Neko's Love ~Capitulo 4~

1:37 *Mony-san* 1 Comments

Capitulo 4
-Escapes-

Estaba ya tan cansado, tan frustrado de incluso no dormir. Sus ojos simplemente tenían la necesidad de cerrarse, de que por lo menos en unas pocas horas pudiera quedarse dormido. Le dolía todo y cuando decía todo era porque realmente dolía todo, pero era dramático, verdaderamente y aunque sonara estúpidamente cursi, le dolía el corazón.

¿Porque Tora se empeñaba en hacerle sentir mal? Porque no solo le decía un “quiero jugar contigo una sola vez”. No entendía sus cortejos, sus maravillosas y a la vez sucias palabras. Tora era todo lo que hubiese querido tener en toda la jodida vida, pero a pesar de que sabia que estaba mal y que el por ser un Neko no podía siquiera pensar en una pequeña familia, aunque en realmente la tenia y le fascinaba.

Ahora entendía que el solo estaba para hacer los quehaceres de la casa, la limpieza, lavar ropa, limpiar las mesas de centro, las alfombras, las recamaras, la sala de música y demás cosas, pero no sabia como hacerlas, o siquiera como empezar.

Entendía muy bien que Aoi solo le había comprado para que estuviese a su lado, acompañándole, pero también estaba cansado de que por mas que el hacia el esfuerzo de seguirle a todos lados, Aoi, tuviera ese maldito genio del demonio. Y Tora, siempre tan atento, con aquella delicadeza al hablarle, al tocarle… pero sin duda el único que importaba y tenia que importarle desde ahora en adelante era Aoi  ¡Su amo!

Se levanto de un salto, bajándose de ese gran colchón que reposaba en su recamara. Cambio su ropa sin siquiera fijarse lo que se ponía, solo se dispuso a paso lento y silencioso caminar hacia la recamara del fondo, tocando despacio y abriendo sin siquiera esperar alguna respuesta. Una sonrisa se formo en sus labios al ver a Uruha bien prensado del cuerpo del pelirosa, suspirando repetidas veces, con la respiración tranquila al igual que Aoi. Este último solo se había movido cuando Saga subió a la cama, quedándose estático como si estuviera a punto de hacer una travesura. Le vio girarse aun siendo abrazado, rodando la cintura del castaño Neko que ni siquiera había hecho algún movimiento.

- Uruha… - maulló despacio sobre su oído logrando que este se moviera solo un poco – Uruha despierta~ -

El castaño se removió en la cama hasta que sintió la respiración de alguien más sobre su mejilla no tomándole importancia. Pero después de unos segundos de acordarse donde se encontraba abrió los ojos abruptamente, levantando su mirada y poniéndose completamente rojo. Aoi estaba tan cerca de su rostro, aun dormido pero tan cerca. Su respiración se aceleró cuando noto como es que era abrazado, como era que los brazos del pelirosa le rodeaban con fuerza y firmeza, como era que estaba tan tranquilo.

- Estas todo rojo… - susurro con risa llamando la atención del otro.

Uruha no supo donde meterse, incluso se había sonrojado mucho mas de la cuenta haciendo ademanes con sus manos tratando de pronunciar palabra alguna, separándose y sentándose rápidamente sobre el colchón.

- ¡No es lo que…!

- Si gritas y lo despiertas estará con un genio de los demonios por todo el día. – Interrumpió reprendiéndole con voz baja, moviendo la cola enérgicamente – vamos, vamos, levántate. –

Uruha vio a Saga salir casi corriendo de la recamara con la cola muy en alto y moviéndola con fuerza, giro estático como un robot notando como era que cada vez que lo hacia sus mejillas se enrojecía y comenzaban a subir de temperatura. Aoi se veía tan calmado, con la respiración tranquila y aquellos rosados cabellos alborotados.

Como hubiese querido quedarse recostado a su lado, que le abrazara como justo lo había visto cuando despertó, solto una sonrisa boba de solo pensarlo pero rápidamente la borro, frunciendo el ceño con miedo y un gran temor. De sus labios salió un jadeo de solo imaginar lo anterior y de un salto felino salió de la cama, poniéndose el primer short y playera que encontrara del otro, descalzo y con el pelo completamente desalineado. Salió de la recamara.

……………………………………………

Saga había estado dando vueltas por toda la sala y comedor, buscando algo que no estuviera en su sitio pero no encontró completamente nada. Entro a la cocina y de solo ver aquella gran estufa trago saliva. Por supuesto que el había sido enseñado para hacer todas aquella labores pero aun asi, ya no podía, estaba tan mimado que todo aquello había sido olvidado tan rápidamente. Escucho una risita bastante conocida justo cuando estaba a punto de hacer un berrinche.

- ¿Necesitas ayuda?

Los ojos de Saga se abrieron de par en par, aquella delicada voz, la manera silenciosa de acercarse. Tenia que ser el, ¿porque dios le hacia esto? ¿Acaso se lo merecía? ¡No!, no era injusticia, a eso se le llamaba vivir en la misma casa. Trato de no tomarle importancia, de ignorar aquel fuerte aroma a agradable colonia. Cerró los ojos justo cuando aquellos brazos le atraparon por detrás aferrándose a su cintura, besando su cuello. Quería seguirlo sintiendo, que aquellos labios le besaran muchas mas partes de la que ahora lo hacia. Pero no, no podía, no quería sentir ese maravilloso dolorcito en su estomago.

- No necesito nada, Shinji-sama…  - y de un movimiento rápido se zafo del agarre, brinco felinamente y se alejó un poco. Le dolió, dolía tratarle tan fríamente.

- ¿Sigues enojado conmigo? – No hubo respuesta alguna – Saga, lo que paso ayer fue… -

- Algo que no debería de importarme – interrumpió – lo se, yo soy la “mascota” de Ao… de Yuu-sama y solo debo obedecer lo que él diga, lo que el me pida. No debe de importarme nada más. –

No estaba sorprendido, en lo absoluto, lo que le causaba una enorme curiosidad era aquella manera de hablar en el castaño. No había momento en que Saga dejara de agregarle el “sama” al finalizar el nombre del que si era su amo, pero a él, hacia mucho que no lo hacia, que no le hablaba tan fríamente, que no le evitaba. Esbozó una sonrisa tranquila tratando de olvidar aquello, pero al acercarse cada vez más, Saga retrocedía.

- Saga por que no hablamos y asi…

- ¿Hablar? – Sonrió sarcásticamente - ¿De verdad quieres hablar conmigo? ¡Acaso alguien como yo, necesito la explicación del hermano de mi amo! –

Tora frunció el ceño.

- Te dije que quiero hacer las cosas bien. – Trato de explicarse – de que tu estés conmigo desde ahora y dejes a Yuu. Saga te quiero conmigo. –

- No me interesa…

………………………………………………………………………….

Uruha había estado escuchando absolutamente todo, había optado por no seguir caminando cuando la voz de Saga y Tora se habían elevado. Se recargo a la pared por un momento tratando de que no le viesen, estaba claro que no quería escuchar una conversación ajena pero no había sabido si esperar y ayudar a Saga para que Tora le dejara. Pero a los segundo opto por dejarles solos.

Camino de regreso a la recamara de Aoi, abriendo la puerta con sutileza y silencio cerrándola del mismo modo. No iba a mentir, pero sus ojos rápidamente se clavaron en su amo, en como era que descansaba, que su respiración se acompasaba mas y mas, incluso no se dio cuenta para cuando se encontraba hincado en el suelo observándole de frente.

Dejo salir un suspiro mientras acomodaba sus manos sobre el colcho y recargando una de sus mejillas en ellas, se quedo mirándole.  Aoi era tan guapo, con una personalidad idéntica a la de su antiguo amo aunque claro, con un carácter muy fiero con las personas desconocidas ¿él era aun un desconocido? Tal vez Aoi ya no le miraba de aquella manera.

- No se parecen… - suspiro el Neko.

- No me parezco a nadie.

Uruha abrió los ojos completamente sorprendido y avergonzado. Aoi había abierto los ojos rápidamente ¿Acaso había estado despierto todo el tiempo que le miro? Su corazón se desbocó por no saber como reaccionar y los colores se le subieron hasta las mejillas y por instinto llevo ambas manos a cubrir su rostro.

- ¡¡P-Perdón, yo no quería despertarle!! – se alteró.

- Oye, oye, no grites.

Aoi salto rápidamente frente a Uruha, levantándose de la cama e hincándose rápidamente ante Uruha. La primera sonrisa de la mañana y que en ocasiones no lograba salir, ahora adornaba esos maravillosos labios. El castaño era tan sumiso en todo los sentido, a Aoi comenzaba a divertirle la vergüenza del otro y que decir de aquella manera de ocultarse, tan infantil, tan verdaderamente única.

Uruha no pudo sentirse más estúpido, ahora que Aoi trataba de hacerle que le mirara simplemente no podía hacerlo. Sentía las manos del pelirosa sobre su rostro tratando de retirar sus manos pero también su fino oído le permitía oír que se burlaba a lo bajo. No quería que lo viera de aquella manera, no quería que observara como esa vergüenza se apoderaba de el como siempre lo había hecho.

- Uruha deja de moverte. – Dijo firme elevando un poco la voz – Mírame, ahora. -

- Si amo…

Esa palabra, aquel “ahora” que siempre le ordenaban. No había podido dejar de obedecerla por simple instinto, estaba ya tan acostumbrada a ella, a que se la gritaran prácticamente en las orejas. Aoi, el solo había mirado con curiosidad al otro, observaba atónito como era que le obedecía al instante, como era que pudo descubrir mejor ese sonrojo y miedo en su rostro.

Uruha cerro los ojos con fuerza, Aoi le había acariciado el rostro ¿Acaso él era igual que todos? ¿Acaso Aoi podía llegar a pedirle lo que todos le obligaban a hacer? Negó rápidamente, cubriendo su rostro con ambas manos, sorprendiendo al pelirosa cuando se abrazó a sus propias piernas.

- Tu no…

- Uruha, ¿estas bien? – Aoi le miro dudoso, abriendo y cerrando los ojos sorprendido, trato de tocar a Uruha, de ayudarle a levantar pero este le evito escondiéndose mas entre su mismo cuerpo - ¿Qué pasa contigo? Uru, vamos, levántate. –

- A-Aoi-sama no pedirá nada raro ¿verdad? Tú no eres como el ¿verdad?

- ¿De que hablas? – Pregunto con fastidio – Odio estos tipos de dramas por la mañana. –

Dramas… Aoi, ahora pensaba que eran dramas, después de todo, si había algo parecido en ellos. Uruha odio ese momento, este que estaba viviendo ahora. De alguna manera aquellas palabras le habían dolido al castaño. Sin siquiera mirar al otro, levantándose del suelo, solo susurro un “lo siento” antes de salir de la habitación.

Y vaya que Aoi se había sentido la persona mas estúpida de la tierra, ahí iba otro digno como Saga, y aunque por mas que quería cambiar su carácter, de poder hablarles lo mejor posible ya no podía, aquella manía que tenia de hacerlo ya no se esfumaría asi como asi. Suspiro con cansancio antes de poder siquiera caminar hacia el baño de la recamara cuando un estruendo se escucho fuera. “Uruha” pensó, saliendo  lo mas rápido posible de la recamara casi chocando con la espalda del castaño Neko  que hacia solo un minuto había salido.

………………………………………………………….

Tora se estaba hartando, ese maldito trato hacia su persona le estaba sacando de sus casillas. No es que fuera como Aoi, vaya, eran hermanos, pero el pelirosa tenía un carácter mucho más fuerte que el de suyo. Pero había algo que Saga le provocaba, que le decía un “tienes que tenerlo asi sea lo ultimo que hagas”.

Había optado por tratar de abrasar al castaño de frente, de chocar sus labios repetidas veces aunque el otro no le correspondiera. Saga solo había estado tratando de alejarle, de reclamarle lo mismo, de gritarle cosas que no entendía. ¿Pero que era lo que no entendía? ¿Acaso Saga no se daba cuenta cuanto podía provocarle con solo ese comportamiento suyo?

- Déjame… - rogo, esa parte que ahora Tora le mostraba le causaba temor.

- ¿Que no entiendes que no lo hare?

Tora le jaloneaba, le apegaba a su cuerpo con brusquedad solo consiguiendo asustar más al otro. Y no es que Saga no pudiese empujarle con fuerza, lo único que sucedía era que su estado, ese shock de descubrir esa parte en el otro le había dejado sin ninguna fuerza.

El pelinegro le empujo justo al lavatrastos, pegándolo con rudeza, pegando su cuerpo de la misma manera. Casi devoraba su cuello, casi tratando de arrancar aquella camisa que cubría ese cuerpo del castaño. Estaba hasta el diablo de que el otro se resistiera, de que Saga no dejara que le tocase, de que le prohibiera hacer cosas que el necesitaba hacerle. Una parte de su cabeza le decía que se detuviera, que le estaba haciendo daño a la persona que quería, pero la otra, una que en este momento le ganaba, gritaba que le hiciera suyo ahí y ahora aunque el otro no quisiese.

-Déjame… - sollozo.

Y eso fue lo que logro despertar a Tora, quien de un movimiento se alejó, tirando aquel vaso que se encontraba justo a lado del castaño. Tora le miro alarmado sin saber realmente que decir o hacer al momento de que el otro se tiraba al suelo de rodillas, llorando. Estuvo a punto de acercarse, de abrazarle y pedirle miles de perdones.

- S-Saga…

- ¡¡No me toques!!

- Saga yo no quería…

Tora se sintió en un espacio diminuto en el cual ni el mismo oxigeno podía lograr entrar. De un momento a otro Aoi había llegado a empujarle con furia, corriendo a abrazar a su castaño con fuerza. Se sintió la peor de las personas, una verdadera escoria, Saga lloraba, Aoi le miraba con desaprobación, con decepción y Uruha, que se encontraba casi escondido en la sala, solo le miraba con miedo.

Miro hacia ambos lados como tratando de observar el suelo para no caer, no sabia como disculparse, que decir, solo opto por quedarse plantado en su lugar, de agachar la mirada y apretar los puños con fuerza.

- Perdón…

- ¡¿Crees que con un perdón Saga se sentirá mejor?! – Aoi había elevado la voz logrando que Saga se abrazase mas a él y Uruha se escondiera mas en la sala - ¡¿Crees que Saga es como todas las malditas chiquillas que traes a casa?! –

- ¡¡Nunca he pensado eso de el!! – Se defendió – ¡¡Yo lo qui…!!

- Para esto querías quedarte con el… ¿que yo te lo confiara? ¡¿Qué lo ibas a cuidar mejor que yo?!  ¡¡Estás pendejo si crees que ahora con esto lo dejare a cargo de ti!!

Tora no estaba como para discutir, no podía siquiera levantarle la voz sintiendo aquel nudo en la garganta. Se sintió tan cobarde que solo opto por salir huyendo, por agarrar las llaves de su coche y salir huyendo de casa. Aoi suspiro antes de abrazar con más fuerza al castaño.

- Ya, todo esta bien Saga… - trato de sonreírle no logrando ningún efecto – Vamos, Uruha se reirá de ti si no te levantas del suelo. –

Uruha sin querer frunció el seño, ese abrazo, ese cariño, eso era algo que ni el mismo Uruha podía estar dispuesto a seguir viendo aunque sabía perfectamente que esas muestras de afecto el otro las necesitaba. Enojado, hizo un sonido con sus labios, casi un maullido, uno que logro despertar el interés del pelirosa. El castaño no hizo nada mas que irse y con una ultima mirada hacia Aoi, desapareció yendo hacia la recamara.

Y Saga no dejaba de abrazarse al otro mientras sus ojos se cerraban fuertemente. Nunca, nunca había visto a Tora de aquella manera, nunca le había tratado asi. ¿Qué era lo que le pasaba? ¿Acaso eso era lo único que quería de el? Sin darse cuenta Aoi estaba casi levantando en sus brazos, arrastrándolo con el hacia la recamara.

- Y-Yuu-sama… - dejo escapar un gemido – Yo… yo… -

- Ya, ¿vale? – Regaño Aoi – no quiero verte asi por su culpa, ya paso, tranquilo. –

Su mirada se cruzo con la de Uruha, quien rápidamente la desvió hacia otro lugar. Uruha tenía sus labios fruncidos en una mueca de disgusto, no quería mantener contacto visual con los otros dos. Aoi sonrió sin querer, nunca antes había visto ese tipo de comportamiento en nadie más que en Saga.

Si, evidentemente esos podían ser de aquellos celos que los felinos sienten cuando su amo no les hace caso alguno o cuando miman a alguien más que no sea ellos.

-Uruha… - le llamo obteniendo su atención rápidamente.

El castaño se quedo quieto, solo sintiendo como era que Aoi de un momento a otro le había jalado a su lado, ronroneo unos momentos después, tiñendo sus mejillas en un rosa pálido. Sus agilidades felinas le permitieron acercarse más de lo normal al otro, restregando su mejilla en una de sus manos para después pegarse más hasta casi frotar su cuerpo.

Saga seguía ido, mirando a la nada solo dejando que aquellas lágrimas traviesas se secaran en sus mejillas.

Aoi no podía creer lo que sentía. Uruha estaba restregando su mejilla en la suya, tan de cerca, con aquella manera felina que le provoco temblar. Su piel se sentía tan sedosa, tan suave a su tacto. Pero saco esos pensamientos, sacudió su cabeza levemente levantándose de la cama casi dejando caer a ambos castaños sobre el colchón.

- Hay trabajo, yo… - Sacudió su cabeza una vez mas, trago saliva antes de girar a mirar a los otros dos – Saga, ve a ponerte algo y yo le prestare algo de ropa a Uruha para ir a la tienda a cómprale algo. –

Saga arrastro los pies saliendo de la recamara con miedo dándole una ultima mirada a Aoi.

- Anda, ve rápido, tenemos que irnos. – el otro asintió despacio.

Uruha solo le miro desconcertado todo el tiempo, Aoi se movía de aquí a haya no poniéndole nada de atención. Pero es que Uruha era alguien que pedía completa atención de cualquiera, era de esos que le gustaba que todos le hiciesen caso, que le escucharan a cada momento, y ahora, ahora se daba cuenta que aquello no iba con la personalidad orgullosa de su amo.

- Yuu-sama…

- Yuu o Aoi.

- ¿Hmm?

- Tú dime como más te guste. Quita el “sama” y háblame con confianza. – Aoi no dejaba de caminar por la recamara, Uruha le miro con una esplendida sonrisa arrodillándose en el colchón.

- ¿De verdad puedo? – pregunto ilusionado.

- Si asi lo deseas, si.

- ¿De verdad, de verdad?

- Por supuesto que si, Uruha.

- Entonces, ¿me dirías Shima de vez en cuando?

- ¿Shima? – Frunció el ceño – Dijiste que no tenias nombre, acaso ¿mentiste?

- ¡N-No! Es solo que… a mi me gusta asi…

Aoi solo asintió con la cabeza antes de lanzar al castaño algunas prendas, encaminarse al baño y encerrarse en el para cambiar su ropa. Era tarde, y aunque no quisiese ir al trabajo, era su deber, ya sabría que hacer con ambos castaños a su lado, ya vería que hacer para que Saga dejara de sentirse mal.

Uruha se había quedado mirándole, tan perdido que pensó y su baba saldría si no cerraba la boca. Miro como Aoi se perdió en el baño y sin siquiera pensarlo cambio su ropa rápidamente, quedándole casi a la perfección. No dudo en suspirar, en aspirar después ese agradable aroma que la ropa desprendía ¿Acaso todo el cuerpo del pelirosa olía tan delicioso? Su cuerpo comenzó a reaccionar con solo pensarlo, nublándose justo cuando Aoi salía del baño ya arreglado, tan bien peinado y con esa ropa en color negro que le favorecía de maravilla.

Aoi no sabia si regañar al otro, si ordenarle que le dejara de mirar como lo hacia.

- Porque no vas a ver si Saga ya esta listo. – Uruha asintió rápidamente elevando su cola, agitando enérgicamente.

Era la primera vez después de con Reita, que una sonrisa boba se formaba en sus labios. Ese carisma de Uruha, aquellas cualidades que le hacían ver único, su sonrisa, toda aquella manera de comportarse. Porque a pesar de que no llevaban nada de conocerse, Uruha, había tomado una parte de su cabeza, una incluso más grande que la que ocupaba saga y una casi acercándose a donde se encontraba el rubio de la bandita.

No pudo evitar reír de buena manera cuando Uruha regresaba con la mirada gacha, que mirándolo bien, aquellos cabellos castaños aun seguían en desorden. Saga entro a los segundos justo detrás del otro castaño, acostándose en la cama dándoles la espalda a los dos por igual. Uruha frunció los labios con tristeza.

- Estará bien, solo necesita estar solo…

- ¿Y Tora-sama…? – pregunto el castaño, Aoi suspiro pesadamente, acercándose a el para acomodar un poco su cabello, Uruha se dejo hacer solo no manteniendo algún contacto visual.

- Tora…  - pensó sus palabras – tendré una charla con el cuando regresemos. –

¿Una charla? Vaya que Aoi podía llegar a hablar solo para que el otro no le preguntase. No era que precisamente Tora fuera una persona que se sentara a platicarte o a discutir sin siquiera salir golpeados del asunto. Pero Aoi presentía que esta vez era mucho muy diferente a sus peleas antiguas con el más alto. Esta vez, Saga estaba de por medio.

………………………………………………………..

¿Y es que acaso podía llegar a caer mas bajo? No, absolutamente este no era el mismo Tora. ¿Mandar a joder la compañía? Por supuesto que no, pero ahora le importaba una mierda si alguien importante llegaba y le veía caminar por los pasillos con una lata de cerveza. Iba en contra de las reglas, su manejo “empresarial” de la compañía tenia prohibido que los superiores dieran una mala impresión a los demás.

Pero en fin, en estos momentos Tora estaba como para mandarlos a que les dieran y duro.

Había lastimado a su Saga, le había casi obligado a hacer algo que no quería y además le había dañado físicamente con los jalones. Cuan fácil era matarse en ese momento, tan fácil como regresar a casa, pedir disculpas y gritar sus sentimientos a los cuatro vientos.

No, definitivamente eso era cursilería en estos momentos.

¿Qué haría cuando llegara Aoi y le mirara con desprecio? Porque si bien, su hermano mayo era su adoración misma, ese ejemplo a seguir como todo hermano menor.

Un cigarro tras otro antes de regresar a la sala de juntas, antes de toparse con unos cuantos “trabajadores” y antes de doblegarse ante aquella mirada triste y temerosa que se había clavado a la suya desde la lejanía.




Gracias por siempre leerme...

1 comentario:

  1. Pobrecito Saga T__T pero ambos tienen la culpa...Tora por obligarlo y lastimarlo sin querer y Saga por no creer que en verdad Tora lo ama aunque le cueste mucho creerlo por su pasado de casanova V___V...Por otro lado: kyaaaaaaaaaa los celos de Uruha >///< es tan kawaii~~ ^^

    ResponderEliminar