Vampire Love II ~Capitulo 7~

21:22 *Mony-san* 0 Comments

CAPITULO 7
“Sexto encuentro” ~Primera parte~

Si pudiera, lo abría tomado ahí mismo, lo habría tumbado al suelo con el simple hecho de arremeter su cuerpo, pero, era mas que obvio el que el otro pelinegro no quisiera, el que interpusiera sus manos sobre su pecho para detenerle. Trataba de recorrer a cada momento su cuello con la lengua, de querer por lo menos seguir bajando.

Pero no, Tora no le dejaba, el mismo le detenía, se aferraba a su cintura con tal de no permitirle quitar la ropa, se dejaba besar, besaba a la par esos deliciosos labios pero aun seguía con la terquedad de no dejarle ir mas haya.

- Tora… - jadeo – déjame… -

Necesitaba tocar, necesitaba bajar sus manos y tocar todo de su cuerpo, de desvestirle de una vez por todas para mirar esa hermosa y bien formada piel. Tora, aun asi, seguía terco, deteniendo sus manos cada vez que querían bajar, luchándole por que se detuviera, provocándole algo de fastidio.

- Aoi, no, espera… entremos…

- No. – Le apego con rudeza, provocando que los ojos de Tora se cerraran fuertemente al sentir su entrepierna pegada con la otra – quiero tenerte aquí… -

Tora le miro sorprendido. Como diablos se le antojaba hacer eso en un sitio como en el que estaban, en aquel que hace tan solo unos momentos Reita y Shou se habían ido. Estaban fuera de la casa, en la entrada prácticamente y ahora venia a pedirle tal cosa. Negó rápidamente con la cabeza.

Lo jalo, arrastrándolo por las afueras de la casa a aquel jardín trasero, acorralándolo una vez mas pero esta vez entre su cuerpo y la pared, fuera de aquella habitación que alguna vez fue utilizada para guardar cosas de jardinería. Guio las manos del otro a su cuello, bajando el la suyas desde su cintura hasta mas debajo de sus caderas, bajándolas hasta sus piernas y subirlas una vez mas, una a su notoria erección y la otra a sus nalgas.

- Yuu, vayamos a la casa… - pidió con los labios entre abiertos, aferrándose a su cuello, casi tratando de suplicarle a que se fueran.

- No. – Repitió – déjame hacerlo esta única vez, aquí… -

- Porque te ensañas tanto ahhh… a hacerlo de esta manera…

- Porque será divertido mirar como te pones mas nerviosos de lo que estas…

- Pe… 

- …y de estar mirando hacia todos lados fijándote de que nadie nos vea. – sonrió, interrumpiéndole, besando su barbilla repetidas veces, lamiendo sus labios para atraparlos rápidamente.

- Pero pronto amanecerá…

- Eso me excitara más…

Quiso decirle una vez más que se detuviera, rogarle por que fueran a la casa y entraran a la habitación, pero aun no podía lidiar con la terquedad de Aoi y mucho menos aun podía siquiera no sentir aquella excitación y calentura que sus manos le provocaban. Cedió, llevando sus manos a la camisa de Aoi, desabrochándola despacio mientras se dejaba hacer. Mirando de momento aquella sonrisa triunfal en los labios de su pareja.

Se sentía asfixiado al no serle permitido siquiera aspirar algo de aire, Aoi estaba a nada de terminar de quitarle la camisa y él no podía siquiera responder de la misma manera ni mucho menos intentar hacer otra cosa cuando sintió sus manos tocar sus caderas tan delicadamente pero con firmeza.

Sus miradas chocaron cuando Tora sintió que el otro se detenía.

- Tócame. – pidió con una sonrisa acercándose mas, haciendo que la espalda de Tora chocara mas con la pared, pegando su miembro al de él, y tomando su mano para guiarla a su sexo – Tócame Shinji… -

Acepto con algo de nervios sin despegar su mirada de la ajena. Movía su mano sobre el pantalón del otro teniendo la otra aferrada a su camisa. Aoi le sonreía, se dejaba hacer riendo por sus adentros a causa del comportamiento del otro. Se acercó despacio para no tensarle, besando su mejilla para seguir hasta su oído soplándole despacio, adentrando su lengua para repetir la acción.

Tora se comenzaba a tensar mucho mas cuando los labios de Aoi se empeñaban en dejar marcado su cuello, cuando desde este mismo bajaba tocando con la yema de los dedos hasta el cierre de su pantalón. Sintió sus mano subir lento mientras comenzaban a temblarle avisando que de alguna manera u otra disfrutaba de como le tocaba. Bajo el cierre del pantalón rápidamente, adentrando su mano bajo la ropa interior y sin dejar de mirarle y pedir sus labios con los suyo dejo al descubierto su miembro, acariciando, apretando son su mano aquella dureza.

- Ahh Yuu…

No pudo reprimir el gemido al sentir los largos colmillos de Aoi atravesando y saliendo de su cuello, su lengua saborearle. Provocando que su mano aumentara el ritmo.

- Hoy lo haremos diferente… - susurro girándole, obligándole a que de un jalón soltara su miembro – quiero terminar dentro… - beso desde su nuca hasta su espalda, tocando parte de su pecho, bajándole el pantalón y ropa interior dejándole un rastro de besos al bajar – Necesito tenerte ya… -

Tora se giro despacio no recibiendo ningún regaño. Bajo el pantalón del otro y tomándolo por la cintura le apego a su cuerpo enredando una de sus piernas a las ajenas, moviendo insinuantemente sus caderas hacia adelante. Se aferro con una mano de los cabellos largos de Aoi, ladeándole el rostro para darse espacio. Succionándole y dejando pequeñas marcas rojas.

Aoi busco la dureza del otro, tanteando hasta lograr bombearla con rudeza, haciendo retorcer al otro, sintiendo sus uñas sobre su espalda al aferrarse. Tora pegaba su frente a la suya jadeando, gimiendo cuando aumento el ritmo. No tardo para cuando Tora estaba a punto de llegar al orgasmo, para cuando se detuvo en seco recibiendo una mirada asesina.

- Quiero jugar… - susurro lamiendo tres de sus dedos, llevándolos a los labios de Tora un momento después – quiero que lo goces… -

- ¡Ahhh! Aoi…

Dos de sus dedos se enterraron a su entrada moviéndolos bruscamente hacia adelante. Aoi busco sus labios sin dejar de chocar su hombría contra la otra, adentrando su lengua a la boca de Tora casi atragantándolo. Su beso se hizo rudo casi dejando extasiado con solo eso al otro, chocando su lengua vulgarmente después, fuera de su cavidad bucal. Mantuvieron los ojos completamente cerrados hasta que el contacto en sus labios se desvaneció lentamente, dejando un beso suave tras otro, adentrando aun mas sus ahora tres dedos obligándole a pegarse mas, a darle placer al seguir chocando sus duras excitaciones.

- Nhhh…

- Me necesitabas, niégame que no lo hacías

Las manos de Tora viajaron hacia sus nalgas, apretando y pegándole más a su cuerpo. Subió sus manos lentamente llevándolas bajo aquella camisa que aun llevaba el mas alto, tocando su abdomen con tal lentitud con la que pudo apreciar sus jadeos dentro del nuevo beso.

- Yuu…

Aoi le nalgueo despacio provocándole un brinquito. Sus cabellos se vieron jalados hacia adelante permitiéndoles un beso totalmente asfixiante y delicioso. Adentro su lengua despacio.

- Estas ensañado con mis labios – dijo entre el beso.

- C-Claro que no… - Elevo sus manos para abrazarle por el cuello mientras el otro negaba con una sonrisa divertida. – Métela de una vez… -

Aoi sonrió cuando un suspiro afligido salió de los labios del pelinegro. Toco su pecho sacando sus dedos, excitándole al aferrarse a jugar su lengua en sus pezones. Y Tora solo jadeaba, solo movía sus piernas abiertas de un lado a otro reprimiendo todo lo que quería salir de sus labios.

Aoi tocaba todo lo que sus manos alcanzaran. Aquellas piernas, sus caderas, su cintura, su pecho, moviendo sus manos por debajo de su cuerpo para apretar sus nalgas. Su lengua seguía jugando, lamiendo como si toda aquella suave piel fuera como una paleta, tan deliciosa, tan dulce.

- Estas desesperado…

- Si, no… nhhh… no lo estoy… 

- Entonces lo hacemos rápido y regresamos a casa… - subió mas la pierna de Tora, tallando con su sexo aquella parte sensible del otro, juntando sus labios a los suyos, hablando sobre ellos sin ningún espacio de por medio – Disfrútame Shinji… - y como si fuera una orden, las manos de Tora comenzaron a moverse - No me toques asi, que me prendes…

- Entonces muévete y métela ya…

Tora cambio posiciones tumbando al más alto sobre el césped poniéndose sobre él, jugando con su lengua hasta la parte mas baja de su abdomen. No espero ninguna milésima de segundo para cuando sus dedos jugaban con su glande tomándole con suma delicadeza. Para Aoi esta era una de las cosas que amaba de Tora, le encantaba aquella manera delicada de tocarle, de hablarle, de verle sonreír. Sus pensamientos ocupaban solo aquello para cuando se vio interrumpido por si mismo, por aquel gemido tan ronco que había gritado cuando la lengua del otro jugaba contra su sexo. Su vista se nublo al instante, dejándose llevar por las succiones, por los gemidos ahogados que el otro daba sobre su miembro y para cuando reacciono, Tora ya se encontraba lamiendo sus labios de manera sensual.

- Yo aun no termino…

Jugueteo. Su manera de hablar le prendió mucho mas, girándolo sobre el suelo, ganándose un golpecito en el hombro al haber sido bastante tosco. Le miro con lujuria, riendo bajo al ver el sonrojo de su pareja.

- Nadie dijo que podías tocarte cuando me la estuvieras chupando. – el otro solo frunció los labios. Una mano se movía tan rápidamente bombeándole, y la otra tocando su bajo abdomen. Se relamía los labios, necesitaba estar dentro ya, necesitaba hacerlo gritar de locura, escuchar su nombre entre los jadeos que aquellos labios le regalaban cada noche. Jugo con el, con su cuerpo, llevando su lengua a cualquier parte caliente que Tora tuviera en esos momentos.

- Ahhh…

Tora mordía su muñeca, había tratando de ocultar su rostro de la mirada persistente que el otro le regalaba, ahogando sus gemidos en su propia piel para retener el orgasmo cercano. ¿Cuánto había sido la resistencia? Ciertamente no lo sabia, para cuando trato de sacar una conclusión aquel orgasmo esperado había llegado provocándole correrse sobre la lengua y mano del otro.

- Métela duro… te necesito tanto…

Como decirle no. Como negarse a un pedimento de esos que avergonzaban al propio Tora. Se movió despacio subiéndose una vez mas a su cuerpo, levantándole sus piernas para poder acomodarse entre ellas. Adentrando rudamente su duro miembro hasta tocar esa parte de su interior que sabia de sobremanera le provocaría delirar.

Tora a cada nueva estocada gemía con desesperación, perforando leve con las uñas la espalda del otro, quejándose por los tallones que el césped y tierra le provocaban a su espalda propia. Le abrazaba por el cuello, besando como le fuera posible sus mejillas, sus labios, su barbilla, su cuello, dejando entre cada contacto un suspiro sobre la piel ajena. Sentía que en poco tiempo explotaría, su próstata era tocada a cada momento, a cada penetración que su pareja y amante le daba.

Al momento en que su último gemido se sincronizaría ambos habían arqueado la espalda terminando cansados. Tora había cambiado posiciones aun tembloroso al haber caído el otro sobre su cuerpo. Besaba sus labios con lentitud mientras era abrazado por la cintura, sonreía al dejar plantados fugaces besos sobre su barbilla o comisura de los mismos y el otro solo tratando de atraparle para fundirse en uno de esos besos que ellos solos podían darse.

- Apenas estoy comenzando… - Anuncio, mirando como el otro entrecerraba los ojos preocupado – Lo disfrutaras, yo lo se… –

Sentía que sus manos recorrían cada parte de su cuerpo hasta la más oculta piel. Aoi le había levantado y arrojo a la pared, con cautela le abrió las piernas con la rodilla, besando sus hombros y parte de su pecho, su lengua recorrió todo aquello.

Tora sentía que si el otro seguía tocándole terminaría de inmediato corriéndose una vez más en su mano. Pero era insoportable, aquella agilidad de su pareja era esplendida. Su espalda sintió aquella corriente y su bajo vientre solo alcanzo a contraerse para cuando el orgasmo estaba llegado. Gimió despacio para cuando Aoi lamia sus dedos con sensualidad.

Su mirada se había cruzado, con aquella tierna y lujuriosa del más alto. Tora solo se recargo de sus hombros jalándole hacia si levantando y abriendo sus piernas alzando un poco los brazos para que el otro se acercara mas y de una vez por todas entrara a su interior.

- Como me encanta este lado tuyo…

Pegando al otro en la pared entro a su interior de una sola estocada. Tora había ahogado el grito de dolor mordiéndose el labio fuertemente. Sus manos estaban presas por sobre su cabeza, siendo detenida por una del mas alto.

Su espalda pegaba rudamente a la pared, aquellas estocadas precisas le provocaban un delirio siempre nuevo. Experimento una vez más esa corriente por su bajo abdomen.

Aoi le tomo por las mejillas al soltar sus manos, quería que le mirara y lo primero que vio fueron sus ojos cerrados con fuerza, con esa mueca que le decía que estaba reteniendo el orgasmo. Sin salir de su interior le tomo fuertemente por la cintura arremetiéndole mientras el otro se aferraba a su cuello. Comenzó a moverse rápidamente penetrándole hasta llegar por fin a eyacular en su interior y el otro sobre sus vientres soltando un sonoro gemido. Después de regularizar su respiración ambos se miraron.

- Eres tan maldito… - dijo en un susurro manteniéndolo abrazado sin dejarle salir de su interior, repartiendo unos de los tantos besos fugaces.

- Asi me amas...

- No lo hago… - Tora fingió una mueca de desagrado con enojo, susurrando sobre sus labios y tomándole de los cabellos con fuerza.

- Pero yo si, te amo…

- Tan vergonzoso…

Ambos con una sonrisa tonta comenzaron a besarse, adentrando lentamente su lengua a la cavidad del otro. Repetían aquellas dos simples palabras cuando trataban de tomar algo de oxigeno, comenzando a mover una vez mas sus caderas y terminar con ese pequeño juego que habían empezado, llevando minutos o tal vez horas repitiéndolo sin descansó.

 [21/10/1822]
Una hora sin importancia en un lugar igualmente sin mucha importancia. Veía desde un poco lejos como ambos yacían sentados bajo un roble con las manos entrelazadas, había pasado poco más de un año desde que Aoi se había presentado aquella noche ante Tora, aquella a la cual él había estado presente. Y ahora escuchaba una de las tantas conversaciones de los otros dos.

- ¿Has quedado satisfecho con la cena? – pregunto ladeando su cabeza, relamiendo sus labios para no perder la sensación que la sangre adquirida le dejaba.

- Si…

- ¿Algo te aflige cariño? ¿Te has hartado de mí en tan poco tiempo? – bromeo.
 
- No seas idiota, solo que aun no puedo creer lo que he hecho.

- Han pasado tres año de eso, lo hice porque quería estar contigo y era la manera mas fácil, si no lo hacíamos seria fastidioso el que hicieran preguntas al que no quisieras salir por las tardes y te quedaras encerrado es problemático.

- Eso es cierto… - interfirió acercándose.

- No a las conversaciones ajenas, Shou. – Dijo Aoi – Además, que les dirías cuando se dieran cuenta que no envejeces para nada, ¡solo mírate! Eres perfecto.

- No había necesidad de matarles y aunque no me hayan querido lo suficiente aun asi eran mis padres… - negó con la cabeza suspirando – Me haces hacer cosas estúpidas. –

- Claro que no. – Se defendió – Tus instintos son iguales a los míos y era de esperarse un comportamiento tan parecido… eres una parte de mi, tal y como lo es Shou y eso no puedes cambiarlo, amor… -  dio un beso fugaz a sus labios – mientras sigas conmigo seguirás siendo como eres porque eso me encanta de ti. –

- Aoi, tu estas verdaderamente enfermo. – Dijo el castaño – estas convirtiendo a un pequeño cordero en algo feroz, justo a tu imagen y semejanza ¡Míralo! Ni un remordimiento tiene al haber matado a la persona que lo engendro – entrecerró los ojos.

- Cállate Shou, en fin, como si tú no fuera igual. ¡Mírate! eres incluso mas salvaje que Tora ¡incluso puedes llegar a serlo mas que yo! en algún momento tenían que morir y tu mas que nadie sabe de eso.

- ¡Era su sangre! – Miro a Tora - Eran partes de tu…

- ¡Tora tiene ahora mi sangre! – Dijo furioso Aoi – Ahora es por mí por el que se debe de preocupar. – le fulmino con la mirada – Solo debe de pensar en mi y en nada mas, entiéndelo y tu mas que nadie sabe que eso es verdad, o acaso tu no lo hacer por el otro ma… -

- Eso es muy distinto. – Interrumpió serio – no somos iguales a ustedes. –

- Un día entenderás…- dijo el otro pelinegro.

- Pero Tora~ ¿tu hubieras hecho lo mismo por estar con Aoi? y Tu Aoi ¿lo hubieras permitido?

- ¡SI! – contestaron al mismo tiempo con una rapidez inimaginable.

- Demonios, a donde vine a caer… - ironizo.

- Por eso te dije que vinieras conmigo…

Aquella última voz les había sobresaltado provocando que Aoi se levantara al instante intimidando a aquel que les había sorprendido, apareciendo frente a su cuerpo para tomarle del cuello y levantándolo impidiendo que sus pies tocaran el suelo, relamiéndose el labio al saborearse aquella expresión.

- Pero si eres tú… - sonrió con desinterés fingido.

- Bájame si no quieres morir… - amenazo.

- Crees poder ser capaz de eso, Reita… - lo arrojo al suelo.
  
- Crees que me intimidaras con esa pose de ¿maldito? – rio con ironía – Vaya imbécil que puedes llegar a ser si te lo propones. -

- Cuantas veces te he dicho que midas tus palabras, además de que no quiero matarte delante de Shou, le seria un poco traumático, ¿sabes? Además de que podría hacer algo en mi contra y no quiero pasar por eso. – Shou solo desviaba la mirada no tomándoles importancia.

Shou solo seguía, disimuladamente, observando como los otros deseaban la muerte del ser al frente suyo, perdiéndose en todas aquellas palabras de su pareja las cuales como siempre no se veían del todo fingidas, suspirando con pesadez al no encontrar nada divertido en la pelea decidió girar hacia donde el otro pelinegro. Viéndole como al divagar tanto era sorprendido por una personita en especial, trato de ponerse en guardia.

- Tora… un gusto volver a verte – Tora se levanto cambiando el color de sus ojos por instinto – Oh vamos, que vengo en son de paz. –

- Aléjate de él Uruha, ni se te ocurra tocarle.

- Que parte de “Paz” no entiendes, Aoi.

- Ninguna viniendo de ti.

La atmosfera se había tornado en algo bastante pesada, una donde los deseos de matar se hacían presentes en Aoi y donde algo parecido se desprendía de Uruha, ambos se miraban amenazantes, comiéndose –literalmente- con la mirada, mientras Reita al no tener nada que ver solo retrocedía pasos hacia atrás, Shou hacia lo mismo y Tora solo los miraba. Pero todo había pasado tan rápido para Shou, una donde Uruha había tumbado a Tora y amenazaba con matarle si Aoi se acercaba. Buscaba una manera donde se pudiera acercar, donde pudiera sacar a Aoi de ese trance para que atacara, pero simplemente se había bloqueado

- Vamos acércate. - se burlaba – ¿Tanto amor le tienes a este como para querer impedir que le mate?... Que el gran Aoi le tome importancia a la vida de alguien mas es una verdadera sorpresa. – encajo la larga navaja en la curvatura de entre el cuello y hombros de Tora, dejándole escurrir un poco de sangre.

- Tu… Tu te atreves a tocarle… – Sonrió furioso – y date por muerto… - Aoi trato de correr para lanzarse a Uruha pero rápidamente se vio obligado a detenerse, pues una pequeña daga se había incrustado en sus espalda dejándolo caer de rodillas. Era como para burlarse pero un humano había sido su agresor.

- ¡Aoi! ¿Estás bien? – Preocupado, Shou en ese momento sintió la necesidad de matarles, de acabar con ese estúpido que había herido a Aoi pero se detuvo por la negativa de Reita, por aquellos ojos rojos que le miraban con reproche, con furia, con un enojo inimaginable. Tora empujo a Uruha y como pudo corrió a un lado de Aoi.
 
 - Estoy bien, tonto, solo me tomo por sorpresa. - Aoi sonría de lo tonto que podía llegar a ser Tora, ¿morir en manos de un humano? Eso era estúpido.

- Realmente… ¿te encuentras bien? – pregunto preocupado ayudándole a levantarse. 

- Estoy bien amor… solo mátalo.

¿Dudarlo? No, para nada. Shou como Aoi para sus adentros sonreían, de alguna manera u otra Reita lo había hecho por igual, los otros dos por diversión, y el rubio como simple beneficio, sabia que si intentaban algo les odiaría.

No fue necesario que Aoi se lo repitiera dos veces como para que Tora le obedeciera,   este había corrido empujando a Uruha una vez mas dándole un rasguño a su pálido rostro, tomando a aquel humano por el cuello, apretando su mano observando con una sonrisa como este suplicaba por que se detuviera, viendo como Uruha era detenido del cabello por Aoi.

- ¿Ultimas palabras? – y poco antes que el chico pudiera decir una sola palabra Tora ya le había estrangulado y mordido para devorándole lentamente.

Aoi estaba maravillado, había creado a un ser a su imagen y semejanza haciéndolo ver perfecto, tanto asi que no se dio cuenta cuando Uruha había caído al suelo derrotado sin saber que hacer mientras sus ojos se inundaban de lágrimas. Reita había intentado para disimular ante Uruha el correr para detener a Tora pero Shou se había interpuesto en su camino con el entrecejo fruncido, mostrándole sus colmillos. No hizo otra más que llevarse a Uruha no sin antes este haberles declarado una guerra a muerte.

- ¡¡Es suficiente Tora!! – Grito furioso Shou obligando que el mencionado se detuviera – Lo has hecho, ¡¡maldición!! Aoi te dije que no… - comenzó a ponerse histérico, gritando con furia - …te dije que no. –

Aoi le sonrió con dulzura, acercándose y acariciando su rostro con delicadeza, pegando su frente a la suya para que le mirara directo a los ojos, tres segundo, tres fueron los suficientes para que Shou soltara un quejido y Aoi una sonrisa preocupada.

- No lo hagas… - suplico despacio – No podre solo… -

- Solo cuídale… - susurro.

- Yuu…

- Déjalo asi cariño – dijo Aoi separándose, girando a mirar al otro pelinegro - no hagamos enojar a Shou mejor vayamos a otro lugar… -

- Da lo mismo… esto es asqueroso. – chasqueo los dientes.

- Los gustos de Uruha son asquerosos, mira que mantener a un humano consigo por tanto tiempo es… - hizo una mueca de asco – …repúgnate, pero le guardare un poco de respeto, porque mira que para atacarme debió de estar loco. – frunció el seño – estropeó mi camisa. -

- Ustedes están enfermos – repitió Shou con la cabeza gacha, cerrando fuertemente sus ojos tratando de que su pesar no se escuchara – me voy a casa primero, asi que por mi pueden irse al diablo… -

- Cuídate… - y a pesar de que la voz de Aoi se escuchaba normal, sabia que entre cada frase sus palabras le dolían hasta el fondo de su ser.





Gracias por siempre leerme...

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