Vampire Love ~Capitulo 7~
CAPITULO 7
“¿Algo ocultas? Eso me
daña…”
Shou había optado por apartarse de ahí,
irse algo lejos para darles su espacio. Tora seguía besando los labios del
castaño y antes de que este se diera cuenta de lo que hacía prefirió abrazarse
a él. Tora sintió algo de felicidad en ese momento, nunca se hubiese imaginado
tener a Saga aferrado a su cuello y enredando su lengua con la suya. Esto para
Saga también era sorpresivo, no entendía ni el mismo porque correspondía a ese
delicioso beso, no entendía porque era que su estómago se estrujaba cada que
sentía los brazos del pelinegro después de haber hecho aquello.
Se separó lentamente aun con los ojos
cerrados.
- Yo… yo no quería… - se llevó las
manos a la cabeza retrocediendo unos pasos.
- Pero lo hiciste.
- Porque tu… porque tu…. Ashh~ tú
tienes la culpa de todo.
Saga comenzó a caminar entrando a su
casa, después de todo estaban a las afueras de su jardín. Perfectamente sabía
que el pelinegro venía detrás de él y no dejaría de joder con lo mismo, pero
para que mentirse si el mismo había correspondido, le había gustado y no quiso
separase, pero tuvo que hacerlo. Le encantaba.
- Quien era él – pregunto de repente
cambiándole el tema a Tora justo cuando ambos llegaban a la oscura habitación.
- Uruha…
- ¿Y que es lo que quería? Porque me
enredo en su asunto… ni siquiera lo conozco – se sentó sobre la cama - Que es
lo que no se de ti… -
- No hay necesidad de saber de mi… poco
a poco lo sabrás a su momento.
- ¡Pero este es el momento! ¿Que me
ocultas? Que es lo que él puede decirme si yo voy a buscarle…
Tora cerro los ojos, porque todo se le
tenía que acabar aquí? Porque Uruha tenía una lengua tan larga. Tenía la
obligación de decirle la verdad a Saga, tenía que decirle la verdad porque lo
quería, pero y si se iba? Y si lo dejaba solo? No lo soportaría, no soportaría
que Uruha le quitara algo suyo, algo que con dificultad pudo obtener.
- Lo diré todo – suspiro con miedo –
pero antes de todo quiero que me beses, hazlo como lo hiciste antes y como hace
unos momentos… por favor…
Saga obedeció, Tora le estaba rogando
solo un beso y nada más. Se acomodó mejor y giro su cuerpo aun sentado para
juntar sus labios con los del pelinegro. Sus labios se abrieron en el mismo
segundo, adentrando ambos sus lenguas para asi comenzar con un juego entre
ellas. Saga dejo de recargarse en el colchón y llevo sus manos a la nuca del
otro, rodeándolo y entrelazando sus propios dedos.
Tora se dejó llevar por lo que sentía,
tomo las caderas del otro mientras era jalado por el castaño para dejarse caer
ambos a la cama. Acomodándose Saga abriendo las piernas para que Tora se
acomodara entre ellas. Ambos recorrieron el cuerpo del otro con sus manos, Tora
masajeaba sus piernas mientras el castaño recorría su espalda y caderas.
Pero un gemido de Saga hizo que Tora se
detuviera y lo dejara jadeante sobre el colchón, se levantó como rayo
llevándose las manos a la cabeza.
- Lo siento… Yo te he hecho daño y no
me amas…
- Yo si… no te disculpes.
Porque todo tenía que acabar aquí,
porque Uruha lo había hecho tan difícil. Si no hubiera sido por él, estaría
seguro que por lo menos hubiera pasado un poco más de tiempo con Saga.
- Te diré la verdad – se alejó
recargándose a una de las paredes de la habitación – Yo llevo sabiendo de ti
desde que tenías diecinueve años, te conozco lo suficiente porque te he
observado, nunca imagine enamorarme de un humano con tan solo mirarlo – Saga
abrió los ojos sorprendido – Tú eras tan feliz con tu familia, sonreías y eso
me asqueaba, me enojaba por no ser yo quien te provocara esas risas, Yo no
sabía cómo tenerte, como hacerle para que te volvieras loco, frio, para que
odiaras la vida –
- Y aprovechaste… ¿mi tristeza?
- Yo provoque tu tristeza…
Saga levanto una ceja sin entender
porque le decía todo esto. Se iba a levantar de la cama pero Tora negó con la
cabeza.
- Sé que hice mal, y antes de terminar
de decirte todo quiero que sepas que por primera vez en todos estos años me
arrepiento… - volvió a suspirar nervioso
– y que sepas que… eres el primero al que amo y que si me odias puedes irte y
olvidar todo –
- Porque me dices… todo esto. Te
arrepientes ahora de haber sido yo al que convertiste, ¿de haber estado conmigo?
- ¡NO! Nunca me arrepentiré de eso… yo
a partir de aquella noche nunca dejare de amarte, recuerda eso…
- Entonces ¿porque? – se sonrojo – no
entiendo nada… –
- Yo, con tu familia en mi camino no
podía tenerte, no podía hacerte ver la vida de otra manera…
- No te entiendo…
- Yo… Yo acabe con lo que más querías –
Saga abrió los ojos – no fue accidente, yo… me alimente de ellos hasta matarlos…
- Es broma, ¿verdad? - Saga se levantó
de golpe – Es broma… - sus lágrimas comenzaron a salir.
- Yo no sabía… no sabía qué hacer.
Saga seguía en total shock, porque todo
lo que quería se tenía que ir, porque ahora que comenzaba a sentir algo tan
rápido Tora le hacía esto, se sentía usado, se sentía un objeto con el cual
Tora tal vez quería jugar. No le perdonaría, nunca se lo perdonaría.
- Takashi… - se acercó.
- ¡NO ME TOQUES!
- Perdóname, no sabía que hacia…
¡Perdóname maldición!
- ¡¿Perdonarte?! ¡ME QUITASTE TODO! Me
quitaste… lo que más quería…
Saga seguía llorando, quería matarse,
quería matar a aquel maldito que estaba frente a él. No le importaba lo que
sucedería después, se acercó a Tora y con la mano extendida le dio una
bofetada, una donde sus uñas se hicieron presente dejándole una grande cortada
en su mejilla.
La sangre escurría por su mejilla,
sabía que se merecía esto y más, que merecía morir a sus manos, pero eso no
quitaría que se sentiría lo peor desde ahora. Solo sintió como Saga le volvía a
pegar en la otra mejilla, como después de eso se dejaba caer de rodillas
llorando desconsoladamente, tan lastimado, como se levantaba de golpe y lo
miraba con sus ojos completamente teñidos de color rojo.
- Por mi puedes morir – apretó los
dientes, mordiéndose con sus propios colmillos – porque si no lo haces… yo te
matare, ¡ME DESHARE DE TI COMO LA BASURA QUE ERES! –
- Takashi por favor – sentía un nudo en
la garganta.
- Que harás… ¡QUE ME DIRAS AHORA PARA
CREERTE! ¡TE ODIO! ¡TE DETESTO!
Y con estos gritos Saga dio un brinco
desde la ventana, tomando todas las fuerzas que tenía para correr, para buscar
la ayuda de alguien en quien realmente confiar. Perdiéndose en la poca
oscuridad de la noche, buscando aquella esencia que le pudiera quitar su enojo,
su tristeza, su coraje, su rabia, todo, hasta su propia vida.
Por lo tanto Tora se había quedado solo
en aquella habitación tirando todo, rompiendo lo que se le cruzara en su
camino. La puerta se abrió y ni le importo si lo veían tirando todo, si le
veían que él no era del todo normal o si veían aquellos colmillos que ahora
mismo no podía ocultar.
- ¿Usted quién es? – aquel señor con traje
se acercó para sacarlo de lo que se suponía era la habitación de su señor pero
prefirió nunca haberlo hecho – ¡S-Salga de aquí! –
Tora giro su mirada hacia aquel que
pertenecía a la servidumbre, tanto era su enojo que lo tomo del cuello y
prácticamente se deshizo de su cabeza, arrancándola poco a poco, provocando que
la sangre saliera a chorros salpicando todo. Pero se vio detenido, justo cuando
le quitaría el brazo a aquel ya cadáver le detuvieron los brazos, casi lo
cargaban para apartarlo de aquel descuartizado cuerpo.
- Cálmate Tora… ¡Cálmate!
- Lo perdí ¡LO PERDI TODO!… lo perdí
todo Shou…
- Tranquilo, no quiero ser yo quien te
calme, por favor…
Shou solto poco a poco al pelinegro,
nunca pensó verlo tan destrozado, con aquella actitud tan psicópata, pero él ya
sabía que esto sucedería, que todo esto tenía que pasar tarde o temprano. Pero
ahora lo difícil venía desde aquí, como le haría Tora para que Saga volviera a
confiar en él, para que se diera cuenta que todo lo hacía por amor y que él era
realmente asi, un asesino, su manera de obtener lo que quería.
- Necesito encontrarlo ¡BUSCALO!
Ayúdame…
- Lo buscaremos, te ayudare, pero tú
eres el que lo conoce, tu sabes a donde podría ir.
- No lo sé…
- ¡¿Cómo lo buscaremos entonces?! Si
Uruha lo encuentra antes que nosotros, él … él te lo quitara…
- ¡NO DIGAS ESO! primero lo mato…
- Vayamos a buscarlo, anda… tenemos
pocas horas antes de que amanezca, después no podremos hacer nada.
Tora asintió saliendo por el mismo
lugar de donde su castaño lo había hecho anteriormente, brinco por la ventana
buscando de algún modo el aroma ya tan conocido de Saga. Shou brinco igualmente
después de él, yéndose por el lado contrario a donde el pelinegro.
Busco para todos lados, los jardines de
la gran casa, a los alrededores y hasta el pequeño parque que estaba cerca. No
lo encontraba y faltaba poco tiempo para que el sol saliera, se tumbó derrotado
en el pasto cerrando los ojos y tratando de recordar los lugares que había
visto aquella vez en el pensamiento de Saga.
- Como me encanta encontrarme a
personas como tú.
Aquella voz le hizo abrir los ojos
abruptamente, estuvo a punto de levantarse pero se lo impidieron, aquel cuerpo
estaba encima suyo acorralándolo e impidiendo cualquier movimiento. Shou
trataba de moverse pero no podía.
- Re… Reita…
- Hola Shou.
Reita agacho su rostro chocando su
aliento con el de Shou, provocando que este se acostara sobre el pasto de a
poco. Sus miradas no se separaban. Shou sentía cada vez más cosas dentro de su
cuerpo, porque Reita era tan… asi, tan maravilloso, tan provocativo, tan…
hermoso. Su cuerpo teñido en aquel hermoso pálido blanco, su piel tan fría, sus
ojos siempre en un bello rojo carmín, su tacto tan… único.
- Yo, ehh… yo tengo que buscar algo…
disculpe… - se sintió tan tonto, desvió la mirada.
- Entonces no me buscabas, ¿a mí? –
sonrió divertido.
- Yo… busco a Takashi… perdón…
- Oh, al chico de Tora – Shou asintió
mirando hacia otro lado – Lo acabo de ver hace unos momentos –
- ¿De verdad? ¿Dónde? – Shou se levantó
un poco sin siquiera darse cuenta de la cercanía con Reita. – Sé que soy su
enemigo, pero solo por esta vez puedo olvidar eso -
- Lo dije una vez ya, ¿no? – Shou no
entendió – No soy tu enemigo ni el aliado de Uruha, lo que pase entre ustedes
no me importa, asi que si quieres saber dónde está yo te puedo decir, ¿quieres
saber dónde? – Shou asintió – Te lo diré,
no, es más, te llevare con él pero solo si me regalas lo que antes te pedí –
sonrió - … un beso…
Shou en ese momento se tensó de sobre
manera y más cuando sus labios fueron atrapados por los del rubio, no supo que
hacer o cómo reaccionar en ese momento.
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