Vampire Love II ~Capitulo 15~
Capitulo
15
~Séptima noche~
El grito repentino de Uruha había sido bastante fuerte alarmando a Reita y
Shou tomándolos desprevenidos por los pasillos de las habitaciones de la
estancia superior de la casa. A pesar de que aun era temprano no había casi nada
de luz en la calle y se podía notar por la gran ventana que estaba frente a las
escaleras.
Reita había abierto las pesadas y aterciopeladas cortinas notando que
estada nublado con una briza fresca, un húmedo viento y se podía apreciar una
tal vez ligera pero hermosa llovizna.
Uruha bostezo ante visualizar al rubio bajar las escaleras junto a Shou,
por supuesto, ambos tomados de la mano o mejor dicho, Reita arrastrándolo
consigo. Al castaño verdaderamente le daba igual lo que hiciera el rubio con su
larga o corta vida pero el verlo tan junto con el otro simplemente le daba algo
de fastidio, asco, celos tal vez al él estar completamente solo.
- No me gusta gritar dos veces… - cruzo su pierna derecha sobre la otra
mirándoles con la ceja alzada, rodando los ojos antes de echar una ligera
risita.
- ¿Algo te es tan gracioso? – Reita le fulmino con otra sonrisa.
Uruha negó haciendo ademanes burlescos con sus manos, ¿gracioso? Por
supuesto que era gracioso. Reita tan pegado a Shou y este tan estúpido, ambos
con la mirada perdida una de la otra, sus manos tan juntas, tan aferradas.
Detonaban “amor”, tanta que Uruha hizo una mueca tiñendo sus ojos en un ligero
rosado.
- En verdad piensas quedarte con… ¿Esa cosa?
Reita rio con gracia al escuchar las palabras de su castaño “amigo”
girando su rostro para después al par de segundos estar prácticamente delante
de Uruha tomándole por el cuello.
Si algo odiaba el rubio de Uruha era precisamente eso, que se comportara
como un verdadero patán e idiota y no midiera sus estúpidas palabras. Sitio
unas ganas inmensas de estrangularle al ver la mirada sorprendida que tenia en
ese momento el castaño alto. Pero no lo hizo, volvió a sonreír de lado antes de
soltarle y arrojarle sin ninguna delicadeza.
Uruha estaba sorprendido y no es porque fuera la primera vez que Reita le
tratase de golpear o de matar sino que su sorpresa había sido a causa de los
fugaces movimientos de este. Eso nunca lo había visto, incluso cuando
perseguían o peleaban con alguien más. No sabía con seguridad si lo que pensaba
fuera cierto, pero eso tenía que haber sido acto de aquel maldito castaño que
tenia una sonrisa ligera pero sádica en los labios con aquellos ojos teñidos en
rojo que nunca había visto.
- No piensas seguir… - Reto Uruha aun desconcertado, mirando a uno y
mirando al otro aun sobre el suelo donde había sido arrojado.
- ¿Y ensuciarme las manos? – Reita hecho una risita - No gracias.
- Estas comenzando a revelarte conmigo.
- No precisamente… pero si vuelvo a escuchar un comentario de tan mal
gusto, ten por seguro que quedas sin cabeza.
La mirada de Uruha se torno completamente roja de ira. Por supuesto que
Reita se le estaba revelando, le estaba haciendo mas caso a Shou, a ese maldito
que con su mirada pegada a la suya, se regocijaba de burla por sus adentros.
Uruha no era idiota y sabia que verdaderamente Shou no era aquel chico sumiso
que siempre había visto junto a Aoi.
Una fuerte presión se sintió en su garganta estrangulándole. Uruha veía
como mientras Shou bajaba la cabeza su sonrisa se ensanchaba cada vez mas, sus
colmillos sobresalían ligeramente a causa de esta y sus ojos hermosamente
rojos, brillaban un poco mas de lo común.
- Tu maldito…
Por supuesto esas palabras eran para el otro castaño pero sin querer la
mirada de Uruha se cruzo con la del rubio. Chasqueo los dientes con dificultad
mirándole a ambos con rabia y más aun cuando Reita le sonrió con aquella
maldita altanería.
Shou por su parte se sintió algo alagado, Reita le había defendido y eso
le había encantado. Pero había estado con unas ganas inmensas de haber seguido
con ese pequeño juego de torturar al castaño alto, a ese maldito que casi se
arrastraba en el suelo, a aquel hijo de puta que de alguna manera u otra le
había robado la eternidad a su amigo e iba a terminar con la del otro pelinegro.
Pero había mantenido su promesa de él no interferir en los secretos planes de
Tora y adelantarse a matarle.
Pero dejo sus pensamientos de lado y cambiando su mirada a la de siempre,
platinada, le sonrió. Reita se había acercado delicadamente rodeando su cintura
por la espalda, susurrándole a su oído un
“andando” que fue escuchado rápidamente por su castaño amigo.
- ¡A donde demonios vas…! – Le detuvo con una fuerte y ronca voz que
alcanzo a tomar por sorpresa a ambos – ¿Donde esta Saga…? -
- ¿Soy niñera? – Pregunto con sorna, con rabia - No, pero si tanto te
interesa porque no le buscas… -
Dicho esto Reita comenzó a caminar hacia las escaleras perdiéndose en las
penumbras de los pasillos que rodeaban las habitaciones. Uruha quedo algo
anonadado, que era lo que ese… Shou le había dado al rubio para que este se
comportara de una manera además de sorpresiva algo indiferente hacia él. Que
era lo que tenia ese maldito monstro que con solo una jodida mirada casi lo
estrangula. Pero lo más importante, por qué no le había matado si tenía los
suficientes métodos para hacerlo. Le hubiese sido tan fácil. Shou, ese maldito
bastardo tenia un poder que hacia décadas no había visto, que hacia siglos no
había experimentado.
Shou había caminado mientras se abrazaba al rubio, pareciese un gato
restregando su mejilla con la del otro, dándole besos ligeros y fugases que
provocaban una risita en Reita. Era como un niño, con esa personalidad hermosa
que tanto le gustaba, con aquellas caricias que por supuesto se acostumbraría a
ellas.
- Eres tan bueno~ - Shou seguía casi flotando, caminando a la misma
velocidad que un humano, aferrándose al brazo del otro.
- Yo… ¿bueno? - enarco una ceja.
- Me defendiste, eres tan lindo. – Shou seguía burlándose, mientras se
acercaban cada vez hacia donde se suponía verían a los otros dos.
- Shou…
Por unos momentos al castaño le erizo la piel el tono de voz con el que le
hablaba. Reita se posiciono delante mirándole intensamente y con seriedad. Sus
ojos no reflejaban algún enojo sino algo de ansiedad. Shou no pudo evitar
acariciar su mejilla, sonreírle con tristeza al tal vez haberle hecho enojar.
- No volveré a molestarte, perdón – se disculpo el castaño.
- No es eso cariño… - el rubio suspiro con cansancio tomándole por la
cintura – dime porque lo hiciste. –
- ¿El que?
- Mi amor, ¿acaso tú crees que no note como Uruha quería matarte? ¿Cómo
era que estaba casi poniéndose morado y tratando de aguantar el dolor en el
cuello donde yo ni siquiera apretaba con fuerza?
Shou abrió los ojos tratando de decir algo, pero simplemente volvió a
cerrarla sin decir nada. Reita le miraba buscaba la suya que por supuesto
estaba clavada al piso. La verdad nunca hubiese pensado que Reita estuviese
observando todo a su alrededor o que se diera cuenta siquiera de lo que sin
haberse movido había hecho, pero ahora lo recordaba, Reita al igual que el,
habían bebido de la sangre del otro, tal vez eso había formulado aquella
especie de conexión de la que alguna vez Aoi le hablo.
- Perdóname Akira…
- Incluso si estuviera realmente enojado sabes muy bien que te perdonaría,
pero deberías de entender que Uruha pudo haberte hecho algo y que por supuesto
yo le hubiese matado. Pero sabes que este es un asunto que no nos incumbe y que
tu maldito amiguito tiene que arreglar y que por ende nosotros no podíamos
interponernos…
- Pero tú quieres matarle Reita. ¿Acaso crees que no sentí tu rabia y
satisfacción cuando le tomabas por el cuello? – Hablo despacio sin tratar de
sobresaltarse - Aun le tengo rencor porque por sus malditas amenazas Aoi
estuviera aquí y Tora no tuviera que pasar por todo lo que pasa y pasara, y si
por mi hubiese sido en ese mismo momento le hubiese estrangulado.
- Pero yo no hice nada. – Regaño Reita con la voz recelosa. ¿Por qué Shou
osaba pronunciarle ese nombre, porque hablaba de Aoi aun con tanta naturaleza?
Pero no dijo nada, solo opto por ignorarlo, por lo menos mientras todo aquello
terminaba – solo le asuste como suelo hacerlo siempre. – termino de decir.
- Si pero…
- Amor, no vuelvas a hacer algo como eso ¿Ok? No se siquiera que fue lo
que hiciste, pero aunque no lo notases Uruha la estaba pasando mal. Te odiara
¿sabes? Y no quisiera matarle yo si es que intenta hacerte…
- ¿Como supiste que hacia algo? Digo, no es como si yo hubiera hecho algún
movimiento, solo le miraba…
- Y reías…
- No lo hacia. – desvió la mirada al ser descubierto.
- Estas conectado conmigo ¿sabes? – Shou sonrió al darse cuenta que sus
sospechas eran ciertas. Reita le abrazo mas chocando su respiración, tratando
de besar los labios del otro sin querer tocarlos en si. Era tan extraña esa
sensación, que comenzaba a sentir, aquella necesidad de probarle pero Reita se
lo impedía moviendo la cabeza
- Como… - Shou choco sus labios una vez mas, tan lento pero separándose
tan rápido.
- Desde la primera vez que hicimos el amor, cuando te dije que te quería,
que me traías loco. Cuando bebiste de mí
aquella noche que sentí morir porque casi morías, porque me necesitabas tanto…
-
- Te extrañaba tanto…
- ¿Y tu crees que yo no lo hacia? – Pregunto el rubio en susurro
dirigiéndole a Shou con sus manos que se abrasase a su cuello, que se aferrara
tan fuerte - ¿Tu crees que no sentía morir pensando que solo estabas con Tora?
-
Reita comenzaba a sincerarse por primera vez, habría su ser a aquel
hermoso vampiro que con sus ojos cristalinos, tan rojos ahora como los suyos
mismos, le miraba. Aun era increíble, no se hacia a la idea de tenerle a su
lado, para la eternidad misma.
- Siempre desde que te vi… - continuo – aquella noche de hace siglos
cuando estabas casi muriendo, no supe porque te ayude, porque incluso me aferre
a ti si yo no te conocía. Yo no…
- No, no quiero que sigas… - Shou le interrumpió posicionando su dedo
índice sobre los labios ajenos – Ahí muchas cosas que arreglar entre nosotros,
tanto que hablar, tanto que decirnos pero no quiero que lo digas ahora…
Hablemos cuando todo termine, por favor… -
Reita asintió despacio mientras el castaño le arrastraba aquel lugar. Aun
no veían que los otros dos estuviesen ahí o que por lo menos hallasen dejado un
algo para comenzar a buscarles. Shou suspiro pesadamente. ¿Y si Tora había
cambiado de opinión y por eso tardaba?
- ¿Sucede algo? – pregunto al haberse detenido rápidamente, Shou mantenía
sus manos en la nuca, pensando con una mueca de fastidio.
- Supongo que Tora no lo hará después de todo…
- ¿De que hablas? ¿No hará que?
- Tora el…
- Espera.
Reita había girado hacia atrás, mirando como si la lejanía y el cielo le
diese una respuesta. Shou había fruncido el ceño por haber sido interrumpido,
pero cuando el también presencio los aromas mesclados con el fresco viento se
sobresalto tomando firmemente la mano del rubio quien a toda una velocidad
sorprendente le llevo consigo.
Llegaron al lugar manteniendo una lejanía prudente. A pesar de que Shou
quería correr y ayudar a su amigo las manos del rubio no se lo permitían.
Estaba tan asqueado, tan estúpidamente indefenso que no le quedo mas que oír,
quedarse callado y controlar sus deseos de acecinarle.
- Me das tanta lastima Tora… - esa había sido la ronca y grave voz de
Uruha - Que diría Aoi si viera lo patético que te vez en estos momentos… pero
que pena que no pueda verlo. – se carcajeo.
Reita y Shou solo veían a la lejanía, extrañados de ese comportamiento tan
falso de Tora, ese arrepentimiento fingido que le causo tanta gracia al rubio.
Reita estaba tan ansioso de ver lo que Aoi había terminado de crear, de ver
ahora hasta donde podría llegar a hacer Tora por el tal Saga.
- No estoy para tus tonterías, si vas a matarme hazlo de una vez. –
escupió el pelinegro creando de ese falso arrepentimiento en algo real - No
hagamos esto tardío…
Shou se sobresalto. Tora, su amigo, confidente y casi hermano tenia deseos
de morir, sus ojos ya no eran los mismos, tan apagados tan sin ese brillo que
hacia poco tiempo habían mantenido. Entonces cayo en la cuenta de alguien
faltante, Saga ¿Dónde estaba el?
- No tengo ninguna prisa, Tora.
Y al terminar esas palabras Uruha se lanzo como un animal rabioso,
queriendo matarle de una vez por todas. A pesar de los primeros golpes que el
castaño comenzó a propinar de manera casi invisible, ninguno tenía algún
rasguño. Tora había dado a caer de espaldas gracias a una patada de Uruha y
este aun seguía como si nada, solo riendo de lo patético que se veía el otro. Esto
comenzaba a ser un juego muy bien planeado por Uruha. Esta vez Tora se estaba
entregando en bandeja de plata, él mismo caminaba hacia al frente con tal de
encararle y hacerle mas fácil su trabajo.
Estaba claro que el castaño alto esta vez si tendría su venganza y mataría
a aquel que por un simple capricho de otro le había arrebatado lo que tal vez
pudo haber amado por siempre. Aquel hombre de cabello castaño obscuro teñido en
un rubio claro, con esos ojos color miel, con sus labios tan exquisitos y ese
simple carácter que le caracterizaba, aquel tan parecido a Saga al ser tan
ingenuo, tan déspota, al tener el mismo miserable y puro corazón, un simple
mortal que estuvo a punto de vivir una nueva vida a su lado de no haber sido
por culpa de Tora. Hiroto, su pequeño Hiroto debería de estar feliz ahora
porque por fin le vengarían.
- ¡¡Que esperas maldición!! – Grito – Si tantas ganas tenías de matarme,
hazlo. –
- Asi no es divertido.
- Quieres matarme, siempre lo has querido ¡Este es tu momento!
- No, tu no puedes decirme el momento en que debo de matarte – contesto
Uruha con una sonrisa – Te hare sufrir lo mismo que él sufrió, hare de tu
estúpido cuerpo pedazos, con los cuales yo me divertiré por un rato. –
Aquella faceta de Uruha comenzaba a intimidarle. No le tenia miedo, pero
tampoco era tan estúpido como para acercarse siquiera unos milímetros mas. Tora
podía observar como aquellos ojos de Uruha habían cambiado, como reflejaban
deseos de matar, de jugar con una venganza a su propio beneficio.
Saga quien había salido rápido detrás de Tora, solo observaba en shock
como era que el pelinegro jugaba con su vida, como Uruha sonreía son
satisfacción y como tan desquiciadamente se saboreaba la muerte. Quiso correr y
detenerle, quiso gritarle que esta no era la manera de solucionar las cosas,
tan ingenuo que quiso ponerse entre ellos para que ambos se detuvieran.
Pero Shou era rápido, aquel que estuvo observando una pelea que estaba
declarada incluso mucho antes que Tora fuera lo que era en estos momentos, se
solto con un pequeño apretón en los brazos de Reita, corriendo hacia Saga para
detenerle, alcanzando a tomar sus manos para sujetarle fuertemente.
- ¡Suéltame Shou! Tengo que hacer algo.
- ¿Y que es lo que vas a hacer? ¿Correr y decirles “deténganse” para que
ambos te maten por interferir? No seas estúpido. -
- ¡Pero tengo que detenerlo!
- No quiero que tu te entrometas – Aquella voz hizo que ambos giraran
hacia el lugar de donde provenía, Saga se quedo estático al ver esos ojos color
carmín sobre los suyos, aquel enojo que reflejaban no era normal, ese no podía
ser Tora – Te dije que tu ya no tienes nada que ver aquí, puedes largarte y
hacer de tu tiempo lo que quieras. –
- Pero yo…
- Esta ves estoy de acuerdo con el, Takashi – Aquella voz serena de Uruha
le llamo – no me gustaría que tu salieras herido por culpa de este. –
Si, ambos habían discutido, una pelea tonta por el pasado del pelinegro,
por haber sabido hasta ahora de aquel “Aoi” que por supuesto Tora había
amado. Le había contado todo, su
transformación, sobre Shou, sobre como era que Uruha les odiaba, que había
matado a un pobre mortal y que por ultima, Saga había sido aquella herramienta
que necesitarían cuando Uruha finalmente se fijara en el.
Saga estaba más que seguro el no escucharía a ninguno de los dos, además,
ellos no podían ordenarle, no podían decirle que era lo que debía o no hacer.
Le importaba una mierda el si salía o no herido, si le gritaban e incluso si
salía muerto, pero si de algo estaba mas que seguro era que no dejaría que
Uruha tocara a Tora.
Trato de caminar un poco mas hacia el frente, siendo detenido esta vez por
alguien no tan amigable.
- Esto es algo que ya no te concierne – interfirió Reita amenazante
jalándole por el brazo con brusquedad – Tu ya no eres nada de Tora ¿No es asi?
–
Aquellas simples palabras le calaron hasta lo más profundo de su cuerpo,
Reita tenia razón, se suponía que Tora lo había dejado, le había abandonado por
culpa de un maldito muerto. Pero un segundo, Tora y Saga nunca habían tenido
una relación o por lo menos eso pensaba el castaño, entonces no tenía que irse
y mucho menos dejarle.
Uruha centro su atención al pelinegro, sabia que Reita no dejaría acercar
a Saga y eso le daba un poco de ventaja. Camino hacia Tora, enmarcando aquellas
largas uñas como si fuese un gato, mostrando sus largos colmillos. Corrió lo
mas rápido posible rodeándole, dejándole supuestamente algo desconcertado,
posicionándose a sus espaldas para tomarle del cabello.
- Siempre quise saber que había sido lo que Aoi había visto en ti… –
susurro a su oído, jalándole el cabello hasta casi arrancarlo – Se quejaba
tanto de que un humano no podía estar con un vampiro viniendo de la realeza mas sin en cambio a ti y
estúpido que tienes como amiguito, les convirtió. –
- ¡Eso no…! - una uña de Uruha se había enterrado en parte de su cuello
haciéndolo callar.
- Era incluso más asqueroso todo lo que él hizo a lo que yo tenía.
- Tú nunca entenderías eso…
- No me interesa entender un ambiente tan enfermo como el que ustedes
tenían ¡Por su culpa yo perdí lo que tanto quería!
- ¡¡Tu tuviste la culpa!! – grito Tora con desespero.
- ¡Pero tu le mataste!
- ¡¡Porque él le ataco!!
- ¡¿Y que era lo que le haría?!
¿Matarlo?... acaso tu no viste también que él era humano y no podía dañar a Aoi
– Tora se quedo en Shock momentáneo – Porque eras tan estúpido como para hacer
lo que él decía.
- Nunca lo fui…
- Sigues siendo después de tanto tiempo aun controlado por él.
Uruha se estaba fastidiando con esto. Sabia que Tora no cambiaria de
opinión y no bajaría la guardia mas de lo que la tenia, si atacaba ahora el
pelinegro actuaria al instante pero si le seguía quemando la cabeza seria mas
fácil asesinarle. Pero no, que le podía encontrar de chiste el matar a Tora si
después de muerto no le iba a ver sufrir ni mucho menos llorar lo que él lloro.
Asi que, porque no hacer lo mismo que Tora, porque no borrar de la faz de la
tierra al que era ahora lo mas importante para el pelinegro…
Tora seguía perdido, porque en verdad lo estaba, todo lo que decía Uruha
tenia sentido pero aun asi, a pesar del tiempo le seguía siendo fiel a sus
palabras. Aoi había sido el mas importante hasta hace solo unos días, semanas,
tal vez meses, el que le había enseñado a ser desquiciado para su beneficio y
protección, le enseño a alimentarse y hasta el final le siguió queriendo. Su
sonrisa se ensancho, ahora entendía lo que Uruha había tratado de hacer, de
poner en su contra todo lo pasado para solo ganar tiempo.
- Tu hazte a un lado, maldito engendro – Uruha había corrido hacia los
otros tres, tomando desprevenido y arrojando a Shou al suelo y gritándole a
Reita para que se apartara. Era incluso difícil el que Reita hiciera caso, pero
esta vez con una mirada mas que asesina se apartó del camino de Uruha, ayudando
a levantar a Shou y abrazándole para que no interfiriera se apartó.
- Yo le mato… - dijo entre dientes apretados – Akira, suéltame…
- No lo hare. – contesto seguro.
- Ese maldito hijo de puta lo lamentara. Todo lo que a gritado y lo que me
ha dicho y lo que nos hizo… - Reita tuvo
que sacar fuerzas sobre naturales cuando Shou comenzaba a empujarle.
¿Cuánta fuerza podía llegar a tener Shou? ¡Ni siquiera tenia los ojos
teñidos en carmín! sus iris era tan idéntica a la de un esponjado felino,
mostrando sus uñas listo para atacar.
Saga había quedo desprotegido
ahora incluso ni el mismo Shou le ayudaba y Uruha se acercaba cada vez más.
- Sera un verdadero desperdicio hacer esto… - suspiro con pesadez abrazando
la cintura de Saga, pegado su cuerpo mientras besaba despacio sus labios. –
Pero todos deben pagar en su momento, ¿no lo crees? –
Tora a pesar de haberle dejado ir, de haber dicho que ambos nunca mas se
volverían a ver, corrió, corrió lo mas rápido posible al ver las intenciones
del otro, deteniéndose a tan solo unos metros cuando Uruha sorpresivamente
sacaba de su abrigo una pequeña daga posicionándola en el cuello del otro
castaño.
- Un paso mas y apreciaras otra muerte como la de aquella vez.
- ¡¿Porque diablos haces esto?! – Aquella voz sin importancia para Uruha
solo le causo una sonrisa – ¿A pesar de los años no puedes dejar esto? que es
lo que te hemos hecho nosotros. ¡¿Acaso no sabes cual es tu posición?! -
- ¡Reita! será mejor que calles a tu rata – grito Uruha sin dejar de mirar
a Tora.
El rubio frunció el ceño. Si Uruha seguía diciendo ese tipo de comentarios
soltaría a su castaño y le ayudaría a matarle. Pero aun asi Shou no dejaba de
respirar con rudeza, jaloneándose.
- Detenlo Akira, o te mato junto con el… -Reita entendió perfectamente
esas palabras y con una sonrisa burlesca le solto, acercándose a su amigo.
- Sabes que no le mataras. – Dijo el rubio – Tu mismo lo has dicho, ellos
son tan parecidos, tan idénticos el uno del otro que no le harías daño alguno.
–
- De que parte estas tú, Reita. ¿De la justicia? – Hecho una carcajada –
No me hagas reír. -
- De ninguna pedazo de imbécil, solo de la mía y de la de Shou.
- ¡Si no me ayudaras no te acerques!
Uruha se sintió acorralado, por una parte Tora y por la otra Reita aun asi
no se arriesgó a saber que podían hacerle ambos, apretó mas aquel filo en la
garganta del otro haciéndole sangrar. Saga se quejo mas no hizo algún esfuerzo
de zafarse, si se movía aquel filo perforaría.
- U-Uruha…
- Descuida Takashi, esto será rápido prometo no dolerá.
La mano de Uruha había bajado, cortando la camisa de Saga.
Su cuerpo se sintió caliente, cada centímetro recorrido por el corte le
provocaba perdida de sangre además de un ardor bastante fuerte. Podía notar
como Tora se exaltaba más y como trataba de articular palabra alguna, pero nada
salía de sus labios.
Saga tuvo miedo de que Tora le dejara en las manos del otro castaño para
morir, de que no pudieran arreglar ese malentendido
que habían tenido hace tan solo unos minutos y no poder decir una vez mas lo
que sentía.
Aun asi Tora estaba al tanto de la angustia de su castaño, no había
apartado su mirada de aquellos ojos grises, no pudo dejar de sentirse feliz por
dentro al ver como Saga dejaba que adentrara a sus pensamientos y supiera que a
pesar de todo le quería.
- Esto es como una cadena sin fin… - sonrió Uruha – Aoi creo a Tora y
ahora esta Saga. -
- Uruha, por favor no lo hagas – Saga estaba asustado, Uruha cada vez se
desquiciaba mas – puede haber otra solución… -
- La hay. – Susurro Uruha despacio con cierto timbre de felicidad– Dime, ¿le
dejarías por mi? ¿Vendrías y te quedarías conmigo para que Tora pueda estar en
paz?
- E-Eso no… nunca…
A pesar de haber sido un susurro, casi no pronunciado, Uruha le había
escuchado perfectamente haciendo que su coraje aumentara al máximo, que topara
con ese maldito ego que le consumía al saber que Tora y Saga eran de alguna
manera felices al corresponderse mutuamente.
Esta vez Uruha no lo pensó más, elevo su mano con coraje y en un
movimiento rápido enterró por completo la daga en el estomago de Saga, viéndose
obligado a soltarle cuando Tora había llegado a tomarle del cuelo.
Lo arrastro hasta la pared y justo en ella lo elevo unos centímetros provocando
que su espalda chocara con los tabicones en seco, haciendo un pequeño crujido
al haber cuarteado algo de la pared por el impacto. Tora aun manteniéndolo
firmemente giro a ver a Saga, asustándose ante el charco de sangre que tenia el
castaño bajo su cuerpo.
- Están acabados… - dijo Uruha con una sonrisa, entrecerrando el ojo
derecho por la presión en la garganta – ¿Lo recuerdas?… que si yo le atacaba él
no podría sobrevivir… -
Los ojos de Tora al igual a los de Saga se abrieron expectantes, si un
vampiro le hería, la muerte hacia él era mucho más fácil y si ninguno de ellos
dos hacían algo Saga moriría y si eso pasaba la cadena, nunca se rompería.
Y Shou solo pensó una cosa tan sencilla. O Tora le mataba o Shou le
partiría el cuerpo en mil pedazos. Uruha estaba acabado y si no hacia algo ya
su autocontrol se iría a los suelos.
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