Vampire Love II ~Capitulo 6~
CAPITULO 6
“Quinto encuentro…” ~ Primera parte~
Había despedido al otro con una
radiante sonrisa, dándole un intenso beso de esos que le seria difícil a ambos
olvidar por una noche. Como era de suponerse Aoi le esperaba dentro, casi a la
altura de la puerta para asi poder pescarlo
en el momento en que fuera a entrar. Aoi, aunque el otro fuera realmente más
joven que él, sus habilidades propias estaban a un largo pasó de poder igualar
las del castaño.
La mano del pelinegro voló fugaz al ver
como el otro entraba, gruñendo por haberse sentido humillado por su propio
amigo ante el rubio, pero a pesar de conocer bastante bien los movimientos del
castaño se vio obligado a sentir una vez mas aquella presión asfixiante en su
cuello.
- No juegues conmigo, Shiroyama… -
dijo, mostrando aquel bello color rojizo en sus pupilas – ¿Pensaste que si, porque
él estaría aquí dejaría que te salieras con la tuya? - Hecho una risita
divertida - Soy paciente pero tengo mis límites. –
- Suéltame Shou. – Apretó los dientes,
gruñendo tan fuerte que el mismo Tora sintió temblar - Te estas saliendo de
control y no quiero utilizar la fuerza... – escucho una risa irónica en el otro
– Tu maldi… –
- Silencio… – susurro con malicia,
mostrando sus colmillos al haber sonreído una vez mas – No querrás que Tora se
dé cuenta de como soy yo en realidad ¿verdad? Imponle tus reglas a él y déjame
hacer de mi lo que me venga en gana. –
Y con un movimiento brusco le pego a la
pared, mirándole retante, sonriéndose por lo que acababa de hacer. Una vez más
hizo un último movimiento, lanzándole a los pies de Tora, provocando que un
sonido seco al hacer contacto la espalda del pelinegro con el suelo retumbara
por las ventanas.
- Metete en tus asuntos, y déjame en
paz con los míos…
Ambos pelinegros le miraron anonadados.
- A-Aoi-san… ¿estas bien? – rápidamente
al ver como el castaño se desaparecía por las escaleras se levanto a ayudar a
aquel que seguía mirando la espalda del otro. Extendió su mano y el otro la
tomo.
- No llevas ni unos cuantos días con
nosotros y acabas de descubrir ese lado suyo que tanto odio.
- Entonces, ¿él nunca es asi? La vez
que estaba conmigo no se comporto a como lo ha hecho ahora.
- Nunca lo es, odia ser asi…
Aoi sonrió un poco y acomodándose junto
al otro pelinegro le tomo de la mano, sintió su tensión por el acto, pero nunca
escucho alguna queja sino al contrario, cuando Tora se había dado cuenta o
mejor dicho cuando había descubierto la sonrisa triste del otro, suavizó el
contacto, deshaciéndolo y entrelazando sus dedos de un solo movimiento. Aoi si
que se había sorprendido, nunca creyó que el pelinegro fuera a actuar de esa
manera pero cuando estaba a punto de hacerle una broma vio lo avergonzado y
preocupado que se encontraba, con la cabeza gacha y sus ojos entrecerrados.
- ¿Que pasa? – pregunto con una dulzura
inimaginable.
- Le quieres mucho, ¿verdad? – Aoi
asintió - Tu… digo, sé que no es de mi incumbencia pero, ¿acaso a ti te ha
molestado porque Shou-san a traído a alguien a tu casa? – miro la confusión del
otro – digo… que si… -
- ¿Piensas que estoy celoso de que Shou
trajera a alguien aquí, a nuestra
casa? – Tora bajo una vez mas la mirada avergonzado cuando Aoi recalcaba la
penúltima palabra – Shinji, mírame… – pidió con suplica separando su mano del
otro para tomarle por las mejillas – Escucha, él es solo un amigo, un compañero…
-
- Pero…
- Aun no termino, sé que esto es apresurado
para ti y sé que incluso me dirás loco pero yo por el único que sentiría esa
clase de sentimientos a los cuales los mortales son muy vulnerables, seria por
ti… - suspiro con pesadez pegando su frente con la del otro.
- Aoi…
- Puedo pedirte dos favores. – pidió
cambiando el tema rápidamente y el otro aun avergonzado, asintió.
- Dime.
- ¿Puedes ir a hablar con Shou? la
verdad es que no quiero pasar tanto tiempo peleado con él, es incluso mas terco
que yo. – sonrió cuando le vio asentir.
- ¿Y el otro favor?
- Como decirlo… - Aoi comenzó a jugar
con sus palabras, a incluso hablarlas en canturreo. Podía ver lo atento que
estaba Tora a lo que mas ganas de jugarle le daban, como negar que estaba
buscando la manera de hacerle lo que fuera antes de que pudiera contestar - ¿De
verdad quieres que te lo diga? -
Y radicalmente Aoi había cambiado el
tema principal, con sus pequeñas insinuaciones.
Tora solo pudo actuar abriendo los ojos
con total sorpresa. Cuando estuvo a punto de dar una positiva y decirle al otro
que le dijera se vio obligado a sentir una especie de estremecimiento en todo
su cuerpo, de sentir como una presión en su estomago y bajo vientre le volvían
loco. No pudo negarse a aquellos labios que masajeaban los suyos con suma
destreza, no pudo evitar siquiera corresponder de la misma manera, marcando un
ritmo lento pero pasional y sorprendido de como actuaba, abrazándose a su
cuello con fuerza, dejándose acercar por el otro que con aquella misma
delicadeza con la que le hablaba, le pegaba a su cuerpo.
Aoi adentro su lengua despacio a la
cavidad bucal del otro y haciendo un poco más de presión en ambas pieles le
acorralo en el sofá donde anteriormente se encontraban sentados. Sintió las
manos del otro quitarle su negro abrigo, adentrar sus manos bajo aquella camisa
blanca de encaje. Sorprendido de aun sentir su tacto cálido, dejo salir un
jadeo. Bajo sus manos desabrochando cualquier botón que se encontrara sobre la
ropa de Tora provocándole una especie de trance con su mirada cuando sus ojos
cruzaban con aquellos grisáceos felinos.
- Y-Yuu…
- ¿Quieres que continúe? – pregunto
sensual, lamiendo con el mismo acto su lóbulo, dejando una pequeña mordida que
provoco un glorioso gemido. Como preguntar algo tan estúpido, sabía a la
perfección que Tora no se le resistiría y que por ende le pediría que
continuara.
Y como lo había deducido, no le
contesto ni una sola palabra, solo sus movimientos le dijeron un “si” al cual
Aoi gustoso continuo en dejar marcada toda aquella piel blanca, de besar cada
parte de su cuerpo y succionar su fuerza y vitalidad.
- Yuu… ahh, e-espera…
- No conozco esa palabra… - sonrió
entre cada beso que dejaba en su piel, Por qué le decía que se detuviera, si el
mismo Tora le empojaba jalándole de su negro cabello, si esos gemidos ahogados
le pedían que se restregara mas a como lo estaba haciendo.
- ¡Ahh! Maldición…
- ¿Quieres que te toque mas? – El otro
negó avergonzado – Shinji… hay partes que me gritan que les toque… -
Era la primera vez que Tora podía a
llegar a sentir un principio de éxtasis con tan solo las manos de alguien mas,
de que su cuerpo pidiera atención a cada momento y que su hombría pidiera ser
tocada de una maldita vez. Que diablos tenía Aoi, que era lo que le había hecho
con sus manos para necesitarlas en todo su cuerpo. Levanto sus caderas haciendo
una fricción agonizante entre ambas entrepiernas por sobre el pantalón, una que
provoco un gemido audible en ambos.
Aoi le levanto despacio del sillón aun
sin dejar de tocarle o besarle, guiándole entre una caminata torpe hacia las
escaleras y de un movimiento rápido posicionarse detrás de su cuerpo, lamiendo
su cuello, su nuca, abrazando su cintura mientras metía una de sus manos dentro
del pantalón de Tora, masajeando su sexo haciéndolo retorcerse. Pegando
descaradamente su entrepierna contra sus nalgas al caminar.
Chocaba, sentía toda aquella dureza
chocar en su trasero provocándole prenderse al instante, escuchando un pequeño
quejido, un sensual gemidito a su oído cuando le tomaba por su bajo vientre y se
pegaba empujándole hacia atrás imitando una estocada perfecta. Cerró sus ojos,
¡diablos! Aoi algo le había hecho, le
estaba volviendo loco con tan poco.
- Sube…
Obedeció, suspirando ante aquellas
restregadas que el otro le daba por detrás, sintiendo que al abrir sus piernas
para subir cada escalón la mano del otro le apretaba con más fuerza, pensando
incluso que aquello que le pegaba por
detrás de un momento a otro atravesaría ambas ropas y se adentraría a su cuerpo
a mitad de camino. Quería girar y mirar aquellos ojos platinados que le habían
embrujado y asustado al mismo tiempo, quería volver a sentir esos labios que
estaban por sobre su nuca, quería que aquella lengua que lamia con delicadeza
su piel se adentrara a su boca y jugara con la suya.
Escalón tras escalón. ¡Maldición! el
mismo movía sus caderas con rudeza hacia atrás, escuchando esos gruñidos,
gruñendo el mismo a tener esa necesidad por el otro al máximo. No supo incluso
como es que había llegado aun con toda su ropa a aquella oscura y solitaria
habitación, no supo mucho menos como es que siendo arrojado a la pared era
completamente desvestido al ser su ropa arrancada sin la mínima delicadeza
jalándola, siendo lanzada a cualquier parte donde no le estorbara, sintiendo
después un gruñido y una fuerte mordida en su labio.
Si, Aoi estaba igual o mucho más
excitado que el otro pelinegro.
***************
Shou podía sentir ese aroma, aquel que salía
desde una de las recamaras principales de la casa hasta la suya propia. Su
delicado sentido del olfato le regalaba ese aroma de éxtasis desprendido por
los otros dos. En algún lugar de su cerebro se topo con aquellas imágenes suyas
y de Reita llevando acabo el mismo acto que los otros estaban llevando en estos
precisos momentos.
Aun no podía reprimir eso que sentía
cuando llevaba acabo una mínima pelea, eso que sentía cuando encaraba o
golpeaba a alguien llenándolo de esa maldita excitación placentera en todos los
sentidos y mucho menos olvidar la cara que tenía el rubio al penetrarlo con
rudeza, y esos gemidos tan vulgares que le volvieron loco.
No pudo evitar tocarse en estos momentos,
de desabrochar y adentrar su mano al pantalón, bombeando aquella dureza que
llevaba presa entre sus piernas. Movía su mano de acuerdo a aquellos excitantes
y sonoros gemidos que retumbaban por todas las paredes, de aquellos jadeos que
sus amigos dejaban escapar.
- Anhh…
Se mordía los labios, chasqueaba los
dientes con furia. No entendía como era que a pesar de que hace solo unos
minutos había tenido los mejores orgasmos de su vida ahora mismo esa parte de
su cuerpo pedía una atención innecesaria. Gemía, se había arrojado a la cama
boca abajo para que no le escuchasen, apoyándose de la almohada para que esos
fuertes gritos placenteros no se le escapasen. Movía su mano con rapidez,
levantando sus caderas al aire sin dejar de moverlas.
No supo cuanto tiempo es que había
durado masturbándose o por cuanto tiempo los otros dos seguirían haciéndolo en
la habitación cercana. Solo trato de ignorar después los rechinidos de la otra
cama, los jadeos, gemidos y maldiciones que vulgarmente decían y al acomodarse
por completo su ropa, salió casi a escondidas de su habitación, escapando
después por la puerta principal.
¿Cuándo había sido la última vez que
anteriormente había salido solo a buscar algo de comida? Realmente no lo recordaba, siempre había tenido a Aoi a su
lado, siempre diciéndole que no succionara toda la sangre de sus presas,
simplemente y tan fácil dejarlas morir si es que él no quería pasarla mal por
una tontería como esa. ¿Dejarlos vivir? No, eso no era divertido, para Aoi y
para el mismo la miserable vida de un mortal no era productiva, no era mas que
un pequeño ciclo que terminaría siempre en lo mismo, naciendo, creciendo y
muriendo. Al fin y al cabo, morirían.
Camino hasta llegar a un lugar algo ya
no tan concurrido, aun era temprano y se podía apreciar gente por los lugares
caminando como si nada, cual fue su sorpresa al ver a un joven sentado por las
orillas de una banqueta, contando alguna cantidad de monedas. Shou camino con
una sonrisita ladina por frente a su cuerpo mirando hacia todos lados
cerciorándose de la soledad en aquel solo lugar, pidiendo toda su atención.
- Puedo ayudarle en algo, joven…
- Claro que puedes. - y cuando la
obtuvo le sonrió de la manera mas hermosa.
El chico abrió desmesuradamente los
ojos, aquella linda sonrisa en tan solo segundos se había convirtió en una
sádica, dejando al descubierto esos largos colmillos. Quiso correr o incluso
golpearle, pero ese ser era mucho mas
fuerte, era como si el mismo demonio estuviera acabando con su vida,
succionando su sangre con delicadeza como si desviviera por saborearla. Y lo
ultimo que pudo escuchar fue el truene de los propios huesos de su cuello
perforado y aunque quisiese gritar ahora, simplemente, ya era demasiado tarde.
[14/07/1814]
Desde aquel momento sus días cotidianos
habían pasado a segundo plano. Ahora ya no podía lidiar con otro ritmo que no
fuera el que el castaño le impusiera, porque si por el fuera iría a caminar
toda la noche para hacerle compañía, estaría incluso junto a él pegado como una
maldita sanguijuela con tal de que no se fuese pronto de su lado.
En esos pocos tres años que Reita y
Shou habían mantenido una relación a escondidas del castaño amigo del rubio,
les iba espléndidamente. Pero ¿Por qué a escondidas? Por qué lo hacían de esa
manera si ambos bien podían hacer lo que quisieran. Era porque Reita aun seguía
con su pequeño trauma de sacar del camino a Aoi y a su ahora nuevo compañero y Shou tenia más que claro que
apoyaría a sus amigos y se desharía de ese jodido ego que mantenía su pareja.
- ¿Hoy no ha venido tu maldito
guardaespaldas? – bufo molesto, le tenia en un ligero abrazo entre la cintura
del otro, sentados en el césped a plena luz de luna – Tora comenzará a joderme
la vida si sigue pegado a ti… -
Shou no contesto absolutamente nada,
solo se dispuso a cubrir sus labios para no dejar salir aquella risa que los
supuestos “no” celos del rubio salían al descubierto. Pero no era que Tora
fuera su guardaespaldas, sino que, Tora al igual que Aoi, salían solo por
acompañarlo a conseguir una presa, a apoyar que dejara los cuerpos moribundos y
no terminara por matarlos completamente, sabiendo que eso podía ser algo con lo
cual hasta el mismo podía envenenarse.
- ¿Cuando será el día en que tu y yo
nos vayamos a vivir juntos…? – suspiro Reita, tratando de llamar la atención
del otro que estaba completamente en silencio.
- Nunca… - musito con un frustrado
suspiro.
- Shou, no seas pesado.
- No lo estoy siendo. Nunca lo soy… –
Recargo su cabeza al pecho del otro – iré contigo hasta el día en que te
sinceres conmigo y me digas tus verdaderas intenciones… -
- Soy sincero contigo. – Dijo firme –
Tu eres el que no se sincera, eres tu el que pone cualquier escusa tonta de por
medio. Te quiero y… –
- Lo se. Como también sé que te he dado
mucho y tú sigues igual o peor.
- ¿A que te refieres? – Dijo ofendido –
No te oculto nada, no a ti. –
- Dejemos las estupideces cariño… - se
levanto decidido poniéndose de frente al rubio, sentándose sobre sus piernas y
acomodando sus rodillas a los costados de las caderas del otro – Dime que
traman tu y Uruha, yo no me meteré en su camino… - roso sus labios con los
ajenos.
Shou jugaba ¿cierto? ¡Reita no le
mantenía en secreto nada! O por lo menos no algo que no recordase. Shou
mantenía su vista firme a la mirada del rubio, sonriendo con altanería mientras
el otro se quedaba pensativo, sus manos rodeaban el cuello del rubio y su pecho
estaba pegado al suyo.
- Anda… - restregó sus labios felinamente
mientras insistía con lo mismo – Dime que es lo que planeas, dime porque tanto
odio hacia Aoi… -
- ¿Crees que es odio? – arqueo una ceja
ocultando su nerviosismo, tratando de no dejar al descubierto su recelosa voz.
- Si no es asi entonces que es,
Rei-chan… - suspiro sobre su oído provocando un ligero brinco en el rubio,
jugando con su lengua aquel pendiente que adornaba su oreja – en tus ojos puedo
ver odio, rencor, tus celos… puedo ver aquella manera en que quisieras terminar
con él. ¿Pero sabes una cosa? – Le miro de frente observando como el rubio
abría sus ojos lentamente – Si les haces algo… - sus labios chocaron
manteniéndose unidos – olvídate de mi, porque yo lo are de ti… acabare con tu
vida en una milésima de segundo… -
Reita trago saliva mientras el otro le
miraba con una sonrisa dulce, buscando con sus labios los suyos, jalándolo
hacia a un lado para tirarlo sobre el césped y quedar encima de su cuerpo. El
rubio aun no podía creer en esos cambio repentinos de su castaño, en como de un
momento a otro se ponía a la defensiva por los otros malditos imbéciles que
tenia como amigos. Chasqueo los dientes cambiando de lugar, dejando al castaño
debajo de su cuerpo.
- Si quieres que no les haga nada a
esos bastardos, por mi no hay problema… - trato de sonar molesto – pero te
advierto que si Uruha intenta algo yo no seré el que me ensucie, yo no seré al
que tengas que odiar. – Tomó las mejillas de Shou para juntar una vez más sus
labios – Si no mueren en mis manos, yo no seré el culpable… -
- ¿Qué estas tratando de decir? ¡Porque
no solo me dices cual es tu problema! ¡¡Porque no solo me dices que esto que tu
y yo tenemos puede ser un juego solo para acercarte a Aoi y ayudar a Uruha a de
una vez por todas a terminar con él!! – se levanto de golpe, quedando sentado y
dejando aun encima al rubio.
- ¡¡Tu mas que nadie sabe que eso no es
verdad!! – Grito – Yo, a diferencia de ti si se lo que quiero, lo que tengo que
hacer para asi poder tenerte… - una vez mas le recostó en el suelo, apoyándose
con ambas manos a los costados de su nuca – odio que tu siempre les defiendas
tanto en mi cara, que incluso les des mas importancia que a mi… -
Shou en esos momentos se sintió
vulnerable, no sabia incluso como responder a esa mirada dolida de Reita. Sabía
que había contestado de la peor manera, que a pesar de saber que el rubio era
capas de todo, le amaba, porque estaba seguro que lo hacia, no tenia porque
dudar eso si el mismo se daba cuenta, pero su resentimiento era mucho.
- Es porque a comparación de ti… -
contesto por fin, desviando un poco su mirada – él no me dejo solo en el
momento más terrible de mi vida… -
Sorprendentemente para ambos, una
lágrima se deslizo por la mejilla de Shou. Reita con solo eso comenzaba a
ponerse estérico ¿Cómo detener las lagrimas? aquellas que se agolpaban en sus
grandes ojos, como decirle a Shou que lo sentía, que aquella vez no supo como
reaccionar al tenerlo cerca. Le abrazo, sintiendo los espasmos de Shou sobre su
pecho, los brinquitos que sus hombros comenzaban a dar y aquellas fuerzas que
hacia por no llorar.
- Perdón… por favor, perdóname… - cerro
sus ojos, sintiendo los brazos del castaño rodearle su cuello, juntando sus
labios para besarle despacio, su beso se convirtió en uno completamente salado,
uno que a pesar de mirarse con los ojos entrecerrados, no pudieron distinguir a
quien partencia dicho sabor.
[21/10/1819]
Estaba algo un poco bastante
desesperado, caminando en círculos fuera de la casa. Claro que estaba
preocupado y por lo visto los otros dos malditos no se dignaban en pensar como
se encontraba en estos momentos. Podía sentir la mirada recelosa, podía incluso
ver como era que el rubio maldecía por no darle la mínima atención.
Y si, Reita estaba realmente enojado a
que Shou no le hiciera caso, a que siempre dijera un “¿Estarán bien?” “¿Acaso
lo harán?” cuando tenía la intención de besarle. Estaban jodiendole la puta
existencia y eso que no estaban presentes. Aun no podía creer toda aquella
preocupación del castaño sabiendo que tal vez los otros dos malditos bastardos
estarían follandose en quien sabe donde.
- Me mareas, me frustras… - dijo
enojado con un tono totalmente fastidiado.
- Yo no te dije que vini…
Pero cuando estuvo a punto de reprochar
y regañar al otro sintió entre el resoplar del viento esa esencia que se sabia
de memoria y suspirando con tranquilidad trato de acercarse a ellos, de
gritarles donde demonios se habían metido sin siquiera avisarle, pero no pudo,
Reita había sido bastante rápido y ahora mismo le tenia rodeado por la espalda
con sus brazos, mostrando un completo odio hacia los otros dos.
- Algún día los matare…
- No lo digas entre dientes, Reita,
puedo escucharte perfectamente…
El rubio rodo los ojos con total rabia,
aquella manera de hablar de Tora, la odiaba, seria incluso capaz de
estrangularlo ahora mismo si no es porque Shou estaba ahí y porque le
había devuelto la misma mirada furica
con la que el miraba a los otros dos.
Quiso borrar esa sonrisa cínica, sarcástica, tan autosuficiente que los
otros dos tenían al saber que era completamente atado y controlado por Shou.
- No tengo porque “decirlo entre
dientes” saben perfectamente que eso es lo que yo quiero… - sonrió ladino,
besando la mejilla de Shou sin dejar de mirarles directamente a los ojos,
mostrando sus colmillos haciendo un sonido como si de un felino a punto de
atacar se tratase – Por mi, pueden irse al maldito infierno que ganas me dan de
mandarlos yo mismo. –
- Y que esperas, anda… - reto.
- No es necesario que yo lo haga Aoi –
sonrió esplendido – para eso, hay más métodos y mucho mas efectivos… -
Tomo a Shou por las caderas girándolo
para mirarle de frente, ladeándole un poco el rostro para plantarle un beso en
los labios, susurrando un “nos vemos después” a su oído para desaparecer por la
oscura y fría noche no sin antes deseando que el mismo demonio termina con
ellos.
Les miro retantes. Shou cuando Reita
había desaparecido sabiéndolo a causa de su ya no penetrante aroma, frunció el
ceño y acercándose con los brazos cruzados, se acercó a Tora tomándolo por el
cuello de la camisa olfateando las manchas rojas de las ropas de ambos. Quiso
golpearlos, quiso incluso desaparecer a aquel que le miraba con una sonrisa
triunfante.
- Que le has obligado a hacer, Aoi… -
le fulmino.
- ¿Yo? Nada – sonrió – el solo hizo lo
que tenia que hacer… -
- ¡Y tu Tora! Como puedes ser tan
estúpido como para que te dejes
manipular.
- No lo ha hecho, yo lo hice porque
quise.
- Como puedes ser tan…
- ¿Tan…?
Tora sonrió con una sonrisa triunfal,
sabia que Shou no estaba en la mejor disposición de decirle de ninguna manera.
¿Frio? ¡Por favor! Si Shou lo era mas, ni sádico o mucho menos sanguinario
podía decirle ya que él era efectivamente peor.
Su
maldita sonrisa fue la que gano. Shou solo pronuncio un “Ashh~” y los dejo completamente
solos, quedándose con su maldito coraje, claro, no sin antes al pasar junto de
los dos empujarles y entrar a casa a casi perforando el piso con los zapatos y
a pasos claramente agigantados. Aoi y Tora con una sonrisa algo dulce, se
habían quedado fuera, abrazados como si la noche con solo eso pudiera quedarse
intacta por la eternidad.
[Capitulo 5] ::: [Capitulo 7]
0 comentarios: