Vampire Love II ~Capitulo 11~
CAPITULO 11
“Tercera noche…”
Su mirada, aquella mirada
que ya se había hecho costumbre le provoco algo de tristeza. Había tenido las
intenciones de llevarlo consigo, de decirle que le acompañara a aquel lugar que
ahora a diario frecuentaba, pero, Shou como siempre, como desde hace tiempo se
había quedado en casa, sin siquiera salir a beber algo de sangre. Estaba
preocupado, pero más que eso, falto de palabras reconfortarles.
Nunca se imagino que al
bajar las escalera Shou estuviera sentado en los sillones de la sala, con
cualquier libro en mano, leyendo lo mas tranquilamente, con las piernas
cruzadas, pero aunque se veía tranquilo, aunque le veía bastante bien, no podía
dejar de pasar desapercibido aquellos ojos algo ligeramente mas ojerosos de lo
normal, aquellos ojos grandes algo achicados y ese color de piel mas pálida de
lo normal.
- Últimamente sales a
diario… - dijo bajo, sin despegar la mirada de aquellas páginas.
- ¿Quieres acompañarme?
Me gustaría que conocieras a alguien. – trago saliva algo avergonzado, mirando
hacia otro punto de la casa que no fueran los ojos platinados del castaño – No
es que sea algo realmente importante, pero me gustaría que vinieras. –
- Odio los casinos,
apestan a cigarro. – Contesto con una sonrisa – pero pronto iré a conocerle, me
gustaría saber que tipo de persona es… -
- ¿No lo sabes aun? – Pregunto
sorprendido – digo, es extraño que tu mirada no se haya cruzado con, la mía… -
Tora por un momento se había quedado en silencio, recordaba que hacia semanas
Shou no podía controlar ese sentido, no podía mirar en el interior de las
personas sin ponerse realmente mal – L-Lo siento… -
- No pasa nada…
- Yo, ¿quieres que hoy me
quede contigo? Por mi no habría problema y po…
- Ve. – Interrumpió
mirándole con una sonrisa – Hoy podría ser el “día”. No lo desaproveches y no
lo eches a perder, Shinji… -
Tora entendió muy bien
sus palabras, y con una sonrisa se acercó a besarle la mejilla, Shou había
respondido con el mismo acto, con el mismo beso con una sonrisita sincera. Tora
había subido corriendo las escaleras tan fugaz como siempre, bajado de la misma
manera para con un movimiento de manos antes de acomodarse aquel abrigo negro
saliera del lugar. El castaño suspiro con pesadez, tallando sus ojos, tratando
de levantarse con algo de trabajo.
Sus piernas como hacia
días no le respondían del todo, sus estado anímico y físico había decaído a los
suelos, su apetito estaba del asco y por no decir como estaba su apariencia,
parecía un maldito vagabundo desnutrido. Sabia que si seguía comportándose tan
inmaduramente su salud decaería en un abrir y cerrar de ojos. Camino despacio
hacia las escaleras, subiendo de aun muy lentamente. La puerta se abrió.
- Has olvidado… algo… -
sus ojos se abrieron con sorpresa.
- Es cierto. – pronuncio
para si mismo con enojo.
La mirada de Shou decía
muchísimas o cosas que el rubio no pudo descifrar. Se acercó lentamente
mientras el castaño retrocedía a tropezones, subiendo escalón por escalón a
cada acercamiento, Reita no podía estar mas enojado ante lo que veían sus ojos,
ante aquel irreconocible Shou. Este ni había olfateado su aroma, ni siquiera se
había dignado a ponerse en guardia cuando la puerta se había abierto.
- ¿Q-Que hace aquí? -
- Estaba preocupado, no
sabia nada de ti desde hace tiempo, Shou, ¡no has salido a buscar con que
diablos alimentarte! ¿Acaso quieres morir?
¿Morir? La verdad es que
esa idea no había pasado por la cabeza del castaño, la verdad es que nada había
pasado por su cabeza desde aquella vez. Las ganas de terminar con la vida de
alguien de un momento a otro se había esfumado, aquel sentido que tenia, aquel
“Don” se había hecho innecesario hasta que de igual manera y sorpresivamente se
esfumo. ¿Acaso Reita no se daba cuenta que era su culpa?
- ¿Y que si asi fuera? –
Reita abrió los ojos expectante – No tengo nada que hacer aquí, ¿O si? Tora ya
ha encontrado a alguien y supongo que, usted también lo ha hecho ¿No? no tiene
sentido que me quede solo, a nadie le importaría… -
- No digas pendejadas –
hablo con rabia – ¿Acaso tu crees que te dejaría hacer tal cosa? –
- Tampoco es como para
pedirle permiso… - giro su rostro con coraje volviendo a subir lentamente los
escalones – Váyase de mi casa… -
- No lo hare…
Shou sintió que en ese
momento desfallecería, que solo con aquel abraso sorpresivo del rubio podía
llegar a terminar de desmayarse. Reita tal vez había corrido subiendo las escaleras,
ocultando su aroma, no, la verdad es que él no podía percibirla. Shou estaba
temblando, agachando la mirada por sentirse tan desprotegido, por sentirse
alguien indefenso ante el otro.
Reita había comenzado a
oler su cabello, a dejar pequeños besos en el.
Se retorció al momento de
sentir como aquellos fuertes brazos le levantaban del suelo, como Reita cargaba
su cuerpo subiendo las ultimas escaleras hacia su recamara. No pudo detenerlo,
no quería hacerlo, pero no podía dejarse llevar por algo tan… tan lindo. Reita
besos sus labios recostándolo en la cama.
- Tienes que alimentarte…
- susurro – puedes tomar de mi todo lo que necesites. –
- N-No – negó con la
cabeza enérgicamente, tan nervioso por la cercanía de los labios del otro, tan
nervioso de las dobles intenciones en sus palabras.
- Aliméntate de mí,
déjame formar parte de tu cuerpo. – Rogo – si no te detienes, si no puedes
hacerlo no me importaría morir, porque sé que si yo muero tu lo harás conmigo,
porque si tu mueres yo te seguiré hasta el infierno.
¿Cuantas sorpresas podía
darle Reita? ¿Cuántas palabras como aquellas podía decirle para causarle ese
estremecimiento y nudo en su garganta? Reita no había dudado en subirse a su
cuerpo, en besar sus labios con lentitud, lo admitiría, estaba aprovechándose
del estado de Shou, estaba aprovechando que el otro en estos momentos no podía
defenderse del todo.
Shou sintió que su cuerpo
comenzaba a latir, que todas las partes de su piel comenzaban a reaccionar. Sus
labios, aquellos de Reita eran sumamente deliciosos como nunca les había
olvidado. Cerro sus ojos, se dejo llevar sin siquiera mover su manos, solo sus
labios contra los otros. Reita comenzaba a restregar su cuerpo, a moverlo de arriba
abajo sin despegarse del otro cuando su lengua se adentro a la cavidad del
otro. Tan jadéate, como pudo con sus mismas uñas rasgo parte de su cuello
dejando que su sangre escurriera.
La olfateo, el castaño
estaba seguro que ese delicioso aroma era proveniente de Reita. Como pudo subió
su mano, tocando con la yema de los dedos aquella herida, llevándolos a su boca
y con la pinta de la lengua saborearla. Su sorpresa fue bastante al activarse
esa necesidad de adquirir ese delicioso líquido sabor metálico. Se abrazó a su
cuello, jalándolo hacia si solo lamiendo la herida, cerrando los ojos con
fuerza tratando de controlarse.
- Bebé lo que quieras… -
Jadeo – mátame si es necesario. –
Shou abrió sus ojos con
lentitud, mostrando sus colmillos y enterrándolos con lentitud al momento que
sus ojos se teñían en ese conocido color carmín. Una sensación extraña recorrió
la garganta de Shou y otra por el Rubio. Shou succionaba tan deliciosamente, se
aferraba a su cuerpo como si fueran a separarlos, y Reita, este solo se
retorcía a causa de lo que comenzaba a sentir.
El rubio bajo su mano,
delineando con ella desde su pecho hasta su pierna, aferrándose con la otra de
su cadera, levantándole la pierna hasta su propia cintura. La masajeo,
comenzaba a jadear y sabía que gemiría si Shou no se detenía, si Shou no dejaba
de levantar su cadera y dejaba de presionar su miembro con el suyo propio. Las
manos del castaño rasguñaron su espalda por sobre la tela, simplemente no podía
detenerse a saborearle.
- Cariño, detente… - dijo
con la voz entrecortada, gimiendo aceleradamente – Detente o no responderé a lo
que estoy apunto de hacer. -
Shou por supuesto que se
detuvo, claro que saco sus colmillos de su cuello, pero eso no le impedía
seguir lamiendo aquellos residuos que seguían escurriendo, no podía dejar de
succionar ligeramente con sus labios aquella parte.
- Dijiste que podía beber
lo que quisiera… - reclamo dando un
ligero lengüetazo a toda la extensión de su cuello.
- Lo se... – respondió
metiendo su mano bajo la ropa del otro, tocando cada parte de su pecho - y soy
consiente de ello pero, me estas excitando… -
Shou se avergonzó con
aquello y ligeramente fue soltándose del otro. Reita había notado muy bien el
nerviosismo en el otro, había sabido que Shou entendía muy bien a lo que se
refería pero este negaba ligeramente con la cabeza. El rubio se levanto
despacio del cuerpo del otro notando su confusión, su miedo al haber hecho tal
vez algo mal, pero ante eso, Reita solo le dedico una sonrisa dulce. Se sentó
sobre el colchón acomodándose mejor y con un movimiento de mano le llamo al otro
quien rápidamente se acercó.
- No estoy tratando de
insinuar que ahora mismo te la quiera meter. – dijo con una sonrisa, tomando al
otro de las caderas y sentándolo sobre sus piernas de frente. Shou solo le miro
con una sonrisa nerviosa y el ceño levemente fruncido acomodando amabas
rodillas a los costados de las caderas del otro – Aunque créeme que ya no
aguanto mas, para ser sincero te deseó en estos momentos, pero respetare tu
decisión, esperare lo que sea necesario. -
- ¿Porque haces esto? –
Pregunto con interés - ¿Por qué me esperas con tanta seguridad? Tal vez yo, ya
no quiera nada contigo. –
Reita rio
escandalosamente, mirando al otro con los ojos levemente cerrados. Como se le
ocurría a Shou preguntar algo como aquello, como diablos se le ocurría siquiera
pronunciar aquellas últimas palabras. Le tomo firmemente por las caderas,
jalándolo hasta pegarlo a su pecho con delicadeza.
- ¿Qué por qué hago esto?
– Pregunto esta vez el rubio mientras el otro asentía – Lo hago porque quiero,
porque sé que estoy seguro que aunque tu digas que “tal vez ya no quieras nada
conmigo” sé que lo deseas. –
- Porque te aferras a mi
de esta manera…
- Lo sabes perfectamente.
- Dímelo. – Shou tomo al
rubio por las mejillas, necesitaba ver dentro de sus ojos para cuando Reita
hablase, necesitaba estar seguro de que sus palabras fueran sinceras, que no le
mintiera como siempre, pero, ¡demonios! estaba aun tan falto de energía, no
podía creer que aun no pudiera controlar ese único poder con el que se daba
cuenta de todo, de la verdad, de las mentiras en sus palabras – Dímelo una vez
mas… - repitió.
- Porque a comparación de
ti, a comparación de todos… - le miro con una calidez inimaginable, con tanta
ternura que el otro se entristeció - … te amo. –
Mas sin en cambio Shou no
pudo ver nada.
Como era posible que a
pesar de los años, que a pesar de que Reita le había demostrado infinidad de
cosas, que le había esperado tanto, que le había hablado de la manera mas
dulce, cariñosa y compasiva. A él, quien varias ocasiones le demostró que el
amor tal vez para los inmortales existía, que con solo unas cuantas palabras o
caricias podía llegar a derretirle por completo, quien había sido el único que
le realmente le celaba, quien lo quería todo para él, aun no le creía ni una
maldita palabra, ni una mísera pisca de los sentimientos que llegaban hacia él.
Pero entonces porque le
permitía que lo tocara, porque dejaba que esos delgados labios hicieran de los
suyos lo que quisiera, que le manejara a su antojo, que le abrazara, que le
dijera aquellas palabras engañosas a cada momento. ¿Por qué? porque el
realmente, porque Shou si le amaba, porque estaba total e idiotamente enamorado
del “enemigo”.
- ¿No me crees verdad? –
pregunto al verle sumido en sus pensamientos – porque no me miras y lo
averiguas por ti mismo. –
- No puedo. – Se mordió
el labio – maldición, quiero creerte, deseo poder hacerlo. –
- ¿Crees que si yo no te
amara te esperaría? ¿Que me quedaría más de noventa años esperando a que
regresaras si yo no sintiera nada por ti? – Comento ofendido – Te e demostrado
tantas veces que soy sincero. –
- Lo se, ¡lo se!
- ¿Crees que si no te
quisiera te besaría como siempre? ¿Te tocaría? Te abrasaría como lo hago ahora.
Si tu problema fue verme con Ruki, me disculpo, tenia que enredarlo para hacer
mi trabajo. – Explico – llego a adueñarse de un lugar que no le pertenecía, de
alguien quien solo me pidió un favor y yo se lo hice. – Pego mas cerca a Shou,
dejándolo casi a milímetros de su rostro – además, yo jure no dejarte nunca ¿lo recuerdas?
–
- Lo recuerdo. – Dijo
nervioso – pero… -
- ¡Además! Si tu no
quieres nada conmigo, ¿porque le mataste? ¿Porque le gritaste que tenia que dejar
lo tuyo y que yo te pertenecía?
- N-No lo se…
- Lo sabes perfectamente,
amor.
Shou guardo silencio por
unos segundos solo dejándose besar por el otro, solo dejando que su cuello
fuera devorado por aquellos expertos labios. Era su delirio, era la mejor
manera de tranquilizarle y Reita bien que lo sabia, pero a pesar que el castaño
tenia la necesidad de abrazarle, de decirle muchas cosas, se vio obligado a guardárselas.
Reita se había levantado de la cama llevándoselo consigo, cargándolo por la
cintura.
- O-Oye, bájame…
- Guarda silencio. – Entrecerró
los ojos – será mejor que me vaya, Tora esta de regreso. –
- ¿Pero como…?
- Viene algo alterado
¿sabes? – Rodo los ojos – Puedo olerlo a kilómetros, apesta a sangre y apesta a
Tora… como sea. – Reita bajo lentamente al castaño dándole un fugas beso en los
labios – Cuídate ¿bien? No hagas nada estúpido y sal a buscar algo con que
alimentarte. Estaré fuera con Uruha por unos días – advirtió – sé que no estas
decidido aun, pero me gustaría saber una respuesta sobre nosotros cuando
regrese. –
- Sobre eso…
- Es insoportable
esperarle mas, joven Shou. – Sonrió desde la ventana – la próxima vez no resistiré
mucho y te atacare, te hare mio hasta el cansancio, querido. –
- No salga por la
ventana. – Cambio el tema poniéndose completamente colorado – hay puertas
¿sabia? –
- No hagas que me
preocupe.
- Cuídate.
Y de un salto algo
sorpresivo brinco a las afueras de la casa. Shou había casi volado hacia la
ventana, asomándose y verificando si el otro aun estaba. Reita por supuesto que
había esperado a que el otro se asomara a que le despidiera aunque fuera con
una sonrisa. Pero no fue asi, Shou había pronunciado aquel “cuídate” una vez más.
Ahora Reita entendía aquel juego de palabras en el de ojos grandes, sabía que
le llamaba de esa maldita manera “usted” cuando trataba de ocultar su
nerviosismo o cuando estaba realmente enojado. Aunque era algo raro, respetaba
eso. Camino lentamente por la ciudad, topándose con una que otra persona,
borrachos tumbados por las calles, o hasta algunas mujeres esperando por hacer “su
trabajo.
Había logrado olfatear a
la distancia a Tora, y había logrado darse cuenta de aquel aroma que este desprendía.
Se veía algo alterado, se olfateaba algo enternecido, diferente, con unas ansias
enormes. No le tomo más importancia.
Su vista rápidamente se
torno algo sombría al llegar a casa, Uruha como siempre tenia a una de tantas
recostadas en los sillones, abierta de piernas y el entre ellas, excesivamente
borracha como para poder darse cuanta que Uruha no era de lo mas normal. Pudo ver
con claridad como la chica gemía, como Uruha al perforar su cuello comenzaba a
envestirla aun con la ropa en ambos. Se cruzo de brazos.
- No seas asqueroso. – Dijo
con asco – lárgate a tu habitación. –
- Oh, Reita, regresaste
temprano. – y de un movimiento el castaño alto mando a la chica al suelo, retorciéndose
de dolor o de tal vez placer.
- Esto es repugnante.
- Vamos~ - canturreo
Uruha - Como si tu nunca lo hubieras hecho. -
- No de la manera
repugnante en la que tu lo haces.
- Eres tan amargado. –
chasqueo los dientes.
Uruha había regresado a
su labor, esta vez hincándose ante la chica, tomándola de los cabellos para
subirla a su cuerpo. Le toco completamente todo con sus manos, volvió a
enterrar sin ninguna delicadeza sus colmillos en su cuello, escuchándola ahogarse,
gritando desesperadamente cuando el dolor aumentaba.
Reita no podía mentir,
disfrutaba de los gritos, de como la chica se regocijaba en el suelo por el
miedo y el dolor. Era tan maravilloso ver, darle pasa a los mortales, aunque,
realmente como Uruha lo hacia, le asqueaba. Sintió algo de hambre al ver como
en la comisura de los labios del castaño recorría aquel liquido rojizo, como
este se apartaba al estar satisfecho, dejando a la chica solamente inconsciente.
-¿Porque no la matas?
- Porque estoy
satisfecho, has lo que quieras con ella, yo termine lo que tenia que hacer. – y
de un movimiento de mano, Uruha se levanto limpiándose los labios con el
antebrazo. – Ah, Reita, necesito un consejo… -
- ¿Un consejo? ¿Mio? – Rio
divertido – tú nunca me pides consejos a menos que sea realmente divertido. ¿Qué
tienes planeado? –
- ¿Recuerdas al chico que
te platique hace días? – Reita asintió – digamos, que nos será de ayuda. Es lindo
y todo, admitiré que me dejo completamente perdido. Es tan parecido a Hiroto,
su personalidad es idéntica, aunque… - sonrió.
- ¿Aunque?
- Alguien le ha echado el
ojo. – Se cruzo de brazos – lo quiero para mi, pero también me puede beneficiar
que este con el, asi nos seria mas fácil acabar con su puta vida… -
- Espera, espera… - dijo
confundido – ¿De quien putas hablas? Digo, tú le deseas la muerte hasta al que
solo te mira. Ni que ese chiquillo fuera la belleza misma. –
- Si te digo que se
parece a Hiro es porque lo es. – Dijo enfadado el castaño – Hiroto era el
mejor, maldición. – Bufo – matare al maldito de Tora. Me alegra que las cosas
me sean más fáciles teniéndolo de mi lado. –
- ¡¿Sigues obsesionado
con lo mismo?! Supéralo… busca a alguien que te ayude a superarlo.
- ¿Cual es tu problema si
no lo supero? – Dijo con burla – piensas que si lo “supero” no le hare algo a
la maldita rata que esta pegado a su lado. – Reita frunció el ceño – No Reita,
jure que me la pagarían, que acabaría con ellos con mis propias manos. –
- No serias capaz, Uruha…
- sonrió – porque si lo haces, sabes perfectamente que te meterías en problemas
conmigo. -
- Pruébame imbécil.
Y dicho esto subió las
escaleras con calma, con aquella sonrisa socarrona. Reita había vuelto a
fruncir el ceño, a morderse el labio con furia haciéndolo sangrar. Lo mataría,
juraba que mataría a ese maldito bastardo que ahora mismo le miraba con una
sonrisa al final de las escaleras. Reita odiaba eso, que alguien tan inferior
como Uruha se creyera la mierda misma.
No aguanto su furia y
pateo lo primero que se cruzo por su pie, dando precisamente al cráneo de
aquella mujer que había estado desfalleciendo, arrastrándose como el maldito
gusano que era. La tomo de los cabellos arrojándola a la pared, terminando de
matarla al instante.
----------------------------
Shou había bajado las
escaleras cuando Reita se había perdido de su mirada. Se sentía tan raro, la
sangre dentro de su cuerpo fluía con rapidez, despertando lentamente sus
sentidos, devolviéndole su color de piel natural, ese brillo en sus ojos, una
sonrisa tonta que no se borro para nada de sus labios. Aun no podía percibir
los aromas a la perfección, aun le era problemático controlar “eso” que la
sangre del rubio le había dado.
Su mirada se cruzo con la
ansiosa del pelinegro.
- No estabas alterado,
sino ansioso… - dijo bajo, más bien para si mismo. Le conocía tan bien que no dudo
en sonreír una vez más.
- ¿Alterado? – Rio bajito
– ¿porque lo estaría? –
- No, cosas mías. – Tomo asiento
en el sofá palmeando a su lado – cuéntame… -
- Oye, te noto diferente.
– Le miro curioso – te has alimentado ¿verdad? Hay algo de lo que me deba
enterar, Kohara. –
- No.
- Oye, yo no te oculto
nada.
- No es tiempo, solo
eso. – Escucho un “humm” por parte del
pelinegro – pero, cuéntame que has hecho, porque lo hiciste ¿verdad? –
Tora asintió con una
sonrisa boba recordando como era que había sido el primer encuentro, como era
que a pesar de que el otro tenia un porte egocéntrico y muy mal educado, era prácticamente
todo lo contrario. No podía mentir, tenia un parecido en la manera de ser a
Aoi, pero, aquel rojo formado en sus mejillas al tocarle, aquella manera de
estremecerse al haberle mordido su cuello, al haber restregado su lengua en él,
le habían dejado maravillado, él era
tan único, todo de él era único. Acaso ¿Esa era la sensación que se sentía al enamorarse
de un mortal?
- Solo tres días, solo
tres y él lo decidirá… - dijo el pelinegro.
- Shinji, ¿Estas seguro
de que lo quieres a él?
- Sakamoto Takashi… -
suspiro – Saga es el indicado. –
Shou sonrió con dulzura despeinado
los cabellos del pelinegro quien solo se dejo caer al sillón, recostando su
cabeza sobre las piernas del castaño. Shou comprendía a la perfección, esta era
la misma sensación de Aoi hacia Tora y ahora este hacia alguien mas. Estaba contento,
pero lo estaba mas por si mismo, por haber escuchado al rubio, por haber estado
un poco con el, por haber, bebido de su propia esencia.
¿Cuántos días había dicho
que se iría? No lo recordaba, lo único que tenía presente era que tenia que dar
una respuesta inmediata, que ahora, sin ningún tipo de espera, Reita le aria
contestar lo que quería escuchar, ¡lo que necesitaba escuchar! Solo, un poco más,
Reita tenía que esperarle un poco más.
[Capitulo 10] ::: [Capitulo 12]
Hola!!!(^-^)/ ya esperaba la actualizacion,esta genial,Reita y Shou!*¬*,se ven tan bien juntos.
ResponderEliminarUruha de malo!!ajjaja,y que bien que ya mencionaron a Saga!!.
Actualiza pronto!!!.Tu fan
@Elah_visualkei
HOLA~! ♥
EliminarMe alegra que comentaras y que por supuesto el capitulo te haya gustado...
Uruha es tan malo, bueno no, pero es tan malo (? XDD
No sabes lo contenta que me pongo cuando dicen "Tu fan" asdfds Te amo~!
Gracias por leer y comentar.