Vampire Love II ~Capitulo 2~

20:47 *Mony-san* 0 Comments

CAPITULO 2
“Segundo encuentro
[21/11/1762]
Habían pasado meses en los cuales estaba más que estresado. Había tratado de ir a buscar a Uruha pero simplemente él se hacía a la idea de que lo mejor era dejar las cosas como estaban. Pero una vez mas no fue posible porque hace poco más de cinco semanas salía a las afueras para poder verle y no precisamente a Uruha. Ahora se daba cuenta que ¡Por nada del mundo podía dejar las cosas como estaban! No teniendo esa maldita sensación matándole completamente las neuronas, teniendo esa necesidad de por lo menos ver la transformación del otro.

Ahora mismo, otra vez salió a caminar a aquel lugar donde le encontró moribundo, donde por primera vez pudo sentir esos malditos brazos rodearle, anteriormente no le había importado el acto, no le importaba que solo lo hubiera hecho por el miedo que le rodeaba en ese entonces. Ahora después de un tiempo quería saber si lo que sentía era una simple tontería y no lo que precisamente pensaba.

Prefirió no seguir caminando hacia aquel lugar, el solo hecho de pensar que se arrepentiría de matarle como anteriormente pensaba le asustaba. Cambio su rombo justo hacía cualquier lado, por lo menos buscando algo que pudiera saciarle la sed repentina y sacarle todo de la cabeza.

Pero sus caminatas le llevaron a un lugar poco conocido, alarmándose por el olor que comenzaba a regalarle el viento. Incluso no supo cómo actuar al sentir su presencia, pero aun asi no se sintió intimidado.

- ¿Se te perdió algo? – pregunto con aquella voz fuerte.

- Nada en especial, solo caminaba.

Se giró para mirarle, topándose entre sus ojos con la tapa de un largo y negro bastón, estaba justamente a punto de golpearle, de encararle de una vez por todas para poder quitarle esa estúpida sonrisa y esa voz más que chocante para sí, pero por lo visto el pelinegro se le adelantaba, sí que tenía reflejos.

- Entonces si no perdiste algo, porque no te largas. – le dijo tranquilo, girando el mango del bastón entre sus dedos.

- ¿Tengo que hacerlo?

- No juegues conmigo pedazo de imbécil porque justamente en estos momento no quiero pelear, me la pase tan bien con ese niño que me regalaste que no quiero arruinar el momento. – Sonrió altanero – porque me lo regalaste ¿recuerdas? Te pidió ayuda y ni eso pudiste hacer. –

- ¿Eso te importa? – Contraatacó – porque si te importa puedes devolverlo, asi término de una vez con él y le ayudo a cumplir aquel deseo que tenia de morir. –

- ¿Matarle? No te creo - sonrió – si le quisieras matar no le buscarías tan desesperado, porque tu cara y expresiones eso es lo que reflejan, desesperación. - se cruzó de brazos riendo de la sorpresa del otro – Vez, estoy en lo correcto y eso ya no lo puedes cambiar. Por qué no admites que comienza a gustarte y por eso es que le buscas. -

- No entiendo cómo puedes pensar eso.

- No lo pienso. – Arqueo la ceja – Yo lo veo en tus ojos y Shou también lo sabe. –

- Es mentira… - dijo nervioso.

- Porque no se lo preguntas tú mismo. – volvió a sonreí – Ven aquí cariño, tienes una visita algo desagradable… - levantó su mano y llamó a aquel que se acercaba por la oscuridad.

Reita giro en cámara lenta, topándose con la presencia de otro. No supo ni porque sus nervios aumentaron o porque su necesidad de verle más de cerca le jugaba una mala pasada. Solo no despego sus ojos color carmín de ese alto y esbelto cuerpo, de ese palo castaño lacio y ese color de piel blanquecino que a pesar de la oscuridad su vista le permitía ver.

Shou a comparación del rubio no estaba para nada nervioso, no era ni alegría ni enojo lo que sus expresiones reflejaban, simplemente para él, era la presencia de alguien más, simplemente no le importaba para nada el conocer o platicar con alguien que no le había ayudado desde un principio.

- No tardes mucho Shou, estaré esperando dentro… - le regalo un giño algo juguetón entrando a la casa.

- Bueno yo… - que decirle, no se le ocurría nada.

- ¿Necesita algo? – Pregunto desinteresado mirando incluso hacia otro lado mientras movía el talón con desesperación – porque si no es asi, con su permiso. –

No le dejo ir, justamente cuando tenía la intención de dejar al rubio aun boquiabierto este le había tomado de la mano, impidiendo que se marchara, provocándole un poco de enojo. Quiso zafarse e ir de una vez por todas a casa pero simplemente aquella mano le tenía bien sujeto.

- ¿Me permitirías ver tus ojos? – pidió.

- ¿Eh?

- Solo quiero ver qué fue lo que Aoi hizo contigo.

Shou giro mirándole directamente a los ojos, chocando su mirar con aquel color rojizo tan brillante como los Rubíes. Reita pudo apreciar ese blanquecino grisáceo casi parecido al de Aoi, aquellos ojos que a pesar de verse fríos tenían algo de calidez. Dejándolo intacto y sorprendido, incluso la belleza anterior de Shou no era nada comparada a la de ahora. Suspiro resignado.

- ¿Contento? Ahora si me permite…

- No, espera, solo vine para decir que cumpliré mi promesa.

- No entiendo de que habla.

- Te lo dije cuándo desfallecías, me pediste no dejarte y eso are… – hablo serio, tomo su mano dejándole completamente sorprendido, sintiendo como con ese simple acto el otro temblaba un poco – No te dejare, no hasta que mueras. –

- N-No… no es tan personal. – dijo nervioso – estoy junto a Aoi y aquí no pasara nada a menos que… -

- Ven conmigo. - interrumpió – Ven conmigo, solo tienes que dejar a Aoi, con él no estarás a salvo, él no es del tipo que protege a los demás o sino de ninguna manera voy a poder llevar a cabo mi palabra. -

- Su palabra… - comprendió la mala expresión de las palabras del rubio.

- Lo jure, te dije que no te dejaría solo y eso are… no puedo faltar a un juramente que yo hice…

- Solo importan las palabras ¿No es asi? – Contesto de alguna manera ofendido – No se preocupe, por mi puede hacerse creer que no dijo nada y piense que estoy muerto, asi ya no tendría ese remordimiento… -

- ¡No es remordimiento! – dijo algo desesperado – de verdad, yo ahora solo quiero que vengas conmigo. –

- ¿Y porque debería de ir? Usted y yo no somos nada.

Y eso era muy cierto. Reita se había quedado en blanco, tratando de encontrar una respuesta a esa primera interrogante del otro, y tratando de entender lo último. Shou tenía toda la razón, ¡ellos no eran nada! Entonces ¿Por qué con solo verle su terquedad de llevarle consigo salió a la luz? ¿Porque precisamente cuando le miro tuvo aquella necesidad sorpresiva de protegerle?

Le dejo ir, solo observando como el otro se marchaba.

Reita no supo si correr tras él y detenerle una vez más o solo dejar que las cosas pasaran y con el tiempo el otro se diera cuenta que su lugar estaba junto con el rubio o simplemente hacerse a la idea que ninguno de los dos eran compatibles y por lo tanto no había tal interés o necesidad por tenerse el uno al otro.

Siguió mirando perdido la espalda del otro hasta que esta se perdió al cerrarse aquella gran puerta. Reita estaba totalmente convencido que aquel sentimiento que nunca pensó sentiría o por lo menos no ahora llegaba precisamente ¡Ahora! Con simplemente la presencia de Shou, con solo mirarle y fulminar todo ese cuerpo se había quedado más que anonadado, había experimentado por primera vez ese sentimiento del cual todos hablaban, del cual una vez escucho que para cualquier ser este llegaría en la hora menos esperada. Pensando que el al ser vampiro ese sentimiento sería distinto.

Pero no, no era calentura sino algo mucho más grande.

Camino hacia donde una vez se le había indicado, hacia donde meses pasados sabiendo que necesitaba cualquier ayuda nunca recurrió. Sabía que no había escusa buena que le permitiera entrar al entorno de aquel alto castaño. Sabía que si iba con cualquier otra intención a no ser aliado de este podía salir muerto, aunque claro, eso era lo que menos importaba, sino, que tenía que saber algún par de cosas.

Una roca estuvo a punto de impactarse a su mejilla derecha.

- ¿Asi se trata a los invitados?

- Tienes buenos reflejos, Reita~ - canturreo burlesco, saliendo de aquel escondite al cual se le llamaban árboles, aquellos que cubrían parte de los alrededores y parte de su pequeño recinto o mejor llamado hogar.

- Perdón por molestarte…

- Nada de eso, es un placer, hacía mucho que no tenía invitados.

Uruha hizo un movimiento de mano pidiendo al otro que caminase a un lado suyo, caminando despacio y adentrarse más a los árboles. Reita se quedó algo sorprendido, el castaño alto tenía una gran casa, no más grande que la suya o la de Aoi, pero si una muy grande por lo menos para una persona como Uruha. Entraron ambos una vez que estuvieron fuera, dando paso primero al rubio al ser el invitado de esa noche.

- Toma asiento donde desees. – Pidió al entrar a la sala, sentándose y siendo imitado por el otro - Perdón el desorden, – rio despacio – pero el traer personas es una buena técnica de sobrevivencia si no quieres salir muy seguido a buscar algo por ahí. –

- Entiendo, incluso yo haría lo mismo.

- ¿De verdad? Wow, pensé que era el único. – sonrió complacido.

- Uruha ¿verdad? – El otro asintió - Y bueno, Uruha… aquella vez que nos encontramos ¿Por qué era su pelea?

- Porque Aoi no debería de entrar a mi territorio, estamos en un tiempo donde es más difícil encontrar a alguien rondando por la noche a causa de todo lo que las ancianas cuentan. – Suspiro resignado – Incluso creen en brujas, sabiendo que no las hay. –

- Supongo que concuerdo contigo… - pensó por un momento – Entonces es solo eso. -

- Además de que es un maldito enfermo – alzo los hombros - no pierdo las esperanzas de acabar con él… - frunció el ceño – ¿Y tú recuperaste lo que aquella vez perdiste? –

- No.

- Pues hazte a la idea de que ese chico a pesar de que le haya convertido en ese entonces ahora puede estar disfrutando de una mejor vida.

- No creo que eso suceda.

- ¿Porque? Si Aoi es alguien al cual no le importa ni acabar con aquello preciado, es alguien sin sentimientos ¿Entiendes? Incluso escuche que el mismo mato a sus padres una vez que tuvieron una pelea. – Explico – y eso es lo que más rabia me da, incluso ellos al ser de realeza fueron asesinados por alguien como Aoi.

- Algo había escuchado sobre eso, pero en fin, ese no me interesa. Solo me importa recuperar lo que es mío.

Tan seguro, con aquella gran seguridad que el rubio lo había pronunciado, dejando totalmente intrigado al castaño alto, dejándole esa espinita rondando del saber porque querer recuperar algo que sería imposible, sabiendo que si estaba con el pelinegro nada podía salir bien.

- Que tiene él de especial que te interesa mucho el recuperarle – entrecerró los ojos, sonriendo con una picardía divertida – ¿Qué fue lo que hizo para que alguien como tu este tan interesado?

- Eso es lo que quiero averiguar, quiero saber qué fue exactamente lo que hizo. Claro, después de sacar a Aoi del camino.

- ¿Por qué será que esas palabras me gustan? Sabes, cuando desees ayuda puedes venir a buscarme.

- Si te digo que quiero matarle en este momento ¿Me acompañarías?

- Todo aquel que concuerde con un pensamiento mío tiene toda mi disponibilidad para ayudar. – Sonrió cómplice – ¿Qué te parece si comenzamos mañana por la noche? -

Sonrió, había logrado familiarizarse con Uruha y solo con esa pequeña conversación Reita se había dado cuenta de muchas cosas, y cuando eran muchas era porque evidentemente eran bastantes, y la más importante con todo esto era que el rubio ahora sabía que si seguía el juego o decía tener las mismas cosas en común del castaño se ganaría esa amistad que los unirían por mucho tiempo.

*******

Shou solo había caminado nervioso a donde Aoi esperaba sonriente.

Pero incluso Shou estaba más nervioso que el rubio, mas sin en cambio este a comparación de Reita sabía muy bien ocultar cada expresión, sabía muy bien en donde podía utilizar esa faceta frívola que Aoi le había enseñado con tal de confundir a cualquiera. Había entrado a la casa, aun sintiendo aquella mirada a su espalda. Cerro la puerta recargándose en ella, suspirando mientras la presencia del pelinegro se hacía presente con una amplia sonrisa.

- Te diste cuenta ¿No? – Aoi tomo de la mano al otro, guiándolo directamente a la sala donde sentándole rápidamente el pelinegro había optado por recostarse y recargar su cabeza en las piernas del otro – Sabemos que tus visiones son ciertas Shou ¿A que le tienes miedo? ¿Qué es lo que te aflige? –

Shou por un momento guardo silencio viendo a la nada, acariciando esa cabellera negra y larga que estaba en su regazo. Hubiese querido incluso no ver a aquel rubio, hubiese querido tomar aquella propuesta que Aoi le había hecho hace pocos días, sabía muy bien que no quería enterarse de lo que el otro quería hacerle en un principio.

- No entiendo porque estas asi si tú eras el que quería saber porque no te mato en un principio y porque ahora después de tanto había cambiado de opinión.

- Lo se Aoi – contesto enfadado – solo que no hubiese querido enterarme que ahora después de querer matarme… me diga todo aquello. – desvió la mirada.

- Haber… - Aoi se había enderezado, tomando por el rostro a Shou obligando a que le mirase, sonriendo de la manera más atenta y comprensiva – ¿A que le tienes miedo? –

- A nada…

- Kohara ¿A que le tienes miedo? – Repitió – sabes que yo no… -

- ¡Lo sé! Sé que tú no interferirías aunque él no te callera bien, ¡tú no harías nada con tal de que no me enfade contigo! ¡Lo se Aoi! se todo eso y lo que tratas de decirme – se aferró al abrigo del otro, cerrando sus ojos fuertemente – Si solo nosotros pudiéramos ocultar lo que sentimos, si solo con decir “no siento nada” dejáramos de sentirlo, sería lo mejor… -

Aoi comprendía, vamos, Aoi solo era comprensivo con aquel que se sabía ganar su confianza y que ahora se había ganado su cariño. Aunque dijeran que era un maldito, un miserable, bastardo, enfermo, nada de eso le hacía sentir mal porque sabía que lo era, pero con Shou no, este le conocía y eso era un gran avance y eso significaba que le guardaba un cariño aunque fuera diminuto.

Shou solo se dejó reconfortar por el que era su verdadero amigo.

- Shou, no puedes dejar de sentir lo que sientes, porque para eso también estamos. No porque seamos como somos, no tenemos los mismos derechos que los mortales. Deja de quemarte la cabeza por una simple visión y no hagas más caso a lo que te diga ese cuando le vuelvas a ver.

- ¡¡N-Nadie quiere verlo!! Buscare la manera de no encontrarlo. Buscare la manera de acabar con lo que trata de hacer ¡Estará con Uruha!, yo no iré con él asi sea lo último que haga.

- Tu comportamiento me saca de dudas, te gusta ahora ¿Verdad? - Aoi hecho una carcajada al ver la sorpresa del otro – tu sabias ya todo lo que él me dijo y sabias lo que yo iba a decir ¿Por qué si no querías saber sus intenciones de asesinarte, apareciste? ¿Para qué le permitiste decir todo aquello? O mejor dicho, ¿Para qué dejaste que sus palabras te llegaran? -

Ahora era tan evidente, como cuando Shou todos los días con ayuda del pelinegro trataba de ver más claras aquellas visiones entre sus sueños, aquellas que pasaban incluso en un abrir y cerrar de ojos, incluso viéndolas cuando una vez Aoi le permitió ver su futuro dándose cuenta que al estar justos o mejor dicho convivir justos prácticamente lo que uno viviera el otro tenía que estar presente.

- No me gusta, no siento nada, ¡No me importa nada de lo que dijo! Asi que si aún está la propuesta de irnos de aquí, vayámonos…

- Cuando quieras…

- Vámonos mañana mismo. Te demostrare que lo que él diga no me afecta para nada.

Dicho esto se levantó del sillón, caminando hacia lo que era su recamara, dejando a un pelinegro con una amplia sonrisa en los labios. Aoi no era malo sino algo aprovechado, esta era una oportunidad de largarse de ese maldito lugar por un tiempo.

**********

Había pasado parte de la tarde aun en casa de Uruha extendiendo una plática que le ayudaría a por lo menos descubrir ese sentimiento en su cuerpo hacia el otro no sabiendo que era mutuo. Ahora mismo siendo temprano no más de las ocho de la noche ya se encontraba en camino con Uruha hacia algún lugar de esos que frecuentaba el pelinegro y a pesar de ya estar más que aburrido el rubio, no dijo nada, las pláticas con Uruha eran algo tediosas.

- ¿Yo le buscare en otro lado? no creo que vengan aquí. –dijo con fastidio – además iré a buscar algo para beber. Nos vemos luego. – dicho esto y aun dejando con las palabras en la boca al otro, se esfumo.

Si, precisamente se esfumo a aquel lugar donde decía ser la casa de Shou y Aoi, aquella donde le había visto la noche pasada una vez más. No se acercó mucho pero si lo suficiente para mirarle, observando como entre los otros dos se ayudaban a sacar algunas cosas de la casa, sorprendiéndose de ser bastantes pertenencias. Salió de entre la oscuridad al ver que el castaño se quedaba fuera esperando algo más.

- Piensan ir a algún lado… - pregunto más bien afirmando, sintiendo los nervios de aquel castaño sorprendido – ¿Siempre si iras a conmigo? –

- ¿Porque debería de hacerlo? – una vez más esa pregunta – si me disculpa… -

- ¿Hay algún motivo para evitarme? – Le tomo por el brazo – solo quiero saber porque me pasa esto, necesito entender algo que me está matando desde hace poco. –

- Y yo que te…

Shou abrió los ojos sorprendido, estaba a punto de gritarle y había optado por quedar estático. Aquellos labios del rubio le habían robado un beso, uno que al pasar los segundos se intensificaba aun sin el mismo corresponderle. Las manos de Reita le tenían bien sujeto por las mejillas. ¿Y qué podía hacer ahora? ¡Nada!, nada más que temblar ante el acto, más que corresponder lentamente cerrando los ojos y hacer disfrutar ambos de ese contacto, hasta que se vio obligado a separarse.

- Vámonos Shou. – aquella voz conocida le provoco reaccionar separándose del rubio y al empujarlo lentamente, retrocedió.

- Shou, quédate conmigo…

Eran obvias las acciones que distinguía Reita, estaba más que claro que los otros dos se irían a quien sabe dónde, pero no quería eso y aunque no entendía muy bien todavía, por qué le había pedido que se quedara, recibiendo como respuesta una negativa por parte del otro, quedándose intacto solo observando como los otros dos se iban a algún lugar no sabiendo ni por cuanto tiempo, pero aun asi, esperándole a que regresara.



Gracias por siempre leerme...

0 comentarios: