Vampire Love ~Capitulo 11~
CAPITULO 11
“Confesiones al amanecer
(Parte uno)…”
El grito repentino de Uruha había sido
bastante fuerte. A pesar de que aun fuera temprano no había casi nada de luz en
la calle, todo estaba completamente nublado y se podía apreciar una tal vez
llovizna.
Bostezo antes de visualizar al rubio
bajar las escaleras de la casa junto a Shou ambos tomados de la mano o mejor
dicho, Reita arrastrándolo consigo. Al castaño verdaderamente le daba igual lo
que hiciera el rubio con su larga vida o corta vida pero el verlo tan junto con
el otro simplemente le daba algo de fastidio, celos tal vez al él estar
completamente solo.
- No me gusta gritar dos veces… - cruzo
su pierna derecha sobre la otra mirándoles con la ceja alzada, rodando los ojos
antes de echar una ligera risita.
- ¿Algo te es tan gracioso? – Reita le
fulmino con otra sonrisa.
- En verdad piensas quedarte con… esa
cosa…
Reita rio con gracia girando su rostro
para después al par de segundos estar prácticamente delante de Uruha tomándole
por el cuello. Si algo odiaba el rubio de Uruha era precisamente eso, que se
comportara como un verdadero patán e idiota y no midiera sus palabras. Sitio
unas ganas inmensas de estrangularle al ver la mirada sorprendida que tenia en
ese momento el castaño alto. Pero no lo hizo, volvió a sonreír de lado antes de
soltarle.
Uruha estaba sorprendido y no es porque
fuera la primera vez que Reita le tratase de golpear o de matar sino que su
sorpresa había sido a causa de los fugaces movimientos del otro, eso nunca lo
había visto incluso cuando perseguían o peleaban con alguien más.
- No piensas seguir… - Reto Uruha aun
desconcertado.
- ¿Y ensuciarme las manos? No gracias.
- ¿Estas comenzando a revelarte conmigo?
- No precisamente… pero si vuelvo a
escuchar un comentario de tan mal gusto, ten por seguro que quedas sin cabeza.
Uruha chasqueo los dientes mirándole a
ambos con rabia y más aun cuando Reita le seguía sonriendo con aquella maldita
altanería.
Shou por su parte se sintió algo
alagado, Reita le había defendido de cierto modo y mas aun había mantenido su
promesa de él no interferir en los secretos planes de Tora y adelantarse a
matarle. Pero dejo sus pensamientos de lado y sonrió, Reita se había acercado
delicadamente rodeando su cintura por la espalda, susurrándole a su oído
un “andando” que fue escuchado
rápidamente por su castaño amigo.
- A donde demonios vas – le detuvo con
una fuerte y ronca voz que alcanzo a intimidar a Shou – donde esta Saga… -
- ¿Soy niñera? No, pero si tanto te
interesa porque no le buscas…
Dicho esto Reita comenzó a caminar
hacia las escaleras perdiéndose en las penumbras de los pasillos que rodeaban
las habitaciones. Uruha quedo algo anonadado, que era lo que ese… Shou le había
dado al rubio para que este se comportara de una manera además de sorpresiva
algo indiferente hacia él.
Pero en fin, que mas daba si sabia que
ambos no podían estar de acuerdo en algo y teniendo mas en cuenta que Reita en
cualquier momento le pudiera dejar solo para irse con cualquier otro. Sonrió,
tal vez el ver a Saga en estos momentos le bajaría aquel endemoniado estado que
le comenzaba a consumir.
……………………………………………………………..
Tora y Saga habían salido como unos
verdaderamente fugitivos por la puerta de la recamara. Reita les había dado un
buen tiempo como para colarse en cualquier otro lado donde Uruha no les encontrase
por el momento. Pero, por que diablos no se salían de la casa y ya! O porque no
simplemente brincaba por la ventana y salieran disparados a cualquier otro
lugar.
No, eso era simplemente algo aterrador para el pelinegro…
A pesar de ser algo temprano, para unos
seres como ellos era fácil escabullirse por cualquier lugar en un estado
climático como en el que se encontraban, estaba nublado, bastante, y cada vez
se escuchaban relámpagos mucho mas cercas, pero no podían salir, Tora no le
permitiría a su castaño salir a menos que transcurrieran otro par de horas.
- Debemos salir de aquí… - regaño con
voz baja.
- No puedo… o-odio el sol.
- No es sol, ¡Tora por dios! Esta
nublado y podemos salir, faltan minutos para que oscurezca…
- ¡No saldré a menos que este
completamente oscuro!
Saga chasqueo los dientes. ¡Que diablos
le pasaba a Tora! Porqué no simplemente salían de aquella abandonada sala para
irse y ya, cual era el jodido problema como para no querer que algo de
insignificante iluminación hiciera contacto con él.
Tora sabia muy bien lo que el otro
pensaba, podía ver y notar el enojo y frustración en aquellos ojos grisáceos,
pero es que él en verdad odiaba la luz, no la soportaba, sentía que sus ojos
llorarían sangre si un rayo solar entrara en ellos.
Era realmente exagerado…
- Tora de verdad… salgamos de aquí…
- No saldremos.
- ¡Cual es el maldito problema!
Saga gruño desesperado tomándole del
abrigo, aquella desafiante mirada se cruzo con la del pelinegro, aquella
miradita que internamente estaba completamente llena de miedo. El castaño
mantenía su mirada fija en la del otro, mientras sus manos sujetaban
fuertemente ahora sobre el cuello de Tora presionando bastante fuerte dejándole
sin salida
- Piensas matarme solo porque no quiero
salir de aquí… - cerro su ojo derecho al sentir el agarre mucho mas fuerte –
Odio la luz, me da pavor… ¿contento? – su mirada se desvió rápidamente hacia
otro lugar de la habitación.
- ¿Que es lo que puede pasar?
- ¿Crees que una quemadura no duele? No
quiero volver a pasar por eso…
Saga le miro ahora descansando sus
facciones, tal vez algo malo le había ocurrido o había tenido una malísima
experiencia como para llegar a tener miedo a algo como tal. Pero entendía,
sabia que un vampiro no podía estar en la luz y deambular por las calles cuando
esta estuviera en apogeo porque como Tora lo decía… quemaba o mejor dicho,
calcinaba rápidamente.
- ¿Estas enfadado?...
- No es eso Takashi, solo que aun ahí cosas
que no comprendes… - como era posible enfadarse con aquel arrepentimiento
infantil del castaño – hace mucho, cuando conocí a mi creador era exactamente un día como hoy… – sonrió con nostalgia
tomando asiento en un lugar donde no hubiera tanto escombro – ¿Quisieras saber
mas de mi?... –
- La pregunta es estúpida, Amano… lo
sabes todo de mí asi que veo justo el que tú me cuentes absolutamente todo.
Saga había tomado asiento a un lado del pelinegro mientras este solo tomaba su mano.
Acaso el contarle esto ahora seria la mejor idea, sabia que esto de alguna
manera u otra podría afectar mucho ya que, en un principio Saga solo era objeto
a ser la pequeña herramienta para terminar con absolutamente todo, y aquel todo
por supuesto tenia como nombre… Uruha.
- Takashi solo quiero que sepas que
todo a cambiado y que yo te…
- ¡Ni lo digas! – le detuvo en seco –
no se porque pero te es una costumbre decir te quiero cuando confesaras algo
malo… - Tora asintió bajando la mirada – Solo dilo, después de todo no me iré.
–
\\\ Flash Back ///
Veintiuno de Octubre de mil ochocientos
once, pasadas las dos y treinta de la madrugada. Era algo sorprendente ver
gente deambulando por las calles a esas horas de la noche y mucho más a un
chico de una familia acomodada de tan solo veintitrés años de edad.
Prácticamente las calles en penumbras tal y como era el gusto del joven, pero,
porque ahora, ¿porque estas eran las horas que escogía para escabullirse de casa
para dar un paseo diario?
Como siempre caminaba y caminaba hasta
donde sus pies le permitieran el poder regresar después, prácticamente le importaba
nada el regresar tarde o mejor dicho temprano a dormir si lo que menos quería
era estar con su familia.
- No cree que es algo tarde como para
que un jovencito como tu de paseos nocturnos?
Aquella voz lo saco de sorpresa
provocándole ponerse en guardia gracias a sus instintos, pero lo que nunca
pensó sucedería, paso, había quedado estático al verle a los ojos. Como era
posible que tal belleza pudiera existir, aquellos ojos obscuros que al
acercarse cada vez mas a su cuerpo se palidecían lentamente hasta formas un
blanco exagerado con un delineado ligero en la pupila en un negro ébano,
aquella piel blanca, aquel largo y obscuro cabello y por supuesto aquella
sonrisa que jamás se le borraría de los pensamientos.
- ¿Esta asustado? Joven Shinji…
- ¡¿C-Como lo sabes?!
- Es inevitable no saberlo…
- ¿Quién eres? ¿Qué es lo que quieres?
- Deseas saber quien soy, además
quieres saber que es lo que quiero – llevo su dedo índice a sus labio,
pensando, rodeándole con una ligera caminata - ¿En realidad eso es lo que
quieres? –
Por primera vez en toda su vida sintió
miedo, aquel hombre que ahora pasaba a ser aquello
le horrorizo, aquellos perfectos labios le mostraron unos largos caninos que
minutos después tallaron mas no mordieron la piel de su cuello. No podía
moverse ante la impresión además de que tenía una especie de hechizo al sentir la mirada del otro.
- S-Si piensas matarme… hazlo de una
vez.
- Que te hace pensar que eso es lo que
realmente quiero.
- Tu, ustedes eso es lo que hacen,
matan con el simple hecho de…
- Estas en lo correcto, pero eso no es
lo que quiero de ti – interrumpió – quiero que ambos nos divirtamos durante
mucho tiempo –
- ¿Quien diablos eres?
- ¿Crees en el destino? – Contrataco con
otra interrogante – porque a partir de hoy, lo soy… crees que el destino es
inevitable?
Shinji quedo anonadado ante todo esto
mientras aquel solo sonrió con malicia ante su propia pregunta llevando una de
sus manos a la espalda e inclinando un poco su cuerpo asi como su rostro para
con la otra tomar la mano de Shinji. Aquel simple acto educado provoco un
temblor en el cuerpo de este ultimo haciendo que un calor se impactara a sus
mejillas con el simple hecho de que aquellos labios chocaran tan delicadamente
sobre su mano, para recibir una respuesta que cambio su vida drásticamente.
- Shiroyama Yuu para servirle a todo lo
que desee…
A partir de aquella noche Shinji había sido poseído por los colmillos del
otro y al pasar los días en los cuales, se había convertido en una verdadera
fiera al cazar a su presa y en una fría noche había caído rendido al amor que
Yuu le brindaba.
Veintiuno de Octubre de mil ochocientos
veintidós, una hora sin importancia en un lugar igualmente sin importancia.
Ambos yacían sentados bajo un roble con las manos entrelazadas, había pasado
poco más de un año desde que Aoi se
había presentado aquella noche, declarando no haber sido amor a primera vista
por parte de Tora pero si para Aoi.
- Has quedado satisfecho con la cena? –
pregunto ladeando su cabeza.
- Si…
- Algo te aflige cariño, no es asi? Te
has hartado de mi en tan poco tiempo? – bromeo.
- No es eso idiota, solo que aun no
puedo creer lo que has hecho y lo que he… hecho.
- Han pasado tres año de eso, lo hice
porque quería estar contigo y era la manera mas fácil, si no lo hacíamos seria
problemático el que hicieran preguntas al que no quisieras salir por las tardes
y te quedaras encerrado.
- Eso es cierto… - interfirió una
tercera persona.
- No a las conversaciones ajenas, Shou.
– dijo Aoi – Además, que les dirías cuando se dieran cuenta que no envejeces
para nada, ¡solo mírate! Eres perfecto.
- No había necesidad de matarles y
aunque no me hayan querido lo suficiente aun asi eran mis padres… - negó con la
cabeza suspirando – Me haces hacer cosas estúpidas. –
- Claro que no. – Se defendió – Tus
instintos son iguales a los míos y era de esperarse un comportamiento tan
parecido… eres una parte de mi y eso no puedes cambiarlo, amor… - dio un beso fugaz a sus labios – mientras
sigas conmigo seguirás siendo como eres porque eso me encanta. –
- Aoi, tu estas verdaderamente enfermo.
– Dijo Shou – estas convirtiendo a un pequeño cordero en algo feroz, justo a tu
imagen y semejanza ¡Míralo! Ni un remordimiento tiene al haber matado a la
persona que lo engendro – entrecerró los ojos.
- Cállate Shou, en fin, en algún
momento tenían que morir.
- Pero Tora~ tu hubieras hecho lo mismo
por estar con Aoi? y Tu Aoi lo hubieras permitido?
- ¡SI! – contestaron al mismo tiempo
con una rapidez inimaginable.
- Demonios, donde vine a caer….
- Por eso te dije que vinieras conmigo…
Aquella última voz les había
sobresaltado provocando que Aoi se levantara al instante intimidando a aquel
que les había sorprendido, apareciendo frente a su cuerpo para tomarle del
cuello y levantarlo impidiendo que sus pies tocaran el suelo, relamiéndose el
labio al saborearse una muerte de alguien más.
- Pero si eres tu… - sonrió con
desinterés fingido.
- Bájame si no quieres morir… -
amenazo.
- Crees poder ser capaz de eso, Reita…
- lo arrojo al suelo.
- Crees que me intimidaras con esa pose
de… ¿maldito? – rio con ironía – Vaya imbécil. -
- Cuantas veces te he dicho que midas
tus palabras, además de que no quiero matarte delante de Shou… le seria un poco
traumático, sabes? – Shou solo desviaba la mirada no tomándoles importancia.
Tora solo seguía observando sentando
como su pareja discutía en forma de burla con aquel rubio, suspirando con
pesadez al no encontrar nada divertido en la pelea. Pensado que seria de él
ahora si no fuera un vampiro. Estaba seguro que Aoi no estuviera con él ya que
era… raro el que ambas especies se mezclaran. Divagaba tanto que fue
sorprendido por una personita en especial.
- Tora… un gusto volver a verte – Tora
se levanto cambiando el color de sus ojos por instinto – Oh vamos, que vengo en
son de paz –
- Aléjate de él Uruha, ni se te ocurra
tocarle.
- Que parte de “Paz” no entiendes, Aoi.
- Ninguna viniendo de ti.
La atmosfera se había tornado en algo
bastante pesada, una donde los deseos de matar se hacían presentes en Aoi y
donde algo parecido se desprendía de Uruha, ambos se miraban amenazantes,
comiéndose –literalmente- con la mirada, mientras Reita al no tener nada que
ver solo retrocedía pasos hacia atrás, Shou hacia lo mismo y Tora solo miraba.
Pero todo había pasado tan rápido después de
eso, una donde Uruha había tumbado a Tora y amenazaba con matarle si Aoi se
acercaba. Si Aoi no hubiera tenido ningún lazo con el pelinegro simplemente le
hubiera dejado matarle pero esta vez era diferente, se mordía el labio
fuertemente encontrando una manera de donde quitar a Uruha y separarle de Tora.
Pero no había ninguna.
- Vamos acércate… - se burlaba – tanto
amor le tienes a este como para querer impedir que le mate?... Que el gran Aoi
le tome importancia a la vida de alguien mas es una verdadera sorpresa – encajo
la larga navaja en la curvatura de entre el cuello y hombros de Tora, dejándole
escurrir un poco de sangre.
- Tu… Tu te atreves a tocarle y... – Sonrió
furioso – date por muerto… - Aoi trato de correr para lanzarse a Uruha pero
rápidamente se vio obligado a detenerse, pues una pequeña daga se había
incrustado en sus espalda dejándolo caer de rodillas. Era como para burlarse
pero un humano había sido su agresor.
-¡Yuu! – en ese momento Tora empujo a
Uruha y como pudo corrió a un lado de Aoi, Shou tenia la intención de hacer lo
mismo pero con una seña negativa Reita le detuvo.
- Estoy bien tonto, solo me tomo por
sorpresa. - Aoi sonría de lo tonto que podía llegar a ser Tora, aun este creía
que podía morir en manos de un humano? Eso era estúpido.
- Realmente te encuentras bien? –
pregunto preocupado ayudándole a levantarse.
- Estoy bien amor… solo mátalo.
¿Dudarlo? No, para nada. No fue
necesario que Aoi se lo repitiera dos veces como para que Tora le obedeciera.
Este había corrido empujando a Uruha una vez mas dándole un rasguño a su pálido
rostro, tomando a aquel humano por el cuello, apretando su mano observando con
una sonrisa como este suplicaba por que se detuviera, viendo como Uruha era detenido
por el cabello por Aoi.
- ¿Ultimas palabras? – y poco antes que
el chico pudiera decir una sola palabra Tora ya le había estrangulado y mordido
para devorándole lentamente.
Aoi estaba maravillado, había creado a
un ser a su imagen y semejanza haciéndolo ver perfecto, tanto asi que no se dio
cuenta cuando Uruha había caído al suelo derrotado sin saber que hacer mientras
sus ojos se inundaban de lágrimas. Reita había intentado correr a detener a
Tora pero Shou se había interpuesto en su camino y no hizo otra más que
llevarse a Uruha no sin antes este haberles declarado una guerra a muerte.
- ¡¡Es suficiente Tora!! – grito
furioso Shou obligando que el mencionado se detuviera.
- Déjalo asi cariño, no hagamos enojar
a Shou mejor vayamos a otro lugar…
- Da lo mismo… esto es asqueroso. –
chasqueo los dientes.
- Los gustos de Uruha son asquerosos,
mira que mantener a un humano consigo por tanto tiempo es… - hizo una mueca de
asco – …repúgnate, pero le guardare un poco de respeto, porque mira que para
atacarme debió de estar loco. –
- Ustedes están enfermos – repitió Shou
– me voy a casa primero, asi que por mi pueden irse al diablo… -
- Cuídate~… - dijo Aoi – Oye Shinji,
vayamos a ver el amanecer… -
- ¡¡Estas loco!! ¡¡No quiero!! Además
estas herido.
- Entonces andando~
- ¡¡Nunca me escuchas, dije que no!! –
tarde, Aoi ya le había arrastrado hasta un lugar donde pudieran ocultarse pero
a la vez pudieran ver la luz del amanecer. Tora estaba algo asustado ya que la
última vez la luz estuvo a punto de calcinarle la mitad del cuerpo, pero había
algo por el cual no podía contradecir al
otro.
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