¿solo “eso” era lo que
quería? – Te quiero… con todo y tus orejas y cola. -
Entrecerró los ojos aun desconfiado, Tora podía ser la
persona mas honesta, directa, jodidamente sensual, con una personalidad
envidiable en su trabajo, con aquella manera tan elegante al hablar en las
calles, pero ese lado, ese maldito lado que Saga ya tenia bien grabado, le
decía que Tora, podía estar mintiendo esta vez.
- ¿Cómo sé que es verdad? – pregunto dudoso – como sé que no
quieres jugar como siempre –
- Tu no eres un juego maldición. Esos tiempos ya se acabaron
Saga, sé que hacia mal metiéndosela a cualquiera, pero ahora es diferente,
quiera algo realmente serio con alguien que pueda comprenderme, que me reciba
siempre que llegue a casa con un abrazo, que duerma conmigo como la pareja que
somos, que siempre me de ese tipo de besos con lengua que me encantan…
- Comprendí, bien, no me des más ejemplos, pero… no creo que
sea el indicado, digo, no es como si yo pudiera darte lo que quieres.
- ¿seguimos con lo mismo? – Reprendió con la mirada - ya te dije que tus orejas me encantan, que
tu cola me excita y que tus labios me provocan ¿Qué mas quieres? –
- Y-Yuu… que le digas que quieres que me quede contigo…
- ¡Que Aoi también se vaya a la mierda! – Grito con
frustración – ¡Me saca de quicio el muy maldito hijo de mi madre! Pero porque
tu me lo pides, lo hare. Vayamos lindo, le diré que a partir de ahora que él ya
tiene nueva mascota tu te quedaras conmigo el resto de su y mi puta vida. –
Volvió a juntar sus labios con desespero, separándolos y
volviéndolos a juntar repetidas veces en forma de juego, adentrando su lengua
hasta provocar al castaño atragantar, bajando sus manos con destreza,
masajeando sus nalgas ganándose un golpe por Saga. ¡Dios! Amaba a ese maldito
Neko difícil.
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Uruha había salido rápidamente de aquella recamara, dejando
a los otros dos completamente solos. Desde aquel lugar donde pudo ver todo,
observo como Aoi al haber salido el rubio se recargaba en la puerta, como
suspiraba repetidas veces tratando de cerrar los ojos.
De alguna manera le era extraño a Uruha ver a alguien de esa
manera, era tan sentimental, era tan tonto que no tardo en que un nudo en su
garganta se formara, como a los segundos bajando su cabeza comenzaba a
sollozar, era tan doloroso ver como las personas sufrían.
-Perdón… - escucho la voz muy cerca, provocando que dejara
salir un jadeo – Te trate mal ¿no es asi? Discúlpame… - Uruha negó despacio.
- Fue mi culpa… - susurro – yo he tirado la bajilla. Merezco
los regaños, un castigo. –
Aoi sonrió tontamente, a pesar de que le dolía el hecho de
que Akira le rechazara, esa visión que tenia ante sus ojos le comenzaba a
erizar la piel. Delicadamente elevo su mano, logrando que Uruha cerrara los
ojos con fuerza y comenzó a acaricias detrás de sus orejas, escuchando un leve
ronroneo que le pareció de lo mas lindo.
Se sentía tan bien, era tan maravilloso lo que sentía en
estos momentos, en que alguien le tocara sin ninguna doble intención, en que
una persona bastante egocéntrica con airecitos de diva le estuviese tocando de
esa manera, acariciándole con la mayor suavidad posible. No podo resistirse, se
había acercado al cuerpo del pelinegro acurrucándose, pegando su cabeza a su
pecho, ronroneando y moviendo su mejilla sobre la camisa del otro.
Era tan hermoso y tan curioso a la vez.
- U-Uruha… - le llamo logrando que el otro se apartara
rápidamente.
- Lo siento es solo que… - se quedo callado.
- No importa ¿sabes? – Sonrió con melancolía – hay veces que
necesitas muestras de afecto o tan siquiera compañía de alguien mas… -
- ¿Puedo estar contigo Yuu-sama? – corrió prácticamente al
sillón del frente al cual el pelirosa se había ido a sentar. Subiendo sus pies
y arrodillándose, meneando la cola con efusividad. – puedo escucharte cuando lo
necesites, puedo hacerte la comida, recoger la casa, limpiar las ventanas,
lavar los trasto, la ropa, el piso, el baño, la… -
- Oye, oye… - echo una risita divertida, sin quieres aquel problemita anterior se había
esfumado. – hablas mucho ¿sabes? No me agradan las personas que son habladoras.
–
- Lo siento… - agacho la mirada y dejo caídas su orejas.
- Solo bromeaba. – movió su mano invitándole a que se
acercara y asi lo hizo – eres raro, tan diferente… - despeino sus cabellos.
El corazón de Uruha dio un vuelco, su voz serena, aquella
sonrisa le provocaron alguna reacción desconocida. ¿Quién era esta familia? O mejor
dicho ¿Quién era Aoi en realidad? Aquella persona que había visto mucho antes
de todo lo ocurrido le había dado algo de miedo y ahora, simplemente no podía dejar
de sonrojarse con cada tacto ante su rostro, ante sus orejas, ante su profunda
y maravillosa mirada.
[Capitulo 1] ::: [Capitulo 3]
Kyaaa! Uruha es tan kawaii *o* Me encantan AoixUruha y ni que decir de ToraxSaga son tan asdasdasdas >///<
ResponderEliminarQue bitch es Reita xD