Vampire Love II ~Capitulo 8~
CAPITULO 8
“Sexto encuentro…” ~Segunda parte~
Shou había salido corriendo justo
cuando Aoi se había ido con Tora. ¿Cuanto corrió? ¿Cuanto fue lo que sus pies
le permitieron para cuando ya se encontraba arrodillado en el suelo? Cubrió sus
ojos, llevo sus manos cubriendo la inmensa tristeza que la mirada de Aoi le
había provocado, pero tenia una sola esperanza, por lo menos, si Dios aun
existía y aun pudiera hacerle un milagro, le agradecería infinitamente el que
hiciera reaccionar a su amigo pelinegro o que por lo menos Tora le hiciera
reaccionar.
Sollozo, lloraba tanto en silencio que
sus sentidos se bloquearon, tanto que hasta nunca se imagino ser observado, que
aquellos ojos carmín que tanto amaba le miraran con sumo pesar, con tanta
preocupación al no saber como actuar.
***************
Había, casi a jaloneos, llevado a su
compañero a casa, prácticamente arrastrándolo al no querer soltar aquel
cadáver. Aun no entendía como era que Uruha pudiera comportarse de aquella
manera, como era que pudiera llorar tanto por un simple chiquillo que había
pasado la mayor parte de su vida junto al castaño. Pero pensándolo bien, algo
en todo eso lo comprendía a la perfección, tal vez si a Shou le hubiese pasado
algo parecido estuviera igual o peor, tal vez al borde de la muerte por haber
perdido lo más preciado.
Subió las escaleras llevándose a los
otros dos con si mismo, entrando a la habitación que pertenecía al castaño,
tumbándolo con delicadeza sobre el colchón y ayudándole a que se llevara
consigo al rubio. Le dolía de alguna manera que la persona con la que compartía
casi todos los días llorara tan desconsoladamente, de verle por primera vez de
esa manera.
- Los voy a matar… - gruñía con furia –
¡¡Me desharé de esos tres bastardos con mis propias manos!! –
- Cálmate Uruha.
- ¡¿Cómo quieres que me calme?! – Grito
empujándole, tumbándose una vez mas a llorar sobre aquel cuerpo inerte – Mi
niño… Hiroto… tanto lo cuide, desde que era pequeño, ¡¡Me lo quitaron!! Los
matare… ¡¡Maldita sea!! Acabare con ellos. –
- Tora, Aoi, ¡¡Que se yo!! Deshazte de ellos, Shou… Shou no hizo nada.
- ¡¿Le estas defendiendo?!
- No lo hago… - suspiro con frustración
– solo déjamelo a él, yo me encargare de…
- ¡¡Estas diciéndome que no me deshaga
de esos malditos solo porque quieres tirarte a ese!! ¡Ellos son un grupo como
tú y yo! Debes de apoyarme… maldición Reita… debes de apoyarme…
Reita por supuesto que le consoló, por
supuesto que le dijo un “si, te apoyo”. No podía negarse, no aguantaba una
mirada como aquellas, de absolutamente nadie ¿Pero ahora que haría? Como darle
su apoyo si ni las intenciones de estar mas ahí con el, se le esfumaban. Sabia
a la perfección que Uruha desde este momento hablaba en serio, se desharía de
ellos con el simple hecho de vengarse, con el simple hecho de hacerles pagar de
la misma manera que ellos lo habían hecho con el.
Pero, Reita que había hecho para
merecerse esto, que había hecho para que Uruha tomara la decisión de matar a
los otros tres cuando Shou por ordenes suyas no se había metido en aquella
“riña”. Había posibilidades de que pudiera detenerle, de que por lo menos Uruha
atacara primero a los pelinegros y al ultimo dejara al castaño ¡eso estaría
bien! Pero que pasaría si empezaba con Shou.
Maldición, la cabeza de Reita era un
caos, era una maquina de preocupaciones y furia, Shou le preocupaba y Uruha le enfurecía.
Shou, su Shou… que haría si le sucedía algo a lo que se había convertido en lo
mas valioso.
- Déjame solo… - ordeno.
- Pero Uruha.
- ¡¡Quiero estar con el!!
El rubio chasqueo los dientes saliendo
rápidamente de la habitación. No sabia de que era capaz Uruha teniendo el
cuerpo inerte del otro, desangrando a causa de aquella mordida en su cuello. No
quiso ir a su habitación ni mucho menos se quiso quedar a mirar como Uruha
seguiría llorando. Salió por la puerta principal azotándola, maldiciendo la
hora en que no había podido detener a Tora. Sabia que con esto todo su plan de
“obtener a la presa” se había ido por el caño, lo habían echado a perder por
esa pendejada de Aoi y por supuesto, del mismo Hiroto.
Fue rápidamente a ver a su preocupación
andante, a mirarle y buscar una conclusión juntos. Estaba dispuesto a decirle
de sus planes, a decirle que todo lo que el quería era que Aoi y Tora murieran
para poder quedarse juntos, que Uruha solo era la pequeña “arma” que utilizaría
a su beneficio, que le amaba, que le extrañaba a cada momento… que desde ahora
huyeran para que aquella furia de Uruha no llegara a ellos.
Pero cuando llego a casa de su castaño
se bloqueo, no aguanto dejar salir un gemido de frustración y desespero al ver
al otro arrodillado en el suelo fuera de casa, con las manos cubriendo sus
ojos, susurrando a cada momento un “porque”. No se reprimió, no dejaría que el
otro llorara por culpa de alguien más. Por esto les odiaba.
- No llores… - susurro tirándose al
suelo, abrazándole de frente.
- ¿R-Reita…?
Shou alzo su mirada apartando un poco a
aquella persona que le rodeaba en brazos, corroborando que efectivamente era su
rubio quien le abrazaba, quien estaba dispuesto a consolarle el tiempo
necesario, el que quisiera. Sonrió con algo de alegría, aferrándose a su
abrigo, abrazándole tan fuerte conforme derramaba lagrimas silenciosas.
- Por que lloras cariño…
- Yo no… no quiero… A-Aoi… el…
- ¿Qué sucedió?
Pregunto con cierto tono preocupado,
tomando del rostro al castaño para que le mirase, no soporto ver sus ojos
cristalinos, que aquellos ojos preciosamente platinados le siguieran mostrando
un camino calmado de lágrimas. Se acercó, pegando su frente con la de Shou,
besando despacio sus labios, limpiando sus ojos con los pulgares de ambas
manos. Había escuchado perfectamente, Aoi, lo había pronunciado al maldito de
Aoi.
Shou sintió que el mundo se le venia
encima, Reita, su Reita estaba siendo tan delicado, estaba preocupándose por el,
no había replicado en nada con el anterior mencionado. No quería, no quería
saber que pasaría si el rubio se enterase del porqué de su tristeza.
Dejo de
besarle, Reita sintió cuando los labios del castaño le negaron un nuevo beso,
cuando se lanzo a él dejándolo prácticamente recostado en el suelo, abrazándole
fuerte, podía sentir claramente como Shou aspiraba el aroma de su cuello. Rodo
su cintura protectoramente.
- Shou…
- Solo abrázame.
- ¿Que pasa
Shou? no entiendo por qué lloras, porque te aferras como si me fuera a ir…
Sus palabras
habían sido tan tiernas, tan preocupadas que le provoco enternecer, llorar una
vez mas. Como decirle si sabia pegaría el grito en el cielo. Si tal vez se
enojaría y le dejaría solo otra vez llorando. Tanto era su temor, su
desesperación porque Aoi regresara, porque Tora le trajera consigo sacándole
esa estúpida idea de la cabeza que el otro pelinegro tenia.
- A-Aoi… el,
Aoi me dejara…
Una vez más
sintió temblar, no le gritaría, no dejaría que aquello le afectase, que solo
esas palabras le manipulasen, que Shou le hiciera sentir menos, que llorara por
el otro bastardo de mierda. Sus manos temblaron con el solo hecho de pensar que
Shou pensaba mas por los demás, que a él lo dejaba en segundo plano, que no le
quisiera lo suficiente como para dejar de pensar en los demás.
Se levanto
decidido, llevándose consigo al castaño que solo quedo sentado sobre el suelo.
Reita se había levantado con decisión, dándole la espalda, impidiendo algún
contacto de miradas con el castaño.
- S-Solo
preguntare ¿Por qué? – Shou aun con los ojos cristalinos le miro sin entender.
- ¿P-Porque,
que?
- ¿Porque te
importan mas ellos? Por qué yo no puedo llegar a ser una parte tal y como ellos
la son… para ti.
- Reita tu
eres importante para mi… estoy contigo, ¿Acaso estos años junto a ti no son
nada? – Susurraba despacio - ¿Acaso
crees que yo jugaría con algo como eso? Tus palabras me duelen… - sollozo.
-Me duele mas
a mi el que me recalques siempre que el único que te importo en el pasado fuera
Aoi, que ahora tienes que estar ayudando a Tora, y que ahora estés llorando
porque ese maldito te va a dejar, ¿lo entiendes? – Apretó los puños – cuando
dices que te dejara solo es porque ni siquiera estoy yo para cuidar de ti… -
- Reita no…
- ¿Sabes? Yo
jure no hacerte llorar… - elevo la voz dando una pequeña risita triste – yo
jure protegerte, hacerte sonreír, velar por ti… estar junto a ti, siempre… -
- Rei…
- ¿Tu crees
que no me es doloroso verte como estas ahora? ¡¡Llorando por lo que los otros
dos te hacen!! ¡¡Por lo que ocasionan!! Aguante desde el principio tu rechazo,
el que Aoi me quitara lo mas…
Se quedo
callado ¡Maldición! ¿Que caso tenia ya? Que caso tenia ya decirle que desde
hace mucho pensaba en él, que desde hace mucho busco la manera para tenerlo a
su lado, para apartarlo de ese maldito desquiciado que tenia como “amigo y
compañero” ¡Que le dolía hasta la puta madre que a ellos dos si les mostrara
cariño! Se cubrió el rostro sin que el otro le mirase, sin que se diera cuanta
que la aflicción de sus palabras y comportamiento le dolían.
- ¿R-Reita…?
– el nombrado negó con la cabeza lentamente.
- No sé que
sucede con Aoi y no me importa – dijo con rabia – pero supongo que el único que
estará a tu lado será Tora ¿no? Hoy me di cuenta que yo no importo para nada… -
- ¡¡No!! Tú
me importas, tú eres al que a…
- ¿Al que
amas? – rio despacio girando su cuerpo despacio, mirando a Shou que aun se
encontraba tirado de rodillas, estático, en completo shock al haber ver visto
su estado. – No me digas ahora que me amas, nunca lo hiciste y aunque ahora lo
digas… ya no me quedare… -
Shou abrió
los ojos en total sorpresa, olvidando incluso su pesar por el pelinegro. Reita,
ese color de ojos en el rubio le eran desconocidos, aquel dorado que nunca se
creyó descubrir, ahora mismo le miraban con reproche, con una furia
inimaginable. Quiso levantarse e ir corriendo con Reita, el ir y decirle que lo
sentía, que le amaba, que tenia miedo de que Reita le jugara chueco y le terminara
dando una patada en el trasero después de haber cumplido con su “misión”. Pero
ahora una vez mas, se daba cuenta que el equivocado era el.
- Espero
cuiden de ti… - giro despacio, para decidido, partir.
- ¡N-No te
vayas…! – suplico levantándose de golpe y con agilidad correr hacia donde el
rubio, abrazándose a su espalda – ¡¡Tu lo has dicho!! – Sollozo - ¡Juraste no
dejarme! ¡¡Juraste que estarías conmigo!! –
Reita no
quería doblegar, ¡Todo esto le dolía! Todo lo que Shou le decía le estrangulaba
la garganta, le provocaba incluso querer llorar a mares. Pero, esta podía ser
una de las oportunidades para salvarle, de que con esto Shou se fuera de ahí, y
Uruha no le encontrara. Ya no importaba Aoi, ni Tora, Aoi se largaría ¿no? y
dejaría a Tora con Shou, entonces, serian blancos fáciles incluso si el
vigilaba muy de cerca a Uruha. Dejarle ir, tenia que dejarle ir, por el bien de
los dos.
- Cuídate
Shou… - fue lo único que atino a decir, fue lo único que sus labios pudieron
pronunciar.
Giro despacio
rompiendo el abrazo, tomando a Shou por las caderas, abrazándolo con fuerza. No
pudo reprimir las ganas de besar esos labios del castaño, de que le abrazara,
de que le correspondiera como ahora lo hacia. Un beso pasional, uno con
gimoteos del castaño a causa de las lágrimas. Se aferro a su cuello, besaba con
hambre aquellos delgados labios sin tener la intención de detenerse.
- Vete Shou…
- susurro con dificultad – vete o yo me iré… te daré el tiempo que quieras, te
dejare que cumplas con todo lo que le prometiste al bastardo de Aoi, cuando sea
tiempo y yo te necesite como nunca, te buscare, peleare por ti si es necesario…
- Shou le miraba expectante – No quiero que Uruha te haga algo… -
- Tu estarías
conmigo… - elevo la voz.
- Te aseguro
llorarías si algo me pasara. Vete, cuando sea el momento, tu y yo nos
encontraremos en cualquier lugar.
- ¿Por qué
haces esto? ¡¿Por qué quieres alejarme ahora de ti?!
Reita lo
pensó un momento. ¿Alejarse? No, no quería alejarse, lo estaba alejando de si,
protegiéndolo de si, protegiéndolo del mismo Uruha. Agacho la mirada con sumo
pesar hasta que sintió como las manos de Shou le levantaban una vez mas,
pegando su frente con suma ternura.
- ¿Me
dejarías mirar lo que tus ojos ven? -
pregunto despacio.
- Solo te
miran a ti… - Shou se sonrojo por un momento – has con ellos lo que quieras. –
Shou sonrió
despacio por las palabras del Rubio. Quería saber de una vez por todas que era
lo que Reita sentía, lo que siempre había tratado de hacer, porque no le había
matado, porque no le convirtió el mismo. Quería saber que todo fuera verdad.
Acaricio su rostro con lentitud, mirándolo nervioso a los ojos cambiando sus
pupilas a un color carmín, a aquellos de Reita que rápidamente se transformaron
en unos color oro. No pregunto nada, ahora sabía que ese era el verdadero y
escondido color de sus pupilas, que serian lo más bellos que nunca se imagino.
Sus miradas
se conectaron, llevando rápidamente a Shou a ese punto clave de los
pensamientos del otro. Todo, absolutamente todo lo miro en milésimas de
segundos, el tiempo paso como los mismos segundos y todo lo vivido hasta el
momento en un solo minuto. Una lágrima traviesa se escapo por los grandes ojos
del castaño. Hizo todo lo posible para revertir su “poder” para mostrarle a
Reita lo que sucedía con el, le mostró todo, lo de Aoi, lo de Tora, sus momento
juntos, todo, absolutamente todo, dejando aun al rubio en shock después de que
se separaran.
- A-Aoi hará…
¿Shou?...
- Vete de una
vez Rei… el sol saldrá pronto. - le dio un fugaz beso - Nos volveremos a ver después ¿Verdad? –
- Te buscare
– afirmo – cuando sea necesario te buscare. – Se pego a su cuerpo despacio, con
vergüenza tomándole firme por la cintura – Shou, quiero quedarme esta noche.
Necesito hacerte el amor… -
- No. –
Susurro sobre sus labios – No quiero, N-No quiero necesitarte cada noche.
- Entonces,
déjame estar por lo menos junto a ti, solo hasta que la noche regrese, me iré
después, solo quiere llevarme algo de ti grabado…
Shou asintió
despacio, arrastrando lentamente al rubio de la mano, obligándole a que le
abrazara por detrás, a que apretara su cuerpo a su pecho. Tan cálido aquel
contacto, tan helado como sus propias manos. No había nada mejor que una
despedida de esta manera. Sus brazos rodearon su cintura una vez dentro de la
casa, besándole sin ninguna doble intención. Reita le guio hasta aquella
habitación conocida, sentándose en medio del colchón mientras acostaba Shou a
su lado.
- ¿Te darás
prisa? – Pregunto el rubio – consigue a alguien bueno para él… -
- Su destino es
inevitable… - por unos largos minutos guardaron silencio – Reita… -
- ¿Humm?
Llamo su
atención completamente, le miro, pego sus ojos rojos con los carmín del otro,
tomo sus mejillas agachándolo de a poco, juntando una vez más sus labios en
algo sorprendentemente tierno. Reita rodeo su cuerpo en un fuerte abrazo,
tumbando al castaño a la cama, quedando prácticamente sobre su cuerpo. ¿Cuánto
fue lo que duraron así? Cuanto fue lo que los dos se habían quedado abrazados
sin ningunas intenciones de separarse. Cuando despertó, cuando Shou abrió sus
ojos por el fuerte grito que daba a la sala, se dio cuenta que se encontraba
prácticamente solo, con una cobija aterciopelada cubriendo parte de su cuerpo.
Aquel aroma,
aquel que hasta la misma cobija tenia impregnada desaparecería con el paso del
tiempo tal y como aquel que al dejarle dormido se había escabullido. La
almohada le daba esa esencia que nunca olvidaría, aquella esencia salada,
aquella que nunca pensó descubrir. Irremediablemente una lágrima se escapo,
Reita le habia ido, le había dejado sin despedirse, esa pequeña lagrima se
multiplico a los segundos, al escuchar el portazo de su habitación, extendió
sus brazos hacia adelante recibiéndole como un niño pequeño.
Su corazón,
si aun lo tenia, se destruyo, era tan desconsolante, era tan patético. Tora
había entrado corriendo, se había arrojado a sus brazos al verlos extendidos
hacia el. Le golpeo el pecho, se aferro a su cintura mientras Shou hincado
frotaba su cabellera negra, frotaba su espalda. Lloraba a la par. La oscuridad
reino por completo, ni la luz de la luna llena entro por las ventanas.
- ¡¿Por qué
lo hizo?! – Grito con lágrimas – ¡¡Yo lo amaba, me abandono!! –
- No digas
eso… - trato de reconfortarle aunque a el mismo le doliera – Te amaba y por eso
te dejo. Porque quiere que seas feliz, que recapacites por tus actos y por los
suyos. Recuerda que también me ha abandonado a mi… - sonrió con tristeza – A
partir de aquí, solo nos tendremos el uno al otro, nos protegeremos mutuamente…
T-Te cuidare como se lo jure… Nunca te dejare… -
- Ko… Kohara…
- Aoi diría
que somos patéticos si nos viera llorar. – Sonrió un poco - ¿No lo crees? –
- El ya no
esta aquí… el… el ya no esta con nosotros…
-
Vayámonos de
aquí Shinji… vayamos al lugar que quieras, empecemos de nuevo tu y yo…
- ¡No dejare
esta casa! E-Es lo único que me queda de el…
- Solo por un
tiempo ¿bien? Solo para poder sobrellevar todo lo que ha pasado…
Si insistirle
era lo único que le quedaba lo haría, si el alejarse de ese lugar le ayudaba
para olvidarse de todo, se iría, se iría porque Tora lo necesitaba, por que era
su destino, porque principalmente Reita se lo había pedido. No pudo decirle
todo lo que se había guardado por años ¡Por décadas! Nunca pudo decirle su
nombre y mucho escuchar el del otro, nunca pudo decirle lo que quiso escuchar o
lo que mejor dicho ansiaba escuchar. Solo le dejo partir, solo, esperaba que
los años se pasaran volando.
*********************
Porque irse
si podía quedarse otro momento, si aun tenia tiempo para despedirse. No quiso,
seria tan patético mostrarse de esa manera, dejar que el castaño viera en lo
vulnerable que se había convertido, en lo que lo había convertido, durmió a
Shou, sus besos le robaron toda su energía, su fuerza, dejándolo rápidamente
dormido, tan calmado, tan tierno que no pudo reprimirse en llorar. Le velo por
horas, por todas en las cuales la luz del día le había permitido. Acariciaba su
cabello, le tocaba tan delicadamente como si con eso fuera a despertar.
¡Demonios!
porque no mataba a Uruha, porque no se deshacía de todo aquel conocido por el
castaño para que todo fuera más fácil. Pero no podía, Uruha era tan engañoso,
pudiese hasta matarle en ese estado furico en el que se encontraba. Pensó por
una solución, por una que le permitiera
no apartarse de Shou, pero ninguna encajaba, tenia que aguantar, tenia que
pasar tiempo para que Uruha se cansara o para que Tora terminara por obvias
razones con su eterna vida. Era lo más fiable.
La luz opaca que podía visualizar, le decía que pronto tenia que marcharse, que no dejaría
que Shou lo viera irse, pero mas que eso era porque no quería verlo a los ojos,
sabia que si lo hacia, no le dejaría ir en lo absoluto. Trataba de apartar los
brazos del castaño de su cintura, levantándose despacio antes de dar un fugaz
beso en sus labios.
- No me
olvides, amor… - susurro a su oído – te esperare lo que sea necesario. –
- T-Te amo
Rei… - sonrió con tristeza y felicidad al mismo tiempo, dormido lo había dicho,
lo había suspirado, solo esperaba que el tiempo se pasara volando. Que no le
olvidara y que regresara a su lado. Como lo había jurado con su mirada.
Así,
por décadas le espero hasta su regreso…
[Capitulo 7] ::: [Capitulo 9]
0 comentarios: