Vampire Love ~Capitulo 10~
CAPITULO 10
“Un amanecer de...
sorpresas…”
Tora olfateaba ese aroma que le
embriagaba, aquel que Saga desprendía. Si es porque no supiera que fuera de él,
estaba seguro que habría salido a devorarle, a succionar cada gota de su sangre,
a saciarse de ella hasta matarle. Pero no era eso lo que deseaba ahora, lo
único que quería era tenerlo consigo, hacerlo hasta el anochecer y una vez
terminar salir de ahí para asi poder asesinar a Uruha.
Había jalado a Saga dentro de la
habitación, a aquella que Reita le había pedido que fuera, a aquella que en
ningún momento había siquiera encendido la luz a causa de que simplemente no le
gustaba. Pero lo que mas odiaba se hacia presente, el sol comenzaba a salir y
aunque no penetrara las gruesas cortinas color vino, pudo sentir ese maldito
calor.
Saga trataba de quitárselo de encima,
le empujaba pero como Tora lo había dicho antes, simplemente no podía, no sabia
como utilizar su fuerza para apartarlo o es que en verdad no quería que se
quitara? Simplemente no correspondió al otro.
- No me vuelvas a besar… - apretó los
dientes mirándole a los ojos.
- Perdóname por matarles, Takashi yo no
quería en verdad… yo no me controle…
- ¡Pero tu lo dijiste! Tu los mataste, ¿y quieres que te perdone? – negó rápidamente con una media sonrisa – dije que
te quería muerto, que no descansaría ¡hasta matarte yo mismo! –
- ¡Si me quieres matar esta bien! Lo
merezco, merezco morir… pero no me dejes ahora, ¡No por Uruha!
Tora se escuchaba frustrado, se podía
ver en sus ojos aquel arrepentimiento, aquella tristeza que comenzaba a
preocuparle al castaño. Pero no dejaría que Tora le manipulara, que le hiciera
cambiar de opinión, que terminara ganando y le perdonara, pero a pesar de eso,
Saga podía y quería, él podía perdonarle algo que simplemente no podría
regresar más.
- Porque me hiciste esto… porque los
mataste…
- No quería, yo… ellos olían a sangre entremezclada,
no pude contenerme y les mordí… ¡Pero recuerdo haberlos dejado con vida! Pero aun
asi…
- Los encontraron muertos ¡Ellos
murieron, Tora!
- Y merezco tu odio…
- Todo fuera tan fácil como eso… -
negó, dejando derramar una lágrima traviesa – No puedo odiarte… No puedo odiar
a aquel que me devolvió todo…
Tora le miro sorprendido, que era
aquello, no entendía, Saga era tan inentendible, tanto que esta vez el
pelinegro no podía leer sus expresiones. Estaba desesperado porque Saga no
hablara mejor, porque no se expresara de la mejor manera. Se acercó y esta vez
el castaño no le evadió.
- ¿Takashi?...
- ¡Quiero odiarte!
- ¡Me odias!... Sé que lo haces. – el
pelinegro tomo sus manos fuertemente agachando la mirada, sorprendiéndose una
vez mas cuando Saga deshizo ese acto y se aferro a él abrazándolo. – Takashi? –
- No puedo odiarte, porque…
- ¿Porque?
- ¡Porque te amo, maldición!
Tora no sabia como reaccionar, no
contestaba, no correspondía al abrazo y mucho menos consolaba a aquel que
colgado a su cuello lloraba. Sus ojos sorpresivamente se cristalizaron, se
inundaron de aquel líquido que por años pensó no regresaría. Solo reacciono
cuando el castaño se apoderaba de sus labios, cuando le besaba con aquella delicadeza
que nunca pudo sentir antes.
Por fin Saga lo aceptaba, amaba a Tora
o es que aquel pacto entre ambos era fuerte? Desde aquella vez, desde la vez
que estuvieron juntos supo que lo de ellos era único, algo que tal vez no se
vio en tanto tiempo. Importándole ahora o no que su familia no estuviera con él,
ya que gracias a eso pudo conocer a aquel vampiro en el casino.
- No te perdonare… - separo sus labios
un poco – no es fácil perdonar eso que hiciste. –
- Y yo lo tengo muy presente.
- Aun esta ese acuerdo entre nosotros?
- No es acuerdo cariño, a eso ahora se
le llama amor…
Saga sonrió antes de besar su mejilla,
lamiando aquella lágrima que se había escapado del pelinegro, bajando hasta sus
labios donde prácticamente la introdujo chocándola con la otra, besándose
desesperadamente antes de que el mismo le comenzara a guiar hacia la cama.
- Quiero estar contigo…
Tora callo sentado mientras el otro se
subía sobre sus piernas, el castaño comenzó a
quitar su abrigo y camisa delineando sus brazos, sintiendo las manos del
otro colarse bajo su propia camisa, pellizcando sus pezones, provocándole gemir
dentro del beso, provocándole una calentura inimaginable en su cuerpo, ardía
cada parte de su piel, era como si aquellas manos quemaran. Suspiro.
- ¿Estas seguro que quieres esto? -
susurro el pelinegro - Si seguimos no me detendré. -
- No quiero que te detengas, todo
quema, quiero quemarme contigo…
Tora se giro recostando al otro sobre
el gran colchón, besándose, saboreando cada parte de sus labios, mordiéndole
con un colmillo mezclando el sabor metálico con el de su saliva excitándole y
excitándose asi mismo. Pero esta vez Saga no dejaría que Tora hiciera todo el
trabajo, esta vez él le demostraría que también podía con la situación, que
también podía darle placer.
Se giro, dejando al pelinegro debajo
suyo. Todo era tan diferente, con tan solo verle recostado provocaba que su
entrepierna comenzara a palpitar, que su cuerpo cada vez estuviera mas caliente,
asi eran ellos, los vampiros siempre se sentían de esa manera. Cuantas cosas
podía llegarle a provocar ese hermoso ser? Le quito los pantalones de un jalón,
llevándose la estorbosa ropa interior, quitándose la suya para quedar a la par,
desnudos, acercándose a gatas mientras besaba sus piernas con delicadeza.
- Takashi...
- Esta vez me toca a mi, Shinji…
Subió cada vez más besando parte de su
piel, brincándose hasta su pecho y enterrando sus colmillos para saborearlo,
para escuchar aquellos jadeos que provocaba esto en el pelinegro. Lamio, cada
parte para sanar su herida bajando con la lengua hasta llegar a su notoria
erección.
- Si muerdo aquí, ¿dolerá? – Tora le
miro asustado, Saga estaba lamiendo su glande con desespero – Shinji, ¿sanaría
rápido?... –
- No… no hagas eso… - cerro los ojos.
- Aunque sanara, no quiero experimentar
ese… ¡Ahhh…!
Era tarde. Saga había enterrado levemente
un colmillo en la punta de su sexo, cambiando su color de ojos a aquel brillante
rojizo cuando escucho como Tora comenzaba a jadear, cuando comenzaba a bombear
con su propia boca con tal de que aquella herida le regalara más de ese
delicioso sabor.
Tora había sentido ese dolor no como
tal sino como algo placentero, aquello ayudaba a que Saga no se detuviera, que
chupara con una desesperación inimaginable al tener su miembro tal vez cubierto
de sangre. Jadeaba, gemía, suspiraba, no podía reprimirse, incluso se mordió su
propio labio haciéndolo sangrar cuando llego al orgasmo y justamente en ese
momento el castaño se acercó a besarle.
- ¿Shinji?... – Saga le había dejado de
besar, acomodándose sobre el colchón, recargando su espalda a la cabecera.
Tora se quedo pasmado ante lo que veía,
Saga estaba completamente sonrojado abriendo las piernas lentamente. No podía
creerlo, la verdad estaba sorprendido, no hubiese imaginado que Saga se le
estuviese insinuando, que le pidiera a gritos que lo penetrara.
Se acercó lentamente a él,
posicionándose entre sus piernas mientras le robaba otro beso, bajando sus
manos por todo su cuerpo mientras Saga le abrazaba. Le invito a que lamiera sus
dedos y este rápidamente lo hizo. Pero la desesperación de Saga era bastante,
estaba tan urgido que rápidamente él
mismo le obligo a sacarlos.
- Ra… rápido… ahh – no fue necesario
pedirle mas, Tora había adentrado dos dedos a la vez.
- Mírame, quiero que me mires…
Tora le arremetía tan fuerte como su
mano y dedos se lo permitieran, Saga comenzaba a gritar y eso no se lo podía
permitir. Atrapo sus labios con los suyos, adentrando su lengua importándole lo
mas mínimo si el castaño le mordiese a causa de sus gemidos.
Saga se retorcía cada vez mas, como era
posible que los ahora tres dedos del pelinegro le hicieran disfrutar tanto?
Como era que podía sentir tanto viniendo de él?
Sus ojos se abrieron exageradamente,
Tora sin siquiera avisarle o advertirle le había penetrado, le arremetía con
tanta fuerza provocándole que su espalda chocara con la cabecera y sus piernas
comenzaran a adormitarse. El pelinegro besaba su pecho, sus hombros, su cuello,
no podía detenerse ahora, no podía dejar de envestirle hasta que su cuerpo se
sintiera completamente satisfecho, no hasta que aquella expresión del castaño
desapareciera. Le encantaba ver como se mordía el labio para o gritar.
- Shinji… ¡Ahhh!… Dios, mas…
- No grites… si lo… haces nos
escucharan…
- Nhhh No… no puedo ahhh….
Tora sonrió, sus ojos grises comenzaban
a teñirse al mismo color que los del castaño, dándole más fuerzas a que su
cuerpo se pudiera mover más rápido hacia adelante.
Saga encajaba sus uñas en la espalda
del otro pegándolo a su cuerpo, recorriéndole con ansiedad dejando marcas que
al poco rato si no es que en segundos sanaban, rasgando su cuello y parte de
sus hombro al sentir como las envestidas eran mas precisas y llegaban a ese
exacto punto donde su cuerpo temblaba, donde el placer llegaba al máximo y el
éxtasis le provocaba otro delicioso orgasmo.
Aquella estrechez estuvo a punto de
obligarle a correrse, de tener un orgasmo igual o mejor que el de Saga, pero lo
retuvo, increíblemente se detuvo para a los pocos segundo seguirle penetrando,
aun asi, después de unos minutos no lo aguanto mas y de un gemido ronco suave
termino en su interior, recargando su frente en el pecho de Saga y este
acariciándole la espalda.
- Eres… maravilloso…
Tora simplemente sonrió ante el
comentario. Trato de levantarse y salir de su interior pero Saga lo impidió
abrazándole.
- No lo hagas… - Tora lo miro sin
entender – Quiero estar mas asi… contigo…
- Eres tan adorable – lo apego mas
tomándolo por la cintura, obligándole a soltar un suspiro al seguir en su
interior. – Aun no me has perdonado, ¿verdad?
- Dije que no era tan fácil… a pesar de
haberme hecho pasarla extraordinario, puedo seguirte odiando…
- Pero no me odias – Sonrió con
autosuficiencia.
- Pero si no dejas de decirlo, juro que
te odiare por el resto de mi existencia.
- Eso es mucho tiempo…
Saga
contesto con un efusivo pero a la vez calmado beso, aferrándose a su cabello,
chocando su lengua con la de Tora fuera de su boca. El pelinegro se levanto
saliendo de su cuerpo y aun desnudo camino por la recamara. El castaño se quedo
anonadado, como era posible que Tora tuviera las agallas para andar asi como
asi frente a sus ojos. Sin despegarle la vista le miro caminar por todos lados,
fulminándole, recorriéndole el cuerpo hasta que Tora regreso a la cama.
- Dios… - su rostro estaba
completamente colorado y mas cuando Tora comenzó a limpiarle el abdomen con una
especie de toalla – ¿Q-Que haces?... –
- Limpiando lo que ensucie… yo si tengo
educación…
- Y-Yo puedo hacerlo solo – se movió
pero Tora lo regreso a su lugar. - ¡Yo lo hare, no necesito tu ayuda!
- Quiero ser atento, ¿si? Solo déjame
hacerlo…
Tora siguió con su labor ignorando los
reclamos del otro, recorriendo aquel trapo por
todas las partes donde el castaño estaba completamente sucio de aquel
blanquecino esperma. Como hubiese querido hacerlo suyo una vez más, pero aun
asi se contuvo levantándose rápidamente a buscar su ropa. Cambiándose mientras
le daba la suya a Saga, dándole la espalda para no ver más. Pero justamente en
su pequeña fantasía Saga lo saco de
sus pensamientos.
- Shinji… Tu le has hecho algo a Uruha
antes de conocerme?
- Si – contesto simple, tomando asiento
a su lado en aquel colchón.
- Y yo que tengo que ver en todo esto, ¿porque me pidió estar a su lado?
- Porque eres tan parecido a ese
maldito humano suyo – chasqueo los dientes – yo solo seguí mis instintos y le
mate cuando estaba solo caminando por la noche, yo ni siquiera sabia que Uruha
tuviera algún tipo de relación con él sin convertirlo antes. –
- Entonces solo lo hizo porque me
parezco y ¿porque se quiere vengar?
- Claro, no eres su tipo, pero el mio
si – cuchicheo con vocecita recelosa.
Saga lo empujo antes de que comenzara a
sobresaltarse. Había escuchado como un ligero zapateo se aproximaba. Pareciese
que sus instintos comenzaran a desarrollarse al ver como sus uñas habían
crecido ligeramente y como sus ojos comenzaban a teñirse en aquel particular
color. Pero la mano de Tora y su sonrisa lo sacaron de su trance.
- Tranquilo… - susurro – son solo Reita
y Shou. - Y efectivamente, en el momento que la puerta se habría podía
distinguir las silueta de ambos.
- ¿Tora? – Aquella voz provoco una
sonrisa en el mencionado – Pronto anochecerá -
- Arg~ - El rubio frunció los labios. –
Odio el olor de este maldito, ¿que hicieron? –
- Lo mismo que hicieron ustedes, estúpido.
Tora en ese momento quiso romper a
carcajadas, la cara de Shou a comparación de la de Reita era de total
vergüenza, pero la risa ahora si se le borro de los labios y bruscamente. Al
parecer era tiempo de salir ya.
-
Maldición, despertó a pesar de que es tan temprano. – dijo Reita alarmando a
los demás – Es hora de salir de aquí…
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