Never too late ~Capitulo 5~

16:54 *Mony-san* 1 Comments

CAPITULO 5

Sus labios habían sido presos por los del pelinegro.

Después de haber hecho aquella pequeña indirecta declaración, se había acercado hacia Uruha en una manera lenta, besándolo con calma siendo correspondido casi al instante. Pero se detuvo, Uruha a comparación de Toshiya no era infiel, no lo era porque se suponía que aún no terminaban.

Si Toshiya era de lo peor, Uruha no lo seria, no tomaría el ejemplo del bajista y aunque lo amara tenía que terminar con todo, ¿no? No se engañaría el mismo, no engañaría al bajista y mucho menos engañaría a Aoi dándole alas a algo que no podía ser…

No por el momento…

- No puedo hacer esto… - dijo Uruha regresando su mirada al frente.

- ¿Porque? Te diste cuenta lo que te hizo Toshiya…

- Si pero…

- ¿Pero? Dios Uruha, no puedes ser tan tonto como para volver a decir que lo quieres.

Guardo silencio, no contesto a eso y no lo contestaría. Aunque Aoi no lo viera, Uruha estaba confundido, quería a Toshiya ¡sí! pero ese amor ya no era el mismo,  siempre tenía que fingir, tenía que decirle a los cuatro vientos que lo amaba cuando había veces que ni el mismo quería decirlo.

Toshiya había cambiado. Desde el primer año en ser amigos Toshiya era de lo mejor, tan simpático, tan bueno con él, pero cuando se hicieron novios los tres meses y contando Toshiya era diferente, el primer mes mucho amor, derramaban miel como cada pareja, vivieron juntos en la casa de Uruha, pero de un tiempo en adelante todo era diferente, tan distinto.

Toshiya además de ser posesivo, era tan brusco como si tratase con un animal.

- Shima porque no lo comprendes… Toshiya no es el único – dijo Aoi acariciándole el cabello.

- Nadie es único… - agacho la mirada – hasta ahora comprendo eso… - Aoi le sonrió.

- Te quiero…

- Yo también, pero no de la manera en la que tú quieres… no por el momento.

Dicho esto salió del coche dejando a Aoi desconcertado. Camino rápido por la calle mientras el pelinegro gritaba su nombre, aun asi no le hizo caso. Tomo el primer taxi que pasaba por el lugar y dio la dirección a donde se dirigirían.

Aun dudando, tenía que ir a su casa.

Encarar a Toshiya no sería algo fácil, pero tampoco difícil.

No con la ayuda moral de Aoi.

- Gracias… - dijo al conductor.

Bajo rápido del carro y con un gran suspiro se dio cuenta que sorprendentemente Toshiya estaba en la casa ya que su carro estaba estacionado de mala manera en la acera de la calle. Camino hacia la puerta lentamente abriendo después de la misma manera. Y por más que quiso cerrar la puerta sin hacer ruido fue rápidamente escuchado por el otro.

Porque no decir que su corazón dio un vuelco cuando lo vio sentado en el sofá. Pero dio un vuelco por el miedo o la tristeza mas no de felicidad, tal vez si todo fuera como antes Uruha se hubiera lanzado a él besándolo, acariciando su rostro como antes lo hacía, fingiendo una bella sonrisa para que el bajista se diera cuenta que su sonrisa era a causa suya.

¿Fingiendo? Si, Uruha ahora se enteraba que sus sonrisas no eran tan sinceras cuando estaba con Toshiya.

Sonrió amargamente.

- Que hacías con el estúpido de tu amiguito en un bar. – Dijo el bajista aun sin levantarse del sofá.

- Lo mismo que hacías tú… - contesto despacio casi en susurro que a pesar de haber sido asi Toshiya le había escuchado perfectamente, la casa estaba completamente en silencio.

- ¿Donde estabas? – Uruha no le contesto, solo trato de caminar hacia la habitación pero Toshiya le tomo por el cuello empujándolo a la pared - ¡Te pregunte que donde estabas! –

- Con Reita…

- ¡No me mientas! Sé que estabas con el guitarrista ese.

- No tengo porque decirte ya a donde me voy.

Toshiya lo miro con odio, Uruha nunca en lo que llevaban juntos le había contestado o llevado la contraria, ¿y ahora lo hacía? Estaba seguro que le habían lavado la cabeza a su tranquilo y controlable castaño, pero no lo dejaría, no dejaría que le contestara como lo hacía ahora, no dejaría que Uruha se brincara la barda solo por haber estado unos momentos con el pelinegro.

- Que hacías con tu amigo en el bar… - pregunto una vez más con los dientes apretados.

- Lo mismo que hacías tú con tu vocal.

Ah no, eso sí que no.

Toshiya había dado una bofetada a Uruha con todas sus fuerzas abriéndole el labio y dejándole parte de su mejilla bastante roja. Uruha había dejado escapar un jadeo, le había dolido pero ya no lloraría.

Y Toshiya no podía ser tan cínico porque mas no se podía, había acorralado a Uruha metiendo sus manos bajo la camisa, besando su cuello mientras dejaba marcas de mordidas las cuales se harían visibles en unas cuantas horas. Uruha por primera vez en realidad se sintió usado, asqueado al sentir las manos del otro recorriendo su cuerpo. Esquivaba sus besos, esquivaba cualquier contacto que pudiera tener con sus labios hasta que Toshiya se desesperó.

- ¡Quien te crees al hacerme esto! – Grito indignado – Amas que te coja, amas que siempre te la meta – lamio parte de su cuello arrancando prácticamente su camisa, rompiéndole los botones y jalándola hacia abajo – Nadie te puede hacer gozar como yo ¡Nadie! –

- …. - Uruha no contestaba, solo cerraba los ojos como siempre para que todo pasara rápido, pero recordó todo, recordó lo que Toshiya le había hecho y por instinto lo empujo.

- ¡Que te pasa! No te vas a escapar solo porque estés indignado… eres tan fácil.

- No voy a dejar que me hagas lo que quieras… - contesto por fin, tal vez no de la mejor manera pero ya era algo de avance.

- Porque no, ¿ah? – Desabrocho su pantalón mientras Uruha trataba de quitar sus manos – No dejare que nadie más te toque, ¡NADIE! –

Pero Uruha no se dejaría, esta vez sí opondría resistencia, y si fuera posible le haría pagar su engaño. Uruha por primera vez elevo su mano dándole una bofetada al bajista, una donde hasta sus cortas uñas habían hecho una pequeña cortada. Toshiya se quedó sorprendido, enojado, furico. Quién diablos se creía el castaño para hacerle esto, quien diablos lo había hecho cambiar. Lo agarro de los cabellos, zarandeándolo con rudeza, Uruha solo podía apretar sus manos sobre las de Toshiya.

- Estas sacándome de quicio Takashima…

- ¡Si no te parece lárgate de mi casa! – dejo escapar una lagrima.

- Mírate, aun lloras como la niña que eres, sabes que si me voy me buscaras… no puedes vivir sin mi…

- ¡NO TE DES TANTA IMPORTANCIA!

- ¡NO ME GRITES IDIOTA! – Otro golpe.

- Porque no solo me dejas y te vas con él, porque no me dejas en paz… - rogo.

- ¿Para dejarle el camino a otro?... eso nunca, nadie podrá tocar lo que es mío…

Uruha ya estaba en su límite, odiaba que Toshiya fuera tan posesivo como lo estaba siendo ahora, le daba miedo, un miedo inexplicable, pero aun asi lo empujo con todas sus fuerzas haciéndolo caer al suelo, tomando la propia chamarra del bajista que estaba en el sofá.

- Esto se acabó… No quiero verte en mi casa cuando vuelva –

Dicho esto en el umbral de la puerta salió corriendo no sin antes agarrar sus llaves las cuales se encontraban colgadas a un lado de la salida. Y como si un psicópata lo estuviera siguiendo entro a su coche, arrancando rápidamente directamente a donde debería de haber estado en un principio.

Su cabello iba hecho un asco a causa del jalón que le había dado Toshiya, y solo llevaba la chamarra del bajista ya que ni una camisa o playera había alcanzado a agarrar, dejo derramar unas lágrimas, que aunque se odiaba por eso no podía evitarlo, era como si las lágrimas le ayudaran a tranquilizarse.

Con bastantes vueltas en las calles y pasado más de tres altos llego a su destino.

* * * * * * * * * * * * * * * * * * * * *

Aoi había bajado rápidamente cuando Uruha lo había hecho, no quería que se fuera a su casa, no con él, pero no pudo detenerlo, no pudo correr lo suficiente como para alcanzarlo cuando se subió al taxi.

No podía seguirlo porque su dolor en el abdomen le afectaba un poco, a causa de los estúpidos celos de Reita, saga no había podido darle algún medicamento para calmarle. Lentamente camino hacia su casa, en fin, tenía que ver a Uruha al día siguiente en los ensayos.

Entro rápidamente a su habitación y busco aquella cajita que alguna vez le había dado Kai en caso de algún resfriado, dolor de cabeza, dolor abdominal y cualquier cosa por el estilo. Si no hubiese estado como ahora lo estaba, estaría seguro que se burlaría con solo ver la cajita color blanco, pero ahora le agradecía al batero, sinceramente Aoi nunca hubiese comprado tanto antibiótico aquella vez que se sintió mal en medio de un ensayo.

Después de varias vueltas a la casa, que prendiendo luces, que buscando un vaso para el agua, que irse a sentar al sofá, por fin se tomó aquella tableta con sabor amargo.

- Qué asco….

Y con unas muecas desagradables se acomodó mejor, llevándose la yema de sus dedos a su labio inferior, sonriendo como un verdadero estúpido al recordar como Uruha le besaba y se aferraba a su cuello. Los minutos pasaban, no más de una hora cuando sus ojos comenzaban a cerrarse, tal vez el cansancio o el efecto de la asquerosa pastillita.

Pero a los pocos segundos de que se habían cerrado por completo el timbre de su casa sonó con insistencia. No quería abrir, la verdad que no quería alguien le interrumpiera su sueño y le dejaran descansar, pero aquella vocecita fuera de la casa lo obligo a levantarse rápidamente con un brinco, corriendo hacia la puerta para abrirla.

Y si, ahí estaba él con la cabeza gacha.

- Podemos hablar…

Su voz era queda, bastante baja y aunque Aoi no le había entendido lo dejo pasar.  Lo había abrazado como si nunca antes lo hubiese visto, como si Aoi fuera una persona muy importante para él. Aoi cerró la puerta como pudo correspondiendo a aquel abrazo, sonriendo como antes tan solo por ese pequeño afecto que le regalaba.

- Que paso Uru… - Tan calmado, tan sereno, tan… como le gustaba. A Uruha le gustaba esa manera de ser del pelinegro – Porque vienes asi… que paso… -

- Toshiya, él… - se mordió el labio lastimándolo más - solo abrázame.

No se negaría, no le negaría un abrazo, en realidad no le negaría nada. Con calma lo giro para abrazarlo por la espalda, caminando despacio pasa sentarlo en el sillón. Trato de alejarse un poco al sofá de enfrente pero Uruha se lo impidió, se había aferrado a su mano negando con la cabeza, jalándolo para sentarlo a su lado. Aoi sonrió.

Uruha rápidamente se abrazó a su cintura, reteniendo aquel sentimiento de querer llorar, ocultando su rostro en el pecho del pelinegro mientras este se acomodaba de perfil subiendo su pie izquierdo al sillón para poder apegarlo más y abrazarle más fuerte.

- Eres tan bueno conmigo…

- Lo soy porque eres tú, Shima.

Aoi comenzó a peinar el cabello castaño del otro, dando unos pequeños jaloncitos para acomodárselo. Se imaginaba lo que había pasado, en verdad sentía rabia al ver a Uruha de esa manera, era obvio que el bajista le había hecho algo, todo lo delataba, la poca ropa, su labio roto y su cabello enredado. Pero aun asi no pregunto nada, aun con su rabia tenía que dejar que Uruha le contara por sí solo.

- Creo que por fin he hecho algo bueno… - susurro.

- ¿Que? Acaso lo mataste. – ambos rieron por primera vez.

- Se acabó… todo con él término, no quiero verlo…

- Es lo mejor…

Decir que estaba feliz era poco.

Quería lanzarse y besarlo, decirle lo tanto que le amaba, gritarle que podía estar con él cuándo quisiera, y lo más importante, que él nunca iba a ser igual que el bajista, él si lo respetaría, le daría su lugar y lo mas importante, nunca en su jodida vida le volvería a poner la mano encima.

- Shima me perdonas por lo de la… cachetada. – Uruha le miro con una sonrisa

- Claro que si, Yuu. – Se acomodó más a su pecho – Solo con una condición. –

- Cual…

- Puedo… quedarme esta noche, aquí contigo…




Gracias por siempre leerme...

1 comentario:

  1. Kyaaaaa que hermoso *o* al fin juntos!!! Wiiiii!!
    Que bueno que Uruha se quitó la venda de los ojos n___n
    Toshiya no BAKA!!! muere mil veces!!!

    Awwww que monos son cuando estan juntos, OMG le pidió que lo dejara quedarse...-corre a leer el siguiente-

    ResponderEliminar