Unexplicad Love ~Capitulo 5~

12:35 *Mony-san* 0 Comments

CAPITULO 5

Qué diablos le había pasado al que se suponía que era su amigo, porque no simplemente lo dejaban en casa de Hiroto esa noche y ya, pero no, sino que en vez de ayudarle ahora lo metía a la boca del lobo, y que claro, aquí el lobo era el guitarrista pelinegro que de seguro le joderia su noche con mentiras diciéndole que él y Uruha no tenían nada y que no tenía ese tipo de inclinaciones. Pero por más que su vocalista le decía que no era asi y que escuchara al pelinegro no hacía caso, se suponía que Tora se escondería de todos ¿no? solo para que ninguno de Alice Nine se burlara por salir con el Gazetto castaño con cara de niña.

- ¡Déjenme con Hiroto! – chillaba dentro del carro.

- ¡NO! – Dijo el vocalista – ¿No escuchaste que Tora quiere hablar contigo? Además Hiroto está ocupado con Ruki… -

- Pero podemos dejarlo con ellos y asi Ruki se enojaría y yo me burla…

- ¡No Akira! Saga no es como tú que se la pasa fregándole al pobre de Ruki - le interrumpió.

- Pero yo no quiero ver a Tora…

- Pero Tora si te quiere ver a ti, no entiendes que él en verdad te quiere…

- No mientas, llévame mejor con Nao, el si me comprende…

Reita frunció los labios mientras ahora ayudaba a sacar a Saga del coche casi a rastras, seguía diciendo cosas que ninguno de los Alicios entendía ya que las susurraba bastante rápido. Batallando a que Saga como niño que no quiere ir al médico se aferraba a la puerta. Pero cual fue la sorpresa de todos al ver como Tora haciendo gestos se acercaba intimidadoramente.

Saga se tensó en ese momento provocando que Reita lo jalara de más y casi cayeran ambos al suelo, siendo detenidos por el pobre de Shou que actuó rápido para detener a su rubio bajista y este al Alicio. Sus nervios no le ayudaban para nada, el ver a Tora con esa mirada de enojo le provoco miedo, tanto que ese miedo se lo contagio a su vocalista.

- Gracias Shou… - dijo Tora

- P-Por nada…

- Akira, Reita, Iguanita, Aki-chan~ no me dejes aquí – pidió Saga.

- Deja de comportarte como un niño, Saga – regaño Shou – además el único que le puede decir “Aki-chan” ¡Soy yo! y ahora escucha lo que tiene que decirte Tora, déjale explicarte, ¡no seas infantil! -


- ¡No hay nada que escuchar, Shou! si él quiere estar con Uruha y no conmigo es muy su problema…

- ¿Estas admitiendo que lo quieres? – jugueteo Reita

- ¡Y que si lo quiero, si lo amo o si me trae loco! ¡No me importa ya! – Y dicho esto ante la risa de Shou y Reita junto con la sorpresa de Tora se metió corriendo a casa, cerrándoles la puerta en la cara.

- Tora, no sé lo que tú sientas… – dijo el rubio – pero lo has escuchado ¿no? No te diré nada de Uruha porque sé que él tiene la culpa, es tan hostigante que te comprendo en cierto modo, pero lo que no quiero y te dejare en claro si no quieres tener problemas, es que no juegues con él, ni mucho menos con Saga. – Los otros dos lo escuchaban atento – Si quieres a Uruha arregla tus problemas con él y díselo a Saga o si es al revés ya estás aquí y ve a decírselo. –

Tora entendía muy bien lo que el bajista le decía, ya ni se preocupaba si todos lo sabían o si todos desde ahora lo vieran de otra manera por ser gay o se burlaran o lo lincharan, que más daba si ya había escuchado muy claramente las palabras de Saga una vez más, sabia ahora con claridad que Saga lo quería y que hasta cierto punto lo amaba, y aunque él no fuera muy claro en expresarse tenia los mismos sentimientos hacia su bajista.

- ¿Y?

- ¿Y, que? Shou… - contesto con otra pregunta Tora.

- Shou has la pregunta completa. – Lo regaño – Kohara quiere saber por quién te decides. –

- No mientas Akira, yo quería saber si va a ir a hablar con Saga o no.

- Bueno si, pero yo quiero saber y asi burlarme de los dos, a uno por dejado y al otro por...

- ¡AKIRA! – regaño Shou interrumpiendo.

- ¿Qué? Como si tú y yo no nos reconciliáramos de esa manera, me metes mano y yo te meto la…

- ¡Maldición! ¡Cállate! – Le tapó la boca – Tora que te vaya bien con tu decisión, tu eres el único que decide solo no le hagas daño a ninguno de los dos, ¿si? y ahora me llevo a este idiota que solo dice puras barbaridades. – respiro profundo, había hablado de una manera más que rápida.

Tora con una sonrisa se despidió de la pareja, y con un gran suspiro camino hacia la casa. Estaba cerrado y claro estaba que el otro no le abriría para nada, pero el karma esta vez estaba de su lado, sabía muy bien que si tocaba de la manera en que siempre lo hacia el bajista no le abriría para nada, pero Saga era tonto, y era más que seguro casi a un cien por ciento que si tocaba de una manera desesperada, con aquellos toquidos que le reventaban los oídos al bajista saldría, nada mejor que imitar a Reita en una situación como esta.

Suspiro una vez más, con resignación tal vez, incluso el mismo odiaba que tocaran asi, como desquiciados, pero en fin, no era su casa, a él no le tocaban y él no se desesperaría, asi que con una gran sonrisa comenzó a tocar.

- Maldición Reita…


Y como decir que Saga odiaba cuando Reita hacia eso, le reventaba la cabeza que el maldito bajista rubio tocara como vil abonero, y que además Shou no lo detuviera. Se quedó un poco más asi recostado en la cama, si era el otro bajista entonces supuso que Tora se habría ido con el otro guitarrista Gazetto, ya que como era su amigo, Akira de seguro opto por lavarle la cabeza y decirle que fuera con Uruha.

Porque decir que eso no le dolió, solo el hecho de imaginarse esa suposición le daba miedo. Se levantó despacio, tal vez le ayudaría hablar con Shou una vez más y asi desahogarse por completo, dejar que Reita se burlara de su sufrimiento, y al otro día ocultar todo y andar como si nada. Abrió la puerta.

- ¡Vete a la mierda, Akira! – dio un golpe en la cabeza del otro.

Y reacciono al instante, trato de cerrar la puerta justo después que le pego al otro, pensaba en cómo pudo caer en esa estupidez, se mataba mentalmente a causa de su tontería. Quiso cerrar, pero justamente cuando la puerta estaba a poco de hacerlo Tora metió el pie, impidiendo a que una vez más le cerraran la puerta en la cara. Entrando rápidamente al juntar fuerzas y empujar al bajista dentro.

Una vez dentro Tora cerró con seguro, provocando que Saga retrocediera.

- Necesitamos hablar… 

- No tengo nada que hablar contigo, anda vete, vete con… - Se mordió el labio, como podía decirle a Tora que se fuera con Uruha, se escucharía tan celoso, tan patético. – Vete… -

- No hasta que me escuches.

- Nada, entiendes, nada de lo que me digas me interesa, no me importa lo que tengas que decir, en fin, siempre quedo como un idiota…

- Takashi, solo quiero explicarte lo de Uruha… yo estu…

- ¡Si, lo sé! Sé que sales con él, que yo solo quede como tonto al tratar de estar contigo, al haberme dejado llevar… - se llevó las manos al rostro – al haberte dicho que te quería… -

Tan miserable, tan patético una vez más, solo eso le faltaba, llorar como un estúpido, dejar que todo aquello le doliera tanto, que le estrujara hasta el fondo de su cuerpo. Pero tenía que decirlo, tenía que dejar salir todo lo que sentía, tenía que dejar claro que al decirle que lo quería también lo dejaba ir.

Tora no supo muy bien cómo reaccionar. Intentaba abrazarlo pero Saga lo empujaba, no soportaba que el otro lo evitara, que siguiera llorando como lo hacía hasta ahora. Sintió la necesidad de llorar con el castaño pero si lo hacía esto se volvería peor, haría sentir a Saga aún más enojado al pensar que se estaba burlando de él.

- ¡Takashi! ¡Por favor cálmate! – Trataba de tomar sus hombros - ¡Compórtate maldición! –

- ¡Lárgate! No quiero verte… vete con Uruha, él te necesita más que yo… ¡Déjame solo!

- ¡Takashi mírame!

Saga desvió su mirada cuando Tora lo había hecho mirarle al haberlo tomado por el rostro. No quería verlo, no quería que le dijera que solo podían ser amigos, que no significaba nada mas para él, que quien ocupaba su corazón era Uruha y no el, sollozo, tenía pequeños espasmos.

- Saga, deja de llorar ¿Crees que se siente bien el verte de esta manera?

- No, no debería de importarte… vete por favor…

- No me iré. No entiendes que quiero estar contigo.

- ¿Porque? ¿Porque ahora me has visto llorar y te di lastima…?

- Odio tu comportamiento, ¡odio lo idiota que puedes llegar a ser!

- ¡ENTONCES QUE HACES AQUÍ! ¡VETE!

- ¡NO LO HARÉ POR QUE TE AMO!

No dejo ni siquiera que el castaño le replicara, como desde hace mucho tiempo quiso, lo beso, beso esos labios del castaño que tanto le tentaban, aquellos que cuando la primera vez lo había probado le habían interrumpido, pero ahora aun sin que Saga le correspondiera se degustaba de ellos, abrazándose a la cintura del otro, pegándolo a su cuerpo mientras seguía sintiendo las lágrimas de Saga acoplarse con el beso, dándole ese toque salado que aún mas le encanto.

Saga siquiera hizo algo, quería seguirle al otro la corriente, quería probar mejor sus labios pero no, ¡a no señor! Saga tenía dignidad, y no se dejaría llevar por un beso, no por esos labios que le sabían a gloria, no por esas manos que comenzaban a meterse bajo su camisa. No se excitaría, no gemiría al sentir la pierna de Tora hacerse espacio entre las suyas, ni mucho menos cuando el pelinegro dejo su boca y comenzó a besarle el rostro.

- Me dejaras explicarte…

- ¡NO!

Vaya que era terco, pero aunque hubiera dicho que odiaba ese comportamiento la verdad es que no, al contrario le parecía gracioso el que Saga se comportara de esa manera, le gustaba verlo tan infantil, eso le provocaba tanto que le excitaba de sobre manera. Pero tenía que explicarse ya, quería estar con él y si el otro no lo escuchaba se le haría difícil, asi que porque no callarlo con cualquier cosa, tapándole la boca y amarrarlo si fuera posible, pero no, Tora no era bestia o eso pensaba quería llevar todo por la paz.

Asi que si la paz era llevarlo directamente a la recamara y acostarlo sobre el colchón y ponerse sobre su abdomen y taparle la boca, lo haría. Y asi lo hizo, a rastras se lo llevo, recibiendo golpes, jalones y hasta rasguños en la cara, lo arrojo sobre el colchón y si, se subió sobre él, le jaloneo la camisa a Saga quitándosela y como pudo le amarro sus manos sobre la cabeza.

- ¡¡Suéltame!! – Grito el castaño.

- No hasta que me escuches.

- ¡Suéltame hijo de p…! - Le tapó la boca con sus manos.


- Maldición Saga si me quedan marcas en la cara te matare – Se quejó – Ya tranquilo, no te haré nada, solo quiero que me escuches – Saga trato de girarse – Yo si tuve algo que ver con Uruha, no fueron más de tres meses, sé que todos pensaban que era hetero pero como explicarme… las mujeres me estresan, son buenas pero no es lo mismo que cuando estas con un hombre, tú me entiendes ¿no? – trato de explicarse mientras recibía una o mil miradas asesinas – No quise decirle a nadie por vergüenza, imagínate lo que hubieran dicho de mi por salir con un hombre, y es por eso que me quede callado y por lo que hice que Uruha no lo dijera… –

Ni el mismo Saga comprendía lo que el otro decía, Tora era bastante malo para explicarse y como ahora estaba tenía que escucharlo a fuerzas, pero algo hizo que sus ojos se abrieran como platos y que su rostro se pusiera completamente rojo, Tora cuando hablaba se movía mucho y provocaba que su trasero chocara con la entrepierna del castaño, algo que no pasó desapercibido por el pelinegro.

- Que pasa Saga, ¿te estoy asfixiando?

- Umhu Umhu ~ – movió con afirmación su rostro. Pero la juguetona sonrisa de Tora le hizo palidecer.

- Me di cuenta que si me sigo moviendo asi… - chico su trasero en la erección del otro por sobre la ropa –…te quedas calladito. – Saga se volvió a sonrojar – Ya Takashi, de verdad… no tengo nada que ver con Uruha, yo la verdad es que… bueno, de verdad te quiero, comencé a sentirme diferente cuando nos vimos ese día en la disco, que por cierto, quiero bailar otra vez asi contigo. – Sonrió – Saga te amo, te amo incluso más de lo que quise a Uruha. -

Saga no se movió para nada, si Tora hablaba enserio se sentiría feliz, pero y si jugaba, y si lo hacía solo para estar con él está sola vez y después irse a buscar a su noviecita. A quien creerle, a su corazón o a su cabeza. Movió su cabeza para que le permitiera hablar.

- Si te dejo hablar ¿no gritaras?  - Saga negó – Bien. – y lentamente fue quitando sus manos.

- Porque debería de creer todo lo que dices ¿Como sé que es verdad?

- Quieres que te lo demuestre… - susurro acercándose a sus labios recorriendo con sus manos el descubierto pecho del castaño.

- ¡Ni se te ocurra tocarme! ¡No me toques!

- Está bien, está bien, pero dime que sientes en verdad… si no quieres que este contigo lo entenderé, lo merezco por no hablar claro desde el principio, podríamos seguir siendo amigos y yo bu...

- ¿Buscarías a Uruha? ¡¿Irías a decirle que porque alguien no te aceptó, le vas a rogar?! ¡Ni se te ocurra!, ¡Ni muerto te dejo que vayas con él!

- Eso quiere decir que…

- ¡Nada! No malinterpretes.

- Saga, ¿Eres bipolar? – se acercó a sus labios.

- ¡No te acerques porque te mato! Y ahora ¡Suéltame!


- Si te suelto ¿Que harás? – pregunto divertido, por lo menos el castaño ya no lloraba.

- Matarte…

- Mátame entonces…

Tora se acercó y trato de buscar los labios del bajista y una vez que este se dejó comenzó a besarlo, introduciendo su lengua mientras sus manos se dirigían lentamente a soltarlo. Aquel beso para el bajista era como una droga, Tora estaba siendo bastante atento a con todo lo que le hacía incluso al momento de tratar de soltarlo no lo hacía con fuerza para no lastimarle y si se pudiera decir que con cada detalle que encontraba en el pelinegro le enamoraba más, era poco.

Cuando lo solto, Tora pensó que recibiría hasta incluso una patada pero no fue asi, tanta fue su sorpresa al sentir las manos del bajista rodear su cuello que se detuvo, busco la mirada de Saga hasta que la encontró, mirándolo confundido preguntándose el mismo que si no lo mataría.

- No dije como lo haría… - susurro como si le hubiese leído la mente.

Tora no dijo nada y regreso a corresponder el beso que ahora le interponía el bajista, cambiando posiciones para esta vez quedar Tora abajo importando o no como Saga fuera a actuar. Pero ninguno dejaba los labios del otro, ninguno se hartaba del sabor hasta que el mismo Saga movió sus caderas, tomando la mano del pelinegro para llevarla directo a la parte de su pantalón, en exactamente esa parte.

- Bájame la calentura…

Tora sentía como su mano era manejada por la de Saga, restregándola en la notoria erección del otro, teniendo esa hermosa vista donde Saga se relamía los labios. Como Tora nunca hubiese pensado en ser el bajo del castaño, ese maldito instrumento que siempre era tocado por la punta de su lengua. Sin dejar que Saga siguiera, el mismo se inclinó y bajo el cierre. Saga solo se limitaba a mirarlo mientras se abrazaba a él, lamiendo su mejilla mientras el otro sentía el cuerpo vibrar, bajando a su cuello mientras Tora metía sus manos dentro el pantalón.

- Porque el cambio drástico… - susurro Tora sobre su cuello – antes me rehuías… -

- Tenía mis razones…

- ¿Puedo saber una de ellas?...

Tora saco el sexo del otro masajeándolo mientras no le quitaba la mirada al sonrojado rostro del castaño, sonriendo de vez en cuando al escuchar los suspiros y al sentir aun la lengua del otro sobre su mejilla, siendo jalado aquel arete bajo su labio con los dientes del otro.

- Para… para que quieres saberlo… ahhh…

- Simple curiosidad.

Saga se retorcía y en ratos escondía su rostro entre su antebrazo y el cuello del pelinegro, acallando los gemidos que las manos de Tora le provocaban. Levanto un poco las caderas ya que Tora le quitaba los pantalones y bóxer por completo.


- Ahhh Tora… Tenía miedo…

- ¿Miedo a que?

- Ahhh… a que me dijeras que no… nhhh por ser…. hombre…

- ¿Y ahora piensas lo mismo?

- No… Nhhh No se…

Las manos de Tora comenzaban a hacer magia, Saga sentía que en cualquier momento terminaría pero el pelinegro se detuvo, gruño al ver la sonrisa del otro, como se le ocurría detenerse cuando estaba a punto de correrse.

Lo recostó lentamente, aquel cuerpo desnudo del castaño le estaba volviendo loco y si no lo tocaba estaba seguro terminaría mal. Se posiciono encima, tallando la erección del otro con su pantalón, ocasionando un golpe que lo tomo desprevenido.

- ¿Porque me pegas? Que no vez que rompes el encanto.

- ¡No sea animal! Que no vez que me… me talla tu… ash~ quítate el jodido pantalón Amano.

- Mira que si me sigues hablando de esa manera, te dejo con las ganas. – se sentó sobre su cuerpo, cruzándose de brazos indignado.

- Me dejas con las ganas y te juro que yo te la meto…

- ¿Crees poder?

- ¿Me estas retando? – contesto con otra pregunta, tomándolo del cabello para acercarlo a su rostro y volver a besarlo, pero una vez más Tora lo detuvo.

- ¿Saldrás conmigo?

- Pídele eso a Uruha…

- Sigues diciendo “Uruha, Uruha” – imito su voz – ¡Y te juro que me largo a metérsela a él! –

- Que esperas ¡LARGATE!

Tora lo miro de mala gana, ¿porque tenía que soportar con esto? Porque no simplemente Saga se hacía a la idea que por ninguna razón se volvería a ir con el castaño Gazetto, que acaso era tan difícil decirle que lo quería y asi olvidarse de todo…

- ¿Porque no eres sincero? – Dijo Tora – ¿Porque no simplemente me pides que me quede contigo?… -

- ¿Yo? – Se levantó de golpe recorriendo a Tora para sentarse en sus piernas – ¿Que yo no soy sincero? ¡Tú eres el que no se sinceró primero! –

- Lo mío era diferente y ahora te dije todo, ¿no? te dije que te prefería a ti, que no tengo nada que ver con Uruha ya, y que… te amo…

- No es suficiente… - susurro frunciendo los labios


- ¿Que quieres que te diga para que me creas? ¿Que quieres que haga para que entiendas que quiero estar contigo?

- Mmm~ que podrías hacer… - Sonrió con malicia.

Era una idea buena eso de pedirle a Tora algo con tal de creerle, pero es que no era necesario, él ya le había creído, Saga había creído todo lo que le dijo desde el momento en que se besaron, no era tan tonto como para besarlo nada mas asi porque si, sino que, le aria pagar, todo, todo lo que lo poco que le había hecho sufrir. Lo tomo del cabello, y en tomo muy bajo susurro algo al oído del pelinegro, que como era de esperarse este reacciono de la peor manera.

- ¿EH, QUE? ¡NO! ¡ESTAS LOCO!

- Ándale~ tu dijiste que harías lo que fuera ¿no? pues yo quiero eso.

- ¡NO! No voy a dejar que… que tu… ¡Que tú me la metas!

- Muérete Amano y lárgate – fingió enojo empujándolo para bajarlo de su cuerpo.

- Puede haber otra cosa menos… eso – de solo pensarlo tembló.

- Si no me dejas hacértelo yo a ti, entonces no quiero nada contigo. – se cruzó de brazos.

Tora se mordió el labio, él nunca se hubiera imaginado que Saga le pidiera eso ¿Que haría? ¿Estaría bien dejarse dominar por el bajista? O largarse de una vez y dejar que todo se calmara un poco para hablar con el después a la mañana siguiente. Pero, no podía hacer eso. Su cabeza trabajaba bastante rápido y de solo imaginarse a Saga arriba de él le prendía más y ahora su entrepierna dolía, palpitaba por atención.

Y si se dejaba, ¿lo disfrutaría? O ¿le dolería? Que podía hacer, a este paso necesitaría a Saga ya, y si este no se dejaba lo vendría violando solo para quitarse las ganas. Pero no podía hacer eso porque era como dañarse a el mismo, tanto era su amor que no lo tocaría si el otro no quería, su desesperación aumentaba a cada segundo. Vaya dilema, dejarse hacer lo que el otro quisiera, o irse a su casa como todo un tonto y quitarse las ganas el solo con la ayuda de su fiel mano…

- Y que dices…

Saga lo jalo hacia su cuerpo, girando rápidamente para dejar a Tora sobre el colchón y posicionarse sobre él. Como estaba disfrutando de ver la cara del pelinegro, este estaba más que revuelto en todo lo que pensaba, le daba una gran risa el verlo quebrarse la cabeza. Nunca se imaginó ponerlo en esta situación y ahora que lo hacía, lo haría sufrir hasta que fuera suficiente.

- Saga, no me la pongas difícil.

- Aceptas o te vas  de mi casa… - Vaya control.

- Pero yo no puedo estar… abajo, va en contra de mi religión, de mi personalidad, ¡De mi glamour! – ironizo.

- Bien. – Frunció el ceño – entonces, esto… – se señaló su cuerpo desnudo, ni él se la creyó haciendo eso – se va y te jodes, y te bajas tu maldita calentura tu ¡solo! –


Saga estuvo a punto de levantarse del cuerpo del pelinegro, como amo ver esa carita de espanto en el otro. Sintió como Tora lo detenía tomándolo por la cintura, jalándolo hacia abajo para poder verlo más de cerca y robarle un beso que los dejo sin aire, sonriendo con autosuficiencia al ver la cara del otro.

- Está bien… tu, tu ganas.

Su sonrisa se ensancho y se dedicó a desvestir ese cuerpo que se encontraba debajo suyo. Por lo menos haría pagar a Tora por haberle mentido y no decirle nada desde un principio.


Pagaría de una manera en que ambos salieran ganando.





Gracias por siempre leerme...

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