Never too late ~Capitulo 5~
CAPITULO 5
Sus labios
habían sido presos por los del pelinegro.
Después de
haber hecho aquella pequeña indirecta declaración, se había acercado hacia
Uruha en una manera lenta, besándolo con calma siendo correspondido casi al
instante. Pero se detuvo, Uruha a comparación de Toshiya no era infiel, no lo
era porque se suponía que aún no terminaban.
Si Toshiya era
de lo peor, Uruha no lo seria, no tomaría el ejemplo del bajista y aunque lo
amara tenía que terminar con todo, ¿no? No se engañaría el mismo, no engañaría
al bajista y mucho menos engañaría a Aoi dándole alas a algo que no podía ser…
No por el momento…
- No puedo
hacer esto… - dijo Uruha regresando su mirada al frente.
- ¿Porque? Te
diste cuenta lo que te hizo Toshiya…
- Si pero…
- ¿Pero? Dios
Uruha, no puedes ser tan tonto como para volver a decir que lo quieres.
Guardo
silencio, no contesto a eso y no lo contestaría. Aunque Aoi no lo viera, Uruha
estaba confundido, quería a Toshiya ¡sí! pero ese amor ya no era el mismo, siempre tenía que fingir, tenía que decirle a
los cuatro vientos que lo amaba cuando había veces que ni el mismo quería
decirlo.
Toshiya había
cambiado. Desde el primer año en ser amigos Toshiya era de lo mejor, tan
simpático, tan bueno con él, pero cuando se hicieron novios los tres meses y
contando Toshiya era diferente, el primer mes mucho amor, derramaban miel como
cada pareja, vivieron juntos en la casa de Uruha, pero de un tiempo en adelante
todo era diferente, tan distinto.
Toshiya además
de ser posesivo, era tan brusco como si tratase con un animal.
- Shima porque
no lo comprendes… Toshiya no es el único – dijo Aoi acariciándole el cabello.
- Nadie es
único… - agacho la mirada – hasta ahora comprendo eso… - Aoi le sonrió.
- Te quiero…
- Yo también,
pero no de la manera en la que tú quieres… no por el momento.
Dicho esto
salió del coche dejando a Aoi desconcertado. Camino rápido por la calle
mientras el pelinegro gritaba su nombre, aun asi no le hizo caso. Tomo el
primer taxi que pasaba por el lugar y dio la dirección a donde se dirigirían.
Aun dudando,
tenía que ir a su casa.
Encarar a
Toshiya no sería algo fácil, pero tampoco difícil.
No con la ayuda
moral de Aoi.
- Gracias… -
dijo al conductor.
Bajo rápido del
carro y con un gran suspiro se dio cuenta que sorprendentemente Toshiya estaba
en la casa ya que su carro estaba estacionado de mala manera en la acera de la
calle. Camino hacia la puerta lentamente abriendo después de la misma manera. Y
por más que quiso cerrar la puerta sin hacer ruido fue rápidamente escuchado
por el otro.
Porque no decir
que su corazón dio un vuelco cuando lo vio sentado en el sofá. Pero dio un
vuelco por el miedo o la tristeza mas no de felicidad, tal vez si todo fuera
como antes Uruha se hubiera lanzado a él besándolo, acariciando su rostro como
antes lo hacía, fingiendo una bella sonrisa para que el bajista se diera cuenta
que su sonrisa era a causa suya.
¿Fingiendo? Si,
Uruha ahora se enteraba que sus sonrisas no eran tan sinceras cuando estaba con
Toshiya.
Sonrió
amargamente.
- Que hacías
con el estúpido de tu amiguito en un bar. – Dijo el bajista aun sin levantarse
del sofá.
- Lo mismo que
hacías tú… - contesto despacio casi en susurro que a pesar de haber sido asi
Toshiya le había escuchado perfectamente, la casa estaba completamente en
silencio.
- ¿Donde
estabas? – Uruha no le contesto, solo trato de caminar hacia la habitación pero
Toshiya le tomo por el cuello empujándolo a la pared - ¡Te pregunte que donde
estabas! –
- Con Reita…
- ¡No me
mientas! Sé que estabas con el guitarrista ese.
- No tengo
porque decirte ya a donde me voy.
Toshiya lo miro
con odio, Uruha nunca en lo que llevaban juntos le había contestado o llevado
la contraria, ¿y ahora lo hacía? Estaba seguro que le habían lavado la cabeza a
su tranquilo y controlable castaño, pero no lo dejaría, no dejaría que le
contestara como lo hacía ahora, no dejaría que Uruha se brincara la barda solo
por haber estado unos momentos con el pelinegro.
- Que hacías
con tu amigo en el bar… - pregunto una vez más con los dientes apretados.
- Lo mismo que
hacías tú con tu vocal.
Ah no, eso sí
que no.
Toshiya había
dado una bofetada a Uruha con todas sus fuerzas abriéndole el labio y dejándole
parte de su mejilla bastante roja. Uruha había dejado escapar un jadeo, le
había dolido pero ya no lloraría.
Y Toshiya no
podía ser tan cínico porque mas no se podía, había acorralado a Uruha metiendo
sus manos bajo la camisa, besando su cuello mientras dejaba marcas de mordidas
las cuales se harían visibles en unas cuantas horas. Uruha por primera vez en
realidad se sintió usado, asqueado al sentir las manos del otro recorriendo su
cuerpo. Esquivaba sus besos, esquivaba cualquier contacto que pudiera tener con
sus labios hasta que Toshiya se desesperó.
- ¡Quien te
crees al hacerme esto! – Grito indignado – Amas que te coja, amas que siempre
te la meta – lamio parte de su cuello arrancando prácticamente su camisa,
rompiéndole los botones y jalándola hacia abajo – Nadie te puede hacer gozar
como yo ¡Nadie! –
- …. - Uruha no
contestaba, solo cerraba los ojos como siempre para que todo pasara rápido,
pero recordó todo, recordó lo que Toshiya le había hecho y por instinto lo
empujo.
- ¡Que te pasa!
No te vas a escapar solo porque estés indignado… eres tan fácil.
- No voy a
dejar que me hagas lo que quieras… - contesto por fin, tal vez no de la mejor
manera pero ya era algo de avance.
- Porque no, ¿ah?
– Desabrocho su pantalón mientras Uruha trataba de quitar sus manos – No dejare
que nadie más te toque, ¡NADIE! –
Pero Uruha no
se dejaría, esta vez sí opondría resistencia, y si fuera posible le haría pagar
su engaño. Uruha por primera vez elevo su mano dándole una bofetada al bajista,
una donde hasta sus cortas uñas habían hecho una pequeña cortada. Toshiya se
quedó sorprendido, enojado, furico. Quién diablos
se creía el castaño para hacerle esto, quien diablos lo había hecho cambiar. Lo
agarro de los cabellos, zarandeándolo con rudeza, Uruha solo podía apretar sus
manos sobre las de Toshiya.
- Estas
sacándome de quicio Takashima…
- ¡Si no te
parece lárgate de mi casa! – dejo escapar una lagrima.
- Mírate, aun
lloras como la niña que eres, sabes que si me voy me buscaras… no puedes vivir
sin mi…
- ¡NO TE DES
TANTA IMPORTANCIA!
- ¡NO ME GRITES
IDIOTA! – Otro golpe.
- Porque no
solo me dejas y te vas con él, porque no me dejas en paz… - rogo.
- ¿Para dejarle
el camino a otro?... eso nunca, nadie podrá tocar lo que es mío…
Uruha ya estaba
en su límite, odiaba que Toshiya fuera tan posesivo como lo estaba siendo
ahora, le daba miedo, un miedo inexplicable, pero aun asi lo empujo con todas sus
fuerzas haciéndolo caer al suelo, tomando la propia chamarra del bajista que
estaba en el sofá.
- Esto se
acabó… No quiero verte en mi casa cuando vuelva –
Dicho esto en
el umbral de la puerta salió corriendo no sin antes agarrar sus llaves las cuales
se encontraban colgadas a un lado de la salida. Y como si un psicópata lo
estuviera siguiendo entro a su coche, arrancando rápidamente directamente a
donde debería de haber estado en un principio.
Su cabello iba
hecho un asco a causa del jalón que le había dado Toshiya, y solo llevaba la
chamarra del bajista ya que ni una camisa o playera había alcanzado a agarrar,
dejo derramar unas lágrimas, que aunque se odiaba por eso no podía evitarlo,
era como si las lágrimas le ayudaran a tranquilizarse.
Con bastantes
vueltas en las calles y pasado más de tres altos llego a su destino.
* * * * * * * *
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Aoi había
bajado rápidamente cuando Uruha lo había hecho, no quería que se fuera a su
casa, no con él, pero no pudo
detenerlo, no pudo correr lo suficiente como para alcanzarlo cuando se subió al
taxi.
No podía
seguirlo porque su dolor en el abdomen le afectaba un poco, a causa de los
estúpidos celos de Reita, saga no había podido darle algún medicamento para
calmarle. Lentamente camino hacia su casa, en fin, tenía que ver a Uruha al día
siguiente en los ensayos.
Entro
rápidamente a su habitación y busco aquella cajita que alguna vez le había dado
Kai en caso de algún resfriado, dolor de cabeza, dolor abdominal y cualquier
cosa por el estilo. Si no hubiese estado como ahora lo estaba, estaría seguro
que se burlaría con solo ver la cajita color blanco, pero ahora le agradecía al
batero, sinceramente Aoi nunca hubiese comprado tanto antibiótico aquella vez
que se sintió mal en medio de un ensayo.
Después de
varias vueltas a la casa, que prendiendo luces, que buscando un vaso para el
agua, que irse a sentar al sofá, por fin se tomó aquella tableta con sabor
amargo.
- Qué asco….
Y con unas
muecas desagradables se acomodó mejor, llevándose la yema de sus dedos a su
labio inferior, sonriendo como un verdadero estúpido al recordar como Uruha le
besaba y se aferraba a su cuello. Los minutos pasaban, no más de una hora
cuando sus ojos comenzaban a cerrarse, tal vez el cansancio o el efecto de la asquerosa
pastillita.
Pero a los
pocos segundos de que se habían cerrado por completo el timbre de su casa sonó
con insistencia. No quería abrir, la verdad que no quería alguien le
interrumpiera su sueño y le dejaran descansar, pero aquella vocecita fuera de
la casa lo obligo a levantarse rápidamente con un brinco, corriendo hacia la
puerta para abrirla.
Y si, ahí
estaba él con la cabeza gacha.
- Podemos
hablar…
Su voz era
queda, bastante baja y aunque Aoi no le había entendido lo dejo pasar. Lo había abrazado como si nunca antes lo
hubiese visto, como si Aoi fuera una persona muy importante para él. Aoi cerró
la puerta como pudo correspondiendo a aquel abrazo, sonriendo como antes tan
solo por ese pequeño afecto que le regalaba.
- Que paso Uru…
- Tan calmado, tan sereno, tan… como le gustaba. A Uruha le gustaba esa manera
de ser del pelinegro – Porque vienes asi… que paso… -
- Toshiya, él…
- se mordió el labio lastimándolo más - solo abrázame.
No se negaría,
no le negaría un abrazo, en realidad no le negaría nada. Con calma lo giro para
abrazarlo por la espalda, caminando despacio pasa sentarlo en el sillón. Trato
de alejarse un poco al sofá de enfrente pero Uruha se lo impidió, se había
aferrado a su mano negando con la cabeza, jalándolo para sentarlo a su lado.
Aoi sonrió.
Uruha
rápidamente se abrazó a su cintura, reteniendo aquel sentimiento de querer
llorar, ocultando su rostro en el pecho del pelinegro mientras este se
acomodaba de perfil subiendo su pie izquierdo al sillón para poder apegarlo más
y abrazarle más fuerte.
- Eres tan
bueno conmigo…
- Lo soy porque
eres tú, Shima.
Aoi comenzó a
peinar el cabello castaño del otro, dando unos pequeños jaloncitos para
acomodárselo. Se imaginaba lo que había pasado, en verdad sentía rabia al ver a
Uruha de esa manera, era obvio que el bajista le había hecho algo, todo lo
delataba, la poca ropa, su labio roto y su cabello enredado. Pero aun asi no
pregunto nada, aun con su rabia tenía que dejar que Uruha le contara por sí
solo.
- Creo que por fin
he hecho algo bueno… - susurro.
- ¿Que? Acaso
lo mataste. – ambos rieron por primera vez.
- Se acabó…
todo con él término, no quiero verlo…
- Es lo mejor…
Decir que
estaba feliz era poco.
Quería lanzarse
y besarlo, decirle lo tanto que le amaba, gritarle que podía estar con él
cuándo quisiera, y lo más importante, que él nunca iba a ser igual que el
bajista, él si lo respetaría, le daría su lugar y lo mas importante, nunca en
su jodida vida le volvería a poner la mano encima.
- Shima me perdonas
por lo de la… cachetada. – Uruha le miro con una sonrisa
- Claro que si,
Yuu. – Se acomodó más a su pecho – Solo con una condición. –
- Cual…
- Puedo…
quedarme esta noche, aquí contigo…
[Capitulo 4] ::: [Capitulo 6]
Kyaaaaa que hermoso *o* al fin juntos!!! Wiiiii!!
ResponderEliminarQue bueno que Uruha se quitó la venda de los ojos n___n
Toshiya no BAKA!!! muere mil veces!!!
Awwww que monos son cuando estan juntos, OMG le pidió que lo dejara quedarse...-corre a leer el siguiente-