Vampire Love ~Capitulo 7~

16:57 *Mony-san* 0 Comments

CAPITULO 7
“¿Algo ocultas? Eso me daña…”

Shou había optado por apartarse de ahí, irse algo lejos para darles su espacio. Tora seguía besando los labios del castaño y antes de que este se diera cuenta de lo que hacía prefirió abrazarse a él. Tora sintió algo de felicidad en ese momento, nunca se hubiese imaginado tener a Saga aferrado a su cuello y enredando su lengua con la suya. Esto para Saga también era sorpresivo, no entendía ni el mismo porque correspondía a ese delicioso beso, no entendía porque era que su estómago se estrujaba cada que sentía los brazos del pelinegro después de haber hecho aquello.

Se separó lentamente aun con los ojos cerrados.

- Yo… yo no quería… - se llevó las manos a la cabeza retrocediendo unos pasos.

- Pero lo hiciste.

- Porque tu… porque tu…. Ashh~ tú tienes la culpa de todo.

Saga comenzó a caminar entrando a su casa, después de todo estaban a las afueras de su jardín. Perfectamente sabía que el pelinegro venía detrás de él y no dejaría de joder con lo mismo, pero para que mentirse si el mismo había correspondido, le había gustado y no quiso separase, pero tuvo que hacerlo. Le encantaba.

- Quien era él – pregunto de repente cambiándole el tema a Tora justo cuando ambos llegaban a la oscura habitación.

- Uruha…

- ¿Y que es lo que quería? Porque me enredo en su asunto… ni siquiera lo conozco – se sentó sobre la cama - Que es lo que no se de ti… -

- No hay necesidad de saber de mi… poco a poco lo sabrás a su momento.

- ¡Pero este es el momento! ¿Que me ocultas? Que es lo que él puede decirme si yo voy a buscarle…

Tora cerro los ojos, porque todo se le tenía que acabar aquí? Porque Uruha tenía una lengua tan larga. Tenía la obligación de decirle la verdad a Saga, tenía que decirle la verdad porque lo quería, pero y si se iba? Y si lo dejaba solo? No lo soportaría, no soportaría que Uruha le quitara algo suyo, algo que con dificultad pudo obtener.

- Lo diré todo – suspiro con miedo – pero antes de todo quiero que me beses, hazlo como lo hiciste antes y como hace unos momentos… por favor…

Saga obedeció, Tora le estaba rogando solo un beso y nada más. Se acomodó mejor y giro su cuerpo aun sentado para juntar sus labios con los del pelinegro. Sus labios se abrieron en el mismo segundo, adentrando ambos sus lenguas para asi comenzar con un juego entre ellas. Saga dejo de recargarse en el colchón y llevo sus manos a la nuca del otro, rodeándolo y entrelazando sus propios dedos.

Tora se dejó llevar por lo que sentía, tomo las caderas del otro mientras era jalado por el castaño para dejarse caer ambos a la cama. Acomodándose Saga abriendo las piernas para que Tora se acomodara entre ellas. Ambos recorrieron el cuerpo del otro con sus manos, Tora masajeaba sus piernas mientras el castaño recorría su espalda y caderas.
Pero un gemido de Saga hizo que Tora se detuviera y lo dejara jadeante sobre el colchón, se levantó como rayo llevándose las manos a la cabeza.

- Lo siento… Yo te he hecho daño y no me amas…

- Yo si… no te disculpes.

Porque todo tenía que acabar aquí, porque Uruha lo había hecho tan difícil. Si no hubiera sido por él, estaría seguro que por lo menos hubiera pasado un poco más de tiempo con Saga.

- Te diré la verdad – se alejó recargándose a una de las paredes de la habitación – Yo llevo sabiendo de ti desde que tenías diecinueve años, te conozco lo suficiente porque te he observado, nunca imagine enamorarme de un humano con tan solo mirarlo – Saga abrió los ojos sorprendido – Tú eras tan feliz con tu familia, sonreías y eso me asqueaba, me enojaba por no ser yo quien te provocara esas risas, Yo no sabía cómo tenerte, como hacerle para que te volvieras loco, frio, para que odiaras la vida –

- Y aprovechaste… ¿mi tristeza?

- Yo provoque tu tristeza…

Saga levanto una ceja sin entender porque le decía todo esto. Se iba a levantar de la cama pero Tora negó con la cabeza.

- Sé que hice mal, y antes de terminar de decirte todo quiero que sepas que por primera vez en todos estos años me arrepiento…  - volvió a suspirar nervioso – y que sepas que… eres el primero al que amo y que si me odias puedes irte y olvidar todo –

- Porque me dices… todo esto. Te arrepientes ahora de haber sido yo al que convertiste, ¿de haber estado conmigo?

- ¡NO! Nunca me arrepentiré de eso… yo a partir de aquella noche nunca dejare de amarte, recuerda eso…

- Entonces ¿porque? – se sonrojo – no entiendo nada… –

- Yo, con tu familia en mi camino no podía tenerte, no podía hacerte ver la vida de otra manera…

- No te entiendo…

- Yo… Yo acabe con lo que más querías – Saga abrió los ojos – no fue accidente, yo… me alimente de ellos hasta matarlos…

- Es broma, ¿verdad? - Saga se levantó de golpe – Es broma… - sus lágrimas comenzaron a salir.

- Yo no sabía… no sabía qué hacer.

Saga seguía en total shock, porque todo lo que quería se tenía que ir, porque ahora que comenzaba a sentir algo tan rápido Tora le hacía esto, se sentía usado, se sentía un objeto con el cual Tora tal vez quería jugar. No le perdonaría, nunca se lo perdonaría.

- Takashi… - se acercó.

- ¡NO ME TOQUES!

- Perdóname, no sabía que hacia… ¡Perdóname maldición!

- ¡¿Perdonarte?! ¡ME QUITASTE TODO! Me quitaste… lo que más quería…

Saga seguía llorando, quería matarse, quería matar a aquel maldito que estaba frente a él. No le importaba lo que sucedería después, se acercó a Tora y con la mano extendida le dio una bofetada, una donde sus uñas se hicieron presente dejándole una grande cortada en su mejilla.

La sangre escurría por su mejilla, sabía que se merecía esto y más, que merecía morir a sus manos, pero eso no quitaría que se sentiría lo peor desde ahora. Solo sintió como Saga le volvía a pegar en la otra mejilla, como después de eso se dejaba caer de rodillas llorando desconsoladamente, tan lastimado, como se levantaba de golpe y lo miraba con sus ojos completamente teñidos de color rojo.

- Por mi puedes morir – apretó los dientes, mordiéndose con sus propios colmillos – porque si no lo haces… yo te matare, ¡ME DESHARE DE TI COMO LA BASURA QUE ERES! –

- Takashi por favor – sentía un nudo en la garganta.

- Que harás… ¡QUE ME DIRAS AHORA PARA CREERTE! ¡TE ODIO! ¡TE DETESTO!

Y con estos gritos Saga dio un brinco desde la ventana, tomando todas las fuerzas que tenía para correr, para buscar la ayuda de alguien en quien realmente confiar. Perdiéndose en la poca oscuridad de la noche, buscando aquella esencia que le pudiera quitar su enojo, su tristeza, su coraje, su rabia, todo, hasta su propia vida.

Por lo tanto Tora se había quedado solo en aquella habitación tirando todo, rompiendo lo que se le cruzara en su camino. La puerta se abrió y ni le importo si lo veían tirando todo, si le veían que él no era del todo normal o si veían aquellos colmillos que ahora mismo no podía ocultar.

- ¿Usted quién es? – aquel señor con traje se acercó para sacarlo de lo que se suponía era la habitación de su señor pero prefirió nunca haberlo hecho – ¡S-Salga de aquí! –

Tora giro su mirada hacia aquel que pertenecía a la servidumbre, tanto era su enojo que lo tomo del cuello y prácticamente se deshizo de su cabeza, arrancándola poco a poco, provocando que la sangre saliera a chorros salpicando todo. Pero se vio detenido, justo cuando le quitaría el brazo a aquel ya cadáver le detuvieron los brazos, casi lo cargaban para apartarlo de aquel descuartizado cuerpo.

- Cálmate Tora… ¡Cálmate!

- Lo perdí ¡LO PERDI TODO!… lo perdí todo Shou…

- Tranquilo, no quiero ser yo quien te calme, por favor…

Shou solto poco a poco al pelinegro, nunca pensó verlo tan destrozado, con aquella actitud tan psicópata, pero él ya sabía que esto sucedería, que todo esto tenía que pasar tarde o temprano. Pero ahora lo difícil venía desde aquí, como le haría Tora para que Saga volviera a confiar en él, para que se diera cuenta que todo lo hacía por amor y que él era realmente asi, un asesino, su manera de obtener lo que quería.

- Necesito encontrarlo ¡BUSCALO! Ayúdame…

- Lo buscaremos, te ayudare, pero tú eres el que lo conoce, tu sabes a donde podría ir.

- No lo sé…

- ¡¿Cómo lo buscaremos entonces?! Si Uruha lo encuentra antes que nosotros, él … él te lo quitara…

- ¡NO DIGAS ESO! primero lo mato…

- Vayamos a buscarlo, anda… tenemos pocas horas antes de que amanezca, después no podremos hacer nada.

Tora asintió saliendo por el mismo lugar de donde su castaño lo había hecho anteriormente, brinco por la ventana buscando de algún modo el aroma ya tan conocido de Saga. Shou brinco igualmente después de él, yéndose por el lado contrario a donde el pelinegro.

Busco para todos lados, los jardines de la gran casa, a los alrededores y hasta el pequeño parque que estaba cerca. No lo encontraba y faltaba poco tiempo para que el sol saliera, se tumbó derrotado en el pasto cerrando los ojos y tratando de recordar los lugares que había visto aquella vez en el pensamiento de Saga.

- Como me encanta encontrarme a personas como tú.

Aquella voz le hizo abrir los ojos abruptamente, estuvo a punto de levantarse pero se lo impidieron, aquel cuerpo estaba encima suyo acorralándolo e impidiendo cualquier movimiento. Shou trataba de moverse pero no podía.

- Re… Reita…

- Hola Shou.

Reita agacho su rostro chocando su aliento con el de Shou, provocando que este se acostara sobre el pasto de a poco. Sus miradas no se separaban. Shou sentía cada vez más cosas dentro de su cuerpo, porque Reita era tan… asi, tan maravilloso, tan provocativo, tan… hermoso. Su cuerpo teñido en aquel hermoso pálido blanco, su piel tan fría, sus ojos siempre en un bello rojo carmín, su tacto tan… único.

- Yo, ehh… yo tengo que buscar algo… disculpe… - se sintió tan tonto, desvió la mirada.

- Entonces no me buscabas, ¿a mí? – sonrió divertido.

- Yo… busco a Takashi… perdón…

- Oh, al chico de Tora – Shou asintió mirando hacia otro lado – Lo acabo de ver hace unos momentos –

- ¿De verdad? ¿Dónde? – Shou se levantó un poco sin siquiera darse cuenta de la cercanía con Reita. – Sé que soy su enemigo, pero solo por esta vez puedo olvidar eso -

- Lo dije una vez ya, ¿no? – Shou no entendió – No soy tu enemigo ni el aliado de Uruha, lo que pase entre ustedes no me importa, asi que si quieres saber dónde está yo te puedo decir, ¿quieres saber dónde? – Shou asintió  – Te lo diré, no, es más, te llevare con él pero solo si me regalas lo que antes te pedí – sonrió - … un beso…

Shou en ese momento se tensó de sobre manera y más cuando sus labios fueron atrapados por los del rubio, no supo que hacer o cómo reaccionar en ese momento.





Gracias por siempre leerme...

0 comentarios: