Unexplicad Love ~Capitulo 3~

11:44 *Mony-san* 0 Comments

CAPITULO 3

¡Había pasado una semana después de haber casi hecho una estupidez! Aun no se creía de aquel valor que apareció en ese momento, aun sentía la respiración del otro debajo suyo, ¡Por Dios! Aun tenia grabada la imagen de Saga con ese lindo sonrojo. Pero que había sucedido después, ¿que hizo para volver a ver a Saga de aquella manera?, ¡Nada! Simplemente debían de olvidarlo, ¿no? él por lo menos debía de olvidarlo. Pero no, toda la semana después de aquel día lo invitaba a cualquier sitio, lo llevaba a comer, le invitaba ir a tomar una copa ¿para qué? ¿Para que Saga simplemente no cayera? La obvia importancia del guitarrista era poder sentir al bajista como aquella vez, nervioso… tan lindo.

Y ahora en este jodido y maldito momento ¿que hacia? ¡Otra vez a lo obvio! No podía dejar de observar como su bajista tocaba, como sintiendo la música comenzaba a mover la caderas. Si fuera posible el poder traer colgado un  plato al cuello le vendría de ayuda, ¡Por los mismísimos demonios casi babeaba!

- ¡Ejem! Ya terminamos, Tora. – interrumpió sus posibles visiones en sus pensamientos Hiroto, con una estúpida sonrisa juguetona en los labios – ¿Que mirabas? – canturreo.

- N-Nada… ¡Nada que te importe!

Se giró al instante, ¿Que le pasaba? Por qué no simplemente se olvidaba de su supuesto próximo mejor amigo, porque no simplemente pensaba en buscar al que debería de ser su novio en estos precisos momentos. ¡¿Porque no simplemente lo dejaba de mirar como estúpido acosador?!

Pero la pregunta del millón, la pregunta que aún no tenía una buena y razonable respuesta. ¡¿Desde cuándo se había fijado en su amigo bajista para estarlo casi tragándoselo con la mirada?! Y el estúpido de Saga que hacía, ¡Nada! El solo había mirado confundido después de las palabras de su odioso cara de ardilla compañero de cuerdas, suspirando un poco aliviado el guitarrista pelinegro.

- Eres tan obvio Amano… - suspiro el baterista negando con la cabeza mientras sorbía un poco de agua de su botella. Sacando de sus pensamientos al pelinegro.

- ¿Tú crees?... – dijo serio mirando al baterista con preocupación, abriendo los ojos con asombro al escuchar la risa de Nao ¡Qué diablos había dicho! - ¡NO! ¡No es lo que crees! –

- ¡LO RECONOCIO! – Grito el rubio -¡Lo reconoció, lo reconoció! – elevo las manos con dramatismo al cielo.

- Hijos de la mismísima mi…

- ¡Tora! ¿Con esa boquita comes? – dijo entrando, sin tener la decencia siquiera de tocar la puerta, dándose paso como siempre lo hacía corriendo hacia los brazos de su pareja, besándolo con una manera más que efusiva.

- ¡Vete a la mierda tú también, Reita! – grito,

- Uy~ - dijo el bajista Gazetto riendo ante el comportamiento del pelinegro, haciendo una mueca de desagrado al ver que su compañero no entraba – Maldición Kai ¡ven aquí! –

Y que paso en ese momento. Tora sonrió con una malicia casi haciendo que todos se apartaran de su lado, mirando divertido como Nao al escuchar “Maldito Kai” escupía su agua en la batería corriendo rápidamente por un pequeño trapo y empezar a limpiar con desesperación y nerviosísimo. Choco incluso con un platillo, maldiciendo mientras se sobaba la parte herida ¡A esto se le llamaba venganza! Que incluso hasta al mismo Reita se le había ocurrido de manera sorprendente la misma idea del pelinegro, ambos apuntaron a Nao con desesperación fingida.

- ¡Kai! ¡Nao esta herido!

Y todos rompieron a carcajadas cuando Kai que incluso no quería entrar, entro corriendo como vil desesperado, tomando del rostro a Nao mientras con desespero le preguntaba un: “Estas, estas bien”. Pero las risas se volvieron más fuertes cuando Nao se coloraba todo al tener tan cerca al batero Gazetto tocando su frente ¡pero que rayos! Si él no tenía fiebre, incluso hasta zarandeándolo porque no contestaba.

Saga quien ahora se había calmado y respiraba agitado por las risas miro a Tora, este se veía tan… aquella sonrisa en los labios del pelinegro lo dejaban casi muerto, y si no hubiera sido por un codazo de Shou incluso se habría quedado como baboso observándolo hasta ser descubierto, sonrojándose por la sonrisa que ponía su vocalista.

- Te descubrí… - sonrió pícaro, pegando con su dedo el estómago del bajista.

- E-Estas loco… - desvió su mirada a otro lado, poniéndose más rojo de lo que ya estaba. Dando un brinquito al escuchar como algo chocaba con la pared.

- ¡VETE A LA MIERDA AMANO! – escucho como su baterista aun rojo arrojaba una segunda baqueta siendo esquivada por el pelinegro, sonriendo con superioridad mientras lo tomaba de la mano.


- ¡¡Vámonos, Saga!! – grito aun riendo, tomando de la mano al bajista, saliendo fugaz de la sala de ensayos arrastrándolo hasta la pequeña cafetería.

Se dejó arrastrar, tenía la cabeza hecha un caos, ¡Tora aun lo tomaba de la mano! e incluso cuando se detuvieron para respirar un poco el guitarrista aun no lo soltaba. No sabía si zafarse el mismo o esperar a que el otro lo hiciera, pero es que el agarre era tan firme, esa sonrisa que tal vez nunca vio en el rostro del guitarrista se le hacía hermosa, incluso el mismo sonrió por sus pensamientos cursis.

- Este… ¿Tora? – desvió la mirada al momento que Tora correspondió a su llamado.

- ¿Que pasa?

- Me podrías… ¿soltar?

Tora observo como su mano aun sostenía la del bajista, sintiendo como Saga se ponía cada vez más nervioso, sonrojándose al sentir como apretaba más su mano. Como quería que Saga se diera cuenta de sus propias acciones, como quería que el mismo se diera cuenta de lo lindo que se veía. Sonrió, sonrió como tal vez ni con el mismo Uruha lo había hecho.

- ¿Te molesta que lo haga? – pregunto observando como Saga bajaba la mirada sin contestar.

¡Tan lindo!, ¡tan hermoso! Tan… sexy que lo notaba el día de hoy, es que el bajista se estaba metiendo hasta el fondo de su cabeza. ¡Porque soltarlo! Si él quería estar asi un poco más con el tomado de su mano. Incluso se acercó un poco-bastante al bajista, levantando por el mentón su rostro, topándose con esa mirada nerviosa, observando como el pecho de Saga aumentaba radicalmente. Y que le importaba ahora si los de la cafetería lo observaban, que importaba si luego decían: el chico rudo de Alice Nine salió “volteado”, “tirándole para el otro lado”, “Gay”, “Marica”. ¡Que importaba! Lo único que quería era un simple beso, un centímetro para ese anhelado beso.

- ¡CHICOS!  - gritaron en burla – Aquí no~ -

¡Y la putísima madre! Porque precisamente tenían que aparecer los “Hijos de la mismísima mierda”, porque no simplemente se habían quedado en la sala haciéndole la vida imposible a Nao y no venir a arruinarle su momento. Quiso matarlos a todos cuando se cuchicheaban sabe que cosas y para acabarle de arruinar su rato Reita comenzó a burlarse de él.

Por un momento se sintió librado, todos le hacían burla a Tora y no a él, aun asi en vez de reírse no podía dejar de sentirse avergonzado, la había venido venir tan cerca, había sentido casi los labios de Tora sobre los suyos. Pero no se enojó por que intervinieran sino al contrario, estaba un poco agradecido. Agradecido de que todos ellos no hubiera perdido lo poco o mucho que tenía con Tora.

- Te quedas con estos ¿o vas conmigo? – pregunto aun enojado.

- Supongo… - Contesto Saga, saliendo rápidamente aun con las burlas de los otros.

- Me cagan la vida. – se quejó el pelinegro.

- O es que te molesto que te vieran conmigo haciendo… nada.

- ¡Vez! Te digo que no pienses cosas que no son. Claro que no me molesta que me vean contigo haciendo “nada”… no seas tonto Saguita.

- No me digas Saguita – bufo.

- En fin… aún falta tiempo para seguir el ensayo, vamos a fumar. – ordeno.

Ordenes, ordenes, si ya voy, si ya voy, era lo que hacían, Tora ordenaba ir a cualquier lado y Saga lo seguía en todo momento. Últimamente eran tan unidos, iban de un lado a otro juntos, Saga lo invitaba a su casa y Tora hacia lo mismo, prácticamente toda la semana la pasaban juntos, solo separándose para ir a sus respectivas casas a dormir. Era tan raro, se la pasaban tan bien los dos juntos, a solas, y ahora en la azotea de la compañía fumándose un cigarrillo tumbados en el suelo. Porque decir que después de aquel “incidente” se sentían algo nerviosos si no se inmutaban de eso, solo disfrutaban de ese delicado aire con olor a cigarro.

- ¿Que cenaremos? – pregunto dando una ruidosa calada a su cigarro.

- No lo sé. – Levanto los hombros – No sé qué se te antoje.

- Vamos a mi casa, pensamos en la comida y vemos una película. No quero comer fuera…

- Como quieras.

Sonrió, era mucha la confianza que estaba dándole Tora, tal vez era una señal o algo por el estilo, pero no se daría por vencido, ahora que miraba al guitarrista de reojo se sentía tan estúpido, tan tonto de no poder reconocer lo que sentía. “¿Me enamore?” se preguntaba mentalmente, haciendo una pequeña mueca asustándose de lo que pensaba. Pero tenía miedo, miedo a que si era eso le rechazaran de la manera más vil y cruel.

Tora se hacia la misma pregunta, todo era tan similar a los pensamientos del bajista, sintiendo el mismo miedo que Saga, sintiendo el rechazo antes de decir algo.

Si… Los dos estaban enamorados…

Miraron la hora después del largo silencio en el que se encontraban, y de un ligero codazo Tora levanto al otro, yendo por los pasillos sin pronunciar ninguna palabra, ninguna mirada, solo pensamientos del porqué de sus sentimientos. Llegaron a su sala y tal fue su sorpresa el encontrar a ciertos chicos Gazettos con unas grandes carcajadas, Reita estaba sentado con Shou en sus piernas y Kai junto a Nao ambos completamente sonrojados. Como era posible que todos se hicieran burla entre todos, tanta era la gracia que de a poco se la fueron pegando al castaño y al pelinegro.

Y fue inevitable el que Nao no diera parte de la tarde libre. Los Gazettos ya habían terminado por el día de hoy y claro estaba que el líder de las Alicias aceptaría la invitación de que Alice Nine los acompañara a tomar algo.

- Sé que quieres ir~ - cuchicheo Hiroto cerca de Nao.

- Cállate maldita ardilla. - Contesto con los dientes apretados para que nadie de los demás lo escucharan – No vamos a ir, aún tenemos que ensayar. –

- ¿Y?... Nao, ¿nos acompañaran?


- ¡SI! – contesto al llamado de Kai, dejando una vez más a todos riendo pero más a su rubio compañero.

- Si lárguense, yo no iré.

- ¿Ahh? ¡Porque! Tenemos que ir todos. – reprendió Shou a Tora.

- Tengo cosas que hacer, y si me permiten… yo me largo.

Todos miraron a Tora con los ojos entrecerrados creyéndolo un amargado de primera, e incluso Saga pensó lo mismo pero sus pensamientos se vieron cortados cuando Tora paso junto a él y de un codazo leve y un "Vamos" le dieron su respuesta a todo. Claro estaba que Tora había rechazado la invitación de los chicos para ir a donde habían acordado. Saga se movió rápidamente por el lugar con la atenta mirada de todos incluso con la de Tora, tomo sus cosas y de un movimiento de manos rechazo también. Abrió la puerta de la sala y salió rápidamente de ella.

- ¿Y a este que le pasa? – dijo indignado el líder.

- No sé, esta tonto, solo ignórenlo… - contesto el pelinegro alzando los hombros.

Se rio de sí mismo, estaba seguro que si Saga hubiese escuchado esas palabras le habría aventado lo primero que encontrara además de una buena “leída de cartilla”. Con un nos vemos mañana salió de lo más normal, arrastrando los pies con desgano para que todos vieran la supuesta pesadez de su cuerpo. Salió lento cerrando la puerta incluso de manera sorprendentemente despacio, corriendo al momento de que el segurito se escuchaba avisando el cierre de la puerta, burlándose el mismo de la manera tan feliz por la que corría por cada pasillo llegando al estacionamiento.

- Tardas mucho. – hablo el castaño.

- Tú que casi sales corriendo.

- No pensé en otra cosa y ahora vamos porque pueden venir y nos llevaran a la fuerza.

El pelinegro se encogió de hombros arrojándole las llaves de su carro como todos los días. Cada mañana como en toda la semana el manejaba y saliendo lo hacía Saga directo a su casa. Era tan estúpido que el bajista manejara hacia su casa solo para despedirse y volverle a regresar las llaves aun tal vez adormilado guitarrista y por lo visto hoy no era la excepción.

- Estoy cansado… - dijo mientras suspiraba. Observando las calles grisáceas y los pocos leves rayos adornando el cielo.

- Te despertare cuando lleguemos.

Sonrió, incluso aun con los ojos cerrados sentía las miradas de su bajista inundarle por completo su rostro y cuerpo, queriendo y no queriendo abril los ojos para descubrir en “el acto” al otro.

Era lo mismo de todos los días, ver dormir al guitarrista era tan reconfortarle, dándole miedo el mirarlo más a el que a la calle. Observando con un puchero como Tora giraba su posición hacia la ventana.
Volvió a dejar salir una sonrisa al escuchar el chasqueo de los dientes de Saga, asustándose después al escuchar un leve gemido por parte de este. Se levantó asustado tal y como lo estaba su acompañante, riendo al instante al notar la risita nervosa de Saga mientras se llevaba la mano al pecho.

- ¿Qué pasa? – rio leve.

- N-Nada es solo que pensaba y pues… un trueno y me… ¿asuste?

- Vaya niño.

- Idiota…

- En fin… a mí no me asustan los truenos.

Saga se quedó callado tragándose su coraje y las ganas de golpearlo. Siguió manejando hasta que llegaron a la casa del Guitarrista bajándose casi corriendo gracias a la ligera lluvia. Entraron a la casa sacudiéndose un poco el cabello, quitándose rápidamente la chaqueta.

- ¿Quieres algo de tomar? – pregunto mientras observaba como el bajista se acomodaba en el sillón cruzándose de brazos.

- No~

- Entonces… que quieres.

- ….

- ¿Solo viniste a sentarte entonces? Tengo hambre, has de comer.

- No soy tu criado.

- Takashi, por favor.

- Pensé que no te gustaba mi comida.

- Yo nunca he dicho que no me gusta.

Tora se acercó despacio a un lado del sofá, sentándose en el respaldo mientras Saga hacia su rostro hacia atrás observándolo aun con algo de enojo. ¿Porque todo se lo tomaba tan enserio? Solo había hecho una pequeña bromita con lo de los truenos, ¿que acaso no podía aguantar algo tan simple como eso?

Saga giro su rostro bruscamente después de que las miradas se cruzaron por dos segundos, ¡¿Quien se creía este como para ordenarle hacerle de comer como si fuera su esposa?! Estaba idiota si cría que hablándole asi accedería a cocinar.

Era tan terco. Se levantó del respaldo rodeando completamente el sillón, posicionándose justamente enfrente a él, observándolo con la ceja alzada dándole un golpe en la frente siendo observado con una mirada más que asesina pero aun asi el “agredido” seguía cruzado de brazos.

- Porque eres asi… - suspiro reprochando.


- Asi como…

- Eres bastante terco, ya me disculpe.

- No me interesa.

Volvió a suspirar mientras se ponía de cunclillas frente a su bajista, que tenía que hacer para que se le bajara su coraje, ¡tenía hambre! y el no haría la comida porque simplemente no sabía. Pero cuando se dio por vencido ya que el otro no le hacía caso un susto le provocó dar un pequeño brinco y levantarse ambos de golpe.

- Maldición. – dijo. La luz se había ido a causa de la tormenta fuera de su casa.

- Solo esto me faltaba. - carraspeo con fastidio tentando hacia adelante para no caer – ¡No veo! –

- Pues quédate sentado. – camino un poco arrastrando los pies tratando de buscar algo con que iluminar, sintiendo un golpe por la espalda – Maldición Saga te dije que te… -

No termino, el mismo corto su grito al girarse y chocar con el cuerpo de su bajista. Podía sentir la respiración del otro muy de cerca. Podía sentir como algo estrujaba su estómago y no precisamente de hambre, fue tan corto y tan largo el tiempo en que ninguno de los dos se movió después de sentir la cercanía. El pelinegro forzó un poco más su mirada, observando el brillo de los ojos que justamente estaban enfrente, elevo su mano tocando la mejilla del otro.

Sentía aquello, podía sentir la mano de Tora rozar levemente su rostro, de no ser por la oscuridad claro estaba que el guitarrista notaria su sonrojo. Trato de dar un paso hacia atrás, de huir al verse acorralado, al verse atrapado en el tacto del otro, mas no pudo.

- No, esta vez no… - dijo – Ya no puedo más con esto. -

Dio un brinco al sentir una mano por sobre su cadera y otra en su cuello, no había entendido muy bien el significado de aquellas palabras y no quería entenderlas, se puso estático, no se movió hasta que un jalón provoco que chocara con el tal vez pecho del guitarrista.

- ¿Q-Que, que haces?...

- Me gustas…

Un simple susurro acompañado de la fugaz  luz de un trueno. Había escuchado bien, ¿había escuchado que le gustaba al guitarrista?, No, eso era imposible, Tora no podía haber dicho eso, era ilógico. Se rio un poco de su pensamiento idiota pero la risa no le duro ni tres segundos de haber comenzado.

Choco sus labios con los del bajista, había alcanzado a visualizar su alrededor con tan solo tres segundos que el rayo había iluminado, vio donde estaba, la sorpresa del bajista y lo importante, sus labios. Aprovecho el despiste del otro para besarlo como debió haberlo hecho hace días, para abrazarle como lo había tenido en pensamientos y hasta en sueños.

Sorpresa, ¡más que sorprendido! ¿Que pasaba? ¡¿Qué diablos pasaba por su cabeza?! Sentir esos labios que había deseado desde hace mucho ahora se encontraban besándolo a él. Porque no corresponder si el que había comenzado había sido el pelinegro, porque no dejarse llevar por el momento al saber que Tora hablaba enserio. Había una palabra muy bien marcada en su cabeza que se escapó de repente.

- Te amo… - susurro arrojándose por completo a corresponder ese demandante beso.

Sonrió al escucharlo, sabía que si era correspondido, sabía que su bajista sentía lo mismo. Todo se olvidó en ese momento para ambos, era uno de esos momentos mágicos que si no aprovechaba ahora tal vez nunca más lo haría. Aquella oscuridad y magnifico silencio era el único testigo.

Sus labios se movían hambrientos sobre los del otro, sus lenguas se entrelazaban de una manera singular. Saga se abrazaba al cuello del otro mientras era sostenido por la cintura, ambos teniendo los ojos ligeramente cerrados, separándose solo lo necesario para volver a tomar oxígeno y regresaban a su labor. Todo era tan mágico, tan maravilloso para ambos, aquellos minutos que llevaban casi comiéndose se habían pasado tan rápido. Pero como mucha gente dice, esto no duraría para siempre. Un fuerte ruido junto con un grito los obligo a separarse al instante, Tora sorprendido y Saga aún más que el primero.

- ¡Amor sé que estas aquí! ¡¿Porque no me has llamado?!

- ¿U-Uruha? – ¿Porque todo estaba en su contra? Porque no simplemente la vida y el karma lo dejaban disfrutar del momento, ¡de su momento! ¡¿Porque precisamente tenía que aparecerse?! ¡¿Que acaso no ya lo había terminado?!

- Cariño perdóname… fui un tonto, de verdad, te amo…

No se escuchó nada más que un simple gimoteo proveniente de su lado, la luz seguía sin llegar y no se distinguía nada alrededor. Tora sintió como Saga se separaba abruptamente de su cuerpo y como de un momento a otro recibía un golpe directamente en su rostro.

- Que idiota soy… - dijo con una risa triste.

- ¿T-Tora con quien estas? – la vos de Uruha se escuchó con miedo resonando en los oídos del bajista.

Como soportarlo más, no supo ni como pero camino por la casa incluso chocando con el mismo guitarrista castaño, era difícil divisar la salida e incluso por donde caminaba si aún estaba todo a oscuras, pero aun asi dio con la puerta. Salió de la casa topándose con una fuerte llovía, que importaba ya si se mojaba completamente, lo único que quiera era largarse de ahí. Había quedado como un verdadero estúpido, le había dicho que lo amaba y de que se venía enterando… de que el que siempre pensaron que era el más hombre de la banda si tenía algo que ver con la niña de the GazettE. Enterándose que aquel que les había hecho creer a todos que él nunca podría salir con alguien con un hombre… ¿estaba con uno?

¿Qué pena valía llorar ahora? ¡Porque tenía que estar dejando salir esas lagrimas que el otro no merecía! Porque se había dejado llevar por ese mágico momento… porque había dejado que ese pequeño error suyo lo afectara tanto.

Porque se había enamorado de un hombre que ni siquiera podía decir la verdad y dejar su maldito orgullo…



Camino sin rumbo, su casa no era buen sitio como para ir a lamentarse, sabía que Tora iría a burlarse de él tan rápido como se despidiera de su noviecita. No le quedaba más que la compañía de un amigo, o tal vez dos…






Gracias por siempre leerme...

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