Neko's Love ~Capitulo 5~

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-Capitulo 5- 
Trusting... [Part 1]

Tal vez no era de las personas a las que les gustara salir con “tanta” compañía, pero, había tenido aquella necesidad de llevarles consigo, de aunque no admitiéndolo, ir a donde fuera con aquellos dos a su lado.

Aoi había salido junto a los nekos, arrastrándoles hasta el coche. Uruha había corrido hacia donde estaban aquellas correas colgadas que al entregarle una a Aoi, para que la pusiera en su cuello, había sido lanzada al jardín con un bufido. Uruha se había alarmado queriendo ir casi corriendo a por ella cuando se le fue detenido.

- ¿A donde crees que vas? – Y de un jalón a su oreja junto a un maullido le regreso a su lado – Odio esa maldita cosa ¿acaso tu no? – y con una mirada mas que altiva por parte del pelirosa Uruha asintió robóticamente.

Sonrió, por segunda, tercera o hasta cuarta vez en esa misma mañana, había sonreído.  Uruha había dejado caer sus orejas y cola ocultando su mirada nerviosa y apenada debajo de aquel flequillo ya peinado. Saga, este solo observaba atónito. ¿Aoi riendo a esas horas de la mañana? ¿Y mas sabiendo que tenia una junta al llegar a la compañía? Frunció los labios, mirando a Uruha con insistencia abriéndolos sorprendido cuando regresaba la mirada a su amo.

Esto no podía ser verdad, ¿o si?

- ¿Puedo quedarme? – Pidió con voz baja – yo esperare a que llegues de trabajar y asi poder… -

- No, he dicho que van conmigo, además Saga te presentara a un maldito idiota que no deja de joderle, Saga dice que es un buen chico, no negare que es lindo pero, ¡Ahh! Que frustración.

Uruha como Saga solo le miraron sorprendidos, si bien, Uruha no le conocía tan bien como el otro pero por lo menos podía ahora notar aquellos cambios de humor. Saga volvió a fruncir el seño observando todo, no dudando en chasquear los dientes, levantando la cola y cruzándose de brazos, Aoi no pudo evitar reír y despeinar aquellos finos cabellos.

- Sigues triste y enojado, ¿Verdad, Saga? – pregunto el pelirosa.

- Tu estas raro…

- ¿Yo? Que cosas dices. – rio.

- Nunca te levantas de buen humor – comenzó a contar con sus dedos – nunca sonríes tanto y mucho menos cuando hay mucho ruido. – Afirmo – Y hoy había mucho ruido, Yuu sama… -

Los ojos verdes de Saga solo le provocaron tragar saliva, bien, si, no lo iba a negar, desde la mañana no había podido evitar sonreír ante cualquier cosa que el otro castaño hiciera. Era inevitable, vaya, como si Uruha tuviera un “no sé qué, que le hacía sentir no sé cómo”. Elevo una mano haciendo una seña de “no importa” sonriendo nervioso esta vez al tener la mirada fija de su “nuevo” felino observándole detalladamente.

- Bueno ya, deberían de dejar de mirarme y subir al carro, ¡pero ya!

Uruha y Saga maullaron en un brinco. Aoi les había jalado la cola para que le dejasen de mirar, y no era que aquella miradita de ambos no fuera lo bastante pesada, porque realmente podía sentirla a cada segundo. Si estaba nervioso y realmente no sabía el porqué.

Saga no podía estar más a la defensiva. Su mirada se tornaba alrededor de su amo a cada segundo, miraba con insistencia las calles y al llegar al estacionamiento del que se suponía era el “trabajo” de Aoi se puso alerta. Pudo observar como al estacionar el coche quedaba justo a un lado de aquel color negro de Tora.

Uruha solo miraba para todos lados algo ilusionado. El estacionamiento era grande, bastante a su parecer, incluso ni cuenta se había dado para cuando Aoi como Saga le esperaban afuera con una sonrisa.

- Anda que no tengo toda la mañana, la junta comienza en quince minutos.

El castaño alto bajo rápidamente escondiendo su cola y bajando las orejas. Vaya, que los lugares grandes le comenzaban a dar algo de miedo y más cuando vio como Saga sin siquiera preocuparle comenzaba a caminar delante de Aoi observando para todos lados. Uruha no pudo evitar correr y aferrarse a la chaqueta de Aoi por detrás.

- O-Oye…

- Es… - Uruha dudo en decirlo. Sus ojos se abrieron en total asombro al entrar al establecimiento. Cada persona hacia una reverencia al ver al pelirosa entrar, como unas cuantas personas le daba una palmadita a Saga en el brazo antes de sonreírle. No pudo evitar mirar ilusionado una vez más como tanta decoración elegante le opacaba - ¿Aquí trabajas? –

A pesar de la incomodidad de Aoi ante aquel agarre del castaño no dudo en asentir con una sonrisa, jalándole hacia el frente y empujarle un poco a su lado. Y sin que el otro se diera cuenta le jalo la cola manteniendo un agarre firme pero ligero.

Uruha solo desvió su mirada avergonzado, bien, no es como si muchas personas le tomasen de aquella manera.

- No solo trabajo aquí… - comento Aoi.

- ¿Eh? Trabajas en otro lugar… - Aoi negó rápidamente aguantando la risa.

- Tonto~ - Uruha hecho un brinquito al escuchar aquella voz detrás de su oreja, ¡casi maullaba por el susto! Solo se dispuso a mirar con enojo al otro castaño quien reía como si nada. – Yuu sama no solo trabaja aquí, porque el cómo su hermano son los dueños. -

Uruha abrió los ojos completamente sorprendido. Si, aquella casa donde ahora vivía era lo suficientemente grande, y si, aquellas comodidades eran de lo más maravilloso, pero de eso, a saber realmente cual era el trabajo de su amo, le dejo completamente anonadado.

Aoi no pudo evitar ponerse nervioso. Aquella mirada que el castaño felino le daba era parecida a la de todas las personas que se le acercaban. Sabía perfectamente que por el dinero el que tenía cualquier hombre o mujer llegaban con una sonrisa hipócrita, amándole, para después de un tiempo desechándole al haber obtenido lo que necesitaban.

Uruha de un momento a otro se dio cuenta de su comportamiento, y de la clara incomodidad de su amo, a lo que se dispuso a mirar hacia todos lados esquivando hacer algún contacto visual.

- Es bonito… - susurro Uruha al notar como Saga se iba de ahí a cualquier lugar.

- ¿Perdón?

Pregunto el pelirosa algo confundido, se esperaba cualquier otra palabra no alguna como aquellas. Siempre aquellos “Supongo tienes mucho dinero” o algunos “Cuanto fue lo que invirtieron en esto”. Sacudió un poco su cabeza al notar la preocupación que reflejaba su castaño al mirarle, poniéndose algo nervioso.

- ¿Te gusta? – fue lo único que pudo preguntar, sonriendo al ver como el otro asentía enérgicamente.

- Nunca había estado en un lugar tan grande. – comento observando a las personas que pasaban.

- ¿Te parece que si terminando la junta damos un recorrido por todo el lugar para que lo conozcas? Podrás andar más tiempo de aquí haya cuando vengas, asi no te aburrirás cuando yo esté ocupado.

¿De verdad ese era su amo? Uruha sonrió tontamente, asintiendo antes de volver a mirar todo y comenzar a caminar sin alejarse mucho. Aquella voz baja con la que el otro le hablo le enterneció, aquella manera de jalarle segundos después, a su lado, le causo un dolor en su estómago. Su mirada siempre estuvo gacha, observando cómo la gente le miraba y como saludaban al otro.

Y no tardaron mucho en encontrarse con el otro castaño, que como siempre, jodiendo a Aoi llegaba con un vaso de soda casi corriendo, huyendo a su parecer de una sola persona en especial. Saga solamente jadeo ocultándose detrás del otro, caminando a un lado de Uruha al notar la mueca de desagrado en Aoi, si, él era de las personas a las que no les gustaba ver gente corriendo por los pasillos, como un típico profesor que va directo a su clase.

Y por supuesto que Aoi sintió el movimiento tenso en su Neko, como Saga sin siquiera dudarlo se sujetaba fuertemente a su chaqueta. Y sin dudarlo mucho, su mirada se conectó con aquello color negro.

El pelinegro había caminado por los pasillos, con un cigarro tras otro antes de regresar a la sala de juntas, antes de toparse con unos cuantos “trabajadores” y antes de doblegarse ante aquella mirada triste y temerosa que se había clavado a la suya desde la lejanía. No iba a discutir, no ahora que las personas comenzaban a entrar a la sala.

Aoi, solo apretó la cola de Saga como siempre, dándole ánimos como el solo podía, y sin mirar incluso la sombra de Tora, arrastro a los dos Nekos dentro.

Por supuesto que el ambiente se hizo completamente tenso. ¡Dios, todos podían notarlo!

- Buenos días, caballeros…

Todos tragaron pesadamente al escuchar aquellas palabras sarcásticas del pelirosa. Incluso ninguno había tenido la suficiente fuerza de contestarle aquel “buenos días” sino solo con una movimiento de cabeza asimilando una reverencia. Aoi miro a cada uno de los presentes, chasqueando los dientes al notar un asiento vació.

- Ahaha… - trato de sonreír nerviosamente al tener la mirada de ambos hermanos sobre su persona.

- ¿Donde esta Kazuki? – la potente voz del pelinegro resalto en la sala, observando a todos, buscando la respuesta ante su ceja alzada.

- Llegara cinco minutos tarde. – contesto como si nada el pelirosa.

- ¿Que has dicho? – Pregunto confuso – se supone que esta era una junta de emergencia para aclarar las fechas del aniversario de la. Se suponía que estar aquí entregando un setlist para mandarlo al staff. –

Uruha y Saga quienes habían estado sentados en unos sillones alejados de aquella mesa donde todos se miraban algo furiosos solo pudieron tragar saliva. Uruha no entendía nada de esto, ¿Aniversario? ¡¿Setlist?! Que se suponía que eran aquellos dos ¿managers del tal Kazuki? Saga solo había estado mirando hacia cualquier lugar que le permitiera perderse un momento de aquella elevada voz.

- En primer lugar, Kazuki tiene mi autorización para terminar la entrevista con la Shoxx. – le miro molesto – en segundo lugar, todos los que están aquí, dejaron de hacer sus deberes para escuchar una “breve” junta y hacer entrega de lo que les pedimos, y en tercer lugar, Tu y yo, no discutiremos aquí. –

- ¡¡Estas poniendo preferencia a los de ScReW!!

Aoi no le miro, ni mucho menos siguió discutiendo, solo se había dispuesto a mirar el reloj de su muñeca, sonriendo al escuchar como la puerta de la sala se habría en un estruendo. Todos desviaron su mirada hacia aquella persona quien había interrumpido, y solamente un suspiro se escuchó proveniente de todos.

- Un minuto tarde… - comento Aoi entrelazando sus dedos, acomodando sus codos sobre la mesa para recargarse, mirando con una sonrisa a aquel que llegaba completamente agitado.

- L-Lo siento… - dejo escapar el aire acumulado por la carrera – No había donde estacionar la Van, tuve que salir corriendo. –

Un chasquido proveniente de Tora escapo de sus labios. No lo odiaba, pero si no lo soportaba. Tuvo que reprimir aquella maldición que estuvo a punto de decir cuando el alto castaño rápidamente entraba y tocaba las orejas de su Saga y como este le respondía con una sonrisa sincera. Aoi no pudo evitar tragar saliva cuando observaba como Kazuki después de ir a con Saga se acercaba a Uruha. Había visto a su Neko castaño tratar de alejarse ante l contacto que hacía con sus orejas.

- ¿Llegas cinco minutos tarde y aun asi haces que perdamos más tiempo por esperar a que te sientes? – había sido inevitable para Tora, sin duda aunque aquello no lo hubiese querido decir de la manera fría en que lo dijo, sentía esa necesidad de hacerlo.

- Lo siento… - y con aquello Kazuki había ido a ocupar su lugar.

Uruha como Saga observaban atentos la charla que mantenían. Había sido tan sorprendente para ambos ver como entre Aoi y Tora llegaban a una idea clara de lo que tenían planeado hacer. Como entre ellos llevaban una conversación como si nada hubiese pasado. Pero Saga podía notar que Aoi no mantenía el necesario contacto visual con el pelinegro y que a pesar de que todos pensaran que su estado de ánimo era magnifico, solo el podía saberlo que entre aquellos escasos segundos que se miraban, se declaraban la guerra misma.

- Bien. – Se levantó enérgico el vocal de su asiento, estirando su cuerpo – Fue un placer hacer negocios con ustedes… - y ante este comentario estúpido, todos comenzaron a reír.

- Ryoga, si tienes tiempo para decir tonterías, supongo es porque sus ensayos terminaron, ¿no es asi? – el mencionado trago saliva al escuchar el tono de voz con el que Aoi le hablaba – Todos a trabajar, nosotros les haremos llegar con sus manager los horarios, tiempos y días en los que participaran. -

- Supongo ese es un, “Váyanse a trabajar” – susurro el vocal.

- En efecto. – Contesto agrupando las hojas que estaban sobre la mesa, mirando altivo antes de que el vocal saliera huyendo de la sala - Kazuki, podrías esperarme fuera unos momentos, necesito que hablemos sobre la sesión de mañana, trae a Byou pero ya. – el guitarrista asintió antes de salir rápidamente del lugar.

Un suspiro algo cansino salió de ambas personas que ahora se encontraban solas. Aoi no iba a negar que extrañaba las quejas de su hermano al terminar una junta, pero ahora este solo se había quedado sentado mirando las hojas de su mano, fumando aquella nicotina con algo de desesperación.

Tora estaba que moría por aclarar las cosas, por disculparse ante aquellos dos que le miraban con algo de miedo aun. Uruha realmente no le importaba, pero aun asi, tenía la necesidad de que en el futuro no le mirara como ahora lo hacía, y que decir de Saga, necesitaba que por lo menos le sostuviera la mirada.

- Tengo cosas que hacer… - comento de momento el pelirosa llamando la atención de los otros tres – tienes trabajo, asi que agrupa los horarios, arregla las entradas y quiero que hagas que cada uno te mande los goods que entraran para las bandas sesión. Hay trabajo que hacer Tora, y cuando llegue a casa tendrás que tenerlo terminado… -

- No es solo mi trabajo… - reclamo.

- ¿Que parte de “Tengo cosas que hacer” no entiendes? – le miro con enojo llamando a los otros dos con la mano. Deteniéndose al instante cuando escucho como tocaban a la puerta – adelante… -

La mirada de Tora se descompuso al ver aquello. Nunca había soportado que Kazuki entrara a los lugares justo como ahora lo hacía, corriendo a acariciar las orejas de aquel felino o mejor dicho, ahora felinos. Odiaba que Aoi no dijera ninguna palabra ante aquello, y que solo se largara a burlar cuando Kazuki molestaba a Saga, pero ahora no lo hacía, este estaba tan ocupado con el vocal que ni siquiera estaba por enterado que Kazuki molestaba a los Nekos.

Uruha se había hecho a un lado al notar la corta distancia que Kazuki mantenía consigo. Tanto acercamiento le daba miedo, tanta confianza de las personas al tocarle le hacían temblar. Por supuesto que podía notar que era una persona de confianza, vamos, hasta el mismo Saga sonreía ante cada estupidez que le decía. Pero era imposible acercársele siquiera.

Y sin dudarlo mucho, camino rápidamente hacia donde se encontraba Aoi, notando la mirada furica de Tora al pasar.

- Entendí perfectamente. – Contesto Byou – supongo mañana será un día ajetreado. – Aoi había asentido ante su comentario, girando al sentir como alguien se posicionaba detrás de su cuerpo.

- ¿Uruha? –  Pregunto más bien afirmando - ¿Pasa algo? – el Neko negó rápidamente.

- Supongo Kazuki lo molesto. – Rio el vocal – pero ahora que lo veo. ¿Le has comprado? No lo había visto hasta hoy. –

- No, bueno si, aunque digamos que no fue una compra legal... – rodo los ojos – solo que bueno, no es algo que tal vez debas saber, supongo Uruha se molestaría si te la dijera, además, no es algo de tu incumbencia – rio ante el bufido del vocal.

- ¿Y no tendrás problemas al tenerlo? Sabes que puedes ir a con…

- Eso lo arreglaremos más tarde, asi que ahora, tengo prisa y tienes trabajo.

- Como siempre tan centrado en el trabajo. No cambias.

- Largo de aquí.

Aoi solo escucho la risa de su amigo, porque aunque no lo pareciesen eran amigos, vaya, gracias a el había obtenido a Saga y se lo agradecía. Y ahora que lo recordaba, se suponía que si Uruha estaba a su lado entonces Saga… tuvo que reprimir una maldición al ver cómo le jalaban las orejas a su otro Neko y con un chasqueo de dientes Byou se dio por enterado que tenían que salir de ahí.

- Vamos Kazu… - ordeno el rubio.

- Aoi san, ¿de verdad no me lo puedes regalar? – Aoi rio con sarcasmo al ver como Kazuki seguía terco con lo mismo.

- Y qué te parece si te regalo una hoja de renuncia.

Ante aquellas palabras el guitarrista salió –prácticamente- corriendo del lugar, no sin antes revolverle el cabello por última vez. Byou había salido junto a él despidiéndose de ambos hermanos con una seña de su mano, siendo prácticamente ignorado por el alto pelinegro.

Tora hubiese querido gritar que se largaran de una buena vez, que no regresara en guitarrista y que no volviera a tocar de aquella manera confianzuda al Neko. Pero sabía que si por cualquier motivo lo hacía, Aoi le reprendería con palabrerías y al final terminarían odiándose por semanas, meses tal vez. Solo se dispuso a levantarse y aunque tuvo la necesidad de ir a despedirse de Saga se vio obligado a cerrar los puños fuertemente, de cerrar los ojos y salir sin siquiera decir palabra alguna.

- Tú y yo tenemos que hablar… - Aoi le detuvo antes de salir de la sala

- Cuando quieras…

Fue lo único que alcanzo a  escuchar antes de que la puerta se cerrase completamente con un golpe. Y esto comenzaba a ser un fastidio para el pelirosa. Nunca había tenido que lidiar con esa manera fría de Tora, incluso, nunca había una positiva de su parte al estar enojados. Le conocía y no solo porque fueran hermanos sino porque también eran amigos, y comprendía muy bien que aquella mirada suya era de completa tristeza.

Uruha solo se había quedado en silencio, sin saber realmente que hacer al igual que Saga, ambos con la mirada gacha, solo escuchando como era que los otros dos se hablaban, no duraron para cuando el otro salía y Aoi suspiraba pesadamente una vez más, para cuando se iba a tumbar a sillón, tomar la cola de Saga y comenzar a enredarla.

- ¡O-Oye! – Dejo salir un maullido esponjándose al sentir como su cola era estrujada – Duele… -

- Eso no le dices a Kazuki cuando se pone a jugar contigo. – regaño.

Por supuesto que estaba celoso, celoso de que Kazuki si supiera tratar a Saga, si se pusiera a jugar e incluso le diera la comida que quisiera con el simple hecho de tenerle contento. Algo le dijo que Uruha en cualquier momento caería ante Kazuki y el una vez más se quedaría de lado cuando este llegase.

- Kazuki san no es tan… bruto. – cerro los ojos fuertemente al darse cuanta que la última palabra susurrada se le había escapado de los labios.

- ¡¿Me has dicho bruto, pedazo de pelos?!

Saga comenzó a gritar ante los jalones que Aoi le daba a su cola. Aoi no podía evitar hacer este tipo de juegos, y aunque eran pesados le divertían, como también sabía que de cierto modo le gustaban al felino.

Uruha no pudo evitar observarles, reír ante lo que veía, siendo escuchado por los otros dos.

El pelirosa por un momento detuvo sus juegos, mirado algo divertido como era que sus estupideces, por primera vez le sacaban una sonrisa a alguien. Hubiese querido jalar a Uruha, abrazarle, estrujarle como un maldito muñeco. Pero era imposible, Saga le miraba y ahora Uruha también lo hacía y vaya, no es que Aoi fuera una persona cariñosa, sino al contrario, aquella personalidad fría se iría a los suelos si hacia algo como aquello. Solo se dispuso a toser algo nervioso y levantarse de su lugar para comenzar a dar órdenes.

- Vámonos… - comento frio.

Sin duda, para los otros dos esto no era nada sorpresivo, la “bipolaridad” de Aoi como lo decía Saga, podría salir a la luz en cualquier momento en el que se sintiera algo… nervioso. Ambos comenzaron a reír por lo bajo.

……………………………………………………….

Sus pasos agigantados, el maldito humor que ahora le acompañaba solo hacía que la gente que pasaba a su lado le miraran con miedo, haciéndole un reverencia rápida e incluso casi sacándole la vuelta antes de topárselo.

Estaba que ni el mismo se soportaba en esos momentos y era por eso que se había puesto a caminar por toda la compañía, además de que eso le ayudaba a dar un recorrido en ella para ver si las cosas no se daban bien. A pesar de que el cigarro estaba incluso prohibido por ellos mismo –Aoi y Tora- le había importado una mierda si le veían fumando dentro las instalaciones. Y por un momento pensó que su día no podría estar peor.

A la persona que menos se quería encontrar, ahora mismo le miraba con algo de burla.

Sus miradas se cruzaron y no es que el guitarrista y líder de ScReW le tuviera algún tipo de odio al segundo dueño de la compañía. Sino que, solamente su comportamiento no lo toleraba.

Pudo sentir la mirada pesada de Kazuki y sin tenerlo planeado una sonrisa se formó en sus labios. Esa manera de retarle con la mirada era esplendida y admitía que Kazuki tenía las suficientes agallas incluso como para reírse en su cara.

- Supongo el jefe está enojado conmigo y no se ni porque. – soltó de repente el guitarrista escuchando la risa sarcástica de Tora.

- Supongo te había dicho más de una vez, que no te quería cerca de él. – elevo una ceja.

- No es por faltarte al respeto, Tora… - esta vez Kazuki había cambiado el tono de su voz a una completamente seria, cruzándose de brazos, mirándole esta vez con algo de fastidio y enojo.

Por segunda vez en todo el tiempo de conocerle, sintió aquellas inmensas ganas de estrangularle, de matarle si fuese posible. No mentiría diciendo que el guitarrista era una persona “mala” porque realmente era de lo más divertido. Pero odiaba aquella manera en que le miraba, y aunque sabía que aquel no quería nada que ver con el Neko, no podía evitar ponerse realmente molesto.

- Ambos sabemos que el único que puede prohibirme el acercarme es Aoi… - prosiguió - ¿O es que acaso algo te molesta? –

- Eso es algo que no debería de importarte.

Kazuki frunció el ceño mientras sonreía. ¿Acaso creía que no se daba cuenta que Saga era alguien mucho más importante de lo que pensaban? Acaso Tora no se daba cuenta que era tan evidente al preocuparse por pequeñeces.

Y por supuesto que todos lo tenían bastante claro, que incluso la mayoría –si no es que todos- en la compañía sabían que no podían siquiera hacerle un alago al castaño Neko sin que el pelinegro se enojara. Y Tora sentía la burla, aquella que de alguna manera comenzaba a alterarle.

- Si eso era todo lo que querías decirme… - reacciono Kazuki al ver la mirada del otro – será mejor que me vaya. –

- Aun no terminamos.

Su voz serena aunque no dejaba de escucharse diferente, le detuvo. No es que Kazuki le tuviese miedo y de eso el pelinegro era consiente. Pero, era su superior. Más que su superior “su jefe” no podía incluso levantarle la voz ahora, no dentro de la compañía.

- No tengo nada que hablar contigo, Tora san y mucho menos por algo sin importancia. Aquí el único que tiene que prohibirme algo es Aoi… en todos los sentidos.

- ¡Aoi no tiene nada que ver aquí!

- ¡Claro que lo tiene! – Contesto del mismo modo – Aoi a comparación de ti, es dueño de las dos grandes cosas que tu quisieras tener… -

Y dicho esto, el guitarrista comenzó a caminar, dejándole con las palabras en la garganta, con los puños cerrados. Y es que el guitarrista tenía la razón, toda la maldita razón. Las dos cosas más importantes hasta ahora eran de Aoi, y aunque una la háyase superado desde hacía tiempo, aún quedaba “ese” quien que Tora, añoraba demasiado.






Gracias por siempre leerme...

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