Vampire Love II ~Capitulo 15~

15:21 *Mony-san* 0 Comments

Capitulo 15
~Séptima noche~

El grito repentino de Uruha había sido bastante fuerte alarmando a Reita y Shou tomándolos desprevenidos por los pasillos de las habitaciones de la estancia superior de la casa. A pesar de que aun era temprano no había casi nada de luz en la calle y se podía notar por la gran ventana que estaba frente a las escaleras.

Reita había abierto las pesadas y aterciopeladas cortinas notando que estada nublado con una briza fresca, un húmedo viento y se podía apreciar una tal vez ligera pero hermosa llovizna.

Uruha bostezo ante visualizar al rubio bajar las escaleras junto a Shou, por supuesto, ambos tomados de la mano o mejor dicho, Reita arrastrándolo consigo. Al castaño verdaderamente le daba igual lo que hiciera el rubio con su larga o corta vida pero el verlo tan junto con el otro simplemente le daba algo de fastidio, asco, celos tal vez al él estar completamente solo.

- No me gusta gritar dos veces… - cruzo su pierna derecha sobre la otra mirándoles con la ceja alzada, rodando los ojos antes de echar una ligera risita.

- ¿Algo te es tan gracioso? – Reita le fulmino con otra sonrisa.

Uruha negó haciendo ademanes burlescos con sus manos, ¿gracioso? Por supuesto que era gracioso. Reita tan pegado a Shou y este tan estúpido, ambos con la mirada perdida una de la otra, sus manos tan juntas, tan aferradas. Detonaban “amor”, tanta que Uruha hizo una mueca tiñendo sus ojos en un ligero rosado.

- En verdad piensas quedarte con… ¿Esa cosa?

Reita rio con gracia al escuchar las palabras de su castaño “amigo” girando su rostro para después al par de segundos estar prácticamente delante de Uruha tomándole por el cuello.
Si algo odiaba el rubio de Uruha era precisamente eso, que se comportara como un verdadero patán e idiota y no midiera sus estúpidas palabras. Sitio unas ganas inmensas de estrangularle al ver la mirada sorprendida que tenia en ese momento el castaño alto. Pero no lo hizo, volvió a sonreír de lado antes de soltarle y arrojarle sin ninguna delicadeza.

Uruha estaba sorprendido y no es porque fuera la primera vez que Reita le tratase de golpear o de matar sino que su sorpresa había sido a causa de los fugaces movimientos de este. Eso nunca lo había visto, incluso cuando perseguían o peleaban con alguien más. No sabía con seguridad si lo que pensaba fuera cierto, pero eso tenía que haber sido acto de aquel maldito castaño que tenia una sonrisa ligera pero sádica en los labios con aquellos ojos teñidos en rojo que nunca había visto.

- No piensas seguir… - Reto Uruha aun desconcertado, mirando a uno y mirando al otro aun sobre el suelo donde había sido arrojado.

- ¿Y ensuciarme las manos? – Reita hecho una risita - No gracias.

- Estas comenzando a revelarte conmigo.

- No precisamente… pero si vuelvo a escuchar un comentario de tan mal gusto, ten por seguro que quedas sin cabeza.

La mirada de Uruha se torno completamente roja de ira. Por supuesto que Reita se le estaba revelando, le estaba haciendo mas caso a Shou, a ese maldito que con su mirada pegada a la suya, se regocijaba de burla por sus adentros. Uruha no era idiota y sabia que verdaderamente Shou no era aquel chico sumiso que siempre había visto junto a Aoi.

Una fuerte presión se sintió en su garganta estrangulándole. Uruha veía como mientras Shou bajaba la cabeza su sonrisa se ensanchaba cada vez mas, sus colmillos sobresalían ligeramente a causa de esta y sus ojos hermosamente rojos, brillaban un poco mas de lo común.

- Tu maldito…

Por supuesto esas palabras eran para el otro castaño pero sin querer la mirada de Uruha se cruzo con la del rubio. Chasqueo los dientes con dificultad mirándole a ambos con rabia y más aun cuando Reita le sonrió con aquella maldita altanería.

Shou por su parte se sintió algo alagado, Reita le había defendido y eso le había encantado. Pero había estado con unas ganas inmensas de haber seguido con ese pequeño juego de torturar al castaño alto, a ese maldito que casi se arrastraba en el suelo, a aquel hijo de puta que de alguna manera u otra le había robado la eternidad a su amigo e iba a terminar con la del otro pelinegro. Pero había mantenido su promesa de él no interferir en los secretos planes de Tora y adelantarse a matarle.

Pero dejo sus pensamientos de lado y cambiando su mirada a la de siempre, platinada, le sonrió. Reita se había acercado delicadamente rodeando su cintura por la espalda, susurrándole a su oído un  “andando” que fue escuchado rápidamente por su castaño amigo.

- ¡A donde demonios vas…! – Le detuvo con una fuerte y ronca voz que alcanzo a tomar por sorpresa a ambos – ¿Donde esta Saga…? -

- ¿Soy niñera? – Pregunto con sorna, con rabia - No, pero si tanto te interesa porque no le buscas… -

Dicho esto Reita comenzó a caminar hacia las escaleras perdiéndose en las penumbras de los pasillos que rodeaban las habitaciones. Uruha quedo algo anonadado, que era lo que ese… Shou le había dado al rubio para que este se comportara de una manera además de sorpresiva algo indiferente hacia él. Que era lo que tenia ese maldito monstro que con solo una jodida mirada casi lo estrangula. Pero lo más importante, por qué no le había matado si tenía los suficientes métodos para hacerlo. Le hubiese sido tan fácil. Shou, ese maldito bastardo tenia un poder que hacia décadas no había visto, que hacia siglos no había experimentado.

Shou había caminado mientras se abrazaba al rubio, pareciese un gato restregando su mejilla con la del otro, dándole besos ligeros y fugases que provocaban una risita en Reita. Era como un niño, con esa personalidad hermosa que tanto le gustaba, con aquellas caricias que por supuesto se acostumbraría a ellas.

- Eres tan bueno~ - Shou seguía casi flotando, caminando a la misma velocidad que un humano, aferrándose al brazo del otro.

- Yo… ¿bueno?  - enarco una ceja.

- Me defendiste, eres tan lindo. – Shou seguía burlándose, mientras se acercaban cada vez hacia donde se suponía verían a los otros dos.

- Shou…

Por unos momentos al castaño le erizo la piel el tono de voz con el que le hablaba. Reita se posiciono delante mirándole intensamente y con seriedad. Sus ojos no reflejaban algún enojo sino algo de ansiedad. Shou no pudo evitar acariciar su mejilla, sonreírle con tristeza al tal vez haberle hecho enojar.

- No volveré a molestarte, perdón – se disculpo el castaño.

- No es eso cariño… - el rubio suspiro con cansancio tomándole por la cintura – dime porque lo hiciste. –

- ¿El que?

- Mi amor, ¿acaso tú crees que no note como Uruha quería matarte? ¿Cómo era que estaba casi poniéndose morado y tratando de aguantar el dolor en el cuello donde yo ni siquiera apretaba con fuerza?

Shou abrió los ojos tratando de decir algo, pero simplemente volvió a cerrarla sin decir nada. Reita le miraba buscaba la suya que por supuesto estaba clavada al piso. La verdad nunca hubiese pensado que Reita estuviese observando todo a su alrededor o que se diera cuenta siquiera de lo que sin haberse movido había hecho, pero ahora lo recordaba, Reita al igual que el, habían bebido de la sangre del otro, tal vez eso había formulado aquella especie de conexión de la que alguna vez Aoi le hablo.

- Perdóname Akira…

- Incluso si estuviera realmente enojado sabes muy bien que te perdonaría, pero deberías de entender que Uruha pudo haberte hecho algo y que por supuesto yo le hubiese matado. Pero sabes que este es un asunto que no nos incumbe y que tu maldito amiguito tiene que arreglar y que por ende nosotros no podíamos interponernos…

- Pero tú quieres matarle Reita. ¿Acaso crees que no sentí tu rabia y satisfacción cuando le tomabas por el cuello? – Hablo despacio sin tratar de sobresaltarse - Aun le tengo rencor porque por sus malditas amenazas Aoi estuviera aquí y Tora no tuviera que pasar por todo lo que pasa y pasara, y si por mi hubiese sido en ese mismo momento le hubiese estrangulado.

- Pero yo no hice nada. – Regaño Reita con la voz recelosa. ¿Por qué Shou osaba pronunciarle ese nombre, porque hablaba de Aoi aun con tanta naturaleza? Pero no dijo nada, solo opto por ignorarlo, por lo menos mientras todo aquello terminaba – solo le asuste como suelo hacerlo siempre. – termino de decir.

- Si pero…

- Amor, no vuelvas a hacer algo como eso ¿Ok? No se siquiera que fue lo que hiciste, pero aunque no lo notases Uruha la estaba pasando mal. Te odiara ¿sabes? Y no quisiera matarle yo si es que intenta hacerte…

- ¿Como supiste que hacia algo? Digo, no es como si yo hubiera hecho algún movimiento, solo le miraba…

- Y reías…

- No lo hacia. – desvió la mirada al ser descubierto.

- Estas conectado conmigo ¿sabes? – Shou sonrió al darse cuenta que sus sospechas eran ciertas. Reita le abrazo mas chocando su respiración, tratando de besar los labios del otro sin querer tocarlos en si. Era tan extraña esa sensación, que comenzaba a sentir, aquella necesidad de probarle pero Reita se lo impedía moviendo la cabeza

- Como… - Shou choco sus labios una vez mas, tan lento pero separándose tan rápido.

- Desde la primera vez que hicimos el amor, cuando te dije que te quería, que me traías loco.  Cuando bebiste de mí aquella noche que sentí morir porque casi morías, porque me necesitabas tanto… -

- Te extrañaba tanto…

- ¿Y tu crees que yo no lo hacia? – Pregunto el rubio en susurro dirigiéndole a Shou con sus manos que se abrasase a su cuello, que se aferrara tan fuerte - ¿Tu crees que no sentía morir pensando que solo estabas con Tora? -

Reita comenzaba a sincerarse por primera vez, habría su ser a aquel hermoso vampiro que con sus ojos cristalinos, tan rojos ahora como los suyos mismos, le miraba. Aun era increíble, no se hacia a la idea de tenerle a su lado, para la eternidad misma.

- Siempre desde que te vi… - continuo – aquella noche de hace siglos cuando estabas casi muriendo, no supe porque te ayude, porque incluso me aferre a ti si yo no te conocía. Yo no…

- No, no quiero que sigas… - Shou le interrumpió posicionando su dedo índice sobre los labios ajenos – Ahí muchas cosas que arreglar entre nosotros, tanto que hablar, tanto que decirnos pero no quiero que lo digas ahora… Hablemos cuando todo termine, por favor… -

Reita asintió despacio mientras el castaño le arrastraba aquel lugar. Aun no veían que los otros dos estuviesen ahí o que por lo menos hallasen dejado un algo para comenzar a buscarles. Shou suspiro pesadamente. ¿Y si Tora había cambiado de opinión y por eso tardaba?

- ¿Sucede algo? – pregunto al haberse detenido rápidamente, Shou mantenía sus manos en la nuca, pensando con una mueca de fastidio.

- Supongo que Tora no lo hará después de todo…

- ¿De que hablas? ¿No hará que?

- Tora el…

- Espera.

Reita había girado hacia atrás, mirando como si la lejanía y el cielo le diese una respuesta. Shou había fruncido el ceño por haber sido interrumpido, pero cuando el también presencio los aromas mesclados con el fresco viento se sobresalto tomando firmemente la mano del rubio quien a toda una velocidad sorprendente le llevo consigo.

Llegaron al lugar manteniendo una lejanía prudente. A pesar de que Shou quería correr y ayudar a su amigo las manos del rubio no se lo permitían. Estaba tan asqueado, tan estúpidamente indefenso que no le quedo mas que oír, quedarse callado y controlar sus deseos de acecinarle.

- Me das tanta lastima Tora… - esa había sido la ronca y grave voz de Uruha - Que diría Aoi si viera lo patético que te vez en estos momentos… pero que pena que no pueda verlo. – se carcajeo.

Reita y Shou solo veían a la lejanía, extrañados de ese comportamiento tan falso de Tora, ese arrepentimiento fingido que le causo tanta gracia al rubio. Reita estaba tan ansioso de ver lo que Aoi había terminado de crear, de ver ahora hasta donde podría llegar a hacer Tora por el tal Saga.

- No estoy para tus tonterías, si vas a matarme hazlo de una vez. – escupió el pelinegro creando de ese falso arrepentimiento en algo real - No hagamos esto tardío…

Shou se sobresalto. Tora, su amigo, confidente y casi hermano tenia deseos de morir, sus ojos ya no eran los mismos, tan apagados tan sin ese brillo que hacia poco tiempo habían mantenido. Entonces cayo en la cuenta de alguien faltante, Saga ¿Dónde estaba el?

- No tengo ninguna prisa, Tora.

Y al terminar esas palabras Uruha se lanzo como un animal rabioso, queriendo matarle de una vez por todas. A pesar de los primeros golpes que el castaño comenzó a propinar de manera casi invisible, ninguno tenía algún rasguño. Tora había dado a caer de espaldas gracias a una patada de Uruha y este aun seguía como si nada, solo riendo de lo patético que se veía el otro. Esto comenzaba a ser un juego muy bien planeado por Uruha. Esta vez Tora se estaba entregando en bandeja de plata, él mismo caminaba hacia al frente con tal de encararle y hacerle mas fácil su trabajo.

Estaba claro que el castaño alto esta vez si tendría su venganza y mataría a aquel que por un simple capricho de otro le había arrebatado lo que tal vez pudo haber amado por siempre. Aquel hombre de cabello castaño obscuro teñido en un rubio claro, con esos ojos color miel, con sus labios tan exquisitos y ese simple carácter que le caracterizaba, aquel tan parecido a Saga al ser tan ingenuo, tan déspota, al tener el mismo miserable y puro corazón, un simple mortal que estuvo a punto de vivir una nueva vida a su lado de no haber sido por culpa de Tora. Hiroto, su pequeño Hiroto debería de estar feliz ahora porque por fin le vengarían.

- ¡¡Que esperas maldición!! – Grito – Si tantas ganas tenías de matarme, hazlo. –

- Asi no es divertido.

- Quieres matarme, siempre lo has querido ¡Este es tu momento!

- No, tu no puedes decirme el momento en que debo de matarte – contesto Uruha con una sonrisa – Te hare sufrir lo mismo que él sufrió, hare de tu estúpido cuerpo pedazos, con los cuales yo me divertiré por un rato. –

Aquella faceta de Uruha comenzaba a intimidarle. No le tenia miedo, pero tampoco era tan estúpido como para acercarse siquiera unos milímetros mas. Tora podía observar como aquellos ojos de Uruha habían cambiado, como reflejaban deseos de matar, de jugar con una venganza a su propio beneficio.

Saga quien había salido rápido detrás de Tora, solo observaba en shock como era que el pelinegro jugaba con su vida, como Uruha sonreía son satisfacción y como tan desquiciadamente se saboreaba la muerte. Quiso correr y detenerle, quiso gritarle que esta no era la manera de solucionar las cosas, tan ingenuo que quiso ponerse entre ellos para que ambos se detuvieran.

Pero Shou era rápido, aquel que estuvo observando una pelea que estaba declarada incluso mucho antes que Tora fuera lo que era en estos momentos, se solto con un pequeño apretón en los brazos de Reita, corriendo hacia Saga para detenerle, alcanzando a tomar sus manos para sujetarle fuertemente.

- ¡Suéltame Shou! Tengo que hacer algo.

- ¿Y que es lo que vas a hacer? ¿Correr y decirles “deténganse” para que ambos te maten por interferir? No seas estúpido. -

- ¡Pero tengo que detenerlo!

- No quiero que tu te entrometas – Aquella voz hizo que ambos giraran hacia el lugar de donde provenía, Saga se quedo estático al ver esos ojos color carmín sobre los suyos, aquel enojo que reflejaban no era normal, ese no podía ser Tora – Te dije que tu ya no tienes nada que ver aquí, puedes largarte y hacer de tu tiempo lo que quieras. –

- Pero yo…

- Esta ves estoy de acuerdo con el, Takashi – Aquella voz serena de Uruha le llamo – no me gustaría que tu salieras herido por culpa de este. –

Si, ambos habían discutido, una pelea tonta por el pasado del pelinegro, por haber sabido hasta ahora de aquel “Aoi” que por supuesto Tora había amado.  Le había contado todo, su transformación, sobre Shou, sobre como era que Uruha les odiaba, que había matado a un pobre mortal y que por ultima, Saga había sido aquella herramienta que necesitarían cuando Uruha finalmente se fijara en el.

Saga estaba más que seguro el no escucharía a ninguno de los dos, además, ellos no podían ordenarle, no podían decirle que era lo que debía o no hacer. Le importaba una mierda el si salía o no herido, si le gritaban e incluso si salía muerto, pero si de algo estaba mas que seguro era que no dejaría que Uruha tocara a Tora.

Trato de caminar un poco mas hacia el frente, siendo detenido esta vez por alguien no tan amigable.

- Esto es algo que ya no te concierne – interfirió Reita amenazante jalándole por el brazo con brusquedad – Tu ya no eres nada de Tora ¿No es asi? –

Aquellas simples palabras le calaron hasta lo más profundo de su cuerpo, Reita tenia razón, se suponía que Tora lo había dejado, le había abandonado por culpa de un maldito muerto. Pero un segundo, Tora y Saga nunca habían tenido una relación o por lo menos eso pensaba el castaño, entonces no tenía que irse y mucho menos dejarle.

Uruha centro su atención al pelinegro, sabia que Reita no dejaría acercar a Saga y eso le daba un poco de ventaja. Camino hacia Tora, enmarcando aquellas largas uñas como si fuese un gato, mostrando sus largos colmillos. Corrió lo mas rápido posible rodeándole, dejándole supuestamente algo desconcertado, posicionándose a sus espaldas para tomarle del cabello.

- Siempre quise saber que había sido lo que Aoi había visto en ti… – susurro a su oído, jalándole el cabello hasta casi arrancarlo – Se quejaba tanto de que un humano no podía estar con un vampiro viniendo de la realeza mas sin en cambio a ti y estúpido que tienes como amiguito, les convirtió. –

- ¡Eso no…! - una uña de Uruha se había enterrado en parte de su cuello haciéndolo callar.

- Era incluso más asqueroso todo lo que él hizo a lo que yo tenía.

- Tú nunca entenderías eso…

- No me interesa entender un ambiente tan enfermo como el que ustedes tenían ¡Por su culpa yo perdí lo que tanto quería!

- ¡¡Tu tuviste la culpa!! – grito Tora con desespero.

- ¡Pero tu le mataste!

- ¡¡Porque él le ataco!!

-  ¡¿Y que era lo que le haría?! ¿Matarlo?... acaso tu no viste también que él era humano y no podía dañar a Aoi – Tora se quedo en Shock momentáneo – Porque eras tan estúpido como para hacer lo que él decía.

- Nunca lo fui…

- Sigues siendo después de tanto tiempo aun controlado por él.

Uruha se estaba fastidiando con esto. Sabia que Tora no cambiaria de opinión y no bajaría la guardia mas de lo que la tenia, si atacaba ahora el pelinegro actuaria al instante pero si le seguía quemando la cabeza seria mas fácil asesinarle. Pero no, que le podía encontrar de chiste el matar a Tora si después de muerto no le iba a ver sufrir ni mucho menos llorar lo que él lloro. Asi que, porque no hacer lo mismo que Tora, porque no borrar de la faz de la tierra al que era ahora lo mas importante para el pelinegro…

Tora seguía perdido, porque en verdad lo estaba, todo lo que decía Uruha tenia sentido pero aun asi, a pesar del tiempo le seguía siendo fiel a sus palabras. Aoi había sido el mas importante hasta hace solo unos días, semanas, tal vez meses, el que le había enseñado a ser desquiciado para su beneficio y protección, le enseño a alimentarse y hasta el final le siguió queriendo. Su sonrisa se ensancho, ahora entendía lo que Uruha había tratado de hacer, de poner en su contra todo lo pasado para solo ganar tiempo.

- Tu hazte a un lado, maldito engendro – Uruha había corrido hacia los otros tres, tomando desprevenido y arrojando a Shou al suelo y gritándole a Reita para que se apartara. Era incluso difícil el que Reita hiciera caso, pero esta vez con una mirada mas que asesina se apartó del camino de Uruha, ayudando a levantar a Shou y abrazándole para que no interfiriera se apartó.

- Yo le mato… - dijo entre dientes apretados – Akira, suéltame…

- No lo hare. – contesto seguro.

- Ese maldito hijo de puta lo lamentara. Todo lo que a gritado y lo que me ha dicho y lo que nos hizo…  - Reita tuvo que sacar fuerzas sobre naturales cuando Shou comenzaba a empujarle.

¿Cuánta fuerza podía llegar a tener Shou? ¡Ni siquiera tenia los ojos teñidos en carmín! sus iris era tan idéntica a la de un esponjado felino, mostrando sus uñas listo para atacar.

Saga había quedo desprotegido ahora incluso ni el mismo Shou le ayudaba y Uruha se acercaba cada vez más.

- Sera un verdadero desperdicio hacer esto… - suspiro con pesadez abrazando la cintura de Saga, pegado su cuerpo mientras besaba despacio sus labios. – Pero todos deben pagar en su momento, ¿no lo crees? –

Tora a pesar de haberle dejado ir, de haber dicho que ambos nunca mas se volverían a ver, corrió, corrió lo mas rápido posible al ver las intenciones del otro, deteniéndose a tan solo unos metros cuando Uruha sorpresivamente sacaba de su abrigo una pequeña daga posicionándola en el cuello del otro castaño.

- Un paso mas y apreciaras otra muerte como la de aquella vez.

- ¡¿Porque diablos haces esto?! – Aquella voz sin importancia para Uruha solo le causo una sonrisa – ¿A pesar de los años no puedes dejar esto? que es lo que te hemos hecho nosotros. ¡¿Acaso no sabes cual es tu posición?! -

- ¡Reita! será mejor que calles a tu rata – grito Uruha sin dejar de mirar a Tora.

El rubio frunció el ceño. Si Uruha seguía diciendo ese tipo de comentarios soltaría a su castaño y le ayudaría a matarle. Pero aun asi Shou no dejaba de respirar con rudeza, jaloneándose.

- Detenlo Akira, o te mato junto con el… -Reita entendió perfectamente esas palabras y con una sonrisa burlesca le solto, acercándose a su amigo.

- Sabes que no le mataras. – Dijo el rubio – Tu mismo lo has dicho, ellos son tan parecidos, tan idénticos el uno del otro que no le harías daño alguno. –

- De que parte estas tú, Reita. ¿De la justicia? – Hecho una carcajada – No me hagas reír. -

- De ninguna pedazo de imbécil, solo de la mía y de la de Shou.

- ¡Si no me ayudaras no te acerques!

Uruha se sintió acorralado, por una parte Tora y por la otra Reita aun asi no se arriesgó a saber que podían hacerle ambos, apretó mas aquel filo en la garganta del otro haciéndole sangrar. Saga se quejo mas no hizo algún esfuerzo de zafarse, si se movía aquel filo perforaría.

- U-Uruha…

- Descuida Takashi, esto será rápido prometo no dolerá.

La mano de Uruha había bajado, cortando la camisa de Saga.

Su cuerpo se sintió caliente, cada centímetro recorrido por el corte le provocaba perdida de sangre además de un ardor bastante fuerte. Podía notar como Tora se exaltaba más y como trataba de articular palabra alguna, pero nada salía de sus labios.

Saga tuvo miedo de que Tora le dejara en las manos del otro castaño para morir, de que no pudieran arreglar ese malentendido que habían tenido hace tan solo unos minutos y no poder decir una vez mas lo que sentía.

Aun asi Tora estaba al tanto de la angustia de su castaño, no había apartado su mirada de aquellos ojos grises, no pudo dejar de sentirse feliz por dentro al ver como Saga dejaba que adentrara a sus pensamientos y supiera que a pesar de todo le quería.

- Esto es como una cadena sin fin… - sonrió Uruha – Aoi creo a Tora y ahora esta Saga. -

- Uruha, por favor no lo hagas – Saga estaba asustado, Uruha cada vez se desquiciaba mas – puede haber otra solución… -

- La hay. – Susurro Uruha despacio con cierto timbre de felicidad– Dime, ¿le dejarías por mi? ¿Vendrías y te quedarías conmigo para que Tora pueda estar en paz?

- E-Eso no… nunca…

A pesar de haber sido un susurro, casi no pronunciado, Uruha le había escuchado perfectamente haciendo que su coraje aumentara al máximo, que topara con ese maldito ego que le consumía al saber que Tora y Saga eran de alguna manera felices al corresponderse mutuamente.

Esta vez Uruha no lo pensó más, elevo su mano con coraje y en un movimiento rápido enterró por completo la daga en el estomago de Saga, viéndose obligado a soltarle cuando Tora había llegado a tomarle del cuelo.

Lo arrastro hasta la pared y justo en ella lo elevo unos centímetros provocando que su espalda chocara con los tabicones en seco, haciendo un pequeño crujido al haber cuarteado algo de la pared por el impacto. Tora aun manteniéndolo firmemente giro a ver a Saga, asustándose ante el charco de sangre que tenia el castaño bajo su cuerpo.

- Están acabados… - dijo Uruha con una sonrisa, entrecerrando el ojo derecho por la presión en la garganta – ¿Lo recuerdas?… que si yo le atacaba él no podría sobrevivir… -

Los ojos de Tora al igual a los de Saga se abrieron expectantes, si un vampiro le hería, la muerte hacia él era mucho más fácil y si ninguno de ellos dos hacían algo Saga moriría y si eso pasaba la cadena, nunca se rompería.

Y Shou solo pensó una cosa tan sencilla. O Tora le mataba o Shou le partiría el cuerpo en mil pedazos. Uruha estaba acabado y si no hacia algo ya su autocontrol se iría a los suelos.

[Capitulo 14] ::: [Capitulo 16]

Gracias por siempre leerme...

0 comentarios: