Vampire Love ~Capitulo 4~
CAPITULO 4
“Una verdad oculta…”
Las luces por toda la casa estaban
apagadas, comenzó a recorrer todos los lugares cerciorándose que nadie lo
hubiese visto llegar, aún era muy temprano como para que la servidumbre
estuviese despierta pero aun asi y como era su casa decidió armar un escándalo,
la verdad es que el mismo odiaba esto pero no tenía otra opción, si quería
deshacerse de ellos tenía que hacerlo.
- ¡ISABEL! – Grito - ¡Isabel ven aquí!
–
La chica después de unos minutos llego
corriendo hacia la sala de estar justo donde ahora Saga yacía sentado con las
piernas y brazos cruzados. A la joven se le hizo más que raro ver a su señor en
un estado bueno, o mejor dicho en sus cinco sentidos. Camino rápido al frente
de Saga inclinándose para recibir una orden.
- Señor dígame en que le puedo ayudar…
- restregó sus ojos.
- Escúchame bien – la chica asintió –
mañana no quiero a nadie aquí en la casa –
- Pero el descanso es el fin de semana.
- No me importa cuando sea, dije no
quiero a nadie y punto. Mándalos a hacer lo que se te plazca pero nadie,
escúchame bien, a nadie lo quiero rondando aquí dentro de la casa. Tengo
invitados y no quiero que los molesten.
- Señor en ese caso ¿desea que aliste
los cuartos o prepare la cena?
- Has lo que quieras solo no me
molestes en toda la mañana ni por la tarde, no abras mi puerta y ni se te
ocurra levantar las cortinas – ordeno – ve a dormir entonces. –
- Si señor, con su permiso – la chica
hizo una reverencia.
- Oh Isabel, necesito un favor rápido
antes de que vayas a dormir.
- Dígame…
- Pon unas cortinas en mi habitación,
las más oscuras que encuentres y si tienes unas negras agradecería que las
pusieras.
- ¿Negras señor? Pero si…
- ¡Ah! Sin reclamos, anda ve a hacer lo
que te ordene y te vas a descansar.
Saga suspiro al ver que chica se
retiraba, se llevó la mano a la cabeza cerrando los ojos. Estaba seguro que en algún
momento todos dentro de la casa se darían cuenta que él ya no era de lo más
normal, ya que la misma Isabel
comenzaba a replicar cualquier cosas.
Pero no se inmuto que alguien lo venía
siguiendo. Saga solo escucho cuando la joven bajaba de su habitación y hacia
una reverencia para irse a descansar. Se levantó con pesadez para ir a dormir como Tora le había pedido y una
vez dentro de su recamara cerro con seguro por dentro, encendiendo la luz para
llevarse un pequeño susto.
- Hola… a ti quería conocerte.
- ¡MALDICION! – Se giró asustado – ¡Tu
quién diablos eres!
- Ese mismo – rio – El mismo diablo para ti –
- Lo asustas, deja de jugar, quieres…
Saga desvió su mirada hacia la cama y
con un gran enojo miro al pelinegro. Se suponía que él ya se había ido a su
casa, choza, taberna o lo que tuviera, pero entonces que hacia ahí y más que
hacía en su recamara y acostado en su cama.
Se acercó y lo tomo por el cuello de la
camisa tratando de intimar al pelinegro, pero el intimidado fue otro.
- Aun eres lento cariño… - rio al tener
recostado a saga sobre la cama justo debajo de su cuerpo – sigo siendo más
rápido, incluso aún más rápido que ese – señalo a su acompañante.
- Quítate de encima y lárgate de mi
casa…
- Oh no, eso no se va a poder, mira –
señalo la ventana justo donde su amigo echaba un vistazo
- Pronto amanecerá y no alcanzaremos a
llegar a casa – frunció los labios
- ¡Un momento! Tú quién eres y que
haces en mi casa y que haces con Tora…
- Soy su amigo y ¡No!, no
malinterpretes, yo no tengo nada que ver con tu noviecito – se defendió.
- ¡NO ES MI NOVIO! – se defendió Saga
empujando a Tora.
- Vaya querido, tu novio es algo, no
sé, tiene un geniecito… - rodo los ojos mientras hablaba con Tora.
- Verdad que si…
Saga hacia muecas cada vez más extrañas
tratando de quitarse al pelinegro de encima, no era que le hiciera sentir
asqueado o algo por el estilo si no que, cada vez en el poco tiempo que se
conocieron sentía que había algo en él que comenzaba a llamarle la atención,
algo que le hacía sentir escalofríos, algo que realmente le asustaba mucho, no
porque comenzara a sentir algo sino porque tenía miedo a que si se enamoraba o llegaba a quererlo, en
cualquier momento se fuera como su familia, dejándolo solo, una vez más sin
nadie.
- Necesita ayuda urgente… - comento de
repente.
- ¿Quien?
- Como que quien, pues tu novio, míralo
se pierde en su cabeza imaginando cosas sin sentido… - frunció los labios
llevando su dedo índice sobre ellos haciendo como si estuviese pensando en algo
- ¡Ah ya! Takashi… ¿verdad? – saga asintió. – me prestas tus manos? -
- Para que… - dijo desconfiado. – qué
piensas hacer. -
- Yo nada, si te hiciera algo te
aseguro Tora me mataría, solo déjame ver algo, ¿si? – sonrió infantil provocando
una risa en Tora.
- Vamos, Shou no te hará nada…
- ¿Shou? – Saga entrecerró los ojos
- Digamos que es como un nombre
artístico – rio – solo dime Shou, ok. Por el momento no puedo decirte mi
nombre.
- ¿Porque?
- No hasta que alguien más lo diga
primero que tu – le regalo un giño. – ya lo entenderás ahora me permites tus
manos… -
Saga obedeció aun desconfiado, extendió
sus manos hacia adelante, en lo que Shou le regalaba una sonrisa, pero más que
la sonrisa, se perdió en los ojos color gris unos que comenzaron a teñirse en
un rojizo brillante, unos que le hicieron perderse de todo su presente y
regresar a su pasado.
Sintió como si estuviese en un especie
de Flash Back, veía todo lo que antes había vivido, todos sus miedos, todos lo
momentos felices y lo mejor de todo, fue cuando vio a sus padres una vez más,
sonriéndole como siempre lo hacían.
Tora miraba todo detenidamente, Shou y
Saga estaban perdidos en los ojos del otro, sus manos apretadas y haciendo
gestos que no pudo definir. Se abrazó al castaño cuando le vio comenzar a
derramar lágrimas. Era algo sorprendente hasta para sí mismo ya que cuando veía
que el otro llorar sin moverse, su cuerpo se estremecía, sintió un pequeño nudo
en la garganta que aunque fuera muy pequeño y diminuto podía sentirlo.
Después de unos minutos Shou sonrió
ante alguna visión que Saga le
mostraba, ahora veía su futuro, todo lo que pasaría incluso desde el día o
noche siguiente, estaba contento pero a la vez un poco asustado, su futuro solo
se mostraba gracias a la ayuda del mismo Shou y su pasado gracias a los
pensamientos de Saga, pero aun asi aunque hubiera algo malo, siempre había algo
bueno. Shou comenzó a cambiar el rojizo de sus ojos a su color natural,
provocando que Saga despertara de su trance de una manera brusca dejándolo
prácticamente desmayado en los brazos de Tora.
- Tienes mucho que hacer Tora… - dijo
Shou – Este chico es muy difícil –
- ¿Que viste?
- Nada malo pero tampoco bueno, digamos
que tiene un trauma y le será difícil salir de el… Te cuento aprovechando que
está dormido – Shou se acomodó sobre la cama mientras Tora acomodaba a Saga en
su regazo abrazándolo protectoramente – Cuéntame que paso con su familia… -
- No… No lo se…
- No me mientas a mí, quiero que tu
mismo me lo digas.
- Yo fui quien los… mato… pero él
piensa que fue un accidente.
- Eso es lo difícil…
- Malo, diría yo.
- No te preocupes por eso, lo malo aquí
es que no puede tomarle confianza a nadie, siente que sucederá lo mismo que con
su familia y se terminara quedando solo. Pero déjame decirte que eres astuto –
dijo risueño – mira que utilizar tus métodos, sirven, el confío en ti desde que
te conoció pero tiene miedo al que le dejes solo.
- Pero tú sabes que eso es im…
- Lo sé, es imposible porque tu amor es
verdadero, pero recuerda, tienes tres noches para que él mismo te diga lo que
quieres escuchar, una vez juntos ni aunque él te odie se podrán separar, su
amor va a poder más que su mismo dolor.
-¿Pero como voy a lograr eso?
- Eso, tú tienes que darte cuenta, tienes una oportunidad de decirle lo que sientes y de decirle la verdad, no te diré si es ahora o en una hora o mañana, sabes que no puedo alterarlo porque es como alterar su presente…
- Gracias Shou, de verdad muchas
gracias…
- Agradéceme cuando todo haya pasado…
ahora solo cuida de ese gran chico porque algo grande puede pasar antes de que
tú le cuentes todo…
Tora suspiro con miedo, entendía
completamente las palabras de su amigo, sabia también que todo se le podría
venir abajo, él había asesinado a los padres de la persona que le había
enamorado desde hace años, de cuando había visto a ese chico de tan solo
diecinueve años caminar con su madre por las noches en el jardín. Pero es que
hace años que lo veía tan feliz, esa sonrisa suya se le hacía hermosa, sabía
que era prohibido el que un vampiro tuviera algún contacto con otra especie,
aquella que solo servía para alimentarse, igual como sus padres que solo fueron
el alimento de una bestia que se regocijaba por la noches.
- No te atormentes… todo estará bien
querido, solo protégelo, bien…
- No, no, no… nada de “Querido” aquí.
Saga se comenzaba a mover, mientras
empujaba al pelinegro, no había alcanzado a escuchar nada de lo anterior pero
si esto último. Había sentido algo dentro suyo en el momento de escuchar
aquella palabrita siendo dirigida hacia Tora, no eran celos pero tampoco le
daba nada de gracia el escucharlo.
- Disculpa querido, creo que me pase un poquito contigo – sonrió Shou
llevándose las manos al cabello – aun no me controlo –
- Dije nada de “querido” y que fue lo
que me hiciste, me pesa el cuerpo.
- Pero si el que carga con tu peso es
Tora – rio – Y anda, dile a Tora que te
gusta -
- ¡N-No me gusta! – desvió la mirada
apartándose del pelinegro.
- No te mientas. – Dijo Shou – se
perfectamente que algo de él te atrae y te gusta. –
- Atraer no es lo mismo que gustar –
contesto desviando su mirada.
- Pero ni un poco sientes algo por mí?
Si te beso ahora, ¿Me lo corresponderías?
Saga desvió su mirada aún más rojo,
aquello que Tora dijo le era imposible, no le gustaba la idea eso de
corresponder o no… sabía que era débil.
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