Vampire Love II ~Capitulo 4~
CAPITULO 4
“Cuarto encuentro…” ~primera parte~
[17/05/1810]
Había pasado tiempo por el cual Uruha
había movido hasta las piedras para encontrar a su antiguo rival pero por más
que le buscaba simplemente no encontraba ni rastro mínimo de su maldita y
enferma presencia. Reita se estaba desesperando, sabia donde se encontraban,
sabia cual era el lugar donde los otros dos vivían, pero no diría, no pondría
en peligro a Shou, si Uruha tenia que matar a Aoi entonces eso tenia que ser
afuera donde “por casualidad” ambos se encontraran.
Incluso no había obedecido nada de lo
que Aoi le había aclarado, ¡porque diablos no podía ir a ver siquiera a Shou
por fuera de la casa! ¡Porque al mirar a la lejanía por aquella ventana siempre
los miraba juntos! ¡Porque Shou siempre pasaba su tiempo junto al pelinegro!
Estaba celoso de Aoi, de que el fuera el único que pudiera acercarse, de que
solo él pudiera hablarle y abrazarle. Si no actuaba ya, estaba seguro
terminaría matando al pelinegro.
Ahora mismo llevaba hacia otro lado a
su amigo castaño. Odiaba de sobremanera el caminar despacio o por lo menos
tener que hacerlo a causa de aquel maldito humano que siempre quería ir a donde
ellos fueran. Lo sacaba de sus casillas, lo odiaba porque por su culpa no podía
ir más aprisa.
- Quieren moverse, maldita sea. – Regaño
entre dientes – Ustedes me sacan de quicio. –
- ¿Sabes que? Porque no mejor te vas a
otro lado y nos dejas caminar. Últimamente estás insoportable. – contesto con
fastidio, tomando la mano del otro para dar media vuelta e irse por el lado
contrario – Llega cuando quieras. –
A pesar de la lejanía que el mismo
había dejado entre ambos, escucho perfectamente lo que el otro le había dicho
entre dientes. Ahora mismo era la mejor oportunidad, sabia que si aceleraba su
paso y si por alguna razón Uruha le seguía, no lo alcanzaría. Camino por los
lugares ya conocidos para él, sintiendo el aroma de los otros dos a la cercanía
de cada paso que daba.
Frunció el ceño, odiaba de sobremanera
toda aquella confiancita de los otros dos. Pero mas que eso, lo que le hacia
enojar era que el mismo castaño era el que comenzaba. Aun asi después de todo
su enojo sin justificación, no pudo resistir dejar ver una sonrisa ante lo que
había escuchado y ante lo que había visto. Solo dejo pasar un momento antes de
que Aoi se largara y dejara al otro solo sentado en la entrada de la gran casa.
Encarándolo incluso después de unos momentos al ver sus movimientos al tratar
de entrar a la casa.
*********
Últimamente y ya no tan raro, Shou
tenía que sentarse en la pequeña alfombra que el mismo a petición del pelinegro
había puesto. No llevaba mas de tres meses en que Aoi actuaba mas animado de lo
normal, en que se le veía hablando de una persona que incluso ni su nombre
sabia, solo y lo único que el otro le decía es que era alto, casi de su propia
estatura y para terminar, que su cabello corto era también negro.
Aoi había sacado a Shou de la casa,
diciendo que la noche era fresca y que las estrellas y luna se veían más
grandes de lo normal. Shou se había sentado sobre la alfombra con las piernas
extendidas permitiendo que el pelinegro se recostara en ellas, platicando como
siempre lo nuevo que había “investigado”.
- Es alto y su voz es tan… - mordió su
labio – y no se digan esos ojos, son tal cual los de un felino. –
- ¿Y? que quieres que yo haga… - dijo
sin importancia tratando de ocultar las grandes ganas de querer carcajearse.
- Tienden a verse verdes a la lejanía,
pero aun no se cual es su nombre.
- Que mal… - acaricio los largos
cabellos del otro.
- ¡Shou! – Grito, estirando sus manos
hacia arriba, jalando al castaño por las mejillas hacia abajo – Tu sabes como
se llama y no quieres decírmelo, eres tan maldito… - entre cerro sus ojos.
- Investiga cariño. – Contesto simple –
si aun no sabes donde demonios vive, tan fácil es seguirle y asi después
escucharas cual es su nombre. –
- ¡Y tan fácil es que tu me lo digas!
No lo puedo seguir porque esta incluso desde la tarde hasta el amanecer, como
si se ocultara o escapara por las noches de alguien. Solo tienes que decírmelo
porque tu ya le conoces, vamos Shou~ solo dilo…
- No, y no insistas, ahora vete porque
se te escapa. - rio despacio, ganándose un golpe del otro en el hombro al levantarse
– ¡Oye!
- Si no me quieres decir esta bien,
pero recuerda que puedo no dejarte entrar nunca a mi habitación – alzo una ceja
– ¿Y bien? – se cruzo de brazos mirando a aquel que aun estaba sentado.
Shou suspiro al cerrar los ojos.
- Pelo negro y corto, alto con piel
blanca, aquel indescribible color de ojos, con un alto grado de educación… -
sonrió, abriendo los ojos despacio, dejando al descubierto ese maldito color
rojo en sus ojos – Amano Shinji, trátalo bien ¿Si? aun no es tiempo de que él
te conozca, solo espera un poco mas. –
- ¡Eres el mejor! – grito con una sonrisa,
agachándose y dando un fugaz pero efusivo beso en sus labios, desapareciendo al
girar, dejándolo completamente solo.
Shou solo sonrió, mirando hacia el
cielo, suspirando al dejarse chantajear por lo de la habitación. No es que aun
tuviera miedo al ver al rubio, sino que el quedarse junto a Aoi ya era una
costumbre. Se levanto suspirando una vez, “Reita”, porque siempre que pensaba
en algo tenia que pensar también en él. Se reprendió mentalmente al tomar la
perilla de la puerta, pero tal fue su sorpresa al no poder hacerlo.
- ¿Me llamaste? – suspiro sobre su
cuello, no permitiendo que abriera la puerta. Había posicionado su mano sobre
la de Shou - ¿O es que escuche mal? -
Diablos, nunca se imagino que al
suspirar dijera su nombre y aunque no fuera la primera vez que lo hacia, ahora
mismo sentía tanta vergüenza. Shou ahora no sabia que hacer, el sentir al rubio
recargado a su espalda, aspirando el aroma de su cuello y tomándole de la mano
no lo dejaba pensar en nada. Pero no tenia que dejarse ganar por los nervios,
ahora mismo no dejaría que Reita le viera doblegar.
- Escucho mal, nadie le llamo. –
Contesto seco, quitando la mano del otro para girar despacio y encararle – Con
su permiso. -
- Espera. – Le detuvo por el brazo – No
me había dado cuenta que ese color de ojos es hermoso en ti. Tan idéntico al
mio… –
Shou abrió los ojos con sorpresa,
incluso había olvidado cambiar el color de ojos a los naturales, si no hubiese
sido por culpa de Aoi, no hubiera tenido que mostrarlos. Cerró los ojos
despacio, ocultándolos y al abrirlos una vez más dejo ver sus ojos platinados.
Estuvo a punto de empujarle para entrar, de quitar la mano del rubio que ahora
se encontraba sobre su mejilla, delineando su labio con el dedo pulgar.
- Como podemos arreglar esto… - frunció
el ceño, dejando desconcertado al castaño.
- ¿Perdón?
- Ese beso ¿Lo puedo borrar con otro? –
sonrió sin dejar de mirar los labios de Shou.
- ¿Por qué debería de borrarlo? –
Sonrió ladino – Incluso si se borra, puede volver a aparecer. –
- ¿Si? – Se acercó despacio, pegándose
más a su cuerpo, tomando con su otra mano la cadera del otro – pero no será
idéntico al que yo deje grabado… -
Cerró sus ojos despacio llevando ambas
manos a la cintura del castaño, rodeándole con fuerza. Esa sensación que tenía
al besarlo la verdad no la podía describir, incluso aquella sensación que tuvo
cuando Shou correspondió fue algo tan maravilloso.
Shou no sabía ni porque sentía la
necesidad de corresponder, de dejar que aquella boca hiciera con la suya lo que
quisiera. Aquella manera en que las manos del otro le sostenían era tan
alucinante, tanto que su cuerpo comenzaba a reaccionar. Elevo sus brazos al
cuello de Reita, profundizando aquel contacto.
Pero después de unos segundos su cuerpo
se erizo al sentir el miedo, al tener una leve y borrosa visión al seguir con
el beso. Le aparto abruptamente, dejando confundido al rubio.
- ¿Q-Que pasa? – pregunto jadeante,
tratando de tocarle.
- Está mal, esto esta mal… no puedo…
- ¿Porque? Shou yo…
- No me busque mas… - Interrumpió - no
quiero nada que ver con usted. Y ahora solo diré que si se acerca, le mato… -
Y antes de que Reita pudiera decir algo
más, la puerta de la casa prácticamente había sido cerrada en su cara. No
entendía el porqué de aquel cambio repentino en Shou, por que si ambos se
correspondían a sus “sentimiento” aun seguía negándose, pero lo que mas le
intrigo fue aquel tono de voz, aquella efusividad al decir las ultimas
palabras, la verdad no creía que Shou hablara enserio ¿Matarle? Eso era
imposible, Shou no podía, aun asi y porque lo quería, dejaría de insistir por
un tiempo. Dejaría que el mismo Shou se diera cuenta que él también le
necesitaba.
Y Shou había subido las escaleras
corriendo, tomando la almohada que se encontraba sobre el colchón de la
habitación de Aoi. Cubriendo su rostro sonrojado, tratando de cubrir aquella
sensación que su cuerpo estaba experimentando. Había tenido aquella necesidad
de estar sobre su cuerpo, de que el mismo rubio estuviera sobre su cuerpo,
aquella maldita sensación de que esa lengua que se enredaba con la suya bajara
desde su cuello hasta la parte mas baja de su abdomen.
Aquella maldita visión lo estaba matando, aquella que le había excitado, una que
hasta incluso había provocado un gran calor entre sus piernas. Si para no verlo
a los ojos con vergüenza tenía que ocultarse y tenia que pedir la ayuda de Aoi
para alimentarse, ¡Lo haría! No quería verlo, no quería volverse a sentirse asi
cuando el otro tuviera la intención de seguir
profundizando un beso.
[21/10/1811]
“Ser como eres” “tratarle de la mejor manera posible” e incluso “ser gentil con lo que hagas”. Eran las mejor palabras que Shou
había optado para animar a su amigo.
Habían pasado meses en los que Shou
salía de caza junto a Aoi, en los que aprovecho para conocer a la presa del pelinegro.
Estaba esperándole en la cercanía,
observando con una sonrisa divertida el trato lindo con el que Aoi encaraba por
primera vez al otro. No podía creer que el mismo había animado a su amigo a que
convirtiera al otro de una vez por todas, de ayudarle a tratar con aquel que
seria nuevo en todo esto y por supuesto en explicarle que todo lo que sentía
era amor. Se reía de si mismo por ayudar
a otros y no ayudarse a si mismo.
Observo como Aoi rodeaba al otro, como
estaba siendo delicado en cada movimiento, incluso se sorprendió al escuchar
como el pelinegro le hablaba al otro en una manera respetuosa, presentándose
ante él tan educadamente. Shou la verdad no lo conocía, se estaba sorprendido
de todo aquel trato hacia el otro pelinegro. Pero después suspiro con pesadez,
frunciendo los labios al haber visto como Aoi se dejaba llevar y mordía sin
ningún tipo de delicadeza el cuello del otro.
- Eres un completo imbécil… - salió de
su escondite, observando como aquel cuerpo ya no humano se retorcía en el piso.
- Hice lo que me dijiste – relamió sus
labios.
- Eres tan animal. – abrió los ojos en
forma de regaño – Te dije que con delicadeza. –
- No sé que sea eso.
Shou solo rodo los ojos, siguiendo al
pelinegro que llevaba en sus brazos a un cuerpo prácticamente moribundo. No
tardaron mucho en llegar a casa, en que Aoi subiera las escaleras rápidamente,
recostando al otro que llevaba una casi completa metamorfosis, una transformación
prácticamente satisfactoria. El castaño tomo asiento en el colchón justo a
un lado del otro.
- D-Donde estoy… - Shou observo como
aquella voz grave, provocaba algún tipo de reacción en su amigo pelinegro –
T-Tu… -
- Hola Shinji… - contesto el pelinegro.
Shou solo rodo los ojos, saliendo de
aquella habitación para esperar fuera de la puerta, dejando que aquella
seductora voz de Aoi diera en el punto clave del otro pelinegro, pudo escuchar
que Shinji renegaba ante no querer que el otro se acercara, a pedirle por favor
que le dejara completamente solo. Escuchaba como es que Aoi le llamaba al otro Tora, susurrando palabras que le
sorprendieron de sobremanera.
Aoi salió con sus pupilas color carmín,
gruñendo ante la terquedad del otro pelinegro, jalando su cabello al no
comprenderlo para nada.
- Eres tan brusco con tus palabras. –
regaño tranquilamente el castaño.
- ¿Decirle que me gusta es brusco? –
pregunto, mirándolo con completo odio.
- Es brusco para mí. Vete a descansar
¿O quieres que juntos hablemos con él? Yo puedo quedarme por este vez a su
lado, solo déjamelo a mi.
- Gracias Kohara…
Aoi se había ido a la recamara de Shou,
dejándolo solo con Tora. Shou sabía
muy bien que todo aquel sentimiento del pelinegro era sincero pero como
siempre, era evidente que no sabia lidiar con ello. El castaño suspiro por un
momento, pensando muy bien que era lo que le diría a su nuevo amigo. Abrió la puerta lentamente,
topándose con las lágrimas ajenas.
- Hola. – dijo asomando solo parte de
su cuerpo, sonriéndole de una manera dulce. El otro solo se limpio las lágrimas
rápidamente.
- ¿Quien eres…? - su voz sonó diferente,
muy diferente a como anteriormente lo hacia.
- Dime Shou, soy amigo de ese tonto que
acaba de salir hace un momento.
- Soy Amano…
- Shinji, lo se. – Interrumpió –
Discúlpalo, es algo difícil el expresarse para él. Aoi es un buen chico, cuando
lo trates te darás cuenta que tengo la razón. –
- No me interesa nada de él – contesto
serio – no se ni porque me hizo esto. – Su voz comenzó a quebrarse – Se que mi
familia no me quería, que yo no era importante para ellos, pero aun asi… yo… no
me merecía esto. –
Shou sonrió de lado, sentándose junto a
Tora, abrazándolo despacio para acariciar sus cabellos. El castaño sabia muy
bien lo que el otro sentía porque él lo había vivido en carne propia, porque él
al haber sido mordido por quien sabe cual vampiro pensó que había perdido todo.
- ¿Sabes? Te comprendo muy bien… –
contesto, recostando a Tora sobre sus piernas tratándolo justo como lo hacia
con Aoi – Yo incluso sufrí mas que tu, y si Aoi te hizo esto es porque en
verdad siente algo fuerte por ti. Él me convirtió en lo que soy y no me
arrepiento de ello. –
- ¿Te gusta ser como eres?
- Digamos que disfruto de ser como soy.
Ambos rieron. Desde ahora sabia que
Tora trataría de llevarse mejor con el pelinegro, porque después de una platica
algo más tranquila y risueña Shinji había pedido que le llamara a Aoi para
disculparse y para agradecerle el haberle dado la oportunidad de ser feliz
fuera o no a su lado. Como amigos y tal vez después como algo más.
Aoi había llegado a la recamara
rápidamente al haber escuchado su nombre salir de los labios de su pelinegro,
dejando aquella pose intimidante a una algo mucho mas que preocupada,
acercándose lentamente a Shou para sentarse a su lado y mirar aquellos ojos
parecidos a los suyos.
- Perdón… - dijo Aoi, dejando
boquiabierto al castaño.
- Perdóname tú a mí, fui muy duro y tú
solamente querías… ayudarme. – sintió la mano de Aoi viajar por su rostro, levantándole
por su barbilla para dejar un solo besos en sus labios. – Supongo que si lo
hiciste fue porque sabias como vivía ¿No? – desvió su mirada ante el acto
anterior. Aoi negó rápidamente.
- Lo hice porque… bueno como decirlo… -
Su orgullo se apodero por completo.
- Dilo. – regaño, pellizcando un poco
su brazo.
- Está bien, no me presiones Shou. –
Suspiro – Bueno es que tu, a mi, me gustas desde hace algún tiempo… -
- ¿Desde hace tiempo? – pregunto
sorprendido, colorándose un poco mas.
- Si bueno… es que…
- Digamos que te observaba como un
maldito acosador. – rio.
- No a las conversaciones ajenas,
Kohara. – Regaño – y ahora vete y déjanos solos que hay cosas que tengo que
hablar con él, solo ve y atiende a lo que esta afuera de la casa esperándote. –
Tora le miro sin entender – Descuida, nosotros nos entendemos ya te lo
explicare con calma después. – Asintió – Anda Shou, ve. –
Shou comprendía cada palabra, había
visto por un segundo en los ojos de Aoi lo que este había descubierto a las
fueras de la casa. Suspiro, dejando a los otros dos solos y salir decidido
justo a la puerta de la casa. Topándose con aquella persona que le esperaba
sentado sobre la pequeña alfombra que tenia vario tiempo tendida en el piso.
Reita quien había dudado de que si
saldría o no ahora mismo estaba igual que el otro, con una notable sorpresa en
el rostro. Quiso levantarse pero rápidamente fue detenido por Shou, quien con
un movimiento de mano le pidió que se quedara como estaba. El castaño se sentó
a su lado abrazando sus propias piernas, teniendo su mirada al frente.
- ¿A que ha venido? Dije que no quería…
- Verme, lo se. Pero yo necesitaba verte.
Shou solo se puso nervioso, apretando más
sus brazos sobre las piernas.
- ¿Quién es ese que traían tu y Aoi? –
pregunto después de un silencio considerable.
- Alguien sin importancia.
- ¿Porque eres tan frio conmigo? –
pregunto, girando su rostro para verle mas de cerca.
Shou sentía la mirada ajena sobre si,
como era que la mano del rubio tomaba la suya fuertemente. Le dolía de
sobremanera tratarlo tan mal, tratarle de apartar si sabia que era imposible al
ser mutuo el sentimiento. Tal vez era hora de hablar con la verdad, de decirle
que le quería, que de verdad le necesitaba, pero, había algo que aun lo
impedía, algo que se llamaba lealtad, hacia Aoi.
Reita era amigo del enemigo, y solo por
eso pasaba a ser lo mismo, enemigo de ambos.
- Shou, se de antemano que no quieres
hablar conmigo y que no quieres verme… – se levanto del piso, dándole la mano
al otro para que se levantara, Shou accedió – Y respetaré tu decisión, pero antes
de hacerlo ¿Puedo pedirte algo? –
- ¿Me dejaras tranquilo? – Reita
asintió lentamente – Pronto amanecerá ¿Gustas pasar? Hablemos dentro. –
- ¿Y, Aoi?
- No importa. – Sonrió de lado –
mientras no le molestemos no dirá nada. Vamos. -
Shou extendió su mano hacia el rubio,
pidiendo que la tomara y al hacerlo, se guio a ambos hacia las escaleras,
subiendo lo mas tranquilamente y aunque sintiera nervio al tomar a Reita de la
mano, lo oculto bastante bien. El rubio solo observaba lentamente todo aquello
de la gran casa, cada articulo y adorno que le hacia ver elegante. Subieron las
escaleras hasta llegar a un pasillo bastante oscuro. Tanto que hasta se le hizo
sorprendente, nada en aquellas ventanas dejaba entrar un mínimo rayo de luz,
llego hasta aquella ya conocida recamara donde ambos al entrar la puerta se cerró.
- Esta bastante oscuro ¿Verdad? – Rio
apenado – Pero a Aoi no le gusta la luz. – apunto con su mano el borde de la
cama, pidiendo que se sentara mientras que él lo hacia en el pequeño sofá.
- No, está bien, es… excelente. Ya sé
que había estado aquí, pero solo fue en tu cuarto.
- Reita yo…
-
Se lo que me dirás, solo esta vez, déjame estar esta contigo. – rogo, si Shou
quería que se fuera lo haría, pero si se alejaba, necesitaba tener algo suyo
con que recordarlo, algo con que pudiera lidiar hasta que Shou se diera por
vencido, aunque eso provocara que ambos se necesitaran cada vez mas.
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